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domingo, 29 de agosto de 2021

De “ser consciente de” a …SER CONSCIENTE

 

“Hay un poema Zen que habla de la experiencia de la realización de LO QUE SOMOS, como energía eterna del universo. El poema dice: 'No puedes asirla, ni puedes deshacerte de ella. Al no intentar poseerla, la consigues. Cuando hablas, permanece en silencio. Cuando estás en silencio, habla.

Esta frase —no siendo capaz de entenderlo, lo entiendes— es el sentimiento que Krishnamurti trata de transmitir a la gente cuando dice: '¿Por qué pides un método? No existe ningún método. Todos los métodos son simples trucos para fortalecer tu ego '. ¿Cómo obramos si no pedimos un método? Él responde: 'Al preguntar eso, todavía estás pidiendo un método'.

No existe ningún método.

 Si realmente comprendes lo que es el "yo", verás que no hay método. Creemos que esto es triste, pero no lo es. Es bueno, porque si no puedes tratar de lograr nada, si no puedes obsesionarte con mejorar, cambiar o lograr algo… eso significa que el principal obstáculo para la visión mística se ha derrumbado. Ese obstáculo eras tú.

¿Qué pasa después? 

A estas alturas ya estás perdido, pero ¿qué vas a hacer?

No puedes controlar tus pensamientos y no puedes controlar tus sentimientos, porque no hay controlador, y ellos corren, corren, corren.

Simplemente siéntate y obsérvalos. Ahí van. 

Sigues respirando, ¿no? Sigue creciendo tu cabello; todavía estás viendo y oyendo.

 ¿Realmente estás haciendo eso? ¿Tú lo haces? …Sucede:  es un suceso, un suceder. 

Tu respiración está sucediendo. Tu pensamiento está sucediendo. Tu sentimiento está sucediendo. Tu oído, tu vista, las nubes están pasando por el cielo. El cielo se vuelve azul; el sol está pasando. Todo esto está sucediendo.

 Esta es una visión de quién eres realmente y de la forma en que realmente funcionas. Funcionas sucediendo, es decir, por ocurrencia espontánea.

Este no es un estado de cosas del que debas darte cuenta. No es posible que alguien pueda enseñarte demasiado sobre esto, porque en el momento en que empiezas a pensar, 'Debería entender eso', surge de nuevo la idea estúpida de que 'yo' debería provocarlo, cuando en realidad la consciencia es lo que sucede y provoca un suceder. 

 Una vez que hayas visto esto, puedes volver al mundo de los asuntos prácticos con un nuevo espíritu. Has visto que el universo es en su raíz una ilusión mágica y un juego fabuloso, y que no hay un "tú" separado para obtener algo de él, como si la vida fuera un banco al que robar.

El único "tú" real es el que va y viene, se manifiesta y se retira eternamente en todo ser consciente. Porque "tú" eres el universo que se mira a sí mismo desde miles de millones de puntos de vista, puntos que van y vienen para que la visión sea siempre nueva.

El pequeño "yo" se funde en todo el universo, formando una unidad. Cuando miras hacia adentro, la profundidad es ilimitada; cuando miras hacia afuera, la amplitud es ilimitada. Ya que estás unido y uno con el universo, el mundo de tu propio cuerpo y mente solo existe relativamente, en la corriente del tiempo dual.

Lo que existe es el SER que es infinito en profundidad y amplitud. Tú mismo no solo eres parte del universo, sino también la totalidad del mismo.

Eres Conciencia, no solo consciencia.

La conciencia es primordial; es el estado original, sin principio, sin fin, sin causa, sin apoyo, sin partes, sin cambio. La consciencia, en cambio, es contacto, un reflejo sobre una superficie, un estado de dualidad. No puede haber consciencia sin conciencia, pero puede haber conciencia sin consciencia, como en el sueño profundo. La conciencia es absoluta, la consciencia es relativa a su contenido. La consciencia es parcial y cambiante, la conciencia es total, inmutable, tranquila y silenciosa. Y es la matriz común de todas las experiencias. 

El simple hecho de permanecer continuamente en una brillante sensación de presencia sin aferrarnos a nada nos traerá una sensación de dicha inexpresable. 

