DONACIÓN AMOROSA

 

DONACIÓN AMOROSA

 

GRACIAS

GRACIASSSS...Por todo vuestro amoroso apoyo tanto presencial como financiero, los que han podido, a través de tantos años. Porque ayuda el que dona dinero...pero ayuda inconmensurablemente quien expande su amor y su Presencia en el Infinito Campo de Conciencia en el que estamos entrelazados♥

Buscar este blog

miércoles, 21 de julio de 2021

El Amor perfecto

 

Todo lo que existe lo hace para recordarnos nuestra perfección espiritual. Aun lo menos deseable para la personalidad, que no sabe “ver”.

La creación no tiene fallas.

 Desde la postura relativa, puede parecer más o menos deseable, quién quería ser un antílope en las fauces de un león, pero en su conjunto, la Creación no tiene ninguna postura. Se despliega perfectamente, desde una galaxia en espiral hasta un grano de arena.

Sentarse junto al jardín al amanecer o al anochecer, cuando la luz es suave y todo ser viviente luminoso, es como una reunión familiar. Cada planta, insecto, fruta y verdura, cada brisa, cada estrella tenue, cada aliento, testifica que estás en casa recordándote lo que eres

Cuando vives de esta manera, no es posible alejarte o perderte. La conciencia de tu hogar en la Creación es la luz en la que todo se revela como hogar. Te acompaña a todas partes y no excluye nada.

Porque contienes todas las cosas dentro de tu Ser. Nada puede atenuar la luz de tu perfección.

Somos el sitio del amor divino; nuestro corazón sostiene el Corazón de Dios y late a un ritmo perfecto con él. 

 Nosotros creamos de la forma en que crea la Fuente extendiendo el amor a todas las cosas, sin excepción, con gratitud.

Nada de lo que hacemos, desde un pensamiento fugaz sobre el clima hasta la construcción de vastas ciudades y templos, ocurre fuera o sin el Amor de Dios. Solo tenemos que recordarlo.

El milagro llega silenciosamente a la mente que se detiene un instante y se aquieta… en ese instante se le permite a la memoria de Dios (Conciencia Infinita) ofrecer todos sus tesoros.

Nuestra disposición a recordar quiénes somos y, por extensión, recordar al Amor, es esencial para liberarnos de la culpa y el sufrimiento.  Tenemos que darnos cuenta de cómo conspiramos y trabajamos contra nuestra propia felicidad, proyectando un mundo que es causa del sufrimiento. Tenemos que ver qué nos hacemos, y luego decidir dejar de hacerlo.

Podríamos preguntarnos: ¿por qué proyectamos un mundo que nos lastima? 

El amor nos invita a observar el odio y el miedo y a confiar en que no seremos abandonados cuando lo hagamos. El amor nos pide que miremos con claridad el infierno externo, por trivial o dramático que parezca. Nos asegura que el odio y el temor no son reales, pero tenemos que confiar en él. Tenemos que confiar en el Amor.

Y no lo hacemos. No confiamos en el amor.

Eso es lo más difícil de ver, y aquí, "ver" significa "aceptar". 

La percepción es el único paso del cual hacernos responsables. Con solo levantar el pie e incluso simplemente comprometiéndonos a levantar el pie, nos unimos al Espíritu para que actúe.

El Espíritu Santo nos permite tener una visión clara del odio hacia uno mismo y sus raíces en el miedo. Esta mirada inaugura el viaje de regreso al amor propio y la paz interior. ¡Esto puede llevar mucho tiempo! A veces recordamos cómo amarnos a nosotros mismos en dosis muy pequeñas, sanando un recuerdo a la vez. Está bien. Está más que bien.

Digo esto porque en algún momento en el viaje nos damos cuenta que nos amamos y que este auto-amor trasciende completamente nuestra comprensión anterior del amor. Nos damos cuenta de que no estamos a cargo del amor, como entes separados, en absoluto… porque el amor es tan perfecto, estable y verdadero que no podría venir de nosotros individualmente. Solo puede ser un regalo.

