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miércoles, 30 de octubre de 2019

Permanecer presente con otros

A pesar de lo que dicen acerca de la indiferencia o frialdad de los gatos, los que conviven conmigo son muy demostrativos. Cada uno busca mi afecto. Pero lo que más buscan es mi ATENCIÓN. No es suficiente que los acaricie, sino que tengo que hacerlo sin hacer nada más. Si realizo varias tareas y leo mientras los acaricio, desaparecen. Si mantengo una conversación mientras los acaricio, desaparecen. Si hago algo más que estar con ellos por completo, se van. 

Con los años, descubrí que cuando les presto toda mi atención, mis gatos y yo podemos entrar juntos en un espacio muy amoroso. Literalmente puedo sentir el amor que emana de ellos hacia mí y mi amor que fluye hacia ellos. ¡Es bastante profundo! Durante estos momentos íntimos, este amor es todo lo que existe en nuestro mundo. Tan pronto como tengo un pensamiento que me saca de ese espacio, el gato también sale de ese espacio. Cuando me concentro de nuevo y regreso a ese lugar de solo amor, el gato también se instala nuevamente. Podemos seguir así durante bastante tiempo. Por lo general, soy yo quien pone fin a nuestros amores, debido a que tengo que “hacer" algo. 

Esto me hizo pensar en mis relaciones humanas. No siempre estoy totalmente presente en las conversaciones, especialmente con la persona con la que vivo. Realizo muchas tareas a la vez, limpio y ordeno la casa, escribo en la computadora, riego el jardín, planeo el almuerzo o simplemente pienso en otra cosa. Ante esto las conversaciones son “de paso”, nunca nos detenemos a crear un espacio profundo solo para conversar. No es como reunirnos en algún lugar para tener una conversación completa, como lo hacemos con un amigo. 

¿Qué pasa si le damos a la persona o personas con las que convivimos toda nuestra atención mientras hablamos, como hago con mis gatos? 

He estado experimentando esto con las personas allegadas, ¡y los resultados son bastante profundos! Por lo general, se requiere un esfuerzo concertado para sacar mi mente de lo que sea que esté haciendo para estar completamente presente. Se siente como si hubiera sido interrumpida, así que necesito un segundo o dos para reorientarme. Una vez que mi mente está libre, mi próximo desafío es permanecer presente con cualquier persona y no dejar que mi mente divague durante la conversación. Es solo una fuerza de hábito que se vuelve más fácil y más natural cuanto más lo hago. El otro desafío es no interrumpir la conversación para poder volver a lo que sea que estaba haciendo antes de sentarme a estar presente con otros. Cuando puedo llegar a estar completamente presente practico dirigir toda mi atención, todo de mi interés y todo mi amor fluyendo hacia el otro. 

Practico no tener nada más entre nosotros, solo este hermoso flujo de atención, amor y conversación. No importa si con esa otra persona estamos hablando del clima, las tareas domésticas, las novedades o lo que sea, trato de estar completamente presente en cada conversación. 

Encuentro que practicando el dar atención y presencia a los demás, nuestras interacciones son más íntimas, más reflexivas y, por supuesto, más amorosas. 

Podemos elegir, aunque cueste al principio, comenzar a estar, realmente unos con los otros.

¡Y las bendiciones fluyen!

Tahíta

Soltando el control y Confiando en el Universo

Intentar controlar el mundo que nos rodea es agotador y frustrante.

Cuando tratamos de lograr el control, tomando todos los recaudos que consideramos necesarios y no lo logramos, como ocurre, nos sentimos abrumados, estresados y hasta deprimidos.

Nunca estamos realmente en control, al menos no desde el punto de vista de nuestra alma individual. Una vez que reconocemos esto y elegimos dejar ir, podemos sentirnos Uno con el universo. No es fácil aprender a ceder el control y dejar que el universo se haga cargo.

Muchas personas buscan desarrollar un sentido de empoderamiento,pero nunca su opuesto. Sin embargo, por experiencia propia sé que los momentos de impotencia son realmente ricos en potencial. Cuando estamos en lo más bajo del pozo, desesperados, realmente accedemos a la rendición. Esto ocurre cuando nos damos cuenta de que todo lo que enfrentamos es demasiado grande para manejarlo solos. 

