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domingo, 30 de mayo de 2021

A corazón Abierto - Tahíta

Sigue rompiendo tu corazón hasta que se abra. - Rumi
 
Siempre se nos dice que hay que ser lo suficientemente valientes como para abrir el corazón.
 
La palabra "abrir" evoca en mí espacios expansivos, amplios horizontes.
 
Lo que a menudo olvidamos es que, de manera hermosa, el mundo funciona por contrastes. Todo es cíclico, al igual que las mareas y las fases de la luna, entramos y salimos de la expansión y la contracción.
Así también, el corazón.
 
La apertura a menudo es provocada por una explosión, una presencia o una situación que nos desarma…o sea, nos deja vulnerables y aparentemente inermes.
Nos olvidamos del contraste. Rogamos por la luz. Aunque sabemos que todas las cosas son temporales.
En eso, el corazón es un gran maestro. Nos lleva a profundidades que no teníamos idea que existían hasta ahora dentro de nosotros, esas partes que pretendemos ignorar, y nos las agita en la cara.
 
Es importante recordar que nos estamos impactando todo el tiempo, en oleadas, en palabras e interacciones, en abrazos y maltratos no visuales, sino energéticos.
 
Aunque el amor es el combustible de gran parte de nuestra experiencia :conducidos por el ego llevamos la planificación a su punto más alto en búsqueda de esta vibración por la cual no es necesario trabajar intelectualmente.
 
Simplemente debemos rendirnos.
 
Pero nos encanta el desafío: desafiarnos a nosotros mismos, nuestras creencias, nuestros cuerpos. Lo que también puede significar que amamos la lucha y aún la elegimos, que amamos encarnar al guerrero.
Pero a menudo, ser un guerrero significa bajar los brazos y rendirse.
 
Para despertar el corazón debemos permitir que su intensidad y calor quemen todas las otras cosas que se interponen en el camino, como el deseo de lucha. No hay otra opción que rendirnos a su fuego.
Por supuesto, experimentaremos gran alegría y gran tristeza. Lo que llegue podrá arrollarnos y trastornarnos repentinamente. Y aunque aprendamos a encontrar quietud en nuestras meditaciones, con nuestra respiración, aun así, la experiencia de una mayor conciencia lo agudiza todo y una sensación de requiebre, de caos antes de la tormenta nos invadirá una y otra vez.
 
Siempre estará allí, como un recordatorio de que tenemos cuerpos, pero no somos solo cuerpos. De que estamos vibrantemente conectados, e interactuamos más que físicamente, de que Somos campos de fuerza ambulantes, pequeños rayos de todo lo imaginable, reducidos, condensados y empaquetados en hermosos vasos que se fusionan.
 
Diciendo "sí" a la apertura del corazón y la interacción, elegimos ser desafiados. Estamos asintiendo con la cabeza a ser lastimados y sorprendidos, así como abrazados y contenidos. Aun podemos aplaudir ante la oportunidad de enfrentar todo y levantarnos.
 
La rendición es la clave.
 
Sin importar hacia dónde dirigimos nuestra energía amorosa, hay que sostener la intención de permanecer abiertos, incluso cuando sentimos que hemos sido heridos, quebrantados. Hay una lección allí, en ese quebrantamiento.
 
Hay una lección en reconocer cada experiencia que tenemos es simultáneo con la de otros, o que experimentamos por todos los que nos rodean. Hay un aprendizaje en dejar que el corazón dirija el camino, en permitir que sea su luz la que guíe y conjure nuestras idas y venidas diarias, logros y fallas.
 
Cuando elegimos despertar nuestro corazón abierto, permitiéndole latir como opción primera, estamos de acuerdo con una vida expansiva. Estamos de acuerdo en pasar por alto lo que a menudo se nos dice que es aceptable. ..para explorarlo internamente sin creencias preconcebidas. Elegimos conscientemente desviarnos de lo mundano, lo restringido, lo oprimido y lo autocensurado.
 