Seguimos viendo todas las montañas, lagos, árboles, casas, personas, etc., que existen en el mundo, pero no nos distraerá nada que veamos o escuchemos.

 Permanecemos en un sentido de presencia que es brillante y claro, como un espejo que refleja todas estas mismas cosas en el mundo, pero que no se ve afectado ni cambiado por lo que refleja. 

Nos volvemos como ese espejo. 

La vida dual se trata de meros reflejos y ellos no hacen cambios ni modificaciones a nuestro Estado Natural, eterno, infinito…UNO.

Al desvincularnos de la identificación con esos reflejos, con la corriente de objetos mentales, se crea un espacio para que la conciencia brille sin obstáculos.

 Este es el propósito de la meditación, liberar la atención del desfile neuronal que pasa de “ser consciente de” a SER CONCIENTE.

 De esta manera, la atención puede penetrar las capas superficiales donde normalmente reside y volver a su fuente: el silencio y la conciencia.

 

Gracias. Gracias. Gracias.

domingo, 22 de agosto de 2021

Vislumbres

 

Podemos decir cualquier insensatez acerca de la dualidad, como que no existe, o como que debemos vivir desde lo no dual. Pero sin duda, los conceptos duales son necesarios para comunicarnos: calor, frío. Arriba, abajo. Dentro, fuera. Hombre, mujer. Derecha, izquierda.

Y en la vida del personaje humano diría que imprescindibles, ya que todo sería un caos si no pudiéramos movernos entre ellos.

Tal vez sería más acertado, en lugar de condenar la vida dual enfáticamente, hablar del peligro de identificarnos con tales conceptos, y aún más, de apegarnos a una realidad limitada que tendremos que soltar indefectiblemente.

De apegarnos demasiado a entidades separadas a nuestro propio "yo" (ego) que no es más que pensamientos que acumulamos y que en definitiva no tienen nada que ver con lo que somos en esencia. Entonces, es importante ser Conscientes de la fantasía de esos conceptos, aunque los sigamos utilizando.

¿Se puede salir de esta dualidad?

 No permanentemente mientras vivamos como personajes desde la perspectiva del ego.

Lo que sí podemos hacer es no olvidar la temporalidad de todo este juego de separación (dualidad), enfocar nuestra mirada hacia lo que sucede Dentro, en lugar de hacia lo que sucede Fuera, practicando la Contemplación de nuestra mente para, poco a poco, ir descubriendo la Unicidad, la no-dualidad, e ir soltando todas esas máscaras con las que disfrazamos nuestra Esencia, por las que tanto luchamos y por las que tanta Paz perdemos y tanto sufrimiento fabricamos.

Todos podemos tener vislumbres o Fogonazos de Unidad, de la Perfección de la Vida, que indudablemente nos harán comprender, ver y sentir, que nada es lo que parece. Esas experiencias se integran en nuestro interior y nos permiten expandirnos en ellas…y a la vez, permitimos que ellas se expandan a través nuestro y nos reubiquen fuera de la ilusión temporal pero necesaria de la vida dual.

Tras esas vislumbres, volvemos a olvidarnos de la Unidad, de quienes somos, al centrarnos de nuevo en nuestro "yo", en nuestra personalidad poblada de un sinnúmero de máscaras… en la dualidad. Esas máscaras son solo recursos temporales, y no podemos distraernos queriendo perfeccionarlas. No es una cuestión de perfeccionar nuestro Ego, de Iluminarlo, de Espiritualizarlo, sino de enfocarnos una y otra vez en ese otro espacio llamado Consciencia que es la que nos permite Darnos Cuenta de "Lo que Es". De la Realidad. De la eterna Existencia en Unidad que YA es en cada Instante y en cada uno de nosotros (Que no estamos separados, sino que somos Conciencia Unificada e Infinita.

Contemplando (con atención y sin juicio), podemos comprender con más Claridad que no somos ningún pensamiento ni emoción que parecen suceder dentro nuestro, que parecen decirnos quienes somos y/o cómo somos, lo que pensar, en lo que creer, por lo que pelear. Podemos ver claramente lo irrelevantes que son si tan sólo los contemplamos.