Cuando nos rendimos, ya no estamos indefensos. Abrazamos esto desde un punto de vista empoderado, no como víctimas. Es entonces cuando conscientemente recurrimos a la mayor fuerza que existe, simplemente dejando ir la lucha y soltando el control para que obre el poder Infinito.

El amor es la fuerza que mueve todo el universo.  El amor es gracia. El amor ayuda, cuida y comparte dones, y siempre está ahí, si te abres. 

Cuando nos convertimos en una influencia amorosa para todos y priorizamos el amor en nuestra vida, atraemos todas las respuestas y asistencia del universo. Practica esto y observa cómo tu vida se alinea, sin ningún control o aporte de tu parte, solo con intenciones amorosas. 

Ese Amor nos aleja del miedo, que es el que nos hace reaccionar en lugar de responder. La mayoría de nosotros vivimos en un estado de reacción. Nuestro sentido de control se relaciona con la cantidad de "manejo de las cosas" que creemos tener. 

La iluminación tal vez consista en liberarnos de esta sensación de control. Realmente no sabemos lo que sucederá en los próximos cinco minutos de nuestra vida. 

Como parte de cualquier proceso de crecimiento, hay que dejar de lado la pretensión de control. Si bien podemos tener el control de nosotros mismo en algunos niveles, nuestra vida no está destinada a ser gestionada individualmente. 

Permítete experimentar con asombro. 

Déjate sorprender por lo desconocido. 

Puedes descubrir que abrirse a lo desconocido es más sanador y grato que el control.

Un Maestro dijo… ¿Y por qué se preocupan por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. (Mateo 6: 28-29). Podemos emplear esta sabiduría como otra lección más para aprender de la naturaleza. 

Mira lo generosa que es la naturaleza. Observa la belleza y la sincronicidad de todo. Por mucho que te sientas como un extraño aquí, tú y tu vida no son un accidente. Todo este universo ha conspirado para brindarte esta experiencia. Esta fuerza está dentro y alrededor tuyo siempre porque tú también eres parte de este universo. Intenta verte a ti mismo como parte de él en lugar de como un observador externo solamente. 

Y siempre recuerda que cuando expresas gratitud, el mundo naturalmente se suaviza y te responde . Hay algo poderoso en estar auténticamente agradecido con el universo. Cuando esto se vuelve hacia adentro, puede ser trascendente. Es importante agradecer las pequeñas cosas o sucesos que aparecen en la vida. Son señales de que estamos siendo asistidos. Mientras más gratitud mostramos, más se abre nuestra vida a este tipo de relación con el universo, y se desarrolla la confianza.

Muchas de las trampas del camino comienzan en la mente individual. A medida que aprendemos a confiar y cooperar con el universo, nos movemos más allá de estas limitaciones internas. Si podemos ser testigos de la confusión y aleatoriedad de la mente y nos mantenemos agradecidos por la gracia y la sincronicidad que experimentamos, estamos listos para dejar ir los vericuetos mentales y concentrarnos en la evolución personal dejando que el Universo se encargue del resto.

Y siempre…SIEMPRE…escucha tu intuición, porque es el modo en que el Universo te acerca la guía.

La intuición es el sistema de guía interno. Dado que proviene de un espacio superior y más sutil de nuestra conciencia, a menudo se ignora, no se escucha o se malinterpreta. 

La importancia de la intuición nunca es exagerada. 

Esta guía viene del interior del alma y está directamente relacionada con el resto del Universo con el que somos Uno. 

Si deseas construir una relación de confianza con el universo, dedica tiempo a centrarte en lo que esta intuición te muestra como la opción más luminosa. 

Esta práctica redirige la percepción. No importa qué molestias o incluso problemas serios podamos enfrentar, siempre hay un elemento de gracia involucrado. 

Todo…desde el aire que llena nuestros pulmones hasta nuestra familia, trabajo y amigos, es una bendición del Universo. Todos los aspectos de nuestra experiencia de vida son satisfactorios y bendecidos, si elegimos verlos como tales.

