DONACIÓN AMOROSA

 

DONACIÓN AMOROSA

 

GRACIAS

GRACIASSSS...Por todo vuestro amoroso apoyo tanto presencial como financiero, los que han podido, a través de tantos años. Porque ayuda el que dona dinero...pero ayuda inconmensurablemente quien expande su amor y su Presencia en el Infinito Campo de Conciencia en el que estamos entrelazados♥

Buscar este blog

sábado, 25 de junio de 2022

Zen, alegría, entrega y aceptación- Tahíta

 



 

Un animal no se preocupa por el sentido de la vida. Solo por sus necedades básicas en el aquí y ahora. Pero los seres humanos tenemos mentes complicadas. Si no llegamos a comprender el error en nuestra forma de pensar, nuestra autoconciencia, que es nuestra mayor bendición, se convierte en sufrimiento.

Hasta cierto punto, todos encontramos la vida difícil, desconcertante y opresiva. Incluso cuando nos va bien por un tiempo, nos preocupa que probablemente lo que pueda pasar después. 

Estamos atrapados en la contradicción de encontrar la vida como un rompecabezas bastante desconcertante, que nos causa mucha miseria, y al mismo tiempo somos vagamente conscientes de la naturaleza ilimitada y trascendente de la vida. Así que comenzamos a buscar una respuesta al rompecabezas.

Primero buscamos una solución fuera de nosotros mismos.  Hay muchas personas en el mundo que sienten que, si tuvieran un auto más grande, una casa más bonita, mejores vacaciones, un jefe más comprensivo o una pareja más interesante, entonces su vida funcionaría. Todos pasamos por eso. Lentamente desgastamos la mayor parte de nuestros “si solo…”. “Si tan solo tuviera esto o aquello, entonces mi vida funcionaría”. Ninguno de nosotros está, hasta cierto punto, todavía libre del "si tan solo´…".

Luego cambiamos nuestra búsqueda a niveles más sutiles. Finalmente, al buscar la cosa fuera de nosotros mismos que esperamos que nos complete, recurrimos a una disciplina espiritual.  Ahora tenemos un nuevo "si tan solo". “Si tan solo pudiera entender de qué se trata la realización, sería feliz”. “Si tan solo pudiera tener al menos un poco de experiencia de iluminación, sería feliz”. 

Nuestra vida consiste en este personaje que busca un objeto fuera de sí mismo. 

Creemos que hay un "yo" y una "cosa" ahí afuera que me está lastimando o complaciendo. Tendemos a pasar mucho tiempo tratando de evitar todo lo que nos duele o nos disgusta. Sin excepción, todos hacemos esto. Permanecemos separados de nuestra vida, mirándola, analizándola, juzgándola, con gran inquietud, miedo, dolor y ansiedad. 

Todos tenemos maneras de encubrir estos sentires.

 Comemos en exceso, bebemos en exceso, trabajamos en exceso; vemos demasiadas pantallas. Siempre estamos haciendo algo para encubrir nuestra ansiedad existencial básica. Y con los años, se pone peor.

 Todos conocemos personas que se han contraído tanto en sus puntos de vista limitados que han perdido la flexibilidad, la alegría y el fluir de la vida.  Tenemos que ver a través del espejismo de que hay un “yo” separado de “eso”. 

Nuestra práctica es cerrar la brecha y vivenciar la Unicidad.

La iluminación no es algo que se logra.  Toda tu vida has estado persiguiendo alguna meta. La iluminación consiste en abandonar todo eso.  Podemos leer acerca de esto años y años y no hará nada por nosotros. Todos tenemos que vivenciarlo.

Entramos en una disciplina como la práctica del Zen para aprender a vivir de una manera sana. El zen es realista y muy práctico. Se trata de nuestra vida diaria. Se trata de trabajar mejor en la oficina, criar mejor a nuestros hijos y tener mejores relaciones. Tener una vida más sana y satisfactoria debe surgir de una práctica sana y equilibrada. 

Se necesita coraje para sentarse bien y nada más.