Y no es sólo cuando meditamos (en quietud) que podemos ser conscientes, sino también en el transcurso del día. De repente, y sin previo aviso, es como si nos llegara Información de la Realidad, desde el Campo de Consciencia, desde el Todo. Como si un rayo de comprensión iluminara nuestra mente y fuéramos conscientes de lo que sea que llega.

Y esa información es como un faro en nuestra vida dual, permanece en el trasfondo como un apuntador en una obra de teatro que nos “sopla” lo siguiente.

Por eso es tan importante tener una actitud de ESCUCHA y de testigo a la vez cuando meditamos, cuando nos hacemos conscientes, cuando se enciende esa luz de la intuición en vislumbres cada vez más prolongados y reveladores. Una escucha relajada, sin forzar, sin pretender llegar a ningún sitio. Sin pretender alcanzar ningún estado. Porque lo que importa es SER CONSCIENTE. Lo importante es esa Consciencia, no aquello de LO que somos conscientes.

Con cualquier cosa que suceda, que experimentemos, podemos practicar ese ESTAR CONSCIENTES, para que poco a poco se vaya prolongando esa atención plena el resto del día e inunde lo cotidiano.

Y en lugar de vivir la mayor parte del tiempo en nuestros pensamientos, identificándonos con ellos, creyendo las historias que nos cuentan y que provocan emociones dolorosas y sufrimiento, podemos movernos desde esa Consciencia.

El autoconocimiento no tiene nada que ver con conocer la personalidad con la que nos identificamos. Con moldear el ego. Con perfeccionar el personaje.

Conocerse significa SABER la VERDAD. Y eso sólo puede descubrirse mirando Dentro (Contemplando).

Y Dentro no quiere decir dentro de los pensamientos, sino de ese espacio de Silencio, de Consciencia, de Permanencia en el que podemos Ver con claridad la identificación con esos pensamientos y la poca consistencia que tienen.

Ahí es cuando comenzamos a VER de Verdad y a Ser libres de Verdad. Libres de nuestro personaje y de todas las Ideas, creencias, apegos, miedos... que guían nuestra vida creando sufrimiento.

Ahí es cuando empezamos a vislumbrar, comprender, lo que significa "Todos somos Uno", "Todo es Perfecto" y "la Muerte no existe”, y a iluminar esa Oscuridad que nos impedía ver la Realidad y que nada tiene que ver con "iluminar nuestra personalidad".

Elijamos a la Consciencia. Una y otra vez. Hasta que se vuelva casi permanente ese estado. No podemos aún decir: permanentemente, porque entraremos y saldremos de esos vislumbres mientras actuemos en la separatividad para luego refugiarnos en la bendita Unicidad que nos acoge sin separación alguna.

Son vislumbres sagrados, atemporales, que nos recuerdan nuestra seidad en LA ESENCIA.

 

Gracias. Gracias. Gracias

 Tahíta

 

jueves, 12 de agosto de 2021

Sobre el Silencio, el autoamor y el AMOR EXPANSIVO

 

Hay épocas o momentos en que nos sobre estimulamos repentinamente y una avalancha de sentimientos y emociones, además de pensamientos avasalladores, nos impiden evitar sentirnos sensiblemente potenciados.

Muchas veces nos hemos sumergido profundamente en el silencio, y al volver al ruido, la burbuja de seidad se nos pincha y nos molesta sobremanera la cotidianeidad. Otras, por el contario, nos olvidamos de internalizar y nos abruman los ruidos tanto externos como mentales, por no haber recurrido a nuestra cuota nutricia de silencio y contemplación.

En muchas más, alguien con una cuota alta de ansiedad, miedo o angustia vuelca en nosotros esa corriente dolorosa y nos desborda, aunque no nos demos cuenta, el propio cuenco de nuestros miedos o ansiedades.

Y es que tenemos necesidad de estar con nosotros mismos para volver a nuestro Centro, para romper ese cuenco y desagotarnos de tantas emociones que no son muestras, aunque siempre, al fin lo son. Porque la paradoja es que mientras muchos decodificadores nos dicen “ese dolor no es tuyo”, abemos que estamos tan indisolublemente unidos en la trama de la Vida, que, al final, todo es de todos.

