“Solo tienes que amarlos”, me dijo hace mucho tiempo,
siendo yo muy joven, un maestro zen, mirándome sonriente.
Tomada por sorpresa, no respondí de inmediato. ¿Amarlos? que
se supone que significa eso? Me sonrió y se alejó antes de que pudiera
decir algo. Después de un momento, regresé a mi oficina quejándome por lo
bajo. ¿Qué tenía que ver el amor?
Otro día, escuché el final de una conversación entre el maestro y otro joven estudiante de Zen. No recuerdo exactamente qué le estaba diciendo a ese joven, pero sabía que lo había escuchado antes, muchas veces antes. Entonces, con más que un dejo de impaciencia, le pregunté si no estaba cansado de repetir: Ámalos, como respuesta.
Solo repitió…” Ámalos”
Miré por la ventana, tratando de determinar
por qué estaba tan molesta ante el comentario del maestro. Yo esperaba un
consejo práctico, ya que aún no abarcaba la importancia de esa respuesta.
Me parecía que el amor era una enseñanza demasiado suave,
demasiado vaga y poco práctica para abordar el
sufrimiento en el mundo. Tampoco vislumbraba que el amor, el rendirse y aceptar
LO QUE ES…pudiera ser clave de nada
En esa oportunidad, me encogí mentalmente de hombros
rápidamente y deseché la enseñanza. Pero sus palabras deben haber
permanecido escondidas en algún rincón profundo de mi mente, porque décadas
después, resurgen, cuando las necesito, si logro dejar de sentirme víctima y
calmar mis emociones.
Aun así, muchas
veces, mis ojos se llenan de lágrimas y la angustia atraviesa mi garganta como
un puñal. Enojada, frustrada, impotente ante una situación que considero injusta, agobiante y aun insoportable. En esos momentos olvido todo lo
aprendido acerca de no permitirme ser “raptada” por mi cuerpo de dolor…olvido sentarme en silencio y el … “Solo Ámalos”.
No lo recordé cuando trabajaba en un sistema opresivo, como
lo es casi siempre, ante un jefe arrogante o compañeros dispuestos a cualquier
cosa para escalar posiciones…ni antes cuando de niña partió mi madre y escuché
que mi padre era indirectamente culpable de su desdicha y muerte…o cuando me
abusaron sexualmente y solo podía esconderme bajo la mesa porque el enemigo “estaba
en casa” …o cuando mi primer esposo, aprovechando la enfermedad de mi padre me
engañó. Tampoco cuando perdí embarazo tras embarazo, ni
cuando tras diez años de convivencia la enfermedad de mi compañero me convirtió
en una “cuidadora de por vida”, no en una esposa con un esposo en quien
apoyarse y con quien compartir “normalmente” las vueltas de camino y los
torbellinos de la vida.
Siempre traté de “ser
fuerte” y, desde esa obstinación, no inclinarme como hace un árbol ante la
tormenta para no quebrarse, ni aceptar y honrar mi vulnerabilidad…
Y aun cuesta, pero,
cada vez más frecuentemente vuelven a resonar esas simples palabras del maestro
zen en mi mente y en mi interior profundo, para que pueda comprenderlas
de una manera diferente.
Todos siempre “hacen
lo mejor que pueden”. Incluso yo…y puedo permitirme mi vulnerabilidad, aunque
estando atenta a que el cuerpo del dolor pasado y acumulado no se desborde y me
arrastre hacia un sufrimiento que me enferme y angustie sobremanera.
Pero, no siempre lo logro. Entonces hago un cartel llamativo y lo pego en el refrigerador, o en mi computadora… "Solo ámalos”.
Aunque no sea fácil.
Aunque deba hacer una pausa de
mis pensamientos autocompasivos y aflojar esa no aceptación de que las cosas
sean como son, al menos, si no puedo hacer que sean de otra manera.
Y aun aceptar, el hecho
de no poder plenamente ceptar lo que pasa sin apretar las mandíbulas de vez en cuando, o sin
llorar.
Es un juego de
permisos amorosos. Hacia mí primero, y hacia los demás implicados que SIEMPRE…hacen
lo mejor que pueden.
A veces, y muchas sin duda, vuelven a mí consignas como…Tienes
que hacerlo mejor.
Entonces recuerdo el consejo que me dio ese maestro zen, y
lo aplico, no solo a los demás sino a mí misma, a mi niña herida, a mi adolescente
frustrada, a mi mujer joven engañada, a mi orfandad de por vida, a las muchas
tijeras del entramado de la vida que cortan mis alas…
SOLO ÁMALOS…
AMA TODO…
ÁMATE.
Gracias. Gracias. Gracias
Gracias TahitA por tus sabias palabras.Cada vez mas cerca de " s
ResponderEliminarracias TahitA por tus sabias palabras.Cada vez mas cerca de "Solo AMALOS.Abrazos desde el alma
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