 Si lo hacemos con paciencia y perseverancia, gradualmente nuestra vida se asienta, se vuelve más equilibrada. Nuestras emociones no son tan dominantes. Mientras nos sentamos, encontramos que lo principal con lo que debemos trabajar es nuestra mente ocupada y caótica. 

Estamos atrapados en un pensamiento frenético, y el objetivo de la práctica es comenzar a llevar ese pensamiento a la claridad y el equilibrio. Cuando la mente se vuelve clara y equilibrada y ya no está atrapada por los objetos, puede haber una apertura, y por un segundo podemos darnos cuenta de quiénes o qué somos realmente.

Nuestro trabajo para el resto de nuestra vida es abrirnos a esa inmensidad y expresarla. 

Tener cada vez más contacto con esta realidad siempre trae compasión por los demás y cambia nuestra vida diaria. Vivimos de manera diferente, trabajamos de manera diferente, nos relacionamos con la gente de manera diferente. Toda nuestra vida se convierte en práctica, las veinticuatro horas del día.

La realidad última, no solo al sentarse en meditación, sino también en nuestras vidas, es la alegría. Por alegría no nos referimos a la felicidad; no son lo mismo La felicidad tiene un opuesto; la alegría no. Mientras busquemos la felicidad, vamos a tener infelicidad, porque siempre oscilamos de un polo al otro.

La alegría no es algo que tenemos que encontrar.

 La alegría es lo que somos si no estamos preocupados por otra cosa.

No necesitamos ir en busca de alegría. Pero si no la sentimos y queremos intentar hacer algo, ese algo es… cambiar la percepción. 

De cambiar la percepción se trata la vida. La mayor parte del tiempo, sin embargo, sustituimos la percepción por otra actividad: La evaluación CONTINUA de una mente que se centra en el ego: “¿Este próximo episodio de mi vida me traerá algo que me gusta o no? ¿Me va a doler o no? ¿Es agradable o desagradable? ¿Me hace importante o no importante? ¿Me da algo material? Es nuestra naturaleza evaluar de esta manera. 

Hasta que sepamos que la alegría es exactamente lo que está sucediendo mientras permitimos a la mente todo tipo de evaluación, en lugar de permanecer en el presente, aquietadamente, no podemos experimentar el fluir de una vida alegre.

Cuando SOLO nos quedamos con la percepción en lugar de perdernos en la evaluación, la alegría puede ser la persona que no hizo el trabajo que le pedimos. Puede ser el interesante encuentro por teléfono con todas las personas a las que tenemos que llamar, sin importar lo que quieran. La alegría puede ser tener dolor de garganta; puede ser que te despidan; puede ser inesperadamente tener que trabajar horas extras. Puede ser tener un examen de matemáticas o tratar con la ex pareja que quiere más dinero. Por lo general, no pensamos que estas cosas son alegría.

También el sufrimiento es nuestro maestro, y hasta que podamos percibir y aceptar todo en la vida, no habrá alegría.  Mientras nos sentamos, salen a la luz todos los dones ocultos: perseverancia, humildad, paciencia, compasión. Estas cosas suenan muy bien en los libros, pero no son tan atractivas cuando estamos dolidos.

Cuando aprendemos a estar (sentarnos, permanecer sin huir) con nuestra experiencia, sea la que sea, somos más conscientes de la alegría.

Cierto es que nos resulta difícil aceptar el dolor, la tristeza, la enfermedad, la vejez o la muerte, y es natural ansiar salud, bienestar, dicha…pero incorporando la visión completa de la realidad: todo esto existe junto, en armonía: la vida y la muerte, la felicidad y la tristeza, la salud y la enfermedad, la juventud y el envejecimiento.

A medida que expandimos nuestra percepción para incluir la plenitud de la vida, la experiencia es un regalo, toda esta experiencia es un regalo tremendo, una oportunidad para desarrollar la aceptación, darnos cuenta de la impermanencia, de lo que ES IMPERMANENTE…e ir más allá al encuentro de lo que sí es permanente, inalterable, eternamente: amor y dicha.