Ser verdaderamente de corazón abierto es latir con el pulso de lo divino, en la luz y la oscuridad, en la alegría y en el dolor, en la aceptación y la agitación, rindiéndonos a lo que llegue.
 
La vida conscientemente vivida…no deja piedra sin remover, y el camino consciente comienza con el compromiso de expandir nuestra percepción cada día.
 
Eso, es vivir a Corazón abierto, pase lo que pase.
 
 
Gracias. Gracias. Gracias.
 
Tahíta

lunes, 24 de mayo de 2021

No se puede “Conocer” lo desconocido

 

Cuando comenzamos a hacernos contemplativos, nos damos cuenta de que la Realidad está en lo Desconocido. Para que la mente se abra a la contemplación, tenemos que estar preparados para perder lo conocido como referente. Y nos asunta abandonar ese territorio. Pero, poco a poco, dejamos de darle tanta importancia a lo que ya conocemos y nos permitirnos deslizarnos por la corriente no mental, hacia lo que es Real.

Lo conocido reside en la mente, y lo delimitamos, lo vallamos y solemos no salir de ese lugar delimitado. Pero llega un momento en que la llamada de lo que es esencial, que ocurre desde lo desconocido, se hace oír de tal forma, que no podemos dejar de responder rompiendo las vallas…aunque nos encontramos al principio, con sorpresa, ante una cuestión insoslayable: ¿podemos conocer lo desconocido?

No. Porque lo desconocido, no es un conocimiento que aún no he adquirido…es algo que siempre estará fuera de lo conocido por la mente.

Nos equivocamos entonces cuando tratando de alcanzar un logro espiritual pensamos que vamos a acumular otro conocimiento insólito, que vamos a lograr una experiencia nueva para sumar a “lo que he hecho espiritualmente bien”.

Lo desconocido afecta TODO, aun a quien conoce. Ese “yo” que quiere llegar a conocer, es ya conocido, y no puede como “yo” llegar mentalmente a lo desconocido como si fuera conocimiento.

Sin embargo, la fragancia de lo desconocido va impregnando la mente que poco a poco se torna contemplativa, y comienza a vislumbrar zonas que habitualmente no se tocan con la mente racional…y comienzan a abrirse puertas. Pero como primer paso, tengamos en cuenta que, si no hemos observado atentamente lo conocido, esas puertas no se abrirán. He aquí la importancia que se adjudica a la atención plena y la observación como prácticas de acceso hacia lo desconocido. "Primero lo primero", dice el proceso, y quien no aprende a observar lo conocido, pierde las señales hacia lo desconocido.

¿Hemos observado lo suficiente el mundo que conocemos? Si no lo hemos observado en profundidad, nos queda tarea pendiente. Y una vez realizada esa tarea, sepamos que a lo sagrado, que reside en lo desconocido, no se puede llegar si nos creemos un yo separado de lo Divino, sino cuando, por contacto consciente directo, me doy cuenta de lo que es Real, cuando contemplo lo que es Dios, cuando descubro lo infinito e insondable…Y lo soy.

No hay métodos o técnicas para abrirnos más a lo desconocido.

La Vida se mueve sola…y se abren las puertas a la mente contemplativa cuando lo que no es mente responde con luz a una llamada interior que se emite constantemente.

No es un acto voluntario de un yo buscador…sino un rendirnos a la Voluntad mayor, que arrastrando en su corriente falsas identidades y abrazándonos en un ámbito sagrado en donde la voluntad individual se deshace, reina por sobre todo intento de iluminación o logro personal.

Lo desconocido…está fuera del campo de lo ilusorio que creemos ser.

 

Gracias. Gracias. Gracias

lunes, 17 de mayo de 2021

Coraje, Confianza, Compasión

Dentro nuestro hay una Luz tan grande que no se puede contener. 

