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domingo, 30 de octubre de 2022

Multitarea…Rozar la superficie de la Vida- Tahíta

 


La multitarea nos distrae y nos hace sentir que estamos haciendo mucho, pero, en realidad, generalmente estamos haciendo dos o más cosas… a medias.

No puedo escuchar a quien tengo delante y navegar por Facebook. Podría pensar que puedo hacer eso, pero la persona notará que no estoy realmente allí. No puedo cenar y contestar correos electrónicos. Bueno, puedo, pero lo más probable es que termine la comida sin siquiera probarla.

La multitarea es uno de los mayores enemigos de la paz interior.

Nos roba el equilibrio y nos engaña haciéndonos pensar que es la forma de hacer más cosas o ser más productivos y demostrar que estamos trabajando lo suficientemente duro para quien sea que creamos que necesitamos demostrar algo: jefes, compañeros de trabajo, amigos, parejas, padres, hijos, tal vez incluso completos extraños…o nosotros mismos.

Decía Daniel Goleman, en su libro “Focus”, que la habilidad de hacer una pausa es vital para recuperar el control de nuestra atención. Solo así dejamos de actuar por impulsos y de forma automática.

 Entonces, el desafío es dejar de desenfocarnos y comenzar a prestar atención a la voz suave y apacible que intenta ser escuchada en el silencio de nuestro corazón.

Para hacer eso, hay que permanecer atentos, observantes y en silencio. Ese es el punto de partida. Y el punto final. Y cada punto intermedio. Atención plena siempre, o tan a menudo como sea posible.

 La multitarea empeora con la práctica. Si tenemos el hábito de realizar múltiples tareas, cuanto más lo hagamos, peor se pondrá…ese es el primer punto a considerar.

En segundo lugar, daña nuestras redes neuronales.

Entonces, por supuesto, en las tradiciones de sabiduría, ser conscientes se define como Presencia y Presencia significa estar en el momento y estar completamente presente.

Y si no estamos completamente presentes, no estamos allí.

Lo más importante que estamos haciendo es lo que estamos haciendo ahora mismo…la persona más importante en nuestra vida es la que tenemos delante y el momento más importante también es ahora mismo.

El Dr. Daniel Siegel, entre otros neuropsicólogos, dice: “Corta tu día como una pizza en varias porciones. Tienes tiempo para dormir. Tienes tiempo de relación. Tienes tiempo de juego. Tiempo de inactividad creativa. Tiempo de trabajo enfocado. Y en cada porción de tiempo...haz todo con atención enfocada”.

 Como cualquier otra cosa, necesitamos practicar para crear un cerebro consciente.

La atención es como un foco, sin duda, que ilumina cosas dentro de nuestra conciencia. Pero también es como una aspiradora, aspirando todo lo que descansa en el cerebro, para bien o para mal.

Entonces, ¿sobre qué estamos dejando que nuestra conciencia descanse?

Definitivamente, no podemos estar en conciencia durante la multitarea.

Puede ser que se nos exija o creamos que se nos exija, en estos tiempos de superinformación, superestrés, rapidez y movidas de todo tipo, hacer muchas cosas a la vez. En realidad, solo podemos hacer bien una cosa…las otras a medias. Y a medias, no significa que el resultado de las mismas siempre sea un fracaso…puede que el pastel en el horno no se haya quemado, que no pase nada si dejamos algo encendido sin necesitarlo, que el baño de un niño le deje muy limpio y perfumado, que una charla rápida haya sido efectiva, pero…

¿En cuál de las tareas pusimos nuestro foco esencial? ¿Pudimos disfrutarla? ¿Estuvimos en cuerpo, alma y ser allí, en una impronta de PRESENCIA que nos hace realmente ESTAR VIVIENDO EN CONCIENCIA ESE MOMENTO?

¿Rozar la superficie de la vida es Vivir en Espíritu y en Verdad?