La alegría se encuentra al descubrir esta profunda visión más amplia, el propósito de los ciclos de la vida y el reconocimiento de lo INFINITO.

Entonces, el momento presente es sencillez, experiencia gozosa, y un lugar donde es seguro residir plenamente y simplemente ser, respirar y PERCIBIR.

 

Gracias. Gracias. Gracias

 

jueves, 23 de junio de 2022

Maitri- Tahíta



“Maitri a menudo se malinterpreta como una especie de autocomplacencia, como si solo se tratara de sentirse bien y preocuparse por uno mismo. La gente a menudo pensará que eso es lo que quiero decir con maitri. Pero es algo sutil lo que es maitri y lo que no es. Por ejemplo, podrías decir que tomar un baño de burbujas o hacer ejercicio en el gimnasio es maitri. Pero, por otro lado, tal vez no lo sea, porque tal vez sea una especie de evasión; tal vez estés entrenando para castigarte a ti mismo. Por otro lado, tal vez ir al gimnasio es justo lo que necesitas para relajarte lo suficiente como para continuar con tu vida con cierta alegría. O podría ser una de tus 65 tácticas diarias para evitar la realidad. Eres el único que sabe.

Por lo tanto, es importante tener claro lo que significa maitri y no terminar con un malentendido de maitri como una especie de indulgencia, que en realidad nos debilita y nos hace menos capaces de mantener nuestro corazón y mente abiertos a nosotros mismos y a las dificultades de nuestra vida. A menudo uso esta definición: maitri nos fortalece. Una de las cualidades del maitri es la firmeza, y eso se desarrolla a través de la meditación. Entonces, a través del aburrimiento, de los dolores, de la indigestión, de todo tipo de recuerdos perturbadores, de la energía nerviosa, de la meditación pacífica, del sueño. Te sientas contigo mismo, te acercas a ti mismo, sin importar lo que esté pasando. No tratas de deshacerte de nada; todavía puedes estar triste, frustrado o enojado. Reconoces tu humanidad y la amplia gama de emociones que podrías estar sintiendo”.

~ Pema Chödrön

 

¿Qué hacemos cuando duele, cuando se nos quiebra el corazón? La respuesta no son las burbujas de un baño, ni darnos un capricho, ni nada que alguien pueda intentar venderte. La respuesta es maitri, y es ni más y menos que “cuidado propio” o auto amor.

Si pensamos que queremos a alguien que endulce nuestra mente, que sostenga nuestro corazón…ese alguien tienes que ser tú primero, o nunca percibirás a los hombres y mujeres que están listos para amarte, ni siquiera los verás.

No se necesita tiempo para hacerse amigo de uno mismo. No se necesita tiempo para estar listo. Se necesita una decisión: dejar de darnos poca importancia. Amarnos…un salto hacia el auto amor.

Maitri es el arte de desarrollar amor incondicional hacia cada parte de nuestro ser: la parte cansada, la reparada, la rota, la maravillosa, la siempre cambiante. No se trata de baños y sales de Epsom, aunque eso suene muy bien.

Se trata de hacernos amigos y hasta amantes de las partes de nosotros mismos que despreciamos, intimidamos o escondemos.

Hay una historia sobre el maestro zen Suzuki Roshi.

Sus estudiantes llevaban 3 o 4 horas sentados en un período de meditación. La persona que contó la historia dijo que le dolían todos los huesos del cuerpo: la espalda, los tobillos, el cuello, la cabeza, le dolía todo. No solo eso, su mente estaba totalmente obsesionada con estos pensamientos:

“No puedo hacer esto, no valgo nada. Hay algo mal conmigo. No estoy hecho para hacer esto”.

Vacilaba entre esos pensamientos y…"Todo esto es ridículo. ¿Por qué vine aquí? Esta gente está loca. Este lugar es como un campo de entrenamiento”.

Su mente y su cuerpo simplemente le dolían. Probablemente todos los demás en la sala estaban pasando por algo similar.

