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martes, 31 de julio de 2018

 La Vida y sus propósitos


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“El Propósito de la vida es lo que estás viviendo.” Byron Katie

Qué gran peso nos quita de encima considerar  que lo que vivimos es siempre y simplemente el propósito que tanto hemos perseguido, de la manera que fuera. Soltar los aparentes objetivos espirituales, las supuestas misiones y delirios del ego…porque el Espíritu no aspira a nada más que LO QUE ES.

Tantas veces nos perdimos en las palabras de otros…y la verdad es que las únicas en las que tenemos que “estar presentes”  es en la voces interiores más sencillas y prístinas, las del Campo al que llamamos Dios, ese en el que seguramente compartimos voces con los demás fragmentos de vida…pero siendo claros y estando atentos.

Fuera de toda la ilusión de felicidad que nos tratan de vender, el gozo solo está en el ahora, y no emparentado a lo que tenemos o pretenden que tengamos en un futuro…un futuro que nunca saciará nada…porque el gozo de Ser no puede basarse en una carencia, en un “cuando tenga…”, en un vacío siempre por llenar, sino en el Vacío lleno de posibilidades latentes e infinitas al que no hay que llegar, incondicionalmente abierto a nuestra presencia consciente y presente.

El propósito es siempre el Ahora, tanto si es agradable como si nos abre o re-abre una herida a ventilar y sanar, porque el estar en ella sin huir es lo que promueve la sanación o la trascendencia…no importa si sufrimos o no.

No significa que mi Propósito sea sufrir, sino vivir lo que me pasa, y al vivirlo surge una perspectiva diferente, no estresante, amigable y hasta cercanamente amable. Me conecto en lugar de huir a esa situación, la dejo fluir, cambiar de a poco…me permito el silencio o digo lo que tengo que decir, hago lo que mi intuición me dice o no hago nada. Me dejo atrapar por el miedo, el qué dirán…o abrazo todo y me integro. Intento controlar lo que no es posible, espero que el otro cambie, que la realidad sea otra…o cambio mi perspectiva y “veo”  que la Vida me vive sin necesidad de control, que el otro me espeja, me enseña y me completa…y que la realidad  es como la creo en el polifacético ir y venir de  ésta sopa de energía en la que acepto nutrirme y nutrir.

 Walter Riso dice en uno de sus libros… “…hay que habitar la incertidumbre y eliminar la ilusión de control que pregona la cultura.

Los que logran habitar la incertidumbre suelen  habitar también más suavemente la ansiedad, o soltarla, sabiendo que la mayoría de los sucesos no necesitan de nuestra tensión y control.

Aunque nos movamos re-direccionando el  flujo en esa sopa energética y vital…la estabilidad no es permanente, porque la vida no es un lugar seguro y controlado, gozamos de momentos de paz, y estallamos en otros de inusitado fuego interior y externo…y eso es vivir.

No podemos establecer cuánto durará el momento plácido, pero sí podemos dejar de resistirnos, de luchar, sin esperar que todo sea un idílico argumento sin altibajos…lo valedero es que dejemos de ver conflictos y  peligros por todas partes, para por fin ver la vida como un desafío, que no se trata de llegar a ningún lado, ni de mejorarse hasta la iluminación, que no hay nada malo en nosotros, que lo importante es el camino de nuestra vida, y que es esa aceptación de lo que “Es” la que nos abre las puertas a la Paz dentro nuestro, que es donde libramos en suma, todas las batallas.

Mi Paz llega cuando abandono el pensamiento de que las cosas deben ser distintas, de que yo debería ser distinto, que el otro debería ser y actuar de otra forma, que tengo que encontrar mi misión, mi propósito, al fin ser feliz. Mi Paz llega cuando participo del juego de la vida sin creer que las cosas deberían ser de otra forma, que la verdadera vida comienza después que cambio, que la felicidad está en la vereda de enfrente, porque siempre estuvo conmigo, solo que no la veía, porque estaba luchando con la vida, tratando de que fuera según los propósitos descabellados del ego…que para eso está.

 ¿Sería descabellado pensar que el sentido de la vida es permanecer continuamente, sin más, en el Ahora?  Sería como un estar en servicio, en tarea…considerando tarea no solo lo obligatorio y los “debería” sino también…leer, bailar ,quedaros un día en la cama sin estar enfermo, meditar, aprender algo nuevo porque sí. Y también, dejarnos llevar por el corazón, permitirnos equivocarnos y alejarnos de la queja, siendo compasivos con los demás y con  nosotros mismos, reconociendo nuestros errores, pero sin castigarnos, culparnos, ni juzgarnos duramente. Tenernos paciencia, darnos tiempo, escucharnos y escuchar que nos dice la vida.

Comprendamos que…la vida nos sonríe y acaricia a veces, y otras nos patea. Y que ambas cosas son correctas. La Vida es más grande que nosotros, así que debemos sintonizar con “sus propósitos”, aunque nos resulten incomprensibles.

La Vida es una especie de “diálogo existencial”, entre nuestros deseos y los suyos, como lo expresa tan impecablemente  Joan Garriga…

Tal vez la tan perseguida felicidad solo se trate de unificar dichos propósitos y fluir.

¡Y las bendiciones fluyen!!!

Tahíta.