 

Gracias. Gracias. Gracias

 

sábado, 29 de octubre de 2022

Falsos yoes y PRESENCIA- Tahíta

 


Estar presentes, y saber lo que no somos…es esencial para una vida consciente en la que develamos los falsos yoes desde los cuales actúa el ego, aun inconscientemente.

Lo único parecido a un “yo real” que podemos percibir es…conciencia pura, originada en la Vida Infinita. Esta Fuerza Infinita está encarnada dentro de la individualidad finita. Pero el centro de la individualidad está bajo el hechizo de varias identidades construidas: falsos yoes, papeles que representamos, máscaras que usamos.

Estos falsos yoes usurpan nuestro Ser esencial y hablan en su nombre, brindando información distorsionada y falsa que pone en marcha varias fuerzas que confunden y distorsionan todo: nuestra relación con los demás, con los eventos y con la Fuerza Vital.

El estudio, la observación y el desarme del falso yo nos hará sentir, en esta dualidad, más inspirados por el Espíritu…y para ello tendremos que descondicionar o reacondicionar la vida de nuestro personaje humano.

El descondicionamiento comienza cuando se activa nuestra fuerza esencial. Una vez despierta, se aparta de la personalidad, o más exactamente de nuestras subpersonalidades (falsos yoes), y tiene la capacidad de presenciarlas objetivamente.

Es como permitir que el Espíritu nos susurre al oído conscientemente en todo momento, o al menos en la mayoría del tiempo.

Cuando permanecemos despiertos, podemos observar esas identidades construidas, esos falsos yoes, y los vamos borrando junto a los problemas que traen consigo. Este proceso de conciencia expone capas sobre capas que hemos tomado como nosotros mismos, pero que eran solo capas de condicionamiento.

Prácticas como la meditación y la contemplación nos elevan a un nivel superior de conciencia desde el cual es posible un verdadero cambio. El proceso de desacondicionamiento implica reducir el ruido, la estática, las distorsiones dentro de la mente. Aunque diferentes tipos de personas están condicionadas de diferentes maneras, el hilo común consiste en las compulsiones y coerciones del falso yo: vanidad, orgullo, envidia, resentimiento, por nombrar algunas. Podemos agregar a la lista todos los sentimientos de agravio, de estar en deuda y “si tan solo…”. Todas estas formas de negatividad son problemas imaginarios que surgen de la naturaleza misma del falso yo y las historias que cuenta.

Entre las muchas subpersonalidades, los falsos yoes que componen nuestra identidad personal, la mayoría responde a varias motivaciones básicas. Cada motivación está determinada por el deseo de ganar o evitar algo que se cree bueno o malo, deseable o indeseable. La totalidad de estas motivaciones, o impulsos, se llama en términos religiosos…” el mundo, o lo mundano, o el demonio”.

La religión y la moralidad se han centrado en controlar los deseos mundanos, llamándolos pecados, como: orgullo, avaricia, lujuria, envidia, gula, ira y pereza. El orgullo, la envidia, la ira y la pereza son enfermedades del ego y del corazón, mientras que la codicia, la lujuria y la gula están directamente relacionadas con los deseos físicos que es necesario moderar. Estos deseos físicos, por supuesto, pueden influir y engendrar falsos yoes y lanzar un hechizo sobre el ser esencial, pero los dejaremos de lado por el momento, enfocándonos en cambio en una tendencia que multiplica la confusión y el sufrimiento en nuestras vidas.

Me gustaría compartir cómo creamos sufrimiento para nosotros mismos.

Si tuviéramos que observar objetivamente lo que causa la mayor parte de nuestro sufrimiento, veríamos que inconscientemente vivimos bajo un gran engaño: que el propósito principal de vivir es “pasarla bien”. En otras palabras, maximizar el placer y la comodidad, evitar toda desaprobación hacia nosotros mismos y sentirnos importantes o admirados.