Suzuki Roshi entró para dar la conferencia del día y se sentó. Empezó a hablar muy, muy, muy despacio y dijo:

"La dificultad que estás experimentando ahora...va a desaparecer."

Y luego él dijo,

“Esta dificultad te acompañará por el resto de tu vida”.

Parece una especie de humor budista.

Pero también es la esencia del maitriMe parece en mi experiencia y también al hablar con otras personas que llegamos a cualquier camino espiritual como niños pequeños buscando contención, comprensión, atención…buscando algún tipo de consuelo.

Y la verdad es que la práctica [de la meditación] no se trata de eso. La práctica es más sobre este niño pequeño, este yo, que quiere y quiere y quiere ser tenido en cuenta de alguna manera.

La práctica se trata de que esa parte de nuestro ser finalmente pueda abrirse por completo a toda la gama de nuestra experiencia, incluido todo el deseo, incluido todo el dolor, incluida toda la alegría. Abriéndonos a todo para que esta pequeña parte de nosotros que es como un niño pueda finalmente crecer.

Pero este tema de crecer, no es tan fácil porque requiere mucho coraje.

En particular, se necesita mucho coraje para relacionarse directamente con nuestra experiencia. Con esto me refiero a cualquier cosa que esté ocurriendo en nosotros.

¿Aprovechamos el momento?... y, en lugar de dejar que la vida nos apague y nos atemorice, usamos esos mismos momentos para suavizarnos, abrirnos y volvernos más amorosos?

Eso es la práctica de Maitri…primero somos amorosos con nosotros mismos, como si fuéramos niños…y luego podemos transformarla en compasión hacia los demás.

Seguimos leyendo a Pema Chödrön

“Cuando era una joven estudiante de meditación, recibí mucho ánimo de mi maestro. Siempre se refirió a maitri como “hacerse amigo de uno mismo”. Esto se sentía complicado para mí, porque siempre veía y sentía dentro de mí cosas que quería evitar, cosas que me avergonzaban o me dolían. Sentí que me haría de enemigos, porque gran parte de este material difícil saldría a la superficie durante mi meditación. Mi maestro decía que hacerme amiga de mí misma significaba ver todo dentro de mí, y no huir o darle la espalda. Porque eso es lo que es la verdadera amistad. No te das la espalda a ti mismo y te abandonas, de la misma manera que no renunciarías a un buen amigo cuando sus lados más oscuros comienzan a aparecer. Cuando me hice amiga de mi cuerpo, mi mente y mis emociones transitorias, y cuando fui capaz de asentarme cada vez más en mí misma (y recuerda, esto lleva tiempo), permanecer en el momento presente, en todas las situaciones, se convirtió en algo más fácil.

Todavía tengo sesiones de meditación en las que pienso, me estreso o trato con emociones fuertes todo el tiempo. Es cierto. Sin embargo, después de todos estos años, definitivamente estoy mucho más asentada, te alegrará saberlo. A diferencia de antes, los pensamientos y las emociones no me tiran. Si me siento y mi mente se vuelve loca o estoy preocupada por algo, todavía puedo conectarme con una tranquilidad que siento en mi mente, mi cuerpo y mi vida. No es necesariamente porque las cosas van tan bien. La vida, como bien sabes, es una sucesión continua: es genial, es pésima, es agradable, es desagradable; es alegre y dichosa, y otras veces es triste. Y aun estando con eso, estando con esta continua sucesión de agradables y desagradables con un espíritu abierto, un corazón abierto y una mente abierta, me siento a meditar y puedo amarme incondicionalmente”.

 

Gracias. Gracias. Gracias

 

 

viernes, 17 de junio de 2022

Mucho pensamiento, poco Ser consciente- Tahíta

 



¿Con qué frecuencia observamos que nuestra mente queda cada vez más atrapada en las tareas diarias de la vida, pensando en el trabajo, la escuela, la familia o las responsabilidades o problemas en una relación, tanto que nos sentimos abrumados? 