Cuando observamos este amor, cuando vemos cómo surge de más allá de nosotros, como incluye a todo y todos, en él nos vemos tanto a nosotros como a Dios. Y nuestro yo y Dios son Uno.

El Amor es Dios, la Conciencia, el Campo.

Puedes sentarte en el jardín, contemplar la luz desvanecerse, las golondrinas que rodean el cielo por última vez antes de regresar a sus nidos. Las frambuesas ensombreciéndose, los tallos de maíz altos y fuertes, las flores en forma de campana de las calabazas brillando en el crepúsculo. Escuchar el río; ver las primeras estrellas brillando…sabiendo que Todo esto eres tú y tú eres todo esto. En los tranquilos rayos de la atención, todo acepta y extiende la perfección del Espíritu. 

 La creación vive en ti y se extiende a través de ti.

¡Qué felices nos sentimos cuando recordamos esto!

 Nada falta en nuestro Cielo compartido

 ¿Qué más podría ser el cielo que ese estado mental en que somos UNO?

 

Gracias. Gracias. Gracias

 

Tahíta

domingo, 18 de julio de 2021

Cuando el Tiempo vuela

 

Últimamente más y más personas sienten que el tiempo se ha acelerado…especialmente los que no somos tan jóvenes.

Recuerdo que en la niñez se nos hacía eterno el período que iba de un cumpleaños a otro o de una navidad a otra. Y aun en la adolescencia se nos hacía largo llegar al sábado para salir y encontrarnos con nuestro enamorado. Sin embargo, al convertirnos en madres o padres, ya nos parecía que nuestros pequeños crecían rápidamente.

Cuantos más compromisos y “deberíamos” tenemos…menos nos alcanza es recurso precioso. Y paradójicamente, la sociedad nos ofrece dispositivos con los que “ganar tiempo”, como aceleradores de voz de Whats App---una verdadera falta de respeto a quien te habla serenamente o no, con una modalidad particular y ofreciéndote ese regalo temporal.

En realidad, la aceleración del tiempo que experimentamos se relaciona principalmente con nuestra percepción del mundo que nos rodea y de nuestras experiencias y parece estar determinada en gran medida por la cantidad de información que absorben y procesan nuestras mentes: cuanta más información hay, más lento pasa el tiempo. Y hay muchos estudios al respecto.

Pero cuando hablamos de “información” no nos referimos a la información de los medios de comunicación repetida cientos de veces, sino a información que se capta como “nueva, refrescante, inédita, interesante o necesaria” …de la que no hay mucha en la aceleración mundana.

Si más información “real” ralentiza el tiempo, quizás parte de la razón por la que el tiempo pasa tan lento para los niños se debe a la enorme cantidad de información perceptiva que reciben del mundo que los rodea. Los niños pequeños parecen vivir en un mundo completamente diferente al de los adultos: uno mucho más intenso, real, fascinante y hermoso. Esta es una de las razones por las que a menudo recordamos la infancia como una época de felicidad, porque el mundo era un lugar mucho más emocionante y hermoso para nosotros entonces, y todas nuestras experiencias eran muy intensas.

Los niños están captando constantemente todo tipo de detalles que pasan por alto los adultos: pequeñas grietas en las ventanas, insectos arrastrándose por el suelo, patrones de luz solar en la alfombra. E incluso las cosas a mayor escala que podemos ver les parecen más reales, más brillantes, con más presencia. Toda esta información alarga el tiempo para los niños.