Así, vivimos prisioneros de…preservar nuestra propia existencia a toda costa, lo que resulta en miedos exagerados y una actitud defensiva; Ganar placer y comodidad, escapar de todo dolor e incomodidad; Llamar la atención, a menudo de manera inconsciente, y así evitar ser ignorado o rechazado; Obtener la aprobación incondicional y escapar de la desaprobación; Ganar un sentido de importancia y escapar del sentimiento de inferioridad; Ser amado, querido o deseado, y evitar ser abandonado; Tener control sobre otras personas y escapar de situaciones que no podemos controlar. A lista sería aún más extensa.

En nuestro estado ciego e inconsciente tenemos varias estrategias que aplicamos para tratar de mantener al ego contento: quejarnos, ponernos en papel de víctima, adopta una máscara para agradar a la gente; conformarnos a hacer lo que los demás quieren; culpar a alguien o algo externo de lo que pasa; autoinflar el ego, por ejemplo, a través de jactarnos o mostrarnos en redes sociales.

Cada una de estas estrategias da nacimiento a falsos yoes que usurpan la primacía del ser esencial. Además, estos falsos yoes no solo crean estragos en nuestras relaciones, sino que confunden y distorsionan nuestras energías. Dios, la Vida Una, la Consciencia Infinita… no actúa de manera extraña. Estos falsos yoes solo nos acarrean conflictos y caos.

La ilusión de creer que el propósito de la vida es estar siempre tranquilo, ser aprobado, maximizar el placer y tener el control en realidad crea una resistencia constante a las cosas tal como son. Esta resistencia corta la gratitud por los dones de la vida, el “sí” a la realidad y la confianza en la Inteligencia Divina. Este engaño conduce a expectativas poco realistas y engendra resentimiento cuando las cosas no funcionan como pensamos que deben funcionar.

Solo el Ser esencial, operando como “testigo”, es el que puede reducir el poder de estas motivaciones, estrategias y los falsos yoes que usurpan nuestra seidad.

Allí es cuando podemos volvernos receptivos a la gracia y la inspiración, vivir cada vez más con una conciencia del Ser Divino, crecer en la capacidad de ser agradecido, de confiar en la Inteligencia Divina y de rendirnos al Ser/Espíritu.

Vivir con menos resistencia.

Si lo hacemos podremos descubrir que las situaciones negativas se transforman de alguna manera cuando estamos en Presencia.

Estar en Presencia es observar y ser testigos de la enmarañada trama de los yoes pequeños, sin involucrarnos en las historias que tejen, para no percibirse desvalidos a causa del sentido de separación que nos hipnotiza.

El ego y los falsos yoes viven en el tiempo…el Ser vive solo en el presente.

PRESENCIA es presente.

Estar completamente presente significa que estoy atento a lo que está sucediendo ahora. Estar encarnado significa que no es solo mi mente la que está presente, sino que estoy en mi cuerpo, conectado, sintiendo y emocionalmente disponible. Ser congruente significa que estoy comunicando un solo mensaje, no diciendo una cosa con mis palabras y otra con mi lenguaje corporal, sino que transmito el mismo mensaje con mis palabras, lenguaje corporal y comportamientos. Y ser imperturbable, tranquilo independientemente de las circunstancias, es en gran medida el resultado de no concentrarse en el tiempo.

Durante los “tiempos difíciles” de nuestras vidas, generalmente nos volvemos inestables, reactivos. Lo mismo sucede cuando experimentamos un conflicto con otra persona. En estas situaciones reaccionamos a nuestra percepción del tiempo, porque cuando no nos gusta cómo nos sentimos, deseamos urgentemente escapar de la incomodidad. Creemos que podemos hacerlo huyendo o, a veces, afirmándonos —ganando— y demostrando que tenemos razón.

Huir no crea presencia.