¿Cuál es el efecto de estos momentos de preocupación mental y creación de drama en toda la experiencia de la vida? Comenzamos seguramente a quejarnos y sentimos que la vida nos pide "demasiado"…o “fantaseamos” con una fuga, con enfrentar con ira a alguien, con unas vacaciones, con abandonar los estudios o el trabajo, con ser rescatados, o todo lo anterior en conjunto. 

Cuando nuestras mentes dan vueltas y vueltas en laberintos aparentemente sin salida, es una señal segura de que hay demasiado pensamiento, demasiado hacer y no hay suficiente Ser.

 ¿Puedo ofrecer una sugerencia’

¡Solo para! 

¿Qué hay AQUÍ Y AHORA cuando simplemente nos detenemos? 

Incluso un solo momento en el que estemos libres de la identificación con nuestra mente que piensa, juzga, se preocupa y crea historias puede comenzar inmediatamente a transformar nuestra relación con el momento y relajar nuestro cuerpo-mente. 

Cuando nos detenemos, caemos en la experiencia completa del Ahora sin resistencia.

 La energía que se arremolina en la cabeza comienza a descender.

 Salimos del trance egoico que reclama constantemente nuestra conciencia. 

​Cuando notemos que la mente opera desde un estado de trance, enredada en la cotidianeidad, inconsciente y olvidada del Ser…primero seamos conscientes…DÉMONOS CUENTA DE QUE ESO ESTÁ OCURRIENDO.

 Cuando somos conscientes de ese estado de trance…no nos atrapa.

Entonces es posible que nos sintamos impulsados a buscar un banco en el parque, un rincón tranquilo, un lugar frente a una ventana soleada, o simplemente cerrar los ojos mientras estamos sentados frente a la computadora y DETENERNOS.

 Siempre hay espacio, tranquilidad y paz en nuestra verdadera naturaleza silenciosa. En las dimensiones más profundas del Ser, la vida no es ni mucho ni poco agobiante, sino simplemente lo que es. 

Cuando no superpongamos el momento con nuestros juicios al respecto, la vida será lo que es, pero nuestra relación y respuesta cambiará por completo. 

Descúbrelo por ti mismo… Cuando hay demasiado pensamiento no hay suficiente Ser… Presencia.


Gracias. Gracias. Gracias




 

miércoles, 15 de junio de 2022

En práctica cada día -Tahíta

 




Todos los momentos de nuestro día son enseñanzas. 

Por eso, en lo posible, hay que prestar atención durante todo el día, desde la mañana hasta la noche, en todas las actividades.

El objetivo no es convertirnos en un experto en respiración, ni siquiera en un excelente meditador. El objetivo es ver con claridad las causas y el posible final del sufrimiento, experimentarlo, y poder luego llegar a la paz mental.

Coincidamos en esto…

La vida es un reto continuo porque las circunstancias siguen cambiando.

El sufrimiento es la incapacidad de la mente para adaptarse a estas circunstancias cambiantes.

Sin embargo…la paz es posible.

Es posible cultivar, a través de procurarnos cierto de estilo de vida y ejercicios de entrenamiento mental como la atención plena, una mente que se adapte sabiamente a las circunstancias cambiantes, evitándonos así mucho sufrimiento.

Comprendemos por supuesto que los tiempos son caóticos y hay vórtices de energías, creados o no por nosotros, que suelen privarnos de la suficiente calma y ecuanimidad como para observar sin reaccionar y comprender que somos más que el personaje sumergido en la historia.

Sin embargo, hay tres ideas liberadoras que me inspiran cuando estoy al borde del abismo de la inconsciencia, a punto de reaccionar, no siempre adecuadamente…

Primero…Todo es temporal; las experiencias están cambiando continuamente. Esta percepción hace que las situaciones difíciles sean menos dolorosas y aterradoras porque sabemos que… “Esto también pasará”.