Brilla sobre el mundo abriendo el camino a través de este momento y cada momento.

 En ese resplandor, somos completos. 

La luz brilla más cuando caminamos con coraje, confianza y compasión.

El mundo está lleno de tantos círculos disímiles, que podemos sentirnos abrumados. Nuestra mente se empaña de miedo hasta que no estamos seguros de qué hacer. Podemos escondernos en la sombra con miedo de enfrentar lo que nos asusta. O bien, reunir coraje, optar por lo que nos parece más seguro, o arriesgarnos ya sea abiertamente o eligiendo algo intermedio. Esa toma de decisiones requiere coraje, sin importar lo que elijamos. 

Si eres como yo, tu mente se mueve en un círculo entre lo que podría ser y lo que podría no ser. El coraje es el agente calmante que dice: "Nunca podemos estar 100% seguros, pero tenemos que intentarlo". El coraje nos da poder para deslizarnos a través de lo que podría ser hacia la acción de lo que es. El valor no despeja el camino, pero nos impulsa a desobstruirlo, a limpiarlo. Es la voz que nos asegura "puedes". 

Con valentía ganamos la fuerza para afrontar cualquier situación dada. La confianza va de la mano con esa fuerza. Porque la confianza es saber quiénes somos como personajes conscientes: nuestros talentos y limitaciones. Es la convicción de la capacidad para elegir el rumbo correcto. Es la base de nuestra resiliencia; nuestra capacidad para afrontar el riesgo. La confianza nos recuerda que, si bien no podemos planificar todo, podemos abordar cualquier riesgo de una manera flexible y mesurada.

Siempre existe la posibilidad de que las cosas no salgan como deseamos. Con confianza, podemos usar habilidades y talentos en una situación dada, sin importar cuán difícil sea. Sopesamos los pros y los contras con actitud positiva y tomamos decisiones. 

La confianza nos lleva al borde de un nuevo horizonte. El valor nos hace saltar a lo nuevo. A veces, las cosas no salen según lo planeado. Entonces surge la compasión, que alivia el sufrimiento cuando las cosas no salen según lo planeado.

Por supuesto, todos hemos tenido esos momentos en los que las cosas no salen según lo planeado. Es difícil no quedar atascado en los “qué pasaría si…” que causan sufrimiento. El valor y la confianza exigen compasión. No importa cuán valientes seamos, ni cuánto confiemos, todos sufrimos. Ser capaces de identificar y paliar ese sufrimiento es lo que nos hace íntegros.

Entonces, ¿qué hacemos cuando sufrimos? Practicamos la autocompasión. La autocompasión, para mí, comienza con perdonarme y la liberarme de cualquier vergüenza o culpa. Me digo a mí misma que tal vez no lo hice bien, pero está bien no haberlo hecho bien. Lo que pasó dolió, pero puedo aprender del sufrimiento. Ese aprendizaje a menudo llega cuando la niebla del sufrimiento se despeja. 

La autocompasión, entonces es una acción dirigida hacia nosotros mismos. No existe un enfoque único para todos. Adopta muchas formas. ¿Lo grandioso? Tenemos la oportunidad de elegir cómo aliviar nuestro propio sufrimiento. Para mí, podría ser una siesta, una práctica contemplativa, escribir, hundir mis manos en la tierra del jardín o regar, un cuidado personal; la lista es tan interminable como nuestro potencial.

El único objetivo de la autocompasión es que suframos menos. Y eso es suficiente. 

Cuanto más nos entreguemos a la autocompasión, mayor será nuestro coraje y confianza para abrir más y más hendiduras a esa esa Luz que emana sin contención desde Lo que Es.  

 

Gracias. Gracias. Gracias

 

 Tahíta

viernes, 14 de mayo de 2021

Giro hacia la Luz

 

Es necesario soltar el esfuerzo de nuestro cuerpo mente, al menos un poco, soltar la idea de identificación con nuestro organismo biológico, para recibir el flujo de inspiración desde la conciencia superior.