Por eso…tomémonos un tiempo para notar cuán hermosa es la luz del sol que entra en nuestro espacio vital. Apreciemos esa sonrisa cálida de un extraño mientras esperamos en una cola. Tomémonos el tiempo para disfrutar nuestro alimento, masticando completamente y saboreándolo con conciencia. Estos pequeños y a menudo desapercibidos actos son parte de la gracia del Universo fluyendo con amabilidad y amor. 

Podemos dejar de lado nuestra preocupación por el control, y permitirnos sentir la seguridad de las intenciones del universo. Aunque puede haber momentos desagradables en la vida, en general, el Universo es extremadamente benigno para con todos. Sintonízate con esta conciencia y lo sentirás.

Intentemos mirar la vida, así como a nosotros mismos desde diferentes perspectivas y abracémoslo todo. Este poderoso acto puede traernos armonía y confianza y nos libera del deseo de controlar.

Así, rendirnos en lugar de pretender controlar desde nuestro personaje mínimo el Campo infinito de posibilidades, abre la puerta a la paz, el Amor y el sosiego que tanto ansiamos expresar.

 

¡Y las bendiciones fluyen!

Gracias. Gracias. Gracias.

 

Tahíta

 

Hagas lo que hagas…RECUÉRDATE

Hemos heredado la dualidad como respuesta a todo, por eso es que fragmentamos la realidad e incluso nuestro movernos dentro del Campo de consciencia y a la vez, no en contraposición, en la dimensión humana experimental…por eso aceptamos conceptos como “ser y no hacer” cuando en realidad, no se contraponen en absoluto y pueden complementarse amorosamente.

Cuando comencé a traducir el artículo del Michael Neill sobre “el ser o el hacer”, al principio me pareció trivial, pero cuando lo leí dos veces y comprendí la importancia de entender algo tan simple pero desechado, decidí que volvería sobre el tema. Porque aceptamos sin dudar afirmaciones de segunda mano, conceptos y verdades importadas de no sé dónde, sin abarcar el aspecto más amplio que nuestra consideración consciente nos mostraría…y eso, le quita validez a todo a aquello que aceptamos sin discernirlo.

Siempre “somos” o sea que nunca podría haber un momento en el que estamos “haciendo” sin “ser” Siempre somos el “Ser” que puede o no estar “haciendo” algo.

Lo que sí ocurre la mayoría de las veces es que nos olvidamos de lo que somos tras el personaje, imbuidos en el papel del ego y en la acción misma, cuando lo que tendríamos que lograr es “estar presentes" aún en la acción, y, aunque somos una unidad, poder para dicho efecto desdoblarnos y situarnos como testigos, al mismo tiempo que como hacedores.

Como solía decir un maestro “Hagas lo que hagas…RECUÉRDATE”.

Esa es toda la cuestión…no se trata de dejar de “hacer” lo que puede no ser posible para muchos, sino estar conscientes del Ser aun en la acción, lo que la mejorará tremendamente ya que una acción consciente es de un valor inmenso.

Por eso, tranquilos si sus vidas los lleva de una acción a otra…solo sigamos accionando, pero a la vez creando en la acción una brecha por donde la luz del Ser se cuele a interactuar y a iluminar la escena, desde lo más profundo de la no acción. Porque al fin, el concepto de la no acción no requiere inactividad, sino consciencia presente, presencia de esa parte nuestra que es inamovible en su grandeza, pero puede supervisar, y lo hace, al hacedor que como humano somos en la dualidad.

En estos últimos tiempos la vida me colma de requerimientos de acción…y en mi caso no puedo eludir el servicio y el cuidado, pero maravillosamente estoy aprendiendo a cada paso a estar atestiguando esa acción como necesaria y bendita, y todo pasa a cobrar una dimensión en la que la acción, es tan valiosa como un momento de meditación o de silencio…

Entonces solo me queda rememorar ese sabio consejo: “Hagas lo que hagas…RECUÉRDATE”.

 

Gracias. Gracias. Gracias.

 

Tahíta