Segundo…Toda experiencia suele atemorizar a la mente y genera una resistencia que se manifiesta como tensión o sufrimiento mental. La mente dice: “No quiero más esto en mi vida” o “Necesito esto ahora mismo”, en lugar de “Esto es lo que está sucediendo ahora. Veamos qué sucede después”, lo que reequilibraría esa mente y le evitaría mucho sufrimiento innecesario.

Tercero…Todo es contingente. Los eventos externos o las experiencias internas como estados de ánimo o pensamientos surgen por alguna razón, sea que la conozcamos o no a nivel consciente. Nada sucede sin haber sido causado por algo y sin impactar en eventos en los que TODOS ESTAMOS INTERCONECTADOS.

Cuando estoy consternada por una situación, si puedo recordar que “Esto es el resultado de un gran número de causas que sí o sí tienen que ser, mucho más allá de lo que quiero o no quiero”, soy capaz, al menos, de evitar agregar más ira a una situación ya difícil. Si hay respuestas sabias a la situación, puedo probarlas. Si no tengo éxito en cambiar la situación, tal vez pueda recordar: "Luchar con lo que está más allá de mi control me creará más sufrimiento" y usar toda mi energía para acomodar la situación.

Todas nuestras vidas son un despliegue continuo de experiencias que siempre están cambiando y es difícil permanecer cómodo todo el tiempo con lo que sucede. 

Vivir es estar en un programa de preguntas continuo en el que en realidad solo tendríamos que hacernos una sola pregunta.

 "¿Cómo puedo manejar lo que está sucediendo ahora, de la mejor manera posible, sin crear más sufrimiento?"

Es completamente inútil pasándonos la vida diciendo “no” a lo que no queremos que suceda. Considerar todas las posibilidades y aceptarlas, nos aligera el camino.

Pero aun sabiendo todo esto, si no estamos decididos y alertas para practicar en cada momento de nuestra vida…no vale de nada saberlo.

La práctica lo es todo.

Por supuesto, sería maravilloso si pudiéramos incorporar de manera tan completa las percepciones que obtenemos en momentos de claridad en nuestras vidas para que los hábitos que nos desestabilizan nunca vuelvan a surgir. Mi experiencia, sin embargo, es que el desarrollo de la sabiduría es incremental. Más practico cómo intencionalmente quiero responder…más se incrementa ese poder hacerlo y la sabiduría que lo sustenta. 

Detengámonos ahora y pensemos en nuestro día hasta ahora. Observemos las ocasiones en que la mente se alteró por lo desagradable e inesperado, luego se calmó y se sintió cómoda, luego se alteró nuevamente y luego se calmó. Creo que descubriremos que ha habido muchos momentos potencialmente perturbadores.

Tal vez cuando tomamos una decisión saludable, deberíamos esforzarnos para felicitarnos a nosotros mismos: “¡Hice eso! ¡Conservé mi tranquilidad! Casi me quedé atrapado en el desconcierto, ¡pero no lo hice!” Cada una de esas experiencias de "Mi mente está en paz, por elección" es tanto una confirmación de que: "La paz es posible", como un momento para aumentar nuestra confianza. E incluso cuando la distracción nos confunde y hacemos algo de lo que nos arrepentimos, por lo general, aunque sintamos remordimiento, podemos optar por tenernos paciencia.

 En cualquier caso, nos volvemos más sabios. El elemento crucial es prestar atención y nunca dejar de vivir lo aprendido.

Sin duda, es importante, al menos si es posible, reservar algo de tiempo todos los días para sentarnos en silencio o dar un paseo tranquilo, específicamente para permitir a la mente relajarse. El simple hecho de tomarnos un "tiempo libre" nos soltará de todas las demás tareas que a veces nos agobian y clarificará la mente.

Sin embargo, lo principal que quiero compartir es esto:

La vida diaria es práctica. 

Por ser la vida en el mundo tan compleja, es el escenario óptimo para desarrollar la capacidad de ecuanimidad y el hábito de ser amorosos con toda forma de vida.

 Podemos aprender muchas técnicas, herramientas, experiencias de contacto, ya sea en clases, retiros o libros, pero ellas apuntan a que…

 HAY QUE VIVIRLAS.