En la medida en que me identifico con lo externo, ignoro que pueda existir una dimensión trascendente. No es que la niegue o que crea o no crea en dicha dimensión, o me ponga a debatir acerca de su existencia: mientras viva identificado con las formas no existirá para mí acceso a una dimensión más allá de esta convencional.

Solamente cuando de mi interior surge la respuesta a la llamada de esa esencialidad, cuando la acepto al brotar desde lo más profundo, empiezo a escuchar esa Voz Interior y comienzo a abrirme a esa dimensión sagrada. Por esa confianza interior, mi vida entonces comienza a moverse desde la Verdad y a fluir con más y más Amor.

Nuestra persona o personaje, tiene ya que comenzar a ir adaptándose a ser un mero instrumento.

Entonces se produce un doble proceso simultaneo que consiste en desprendernos de lo falso y abrirnos a lo verdadero. Abriéndonos a lo que Es, la mente se va tornando cada vez más contemplativa y desprendiéndose de lo que no es. Ese desprendimiento crea un espacio o brecha para que penetra la Luz. Con la luz llega la inspiración, y la misma aumenta la sabiduría. La verdadera sabiduría, esa que consiste en distinguir las apariencias de la realidad, lo verdadero de lo falso.

Esa sabiduría no llega dependiendo de lo que haga o deje de hacer, ni de información, ni de factores exteriores, sino de la respuesta a la llamada silenciosa que percibo desde mi interior y hacia la que giro mi mente en aceptación.

Esa sabiduría es una Gracia.

La mente deja de estar volcada hacia afuera buscando allí, para dar un giro hacia el interior y volverse contemplativa. Y desde ese giro comienza a filtrarse la Luz, no antes, ya que estaba perdida fuera, buscando no sé qué verdad intelectual o humana, creando ilusión tras ilusión.

¿Entonces ya estamos iluminados? ...Eso es otra ilusión.

La persona pasa a ser instrumento consciente de la Luz o inspiración que recibe.

En vez de ser un esclavo de los deseos y las pasiones y un seguidor de una enseñanza externa, de las reglas sociales, de la familia, del trabajo y las exigencias mundanas…comienza poco a poco a ser una expresión cada vez más serena y gozosa de LO QUE ES.

Comienza a trascender lo aparente.

Como personas, siempre seremos dependientes. Y la Luz no la recibimos para mejorar nuestra persona separada, para mejorar lo falso, sino para reconocer lo REAL y poder ir soltando lo falso, no mejorarlo, porque así nos perpetuaríamos en la vida del ego.

La Verdad nos hará libres de esa manera, no mejorando la obra de teatro que protagonizamos, sino haciéndonos verla como una mera representación temporal.

Eso nos da miedo…es decir, a nuestro ego le da mucho miedo lo desconocido, lo que va más allá de su obrita, pero saltando por sobre esas limitaciones podremos vislumbrar horizontes impensados de libertad y Luz, que el ego se empeña en cubrir con temor.

Como todo proceso, linealmente lleva un tiempo. Para algunas conciencias puede ser un PLOP repentino…mas nadie puede medir lo inmedible ni poner reglas a lo que inevitablemente ES.

Solo es un giro de una mente fragmentada como respuesta a la llamada atemporal de la Conciencia Infinita.

 

Gracias. Gracias. Gracias

lunes, 10 de mayo de 2021

Navegando guiados por la Intuicion

 

Con los años, la forma en que accedo a mi intuición ha cambiado

Accedo a mi intuición en el día a día escuchando tanto mi mundo interno como externo. Pase lo que pase, para activar mi intuición, hago silencio.

 Escucho esta voz dentro de mí que me ayuda a descifrar lo que veo, escucho, leo o experimento.