Cuando nos sucede esto, y a pesar de que tendemos a lo contrario, la soledad es el mejor antídoto para descargar esos sobre estímulos y poner cable a tierra, o cable a cielo, ya que solo atenuamos esa sobre estimulación conectándonos conscientemente a la Fuente. Si estamos con otra persona, aunque esta permanezca aparentemente en silencio, lleva en sí una energía determinada que perturba nuestro silencio y aquietamiento. ¿no les ha pasado necesitar silencio y que alguien con buena voluntad quiera acompañarnos sin que podamos lograr aquietarnos? ...Seguro que sí, por eso, la soledad es lo más aconsejable…por ese torbellino interno que cada cual porta, aun pretendiendo el silencio.

No importa lo que superficialmente aparezca en el otro…la mayoría de las veces en su interior suele haber muy poca paz, alegría, contentamiento…he aquí porqué correr hacia la soledad.

Necesitamos detenernos, aquietarnos, o no, llorar si es preciso, abrazar nuestra vulnerabilidad aceptándola como parte de este personaje que necesita ser cuidado, pasear por la naturaleza, escribir o solo estar en absoluto silencio.

 El silencio hará el resto.

Una vez que hayamos recuperado ese sentido de reconexión interno, que nunca en realidad perdemos, sino mentalmente, podemos volver a lo que llamamos “fuera” nutridos y fortalecidos para afrontar nuevas escenas y acontecimientos personales, que siempre son relacionales.

Démonos como regalo necesario esos tiempos de silencio, y no salgamos de esos silencios apresuradamente a nuestro mundo de relaciones hasta que lo sintamos. Para poder estar bien con los demás primero tenemos que reequilibrarnos y sentirnos bien con nosotros mismos, al menos, tanto como podamos, aceptando cada momento de vulnerabilidad y florecimiento…porque ambos están también relacionaos. Todo está relacionado.

Y al estar todo relacionamos…si salimos aun sobrecargados, derramaremos en los demás el mismo cántaro de ansiedad, miedo, angustia que con que otros llenaron el nuestro.

Muchos piensan que no tenemos que estar dispuestos a escuchar a los que lo necesitan, ni acompañar a los angustiados para cuidarnos, para no “ensuciar” nuestra energía y no permitir ese traspaso energético.

Es un postulado muy egoísta, porque ...¿cómo negarnos a escuchar a alguien que lo necesita urgentemente o no ayudar, solo por no “contaminarnos” con su energía?

Con éstos postulados surgen tonterías como “alejarnos de las personas tóxicas” …o evitar a “vampiros energéticos”.

Todos somos “tóxicos” muchas veces y la energía se distribuye desde los que más la tienen emanando hacia los que necesitan automáticamente porque estamos InterSiendo…SIEMPRE.

La respuesta no es dejar al otro con lo suyo y desatendernos, sino fortalecernos y nutrirnos en el silencio, para poder florecer amorosamente creando hilos de amor compasivo, sin que nos dañen emociones que son de menor vibración que el AMOR.

Desechemos las voces del ego que nos impulsan a alejarnos de los que sufren y a cuidar “nuestra energía” que siempre es compartida, por una emoción tan exclusiva, estrecha y limitante como es el miedo.

El Amor es la base de toda protección.

Quien así no lo entiende vive cercado por su propia sombra, que alimenta, no con las emociones de los demás, sino con la propia creencia de separación, de “mío y tuyo” que, en una rara paradoja, siempre termina siendo NUESTRO.

Y a lo nuestro lo cuidamos permitiéndonos nutrirnos en SILENCIO…pero saliendo al ruedo de la vida a compartir los amorosos frutos que tanto nos expanden, hermanan, iluminan, fortalecen y UNEN.

Así…lo que parecía un artículo de “cuidémonos de las energías ajenas” …termina siendo una reflexión sobre el amor expansivo que derriba todas las barreras, y se nutre en soledad…sin miedo, abriéndonos al SER.

 

Gracias. Gracias, Gracias.

 

Tahíta

 

viernes, 6 de agosto de 2021

El sufrimiento y el aroma de la aceptación

 

La falta de aceptación de lo inevitable es fuente de sufrimiento y de desarmonía.

