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domingo, 5 de febrero de 2012

“No se pone el vino nuevo en odres viejos”


 

 
“Nadie pone un remiendo de tela nueva en un viejo vestido, porque se llevaría una parte del vestido, y sería peor. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque, si no, los odres se rompen, el vino se derrama y los odres se echan a perder. Pero, si se pone el vino nuevo en odres nuevos, el vino y los odres se conservan.”

Mateo 9: 16-17

¿Qué significan las palabras: odres viejos, odres nuevos, vino?

Jesús utilizaba el lenguaje simbólico de las parábolas. Por otra parte, los grandes Iniciados y los Maestros de la humanidad siempre se han servido de imágenes para expresar lo que querían revelar.

Actualmente se pone el vino en cubas. En el pasado utilizaban odres,o sea unos recipientes hechos con el cuero de animales,particularmente cabras… pero no se podía guardar el vino nuevo en odres viejos, porque en el vino nuevo se producen unas fermentaciones y unos desprendimientos de gases que habrían destruido los odres ya usados, y el vino se habría derramado.

Ponían, por tanto, el vino nuevo en odres nuevos, sólidos, capaces de resistir presiones muy fuertes.

Por eso Jesús dijo: “No se pone el vino nuevo en odres viejos”. Esta cuestión es interesante e importante

Cuando Jesús decía: “No se pone el vino nuevo en odres viejos”, quería decir que había que verter la Enseñanza (Energía) en seres sólidos, resistentes, que pudiesen soportar todos los cambios que esta Enseñanza produciría obligatoriamente en ellos después de un cierto tiempo.

Lo mismo que el vino, una Enseñanza no es una cosa muerta, al contrario, vive, y su vida conlleva toda clase de consecuencias.

El odre es el ser humano, y en este odre hay también muchos otros odres. La cabeza, los pulmones, el estómago, son también odres y, si no prestamos atención a lo que introducimos en ellos, los resultados son deplorables.El corazón y el alma son odres, igualmente…

En cuanto al vino, se trata de un símbolo muy profundo del que se servían mucho en la Antigüedad. Representa una Enseñanza, algo nuevo que incorporar.

A veces, algunos se quejan diciendo: “Antes me sentía mucho mejor. Comía, bebía, hacía tonterías y me sentía bien. Pero desde que me interesé en lo espiritual me siento incómodo…Verdaderamente, la Enseñanza espiritual no me conviene.”

No comprenden lo que sucede en ellos y, en vez de evolucionar normalmente, se lamentan, se desaniman, retroceden.

¿Qué significa eso? Que son odres viejos y que todavía no ha llegado el momento de verter en ellos el vino nuevo.

Tenemos que preparar dentro de nosotros una forma sólida capaz de contener y de soportar,no solo el conocimiento,sino laas nuevas energias que están llegando.

¡Cuántas veces nos hemos apartado de la luz porque teníamos miedo de sentir el Espíritu en nosotros!”

La gente no tiene tanto miedo de los sufrimientos, del desorden y de todo lo inferior como del Espíritu y de los estados superiores de conciencia. Sienten, en el fondo de sí mismos, que no son odres nuevos; todavía tienen necesidad de vivir en la vida inferior e, instintivamente, tienen miedo de no poder soportar esta vida nueva, esta ampliación de la conciencia.Como no quieren abandonar sus viejos hábitos, se sienten inquietos.

En realidad, no hay nada más hermoso que poder captar las corrientes espirituales, esta luz, esta fuerza y este gozo que vienen cada día a nosotros, el AMOR que nos atraviesa en cada instante. Si detenemos estas corrientes con nuestros errores, con nuestros sentimientos y nuestros pensamientos, es porque nuestros odres no están preparados todavía para recibir el vino nuevo. Son odres viejos y debemos cambiarlos.

