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miércoles, 30 de noviembre de 2022

El aferramiento a las Creencias- Tahíta

 


 

Una creencia es un pensamiento o serie de pensamientos a los que decimos “sí” mentalmente.

Una idea a la que le dimos un estatus de realidad, otorgándole la categoría de “hecho” dejándola de ver como una simple construcción mental. Lo que es peligroso.

Las absolutizamos, buscando autoafirmación y seguridad. Las confundimos con la verdad, olvidándonos de que la mente nunca ve la realidad tal cual es, sino solo: imágenes mentales

Nuestra mente solo trasmite conceptos, opiniones, mapas mentales.

Cuando creemos que una creencia es una verdad…caemos en el dogmatismo y/o el fanatismo.

Generan rigidez mental, no que nos lleva a dificultades en nuestras relaciones, y son un verdadero obstáculo para abrirnos a la verdad.

Una vez que las asumimos como verdaderas, provocan que reaccionemos para defenderlas, no que respondamos.

Siendo así… ¿Por qué seguimos aferrados a ellas?

Porque depositamos en ella nuestro sentido de seguridad.

Sumergidos como estamos en un mar de creencias, solo el desnudarnos de todas ellas, y abandonar la necesidad de tener la razón, son necesarios para indagar en el camino de la Verdad.

Reconocer que una creencia es solo una construcción mental nos libera de apego a ellas y nos permite quitarles poder.

Al comprender que una creencia es solo una opinión podemos dejar caer todas las que gobernaban nuestra vida cotidiana, conscientes o inconscientes. A veces creemos que la vida debe responder a nuestras expectativas, que solo podemos ser felices si se cumplen nuestros deseos, que necesitamos la aprobación de otros para validarnos, que tenemos que ser perfectos, que debemos sentir culpa, que somos inadecuados, que estamos todos separados…para nombrar algunas de esas creencias colectivas que nos agobian.

La sabiduría nos conduce de la mano a que abandonemos todas estas creencias.

Para ello, tendremos que adentrarnos en la comprensión experiencial de lo que somos.

Y comparto una frase de Jeanne Salzmann… “Conocerse no quiere decir mirar desde fuera, sino sorprenderse en un momento de contacto, de plenitud. Entonces ya no hay más “yo” ni “mi” no hay más “yo” y “una presencia en mi”. No hay ninguna separación; ya no hay dualidad. Conocerse quiere decir Ser. No hay lugar para otra cosa”.

Cuando comprendemos que somos aquello que no puede ser pensado emerge ante nosotros de manera luminosa El fondo de todo lo que ES…lo que las religiones llaman Dios

No en vano se nos aconseja “no pienses, acalla la mente” …porque la comprensión no surge de la mente, sino del silencio.

La mente operativa es necesaria, pero en la indagación profunda de la verdad, solo un escollo.

 Podemos ciertamente apartarla… si nos atrevemos a vivir en la inseguridad que significa soltar una a una todas las creencias.

 

Gracias. Gracias. Gracias

lunes, 28 de noviembre de 2022

Solo ámalos - Tahíta

 

 

“Solo tienes que amarlos”, me dijo hace mucho tiempo, siendo yo muy joven, un maestro zen, mirándome sonriente.

Tomada por sorpresa, no respondí de inmediato. ¿Amarlos? que se supone que significa eso? Me sonrió y se alejó antes de que pudiera decir algo. Después de un momento, regresé a mi oficina quejándome por lo bajo. ¿Qué tenía que ver el amor?

Otro día, escuché el final de una conversación entre el maestro y otro joven estudiante de Zen. No recuerdo exactamente qué le estaba diciendo a ese joven, pero sabía que lo había escuchado antes, muchas veces antes. Entonces, con más que un dejo de impaciencia, le pregunté si no estaba cansado de repetir: Ámalos, como respuesta.

Solo repitió…” Ámalos”

Miré por la ventana, tratando de determinar por qué estaba tan molesta ante el comentario del maestro. Yo esperaba un consejo práctico, ya que aún no abarcaba la importancia de esa respuesta.

Me parecía que el amor era una enseñanza demasiado suave, demasiado vaga y poco práctica para abordar el sufrimiento en el mundo. Tampoco vislumbraba que el amor, el rendirse y aceptar LO QUE ES…pudiera ser clave de nada

En esa oportunidad, me encogí mentalmente de hombros rápidamente y deseché la enseñanza. Pero sus palabras deben haber permanecido escondidas en algún rincón profundo de mi mente, porque décadas después, resurgen, cuando las necesito, si logro dejar de sentirme víctima y calmar mis emociones.