Tampoco afirmar nuestro punto de vista, aunque se pueda confundir asertividad con presencia, pero asertividad es un ejemplo de fuerza, que no es lo mismo que presencia.

La presencia y la fuerza son muy diferentes.

 La fuerza nace del miedo.

La presencia nace de la existencia real.

 La Presencia es parte de nuestra naturaleza existencial…lo que somos eternamente, fuera del tiempo y de los yoes que el miedo crea

 

Gracias. Gracias. Gracias


sábado, 22 de octubre de 2022

Floreciendo desde los Paramis o Paramitas - Tahíta

 

No soy budista… no me coloco ninguna etiqueta religiosa, ni espiritual.

Sin embargo, los principios del budismo, así como algunos principios cristianos me tocan comprensiones que sin duda siempre han de abrirnos para florecer en la vida cotidiana del personaje humano.

 “Buda”, nos dejó una herramienta para esta vida, que tomada sin dogmas ni sobrecargas pueden resumirse en las llamadas Paramis o “perfecciones”

Pero, aunque tengamos la herramienta, sino la utilizamos no llegaremos a ningún lugar diferente al que estamos en este punto. Buda, como tantos otros, nos señaló el camino, pero sólo uno/a mismo/a puede recorrerlo.

Comparto aquí los diez paramis que pueden ser la base de un comportamiento amoroso que nos permita estar aquí y ahora, desbordantes de Amor y de Paz…sin embargo, sumo algunas reflexiones nacidas de mi experiencia, que ustedes pueden considerar ampliar con las vuestras.

DANA. GENEROSIDAD

“Que prevalezca en mi la generosidad y sea siempre servicial.” 

Preguntémonos qué podemos dar a los demás…puede ser una donación material, pero también puede ser dar presencia, dar tiempo, dar escucha. Ser generosos significa un amplio aspecto de apertura a las necesidades de todos los seres, UNO en esencia con nosotros…y recordar la generosidad hacia nosotros mismos, para ser suaves ante cualquier error, no condescendientes, pero sí amorosos.

SILA. ÉTICA O MORALIDAD

“Que mantenga la disciplina y las buenas maneras, que mi trato sea puro y limpio, que mis pensamientos, palabras y hechos sean puros.”

Para los budistas, se desarrolla siguiendo los cinco preceptos para una vida sana (evitar matar, robar, hablar mal, como decir mentiras, calumniar, conducta sexual inapropiada y tomar cualquier intoxicante).

Sin ser tan estrictos, cada uno de nosotros podríamos preguntarnos cuántos de estos principios podemos respetar en la vida cotidiana: observarnos, cuidar cómo empleamos las energías que la Vida mueve…especialmente LA PALABRA, ya que conocemos cuánto daño puede causar…celebrar y practicar el SILENCIO, cuando podamos. La auto observación en esto, es fundamental.

NEKKHAMA. RENUNCIACIÓN

Que no haya en mi egoísmo ni mezquindad, sino generosidad y altruismo, que sacrifique mis gustos por el bien de otros.”

Un monje o una monja renuncia a la vida de cabeza de familia y vive sin posesiones personales, teniendo que vivir incluso de la comida de la limosna. Pero... ¿Cómo podemos nosotros desarrollar esta cualidad de renuncia? Aceptar sin quejarnos cualquier cosa que se nos ofrezca, incluso si no es de nuestro agrado, desarrolla fortaleza mental y reduce el ego. Todo lo que llega, lo aceptamos con gratitud, sin quejas o con un mínimo de ellas. Damos la bienvenida a todo y renunciamos a que la Vida y las cosas sean como queremos que sea, para aceptar todo COMO ES…sin que ello signifique resignación.

PAÑÑA. SABIDURÍA

“Que prevalezca la sabiduría y vea las cosas tal y como son, que vea la luz de la verdad y pueda guiar a otros de la oscuridad a la luz, que me ilumine y pueda iluminar a otros, que pueda dar a otros los beneficios de mi conocimiento.”