La ciencia ha observado que las células de nuestro cuerpo físico se renuevan. “¡Entonces todo nuestro ser ya está transformado!”¡En absoluto! Nuevas células reemplazan a las antiguas, pero cada una de estas células posee una memoria, unos hábitos que han dejado surcos. Los pensamientos, los sentimientos, los actos, pasan por estos caminos bien trazados, y las nuevas partículas, que ocupan el sitio de las antiguas, heredan su memoria y se encuentran en los mismos estados inferiores.

Las células han sido renovadas, pero, como esto no es suficiente para transformarnos seguimos siendo fieles a los mismos hábitos, repetimos las mismas tonterías, tenemos los mismos pensamientos.

Nuestro cuerpo se ha transformado, pero los hábitos siguen siendo los mismos porque las partículas aceptan los mismos clichés, es decir, la antigua memoria. ¿Qué debemos hacer entonces para transformarnos?

Tenemos que cambiar la memoria de las células. A medida que las nuevas células reemplacen a las antiguas, tenemos impregnarlas con nuevos pensamientos y nuevos sentimientos.

Así es cómo debemos renovar los odres a medida que vertemos en ellos el vino nuevo, es decir, nuevas enseñanza, nuevas energías. Si no lo hacemos, si seguimos viviendo con los mismos desórdenes y con los mismos hábitos, habrá explosiones, enfermedades y desequilibrios en los odres.
Por eso debemos realizar al mismo tiempo estas dos cosas: recibir la Enseñanza y transformar la memoria de las células, trabajando para introducir en nosotros elementos nuevos a través del alimento físico, del aire que respiramos y de todo lo que absorbemos, visible o invisible. Sólo entonces podremos recibir sin temor nuevas corrientes espirituales.

Hablemos un poco del vino.

Encontrarmos enseñanzas, teorías, tradiciones, que se parecen mucho a los vinos adulterados; están hechas de muchos elementos que ya no contienen nada vivo que nos nutra. Cuando hemos bebido estos vinos, nos quejamos, nos sentimos mal. Eso sucede cuando buscamos vinos provenientes de cualquier organización, gurú, chamán,etc…que se nos pone al paso. Ya vamos a tratar ese tema detenidamente.

El secreto consiste en elaborar nosotros mismos el vino que vamos a beber, es decir, en preparar nosotros mismos nuestros propios pensamientos, nuestros propios sentimientos y nuestros propios actos.

Verter vino nuevo en odres nuevos es realizar la unión del cuerpo y del espíritu. No podemos contentarnos con verter una Enseñanza en nuestra cabeza, aprendiendo nuevas cosas, sin renovar, al mismo tiempo, nuestro cuerpo físico con una vida más pura. Si nos limitamos a aprender, los odres hinchados pronto reventarán, porque ya no habrá ninguna correspondencia entre sus formas y las fuerzas nuevas que entran en ellas.

El cuerpo físico debe renovarse para poder soportar nuevas tensiones. Es necesario que la transformación de los pensamientos y la del cuerpo se lleven a cabo simultáneamente. Si no hacemos ningún ejercicio de respiración, ni de gimnasi, si no meditamos,aun durante la tarea diaria, si no aceptamos alimentarnos y vivir de acuerdo con la sutilidad requerida a nuestros odres…, se producirán en nosotros toda clase de anomalías. Cuando la fermentación empieza, nos sentimos tan turbados e irritados que nos enfadamos con todo el mundo. En principio, una enseñanza espiritual no debe provocar semejantes reacciones, pero, si las hay, son debidas a las fermentaciones que se producen en los odres débiles y viejos.

¿Por qué Jesús no vertió su enseñanza en los viejos odres, es decir, en la cabezade los fariseos y de los saduceos?

¿Por qué escogió inteligencias y espíritus nuevos, capaces de soportar grandes tensiones y grandes pruebas?…

Nunca debemos decir: “Desde que acepté seguir este camino, se me vinieron encima todo tipo de cosas malas”, porque, en realidad, no es verdad; sólo que hemos olvidado que un cambio de punto de vista produce obligatoriamente fermentaciones.