 Aun así, muchas veces, mis ojos se llenan de lágrimas y la angustia atraviesa mi garganta como un puñal. Enojada, frustrada, impotente ante una situación que considero injusta, agobiante y aun insoportable. En esos momentos olvido todo lo aprendido acerca de no permitirme ser “raptada” por mi cuerpo de dolor…olvido  sentarme en silencio y el … “Solo Ámalos”.  

No lo recordé cuando trabajaba en un sistema opresivo, como lo es casi siempre, ante un jefe arrogante o compañeros dispuestos a cualquier cosa para escalar posiciones…ni antes cuando de niña partió mi madre y escuché que mi padre era indirectamente culpable de su desdicha y muerte…o cuando me abusaron sexualmente y solo podía esconderme bajo la mesa porque el enemigo “estaba en casa” …o cuando mi primer esposo, aprovechando la enfermedad de mi padre me engañó. Tampoco cuando perdí embarazo tras embarazo, ni cuando tras diez años de convivencia la enfermedad de mi compañero me convirtió en una “cuidadora de por vida”, no en una esposa con un esposo en quien apoyarse y con quien compartir “normalmente” las vueltas de camino y los torbellinos de la vida.

Siempre traté de “ser fuerte” y, desde esa obstinación, no inclinarme como hace un árbol ante la tormenta para no quebrarse, ni aceptar y honrar mi vulnerabilidad…

Y aun cuesta, pero, cada vez más frecuentemente vuelven a resonar esas simples palabras del maestro zen en mi mente y en mi interior profundo, para que pueda comprenderlas de una manera diferente.

Todos siempre “hacen lo mejor que pueden”. Incluso yo…y puedo permitirme mi vulnerabilidad, aunque estando atenta a que el cuerpo del dolor pasado y acumulado no se desborde y me arrastre hacia un sufrimiento que me enferme y angustie sobremanera.

Pero, no siempre lo logro. Entonces hago un cartel llamativo y lo pego en el refrigerador, o en mi computadora… "Solo ámalos”. 

Aunque no sea fácil. 

Aunque deba hacer una pausa de mis pensamientos autocompasivos y aflojar esa no aceptación de que las cosas sean como son, al menos, si no puedo hacer que sean de otra manera.

Y aun aceptar, el hecho de no poder plenamente ceptar lo que pasa sin apretar las mandíbulas de vez en cuando, o sin llorar.

Es un juego de permisos amorosos. Hacia mí primero, y hacia los demás implicados que SIEMPRE…hacen lo mejor que pueden.

A veces, y muchas sin duda, vuelven a mí consignas como…Tienes que hacerlo mejor

Entonces recuerdo el consejo que me dio ese maestro zen, y lo aplico, no solo a los demás sino a mí misma, a mi niña herida, a mi adolescente frustrada, a mi mujer joven engañada, a mi orfandad de por vida, a las muchas tijeras del entramado de la vida que cortan mis alas…

SOLO ÁMALOS…

 AMA TODO…

 ÁMATE.

 

Gracias. Gracias. Gracias

 


viernes, 25 de noviembre de 2022

La mente condicionada y nuestra identificación – Tahíta

 


 

La sociedad y la cultura en las que hemos crecido programaron patrones fijos en nuestra mente y, nuestra identidad, (quiénes o qué somos y cuál es, si la hay, nuestra posición en este mundo), se basa en esos patrones. 

Estos patrones de pensamientos, programados en nosotros están profundamente arraigados no solo en la mente, sino también en su parte inconsciente y subconsciente por el mecanismo psicológico de identificación, y emergen automáticamente de vez en cuando, desatando olas de sufrimiento y caos.

Nos guste o no, estos pensamientos van y vienen, la mente está en constante movimiento, y los patrones se esfuerzan por ser autosuficientes generando esfuerzo mental. El resultado es la telaraña de pensamientos con los que nos identificamos y según los cuales vivimos la vida.

Estos patrones son individuales, ya que reflejan las expectativas del entorno particular en el que nos han criado. Las expectativas suelen influir de forma inconsciente, como profundos programas automáticos.

Como estos condicionamientos profundos se han convertido en parte de nuestra mente, una situación particular o una persona los activa de inmediato. Automáticamente se activa la máscara apropiada para la situación particular, adaptada a las expectativas de la situación o persona.

No son las expectativas las que constituyen el mayor problema…aunque suelen ser menos cuando maduramos. El problema es nuestra identificación con ellas y el hecho de que nos apegamos a la identidad personal y a las máscaras y expectativas que vienen con ella incluso después de haber despertado.