Aunque muchos confunden la sabiduría con el conocimiento, el mismo puede ser en un inicio una base para la misma, pero si solo ocupa un lugar, sin ser transformado por la comprensión, la meditación, la auto indagación y el silencio…solo es un peso, y a veces un obstáculo. La sabiduría es comprensión, y se desarrolla dentro de uno mismo por la experiencia directa. Mediante la auto-observación, nos damos cuenta de la verdad de la impermanencia, el sufrimiento y el no 'yo' en el que somos ESECIA UNA…y podemos disminuir el sufrimiento

VIRIYA. ESFUERZO

Que mantenga la energía el vigor y la perseverancia, que afronte con impavidez los peligros y supere con entereza todos los obstáculos, que ponga todas mis aptitudes al servicio de la comprensión de los demás.”

Hoy día, está muy de moda el “no esfuerzo”, mas comprendamos que todas son verdades a medias. El esforzarse en demasía solo causa tensión, estrés y puede quitarnos paz, pero eso no quiere decir que haya que dejar de poner energía, perseverancia y ánimo en nuestros asuntos. El equilibrio, surgido también de la comprensión, es la clave.

KHANTI. PACIENCIA

Que sea siempre paciente, que sepa siempre sobrellevar las equivocaciones ajenas, que sea siempre tolerante y vea el bien y la belleza en todo.”

Algunos traducen Khanti por tolerancia…y en verdad, van unidas.

La paciencia es la virtud de quienes saben atravesar y tolerar las contrariedades y adversidades con fortaleza y sin lamentarse. Esto hace que las personas que tienen paciencia sepan esperar con calma a que las cosas sucedan, ya que saben que no estamos al control de la Vida. La tolerancia se define como el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.

Eso dicen los diccionarios. Siempre internalicemos cómo podemos afrontar “sin explotar” lo que llega…y lo que traen a nuestra vida “los otros” sean del reino que sean.

SACCA.VERDAD

Que actúe siempre con sinceridad y honestidad, que no esconda la verdad para quedar bien, que no me aparte nunca del camino de la verdad.”

Es una de las virtudes difíciles desde el vamos, porque cada uno tiene su propio concepto de lo que es la verdad y también los límites del “decir siempre la verdad”, especialmente cuando a veces resulta más piadoso no decirla, o cambiar las formas, u ocultar aspectos innecesarios de una exposición que podría lastimar o lastimarnos. Cada quien obsérvese a sí mismo sobre su honestidad, autenticidad…mas siempre en un contexto amplio de AMOR.

ADITTHANA. DETERMINACIÓN

“Que sea firme, valiente y tenga una voluntad de hierro, que pueda ser suave como una flor y resistente como una roca, que tenga siempre buenos principios.”

Ser resistentes, va de la mano, aunque no parezca, con ser vulnerables y permitírnoslo…son paradojas, yin y yang…y que la fortaleza jamás sea inflexibilidad, dureza extrema sino ser fuertes pero a la vez maleables a la Vida, resistir pero saber cuándo aflojar, enfrentar, mas reconocer la forma de hacerlo, nunca embistiendo.

METTA. AMOR-BONDAD

Que sea siempre amable, amigable y clemente, que vea a todos como a hermanos y hermanas y sea fraternal con ellos.”

Al respecto, les comparto algunos de los versos del Karaniya Metta Sutta: Himno del Amor Universal 

 

Quien busca promover su bienestar,

Habiendo vislumbrado el estado de perfecta paz,

Debe ser capaz, honesto y recto,

Amable en el habla, manso y no orgulloso.

 

Cualesquiera que sean los seres vivos,

sin excepción, débiles o fuertes,

largos, grandes o medianos,

o bajos, diminutos o voluminosos,

 

Ya sean visibles o invisibles,

Y aquellos que viven lejos o cerca,

Los nacidos y aquellos que buscan nacer,

¡Que todos los seres sean felices!