Tenemos necesidad de evolucionar, tenemos que hacer un trabajo. La transformación de los seres sólo es posible con un trabajo cotidiano de observacion y conciencia. Los hombres esperan siempre que el amor, los conocimientos, el poder, vengan de fuera, como si fuesen vino que se puede verter en una botella. No!... somos nosotros los que cada día tenemos que transformar nuestros odres.

Sólo existe una única senda verdadera: la del trabajo personal y colectivo consciente.

El mundo invisible prepara el envío de unas corrientes semejantes a un vino nuevo. Los odres que no estén preparados para soportar este vino serán destruidos, porque el mundo invisible quiere llenar todos los odres, tanto los viejos como los nuevos.
Eso significa que llega una época en la que los grandes misterios serán revelados.
En la humanidad hay odres viejos y nuevos, pero no importa, los llenarán todos. La época lo requiere así. Antes, los que sabían se ocultaban; se reunían en pequeños grupos y los demás seguían en su ignorancia. Hoy los misterios van a ser revelados a todos.

Solamente el pensamiento de que debemos cambiar los odres, es decir, trabajar sobre nosotros mismos, sobre todos nuestros órganos y sobre todas las células de nuestros órganos, para recibir las corrientes que el mundo invisible derrama sobre nosotros, para recibir el vino nuevo…comienza a hacernos más conscientes. Y el vino nuevo es la nueva Enseñanza que hoy viene a la Tierra.

Actualmente, la Tierra atraviesa unas corrientes muy fuertes cuya influencia afectará a toda la humanidad. Como ya hemos entrado en estas corrientes, los pueblos y las naciones viven conmociones extraordinarias. La humanidad se encuentra en el dintel de una nueva época. ¿Cómo la atravesará? Depende de su estado de conciencia. Lo que es seguro es que una era se abre ante nosotros. Corresponde a unos aspectos que nunca se observaron en el pasado. Hace siglos, los grandes Iniciados plantaron semillas en diferentes lugares de la Tierra, pero éstas no encontraron aún buenas condiciones de crecimiento, y todavía están ahí, esperan a que lleguen ciertos ciclos, ciertos radiaciones… Las influencias que van a venir harán crecer las plantas, madurar los frutos y florecer las flores, tanto en el dominio físico como en el dominio psíquico.

En el pasado, grandes Iniciados pusieron también en nuestras almas unas semillas que no pudieron crecer porque no tenían ninguna condición favorable, pero ahora crecerán. Cada cosa espera su tiempo.

Las corrientes que vienen son muy poderosas; serán benéficas para unos y nocivas para otros, todo depende de los odres que van a recibirlas. Cada uno, al recibir estas corrientes desconocidas, sentirá que pensamientos y sentimientos extraños nacen dentro de él. Que nadie tenga miedo, porque todo está perfectamente determinado para la época.

Aquéllos que no comprendan estarán conmocionados cuando sientan que entran en ellos corrientes nuevas. Dirán: “Dios mío, no comprendo nada de lo que me sucede. Me siento inquieto, perturbado…Es el momento de escoger el vino nuevo y también es el momento de cambiar de odres.

Sobre todo, no esperemos que alguien venga a resolver nuestros problemas; es inútil, nadie vendrá. La solución de nuestros problemas no depende de nadie, se encuentra dentro de nosotros.

Nuestros éxitos no dependen ni de Cristo, ni de la Fraternidad, sino de nosotros mismos.

Podemos hacer todos los milagros si los deseamos sinceramente.

Cuando aceptemos la Enseñanza del amor y la luz, los Iniciados nos indicarán métodos para desdoblarnos sin peligro, para viajar por el espacio y hablar con los grandes Seres, con los regentes de los planetas, etc. Mas para ello…tenemos que preparar los odres, renovarlos física,emocional y mentalmente.


SIEMPRE ACOMPAÑO EN AMOR CADA UNA DE SUS TRANSFORMACIONES EN RECIPIENTES Y CANALES DEL ESPÍRITU!



Su Hermana Tahíta


• Esta enseñanza está basada en material del maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov,no publicado aún en español…sintetizada,modernizada en sus términos, nunca en su esencia, para su mejor comprensión-

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