Sin embargo, a medida que crecemos, perdemos esta intensidad de percepción y el mundo se convierte en un lugar y familiar, tan familiar que dejamos de prestarle atención. Después de todo, ¿por qué deberíamos prestar atención a los edificios o calles por las que pasamos de camino al trabajo? Hemos visto estas cosas miles de veces antes, y no son hermosas ni fascinantes, son simplemente ... ordinarias. Como Wordsworth lo expresa en su famoso poema "Intimaciones de la inmortalidad", la visión de la infancia que permitió a todas las cosas "vestirse de luz celestial", comienza a "desvanecerse en la luz del día común". Y es por eso que el tiempo se acelera para nosotros. A medida que nos convertimos en adultos, comenzamos a desconectar la maravilla y la esencia del mundo. Poco a poco dejamos de prestar atención consciente a nuestro entorno y experiencia. Como resultado, recibimos menos información real, renovada, interesante, y el tiempo parece pasar más rápido. 

Perdemos el interés, la capacidad de asombro, el encontrar algo nuevo aun en lo cotidiano.

Y una vez que nos convertimos en adultos, hay un proceso de familiarización progresiva que continúa a lo largo de nuestras vidas. Cuanto más tiempo estamos vivos, más familiar se vuelve el mundo y el tiempo parece pasar más rápido cada año.

Entonces, tengamos en cuenta que “el tiempo parece ralentizarse cuando estamos expuestos a nuevos entornos y experiencias". Por lo que, aun no pudiendo realizar viajes a lugares soñados o cambiar nuestra agenda diaria…tendríamos que considerar el modo en que observamos todo.

Algo más para tener en cuenta es que …"el tiempo pasa rápido en estados de concentración". Nuestra atención se reduce a un pequeño foco y bloqueamos la información de nuestro entorno y la concentración acalla el parloteo normal de la mente

 

El tiempo no tiene que acelerarse necesariamente a medida que envejecemos. Hasta cierto punto, depende de cómo vivamos nuestras vidas y cómo nos relacionamos con nuestras experiencias.

Dijimos que la falta de familiaridad ralentiza el tiempo. Si queremos que el próximo año pase un poco más lento, tenemos que traer una nueva experiencia a nuestra vida. 

Los que pueden: conocer o re-conocer nuevos lugares, establecer nuevos desafíos, conocer gente nueva, abrazar un nuevo pasatiempo, cambiar de trabajo…pero esas cosas no siempre son posibles, por lo que sí podemos VER TODO CON UNA MIRADA DISTINTA, COMO SI TODO FUERA NUEVO, INTERESANTE, DIGNO DE SER O BSERVADO Y CONSIDERADO.

Otra forma de ralentizar el tiempo es vivir en el presente. La mayoría de nosotros pasamos mucho tiempo pensando en el futuro y el pasado en lugar de prestar atención a lo que estamos haciendo en este momento. Cuando caminamos hacia una tienda local o hacia la estación de metro, por ejemplo, en lugar de pensar en lo que tenemos que hacer hoy o lo que hicimos anoche, centremos la atención fuera. Miremos el cielo, las casas y los edificios por los que pasamos, y seamos conscientes de nosotros mismos aquí, caminando entre ellos. O cuando estamos comiendo: en lugar de leer el periódico o pensar o soñar despiertos, prestemos mucha atención al sabor de la comida y las sensaciones de masticar y tragar.

Prestar atención de esta manera alarga el tiempo exactamente de la misma manera que una nueva experiencia: significa que nuestras mentes absorben más impresiones.

También es importante no apresurarse. Suena como una contradicción, pero hacer las cosas lentamente crea más tiempo, porque nos permite relajarnos en el presente. El levantarnos 15 minutos antes para no tener que apresurarnos a trabajar; darnos un par de noches libres cada semana, o un día libre el fin de semana, cuando no nos sentimos presionado por las actividades nos hará percibir el tiempo ralentizado.

Unas cuantas pausas al día en silencio o en observación son “tiempo ganado”, no perdido.