Aceptar los límites de la vida y los reveses del destino (la inevitabilidad de lo que no depende de nosotros), sin oponer rebelión o sumirnos en la amargura, no nos evita el dolor, pero lo toma sereno, más aún, alquímico, pues antes o después, y por sendas interiores ocultas, el dolor aceptado terminará elevándonos y liberándonos.

El dolor es físico; el sufrimiento es mental.

Más allá de la mente no hay sufrimiento. El dolor es una mera señal de que el cuerpo está en peligro y requiere atención. De modo similar, el sufrimiento nos avisa de que la estructura de la memoria y de los hábitos que llamamos la persona está amenazada o al menos, se siente amenazada.

El dolor es esencial para la supervivencia del cuerpo, pero nadie nos obliga a sufrir. El sufrimiento se debe enteramente al apego o a la resistencia; es un signo de nuestra renuncia a seguir adelante, a fluir con la vida.

 Del mismo modo que un cuerpo sano está libre de dolor, una vida sabía está libre de sufrimiento.

La esencia de la sabiduría es la total aceptación del momento presente, la armonía con las cosas en el modo en que suceden.

Un sabio no quiere que las cosas sean distintas a como son; él sabe que, considerando todos los factores, las cosas son inevitables. Es amigo de lo inevitable y, por lo tanto, no sufre. Puede que conozca el dolor, pero este no lo alterará. Si puede, hará lo necesario para restablecer el equilibrio perdido, o dejará que las cosas sigan su curso."

La aceptación así entendida, en la medida en que quiebra las creencias, apegos y exigencias que conforman nuestro yo superficial, nos despierta a nuestro yo profundo. Paradójicamente, la aceptación del dolor libera la fuente perenne del gozo sereno.

Cualquiera que sea la situación, si resulta aceptable es placentera; si no es aceptable, es dolorosa. Lo que la hace aceptable no es importante; la causa puede ser física, psicológica o desconocida; la aceptación es el factor decisivo. En el universo, el sufrimiento se debe a la no-aceptación.

Cuando se acepta el dolor por lo que es, una lección y un aviso, y se mira con profundidad y se le escucha, la separación entre el dolor y el placer se rompe y ambos se convierten en experiencia: dolorosa cuando es resistida, gozosa cuando es aceptada.

Así…ni hay que perseguir el placer ni evitar el dolor. Aceptemos ambos como vengan, disfrutemos ambos mientras duren, dejémoslos ir cuando deban irse.

El dolor físico pide acción, al igual que el dolor mental. La bendición está en la total conciencia de ello, en no encogerse o rehuirlo en ningún modo.

Toda felicidad procede de la conciencia.

 Cuanto más conscientes somos, más profundo es el gozo. La aceptación del dolor, la no-resistencia, el valor y la paciencia, todo esto abre fuentes profundas y perennes de felicidad real, de verdadera bienaventuranza.

El placer se acepta inmediatamente, mientras que todos los poderes del yo rechazan el dolor. Puesto que la aceptación del dolor es la negación del ego, y el ego se interpone en el camino de la verdadera felicidad, la aceptación total del dolor nos libera.

Repitamos que, en el universo, el sufrimiento se debe a la no aceptación. Dicho de otro modo, el sufrimiento se sostiene en la creencia: "Lo que es aquí y ahora, no debería ser".

Mientras que da mucha paz asumir que, aquí y ahora, lo que es, es.

La vida, ciertamente, no está al servicio de nuestros deseos y preferencias personales. La realidad sigue su curso ajena a nuestras exigencias e imágenes mentales.

No nos hace sufrir el dolor, sino el pensamiento "Esto no debería ser como es".

La aceptación de "lo que es" remueve la raíz misma del sufrimiento. No elimina el dolor, pues el dolor anímico o físico es un aspecto indisociable del hecho de estar vivo, pero sí el sufrimiento mental. Abandonamos la obstinación, el apego a nuestras ideas sobre cómo deberían ser las cosas que nos conduce a estar asiduamente en conflicto con nuestra experiencia presente.

En esto consiste el aprendizaje en estos tiempos: aprender a querer cada una de las cosas tal y como son.

Se nos invita a recorrer el camino de la paz. Y solo hay una entrada a este camino: la aceptación.

La serenidad es siempre el aroma de la aceptación.

 

Gracias. Gracias. Gracias

Tahíta