 

Que nadie engañe o denigre

a Su prójimo en ninguna parte;

Que nadie desee el mal de los demás

con resentimiento o con odio.

 

Cultiva una mente de amor que todo lo abarque

Por todo el universo,

En toda su altura, profundidad y amplitud —

Amor que no se perturba

Y más allá del odio o la enemistad.

 

UPEKKHA. ECUANIMIDAD

Que mantenga la calma, la serenidad, la imperturbabilidad y la paz, que conquiste el equilibrio de la mente, que mantenga una ecuanimidad perfecta.”

 La ecuanimidad hace posible encarar la vida con todas sus vicisitudes en calma y tranquilidad sin perturbar la mente.

Ecuanimidad es libertad con respecto al pasado y al futuro, es dejar que ocurran las cosas, es vivir en una feliz calma mental, estando presentes en los constantes cambios que se dan en la propia vida. Es tolerar, es no juzgar.

La ecuanimidad está llena de amor. Es una cara del amor. Lo que es único acerca de la ecuanimidad es que ayuda a poner en balance los otros aspectos del amor de tal modo que no nos agotemos. Nos mantiene aterrizados. Sin ecuanimidad, nuestra compasión puede convertirse en fatiga de compasión; podemos volcarnos al grado de que nos quedemos exhaustos o sobre-identificados con la situación. La ecuanimidad nos puede ayudar a mantenernos en nuestro centro.

 Es la capacidad de ver la imagen completa, como desde la cima de una montaña; percibir una situación en su completitud sin parcialidad

Considero que la ecuanimidad surge del poder de la observación, la habilidad de ver sin quedarnos atrapados por lo que estamos viendo.

 

He aquí estas hermosas e invaluables herramientas. Ahora solo queda observar y observarnos para sentir de qué manera las hacemos florecer.

 

Gracias. Gracias. Gracias

domingo, 9 de octubre de 2022

Pausas…Hacer y Ser - Tahíta

 



¿Por qué seguimos entrando en el modo de hacer?

Pasar de una tarea a otra sin apenas descanso. O cuando no tenemos nada urgente que hacer, buscar algo que hacer: revisar el correo electrónico o las noticias (nuevamente).

En el fondo, debemos creer inconscientemente que, de una forma u otra, nos sentiremos mejor al hacer cosas. O tal vez tenemos miedo de perdernos algo que podría hacernos sentir mejor.

Debajo de esto está la suposición implícita de que no nos sentiríamos bien sin hacer nada.

¿Pero es eso cierto?

Cuando hacemos una pausa y no hacemos nada por un momento, generalmente notamos una sensación de alivio, relajación y menos tensión. Hay, de hecho, una mayor sensación de tranquilidad. Irónicamente, logramos el objetivo final de todo lo que hacemos, un mejor estado mental, sin tener que hacer nada. Y accedemos a ello AHORA, YA.

Naturalmente, nos gustaría probar más de este estado. Así que podríamos escoger hacer una pausa entre tareas. Tomar un respiro (o dos), relajarnos y disfrutar cómo se siente ese estado de pausa. Observaremos luego qué pensamientos pueden estar corriendo por nuestra mente. Y simplemente elegir no seguirlos más, al menos por el momento.

Retirar nuestro interés de los pensamientos y, en cambio, interesarnos en cómo se siente dejar de pensar.

 A menudo descubriremos una ligereza de ser y una sensación de quietud interior.

Por lo general, hay pensamientos más débiles allí, en el fondo. Dejemos que la atención se relaje, alejándonos de ellos.

 Y disfrutemos cómo se siente hacer una pausa…para saborear la quietud interior.

Sea lo que sea lo que estemos experimentando, somos nosotros quienes lo estamos experimentando. Somos conscientes de ello. No es una idea acerca de ser conscientes, sino la experiencia directa de: soy consciente.