Así que esto es lo que me sugiero y sugiero…ver con la mirada de un niño cuanto pasa, cuanto nos rodea, y si no podemos viajar o cambiar demasiado nuestra vida cotidiana, sí podemos cambiar de perspectiva viendo a cada persona como si recién la estuviéramos conociendo y a cada experiencia como inédita. Eso nos llevará a vivir más profundamente cada instante.

Al mismo tiempo, tomemos la determinación de dejar de vivir en el futuro y el pasado, y de prestar plena atención a dónde nos encontramos y lo que estamos haciendo. 

Al fin y al cabo, correr sin prestar atención, perdernos en la línea del tiempo y olvidar detenernos a vivir en profundidad…son las causas de un insatisfecho pero veloz viaje humano, que vale la pena disfrutar… sea como sea.

 

Gracias. Gracias. Gracias.

Tahíta

viernes, 16 de julio de 2021

El sufrimiento nos fortalece

 

A menudo, la confusión y el trauma parecen ser negativos. Pero a largo plazo, estos pueden tener poderosos efectos positivos.

En los últimos años, los psicólogos se han dado cuenta del fenómeno conocido como " crecimiento postraumático ". Descubrieron que, para muchas personas, lidiar con un trauma es un poderoso estímulo para el desarrollo personal. No era solo una cuestión de aprender a afrontar situaciones negativas o adaptarse a ellas; de hecho, obtuvieron algunos beneficios significativos. Experimentaron "cambios de vida positivos". Obtuvieron una nueva fuerza interior y descubrieron habilidades que nunca supieron que poseían. Se volvieron más confiados y apreciaron mucho más la vida, particularmente las "pequeñas cosas" que solemos dar por sentadas. Se volvieron más compasivos por los sufrimientos de los demás y se sintieron más cómodos con la intimidad para tener relaciones más profundas y satisfactorias. Uno de los cambios más comunes fue que desarrollaron una actitud más filosófica o espiritual ante la vida. Su sufrimiento los llevó a un "nivel más profundo de conciencia".

Inicialmente, la mayoría de ellos experimentó una "noche oscura del alma", donde sus valores anteriores fueron cuestionados y la vida dejó de tener sentido. Después de esto, pasaron por una fase de búsqueda espiritual, tratando de dar sentido a lo que les había sucedido y encontrar nuevos valores. 

Y finalmente, una vez que encontraron nuevos principios espirituales por los que vivir, entraron en una fase de "integración espiritual" cuando aplicaron estos nuevos principios. En este punto, encontraron un nuevo significado y propósito en la vida, junto con una gratitud por estar vivo, e incluso por haber pasado por tanta confusión.

En mi caso particular, pasé por una Noche Oscura del Alma, que algunos de ustedes acompañaron, y puedo dar fe de que emergemos de ellas más compasivos, profundos y resilientes.

Como ejemplo, el filósofo alemán Friedrich Nietzsche ciertamente no era ajeno al sufrimiento. 

Durante la mayor parte de su vida, sufrió atroces migrañas que lo dejaron incapacitado durante días, así como terribles dolores de estómago. 

Se vio obligado a retirarse de su cátedra en la universidad a los 35 años debido a su mala salud y pasar el resto de su vida en aislamiento. 

Nunca encontró esposa o novia, fue condenado al ostracismo por sus compañeros intelectuales, debido a sus ideas poco convencionales, y tenía muy pocos amigos. 

Aun teniendo tanto éxito como autor, tuvo que pagar por la publicación de sus libros, e incluso entonces, muchos de ellos fueron destruidos por la imprenta. 

A los 45 años sufrió un colapso mental completo y pasó los últimos diez años de su vida en un estado catatónico, viviendo con su madre.

Sin embargo, Nietzsche tenía un notable poder de resistencia y siempre pensó que su sufrimiento era beneficioso para él. Veía su sufrimiento como "el último emancipador del espíritu" que era esencial para su filosofía, ya que "nos obliga a los filósofos a descender a nuestras profundidades más profundas ... “Dudo que tal sufrimiento mejore a un hombre; pero sé que lo hace más profundo". 