Los patrones mentales fijos son poderosamente influyentes, dependiendo del grado de nuestra identificación con ellos. Cuanto más creamos en los pensamientos que creemos propios, más poderosos serán, y fácilmente oscurecerán nuestra Visión y Perspectiva, y, al reducir nuestro estado de Alerta, nos arrastrarán de regreso a nuestro mundo de ilusiones.

Por eso es importante reconocer nuestros patrones mentales fijos.  Una vez que los hayamos percibido y reconocido, podremos cerrar las puertas que conducen al mundo ilusorio, que una y otra vez creímos dejar atrás.

No significa que debamos cerrar las puertas a nuestras expresiones humanas. Los métodos de la mente no pueden ser derrotados por las obras de la mente misma, es decir, por el esfuerzo, la práctica o la fuerza de voluntad.

Cuando aparece un patrón mental fijo, todo lo que necesitamos hacer es observar cómo funciona, qué lo activa. Pero no necesitamos luchar contra él, no necesitamos hacer ningún esfuerzo para neutralizarlo.

Sólo hay un remedio contra ellos, y es la Observación, alimentada por los estados profundos de alerta o atención, y esa observación, silenciosa, sin juicio…nos llevará a reconocerlos.

El poder de la observación reduce la identificación con la mente y nos devuelve al estado original de existencia, es decir, la Unidad

 

Cuando vemos y reconocemos cómo funcionan nuestros patrones mentales fijos, el suministro de energía que reciben se seca gradualmente, ya que la energía que antes alimentaba estos patrones ahora se vuelca al estado de Alerta y todo lo inconscientemente establecido pierde su poder y se desvanece.

Poco a poco, la Conciencia y la Presencia prevalecerán cada vez más y se manifestarán en periodos de silencio cada vez más largos.

Es así como la mente recupera su misión original, y se convierte en un medio por el cual la Conciencia podrá expresarse en el mundo de las formas…sin patrones limitantes que fortalecen la cadena de la separatividad.

 

Gracias. Gracias. Gracias

martes, 22 de noviembre de 2022

¿Escuchar al corazón? – Tahíta

 



 

Se ha aconsejado muchas veces, creo que hasta por moda…” Escucha a tu corazón”, no a tu mente.

 Pero en realidad, hay modos en que parece que escuchamos a nuestro corazón, cuando en realidad respondemos a deseos, emociones y dictámenes que tienen a la mente, directa o indirectamente como origen.

Primero definamos lo que creemos que es “escuchar al corazón” …porque si pensamos que significa actuar sin pensar nada más, movidos por esas emociones, deseos, impulsos, que primero se han originado en la mente, aun la inconsciente, estamos fritos.

Las emociones son condicionadas por experiencias pasadas, por pensamientos, por miedos y muchas veces por dolor-placer. Escuchar todo ese paquete es peligroso e insano. Nos aprisiona, limita, o nos desboca a hacer, decir o aceptar cualquier cosa como “venida de planos superiores o niveles sin-mente”.

 El inconsciente y el subconsciente son rincones poco iluminados…DE LA MENTE…en la que se guarda mucha basura.

Otra cosa es “escuchar nuestra intuición”.

Porque la intuición, que requiere una mente callada, florece solo en el silencio, la quietud, sin mezcla de deseos, emociones y temores que son el cóctel preferido del ego.

Por eso… “escucha a tu corazón” cayendo por esa barranca de la mente separada es tan peligroso y causante de dolor.

Para poder abrir la puerta a la intuición, hay mucho que soltar, dejar ir, acallar, aprender a silenciar, tener paciencia, no reaccionar por impulsos (que a veces se confunden con intuiciones) y dejar de lado la preferencia acerca de lo que llega. Porque una verdadera intuición se sigue, aunque no nos esté señalizando un camino que el ego desee…pero que, al fin, es el más conveniente para el Uno…esa verdadera seidad en la que el ego navega a tientas y a locas, sin visualizar la Luz de la conciencia en la que SIEMPRE ESTAMOS SEGUROS Y A SALVO.

Hay que desplegar atención plena y confianza infinita, para no dejarnos cargar la mochila del ego, plena de emocionalidad debilitante, antojos y pasiones, para al fin reconocer ineludiblemente el toque de la intuición, que es el toque de una inteligencia omnisapiente, amorosa y omni-abarcante…un destello real de lo que somos fuera de esta escena pasajera, tan breve, tan erróneamente creída de su separación.

La intuición es un lazo intangible y dorado que nos comunica, acallada la mente, con LO QUE ES.

 

Gracias. Gracias. Gracias