La intuición me guía a contactar a alguien, a tomar una dirección particular, a ir a determinado sitio, a tener en cuenta un dato, información o señal, a decir las palabras adecuadas, a prestar atención a todo…y hasta a cuidarme de determinada forma.

El notar y escuchar me mueve del mundo cotidiano mundano a responder a lo más sutil. Poseyendo intuición y siguiendo su guía, puedo vivir de manera más consciente en este mundo de las formas.

Los mensajes vienen en muchas formas. ¿Alguna vez escucharon un mensaje en las palabras de otra persona, notaron un mensaje en un símbolo de la naturaleza (animales, plantas, etc.) o reconocieron un mensaje en lo profundo de un echo superficial? Entonces han accedido a su intuición. 

Admito que solía sentir miedo de no poder descifrar el mensaje cuando recibía un empujón intuitivo. Entonces comprendí que no soy un circuito cerrado. Nadie lo es. Cuando dejamos que la intuición fluya a través nuestro, cuando escuchamos su voz, el mensaje se revela. Y tenemos la capacidad de tomarlo en cuenta, abriendo más el canal intuitivo, o desoírlo y permanecer sin guía hasta que decidamos abrirnos a los nuevos toques que lleguen.

Últimamente he aceptado que mi intuición puede revelarse cuando sea, donde sea y a través de lo que sea para llamar mi atención. Llamo a eso, la conexión con mi chispa divina. Es un alivio saber que no vamos a perder ninguna pista intuitiva porque la intuición va a llamar nuestra atención de una forma u otra. 

Lo que definitivamente no hay que hacer es forzar la respuesta o la interpretación, tensionarnos con dudas o miedos, o sobre emocionarnos…ya que las reacciones extremas estrechan el canal de luz intuitiva. El flujo que llega. De esa forma inmiscuimos la mente en un suceder de la no-mente, de la sabiduría directa que no siempre es lógica.

Entonces, surge una observación sin apegos, sin esperar determinados resultados. Permanecemos abiertos a cuanto nos llegue, relajadamente, sin tratar de interpretar inmediatamente. De esa forma solía perder esa luz, ese hilo de sabiduría que proviene de la Conciencia Infinita, metiendo de por medio la mente para interpretar.

Solo dejamos que lo que llega llegue. Lo recibimos. Y lo que sea que signifique se develará sin necesidad de la mente creadora de historias, sin interpretaciones lógicas.

Permitimos que la intuición se filtre de Conciencia a consciencia, que la Luz encuentre desobstruidas pequeñas fisuras por donde inundarnos de guía sin el cuestionamiento mental.

Esa guía es “sin tiempo”. No podemos exigir plazos, inmediatez o milagrosos resultados…solo nos entregamos sabiendo sin duda alguna que lo que tiene que llegar llega y se manifiesta en el momento oportuno, que no siempre es el que el ego desea, sino el que es mejor, adecuado en tiempo y forma, no sujeto a pequeños requerimientos.

Si bien la intuición es algo grandioso y misterioso, a la vez es nuestro navegador cotidiano hasta en los más pequeños asuntos de la vida, si permanecemos atentos a sus señaladores.

La intuición es la parte de nosotros que nos dice “Tenme en cuenta. Viajo contigo para guiarte”

Lámale ángel de la guarda, Presencia, voz interior, maestro interno, Cristo, Buda, Tao…

Pero: tenle en cuenta.

No hay guía más omnisapiente, independientemente de lo que el ego desee.

 

 

Gracias. Gracias. Gracias.

 

domingo, 2 de mayo de 2021

Hijo de Dios, hijo del hombre

 

El Hijo del hombre (la persona), no tiene dónde apoyar la cabeza, como dijo Jesús.

Y así es, y así será, aunque no lo descubramos hasta ver lo que hay detrás del “Hijo del hombre”

El hijo del hombre es el que cree que ha empezado a ser a partir de la relación entre un hombre y una mujer.