 

Gracias. Gracias. Gracias.

viernes, 10 de junio de 2022

Atención y emociones difíciles- Tahíta

 


La escritora y maestra Sylvia Boorstein llama a la Atención Plena... “atención despierta a lo que sucede dentro y fuera para que podamos responder desde un lugar de sabiduría”. El maestro Thich Nhat Hanh dice: “Me gusta definir la atención plena como la energía que nos ayuda a estar ahí al 100 por ciento. Es la energía de tu verdadera presencia.” 

Lo cierto es que trabajar con las emociones durante nuestras sesiones de meditación agudiza nuestra capacidad de reconocer un sentimiento justo cuando comienza, no 15 acciones posteriores. Así podemos lograr que no nos abrume, no arremeter precipitadamente, o ignorarlo por sentir miedo o vergüenza de él.

Aprendemos mucho en ese lugar intermedio consciente. Empezamos a descubrir que siempre podemos tomarnos un momento para volver a centrarnos en nuestros cuerpos, reconocer lo que estamos sintiendo, detectar nuestras reacciones habituales (ya sea estallar cuando estamos frustrados, o enfurruñarnos cuando nos sentimos criticados), y tal vez decidir una acción diferente.

Cuando comenzamos la práctica de la atención plena o el estado meditativo generalmente no somos conscientes de las hebras separadas de dolor, ira y miedo que se agitan dentro de nosotros. Todo lo que sentimos es un cúmulo único y aparentemente sólido de tristeza. Luego, a través de la meditación, comenzamos a mirar dentro más claramente y a detectar los componentes de nuestro dolor. Alguien cuenta esto al respecto… “lo que vi me inquietó tanto que me acerqué a mi maestro y le dije acusadoramente: “¡Nunca solía ser una persona enojada antes de comenzar a meditar!”. Cuando comencé a excusarme el maestro simplemente se rió y luego me recordó las herramientas que ahora tenía para lidiar con los sentimientos difíciles que hasta el momento mantuve ocultos.

La práctica de la atención plena no pretende eliminar el pensamiento, sino ayudarnos a saber lo que estamos pensando cuando lo estamos pensando, del mismo modo que queremos saber lo que estamos sintiendo cuando lo estamos sintiendo.

La atención plena nos permite observar nuestros pensamientos, ver cómo un pensamiento lleva al siguiente, decidir si nos dirigimos hacia un camino poco saludable y, de ser así, soltarnos y cambiar de dirección. 

Nos permite ver que somos mucho más que un pensamiento de temor, envidia o ira. 

Podemos descansar en la conciencia del pensamiento, en la compasión que nos brindamos a nosotros mismos si el pensamiento nos hace sentir incómodos, y en el equilibrio y el sentido común que reunimos cuando decidimos si actuamos desde ese el pensamiento y cómo hacerlo.

La meditación es como entrar en un viejo ático y encender la luz.

 En esa luz vemos todo: los hermosos tesoros que estamos agradecidos de haber desenterrado; los rincones polvorientos y descuidados que nos piden: “¡Límpiame, límpiame!”; las desafortunadas reliquias del pasado de las que creíamos habernos librado años atrás.

 Los reconocemos a todos, con una conciencia abierta, espaciosa y amorosa.

Nunca es demasiado tarde para encender la luz. 

Nuestra capacidad para romper un hábito poco saludable o apagar una historia repetitiva en la cabeza no depende de cuánto tiempo haya estado funcionando; un cambio de perspectiva no depende de cuánto tiempo hayamos mantenido la visión anterior. 

La luz sigue allí disponible y elimina la oscuridad, permitiéndonos ver cosas que antes no podíamos ver.

 Y porque nunca es demasiado tarde para tomarnos un momento para mirar…les dejo una de las herramientas sencillas para hacerlo

 

Podemos sentarnos cómodamente con los ojos cerrados o abiertos. Centrar nuestra atención en la sensación de la respiración.