Aquí no hay que hacer… nada, no hay que cambiar nada. El mundo continúa, pero ahora somos testigo de su presencia, en lugar de estar comprometidos en hacer algo al respecto.

Mientras descansamos en esta simple cualidad del Ser, más se revela el presente.

Vemos el mundo con ojos nuevos, el paisaje, los sonidos a nuestro alrededor, los sentimientos en nuestros cuerpos.

 Hay una apertura interior y libertad.

No hace falta decir que no pasa mucho tiempo antes de que surja algún pensamiento que nos lleve de nuevo a hacer. Pero el recuerdo de cómo se siente hacer una pausa permanece y se convierte en una motivación para volver. Cuanto más hacemos, más crece la familiaridad con el placer de simplemente ser.

Pausa.

Solo hagamos una pausa. Nada más.

Y notemos la experiencia. Fijémonos en lo que hay en este momento.

Probablemente habrá varias percepciones: vistas, sonidos, olores. Sensaciones corporales de un tipo u otro. Tal vez algunos sentimientos o un estado de ánimo general. Y lo más probable, junto con estos, algunos pensamientos. Tal vez algunos fuertes dominando nuestra atención. O algunos más tenues en el fondo: algún comentario tal vez sobre lo que está pasando, o alguna preocupación habitual.

Cuando notemos que estamos teniendo una conversación en curso con nosotros mismos, elijamos pausarla. Solo por un momento.

Al elegir hacer una pausa, no estamos eligiendo hacer otra cosa, sino simplemente eligiendo dejar de seguir los pensamientos. Retirar nuestro interés en el diálogo interno. Para dejar de escucharlo.

Y luego dejamos que la atención se relaje.

Es probable que seamos más consciente de las diversas sensaciones, percepciones y sentimientos que existen.

Junto con cualquier cosa que podamos estar experimentando, también puede haber una mayor sensación de tranquilidad: un toque de quietud interior, tal vez una sensación de alivio, una felicidad suave, una sensación de amplitud y claridad, o alguna otra cualidad.

Si es así, permitámonos saborearlo, para disfrutar de los efectos de solo hacer una pausa por un momento. Observemos cómo se siente no estar atrapado en hacer… sumergirnos más profundamente en cómo se siente hacer una pausa momentánea.

Y disfrutémoslo.

Más tarde, cada vez que se nos ocurra, volvamos a hacer una pausa.

Y otra vez…

Pero no dejemos que la práctica de la pausa se vuelva rutinaria, buscando la misma experiencia, respondiendo de la misma manera, o convirtiéndose en un ritual que “hacer”. Porque entonces la práctica perderá su valor y poder.

Hagamos de cada pausa una nueva indagación sobre el momento. Sentir curiosidad por cómo se siente, como si fuera la primera vez.

Es la primera y única vez que saborearás este momento.

No hay nada de malo en pensar. Es una parte esencial de la vida. Pero no necesitamos estar pensando continuamente.

Cuando hacemos una pausa en nuestro pensamiento, podemos dar un paso atrás, respirar más fácilmente y relajarnos.

Y podemos comenzar a apreciar los detalles más pequeños de la vida, que no habíamos notado antes: comer, escuchar música, dar un paseo.

Probablemente también notaremos esa cualidad quietud interior, esa sensación de apertura, o tal vez una mayor claridad. Y cuanto más clara esté nuestra mente, más creativos seremos y mejores nuestras decisiones.

Los sentimientos negativos tienden a desaparecer en el momento presente. Esto se debe a que los pensamientos que los alimentaban ya no están presentes.

 

Mientras hago una pausa, me gusta saborear lo bien que se siente.

Tomo una pausa para disfrutar de la tranquilidad y el alivio que viene cuando la mente se calma.

Todo eso… me anima a recordar hacer una pausa más a menudo.

 

Y… ¿a ustedes?

 

Gracias. Gracias. Gracias