Y ¿quién es el Hijo de Dios? El que nunca ha nacido, porque Es desde toda la eternidad.

Lo que nace del Espíritu, es espíritu. En cuanto nos creemos que somos “el hijo del hombre”, o sea esta forma biológica que nació, que tiene una historia y morirá, no tenemos por cierto, donde apoyarnos. Lo mismo dice el budismo, acentuando la impermanencia del personaje humano.

Quien se ha abierto a la inspiración del Espíritu, de lo sagrado, de lo desconocido, no necesita ningún apoyo, porque “es en sí” y “por sí”. La consciencia del personaje necesita depender, estar relacionada con algo. Somos hijos, padres, hermanos, obtenemos títulos, tenemos edad, sexo, trabajo, roles, historias que nos identifican. Estamos siempre en dependencia.

En la persona, no hay nada libre, pero más allá existe la libertad…y el Amor no relacional, que es único y absoluto.

La persona no puede liberarse: nunca puede ser libre mientras camine en esta dualidad como persona. Por eso, aunque tengamos todo el conocimiento posible acerca de ella, en el péndulo entre el ego y el espíritu que nos inflama, nos movemos entre el gozo y el sufrimiento, entre el amor y el miedo, la devastación y la unicidad en la que somos Uno, completo, eterno.

No es cierto que el sufrimiento sea opcional. Es un verso que nos graban y nos lo creemos y lo repetimos. Mi experiencia como persona humana me dice interiormente que no, y que ni siquiera tenemos que creer los clichés más espirituales sino experimentar, sentir y aprender a no juzgar los procesos de otro personaje humano, lo creamos elevado o no, porque en la libertad de su espíritu es eterno, perfecto, gozoso y nunca sufriente.

Mas mientras experimentamos como personaje humano, la adversidad va a llevarnos al dolor y también al sufrimiento muchísimas veces. Y en lugar de luchar podemos aflojar ese sufrimiento recordando la Unicidad que somos más allá de lo sufriente…pero no es fácil.

¿Quién de nosotros puede decir que no ha sufrido?

 ¿Quién puede decir que nunca sintió la devastación, como una noche oscura del alma, de la que no podía salir aun sabiéndose Luz?

El estar despiertos o despertando solo hace que podamos de vez en cuando asirnos a LO QUE ES, aun atravesando la devastación y la tragedia que puede tocar a nuestra puerta humana.

No sabemos cómo reaccionará el personaje, por ejemplo, a una condición del cuerpo y la mente en la que el cuerpo ya no responde y la mente se pierde. Cuando, como dice Jeff Foster, sale a la tienda a comprar y no sabe cómo volver a su casa, o no reconoce a un amigo.

Tal vez tenemos que comenzar a ponernos en lugar del otro, caminar una milla en sus zapatos, o sea jugar a ser ese personaje, aunque sea por empatía y dejar de preguntarnos ¿cómo no puede salir o sanar? ¿cómo es que sufre si es un maestro espiritual? (cosa que siempre es un falso y efímero título egoico que los humildes dejan de lado)

Recordemos que el otro es nuestro reflejo en el TODO/UNO. Por lo tanto, las dudas las preguntas o juicios que hacemos con respecto a una experiencia de un personaje pasajero nos enfrenta a las propias nociones acerca de LO QUE PARECE y LO QUE ES…y nos invita siempre a abrirnos al amor compasivo, al abrazo de todo lo que surge y a no creer que trascendimos lo que juzgamos, lo que no aceptamos, lo que sufrimos, lo que nos espera a la vuelta de la esquina.

Solo podemos tratar de recordar esa Luz del Espíritu que nos envuelve y nos vive…aún más allá de cualquier enfermedad del cuerpo-mente que pierda al personaje en las tinieblas, temporalmente.

Soy Uno.

Soy Luz.

Soy Jeff.

Soy AMOR.

 

Gracias. Gracias. Gracias.

 

Tahíta