Su experiencia fue que cuando una persona sale de episodios de enfermedad, aislamiento o humillación, es "como si hubiera nacido de nuevo, tiene una piel nueva", con un "gusto más fino por la alegría". 

En El Profeta, Kahlil Gibran dice algo similar cuando escribe que, "Cuanto más profundo es el dolor que talla en tu ser, más alegría puedes contener".

Esto no significa que debamos anhelar el sufrimiento o buscarlo a propósito. Pero cuando aparece en nuestras vidas, debemos ser conscientes de que, debajo de su superficie negativa, hay una oportunidad de crecimiento y profundización.

 

Gracias. Gracias. Gracias

Tahíta

domingo, 4 de julio de 2021

Algunas formas de gestionar la ira

La ira siempre ha sido una emoción difícil.

Cuando comienza, a menudo parece imparable, como si nunca fuéramos a volver a sentir calma o tranquilidad. Pero también es una de las emociones de la que más nos avergonzamos.

La ira puede ser dañina cuando permitimos que nos encienda y nos lleve a decir cosas que lastimarán a la persona que nos ha provocado. Sin embargo, la persona que es el receptor de ella no lo sabe, por lo que todo lo que siente es nuestro odio aparentemente vengativo.

Este tipo de ira desenfrenada y sus daños pueden ser irreparables.

Cada uno de nosotros experimenta la ira de manera diferente. Algunas personas se enojan fácilmente y reaccionan rápidamente, algunas son como ollas hirviendo a fuego lento que se mantienen en ebullición, y otras la desahogan lentamente.

Independientemente de cómo experimentemos la ira, debemos saber que no hay nada de qué avergonzarse.

Es una emoción que todos tenemos.

Lo diré de nuevo: no hay vergüenza en la ira. 

Escribí este artículo con una intención: ayudar a lidiar con el enojo de una manera saludable para que cause la menor devastación posible.

Primero, hay que profundizar sobre la ira.

La ira, como todas las emociones, entra y sale como la marea. Vienen enormes olas de ira que causan devastación. Tras su paso hay un silencio inquietante mientras se hunde de nuevo en el mar.

La ira es el guardaespaldas, entre otras cosas,  de la tristeza…Detrás de cada sentimiento de ira, hay otro sentimiento: tristeza, pérdida, dolor, arrepentimiento, vergüenza, miedo, sentirse abrumado… lo que sea.

Para evitar sentir estos sentimientos, nos enojamos como protección. Es importante saber que mientras estamos enojados, en realidad estamos sintiendo tristeza o cualquier otra emoción precisa. Centrarse en el sentimiento subyacente es útil porque nos ayuda a recobrar el equilibrio.

 Es más fácil estar enojado con alguien que decirle a alguien que estamos heridos.

Ser herido duele. Es mucho más evasivo enojarse y gritarle a los demás que mostrarse vulnerable. A veces necesitamos algo de espacio para dejar que la situación se diluya y poder regresar de un lugar de vulnerabilidad y calma.

Gritar no nos lleva a ninguna parte…Enfadarnos en realidad no nos da las cosas que queremos. A menudo, tan pronto como aumenta la energía y comienzan los gritos, la gente deja de escuchar. La ira nos vuelve sordos. Si estamos en una discusión acalorada, cada parte se siente atacada y ambas sienten la necesidad de defenderse. Así que nos ofuscamos y nos negamos a mostrar compasión.

Según los estudios psicológicos profundos, la ira pasa por siete etapas que funcionan de manera muy similar al proceso de duelo hasta que alcanzamos la aceptación. Y como en el duelo, algunas personas no pasan por todas…pero leerlas nos ayudará a discernir y reconocerlas.