Después de unos momentos de seguir nuestra respiración, recordemos conscientemente un sentimiento o una situación difícil o preocupante del pasado reciente, un escenario que contenga una emoción intensa: tristeza, miedo, vergüenza o ira. Podemos tomarnos un momento para recordar completamente la situación. Es probable que no nos sintamos cómodos haciendo eso, pero aun así permanecemos observándola, y, en cualquier momento, podemos volver a seguir nuestra respiración para descansar.

¿Qué sensaciones corporales acompañan a las emociones que evocamos en este escenario?

 Veamos si podemos decir en qué parte del cuerpo sentimos estas emociones. 

¿Se nos seca la boca? ¿Estamos respirando superficialmente? ¿Estamos apretando los dientes? ¿Hay un nudo en la garganta? Lo que sea que esté sucediendo en nuestro cuerpo, notémoslo. Si podemos sentir la emoción en el cuerpo (y no siempre podemos hacerlo), nos brinda una forma concreta de desconectarnos de la historia y observar la naturaleza cambiante de la emoción.

Ahora, nos concentramos en la parte del cuerpo donde esas sensaciones son más fuertes. No tenemos que hacer nada al respecto excepto ser conscientes de ellas. Una vez que nuestra atención se haya trasladado a las sensaciones corporales, quizás nos digamos a nosotros mismos, está bien; sea ​​lo que sea, está bienPuedo sentir esto sin alejarlo o quedar atrapado en ello. Permanecemos conscientes de los sentimientos en nuestro cuerpo y nuestra relación con ellos, aceptándolos, dejándolos ser, suavizándoles y abriéndonos a ellos. 

A veces lo que estamos sintiendo no es solo una emoción; el duelo puede incluir momentos de tristeza, momentos de miedo, de impotencia, tal vez incluso de alivio. Veamos si podemos dividir la emoción en sus partes componentes.

 Notemos todas las cosas diferentes que sentimos.

 Permanecer con el sentimiento y desenredar los diversos hilos puede llevarnos a darnos cuenta de que lo que pensábamos que era un cúmulo de miseria es una combinación de emociones en constante cambio. 

Darnos cuenta de esto hace que los sentimientos sean más manejables.

Podemos notar que nos resistimos a estas emociones difíciles y las sensaciones corporales que las acompañan, rehuyéndolas y sintiéndonos avergonzado de ellas. O tal vez nos sintamos apegados a ellas, repitiendo una discusión o reviviendo sentimientos de ira, impotencia o humillación.

Tal vez las emociones que despierta el pensamiento o la situación son tan perturbadoras que comencemos a llorar. Si lo hacemos, está bien; es parte de la experiencia. Podemos darnos cuenta de cómo se relacionamos con las lágrimas: cómo reacciona nuestro cuerpo, qué combinación de emociones acompaña al llanto, qué historias nos contamos sobre el llanto.

Si no sentimos abrumados por las emociones, volvamos a ser conscientes de nuestra respiración para fijar la atención en el cuerpo. Esto nos ayuda a volver al momento presente. 

Si nos encontramos pensando Siempre me sentiré así, o Si fuera más fuerte/más paciente/más inteligente/más amable no me sentiría así, volvamos a la simple verdad del momento: nos mantenemos sentados y nos hacemos conscientes de la respiración. Veamos si podemos reconocer que la emoción es un estado temporal, no nuestro SER.

Y cuando estamos listos, abrimos los ojos. Tomamos una respiración profunda y nos relajamos.

Durante el día, si surge una emoción difícil, tratemos de aplicar esta atención consciente.

 

Me ha sucedido que, con el tiempo, el solo atender la respiración resuelve o ayuda a atenuar las emociones cambiantes que me agobiaban.

Les ofrezco con amor esa pequeña herramienta que nos saca del pozo de la inconsciencia, y nos abraza en un SER más consciente que con Amor comprende y acepta toda la gama de emociones que en esta vida dual nos agitan…con algún fin trascendente, sin duda.

 

Gracias, Gracias, Gracias

 

Final del formulario