>> Rabia: pura rabia repentina e incontrolada.
>> Represalias: Queremos lastimas como nos lastimaron.
>> Resentimiento: nos molesta que nos hayan lastimado.
>> Renuncia: Ha sucedido, no hay nada que podamos hacer al respecto.
>> Realismo: Perspectiva, nos damos cuenta de que no fue la debacle devastadora que pensábamos que era.
>> Resolución: encontramos una manera de aceptar la forma en que hemos sido lastimados y comenzamos a salir adelante.
>> Liberación: Dejamos ir esos sentimientos de enojo hacia alguien.

 

 Finalmente, comprendamos que…la compasión es lo opuesto a la ira.

Practicar la empatía e intuir cómo se siente la otra persona nos ayuda a no sentirnos tan atacados. Nos da la capacidad de comprender que no somos los únicos heridos en una situación. Otras personas también están sufriendo y, al practicar la compasión, calmamos nuestra ira y llegamos a una solución.

Bien. Habiendo clarificado esos puntos… ¿Cómo nos aseguramos de manejarla de una manera consciente?

Hay algunas cosas que podemos hacer cuando estamos enojados:

Alejarnos…Si sentimos que la ira se nos sube a la boca y está a punto de estallar en nuestro rostro, abandonemos la situación, la conversación o el lugar. Alejémonos de quién o lo que sea que nos esté haciendo enojar y encontremos un lugar seguro para respirar y calmarnos.

Una vez que nos sintamos a salvo, hay muchas cosas que podemos hacer para calmarnos. Normalmente, la meditación o la respiración consciente funcionan para muchos. Otros prefieren trabajar en el jardín, caminar por la naturaleza o hacer ejercicios o yoga.

“Resolvamos” cuál es el sentimiento que subyace detrás de la ira.

¿Es tristeza? ¿Es un golpe para nuestro orgullo? ¿Pérdida? ¿Dolor? ¿Vergüenza? ¿Lástima? Descubramos lo que se esconde tras nuestra ira. Lugo de descubrirlo, sintamos la tristeza, vergüenza, pérdida o dolor, y respiremos, lloremos, expresemos de la manera que salga y enfrentémoslo amorosamente.

Es importante no culpar a otras personas; asumir la responsabilidad. Es nuestro trabajo calmarnos, arreglar lo que se ha quebrado dentro para sanarlo haciéndolo consciente una y otra vez que aparezca, y de la forma que aparezca. 

Una vez que nos sintamos más tranquilos, podemos hablar con un amigo o un ser amado, porque eso nos abrirá energéticamente y podemos sacarnos la carga de la culpa de encima si la sentimos, desde el amor.

Si la ira sale al ruedo…señal de que oculta, como un guardián, la tristeza, la pérdida o cualquier sentimiento que nos lastima, avergüenza o atemoriza. La paciencia y el amor para con nosotros mismos y luego los demás harán que esa defensa sea innecesaria, porque, aunque nunca dejaremos de ser vulnerables, aceptarlo y verlo como una bendición, hace caer el miedo.

Luego pensemos… ¿qué nos ha enseñado sobre nosotros mismos la experiencia?

¿Descubrimos un nuevo sentimiento, desencadenante o patrón de reacción?

¿Descubrimos que tenemos una relación poco saludable con alguien?

Por cada vez que estemos enojados, aprendamos algo nuevo sobre nosotros mismos y nuestra vida.

Y, sobre todo, sepamos que no se trata de que alguien nos ataque o agreda para encolerizarnos personalmente. Una energía turbulenta pasa…y nos encuentra en la línea de fuego. Permitamos que pase sin oponer resistencia y observemos desde un espacio lo más calmado posible esa ola que nos moviliza para empoderarnos internamente.

Y si no podemos y nos subimos a la ira…observemos también, en cuanto podamos, sin juicio, pues cuanta más conciencia ponemos en el campo de energías, más pronto pasa lo que está buscando nuestra atención y cuidado.

Gracias. Gracias. Gracias-

 

 Tahíta