DONACIÓN AMOROSA

 

DONACIÓN AMOROSA

 

GRACIAS

GRACIASSSS...Por todo vuestro amoroso apoyo tanto presencial como financiero, los que han podido, a través de tantos años. Porque ayuda el que dona dinero...pero ayuda inconmensurablemente quien expande su amor y su Presencia en el Infinito Campo de Conciencia en el que estamos entrelazados♥

Buscar este blog

jueves, 24 de enero de 2019

Perdón no es amnesia, sino misericordia

Así es como se ve a través del prisma de nuestra cultura: el perdón es para los tontos, la misericordia es para los débiles. 

En realidad, la misericordia y el perdón toman fuerza real. Es una fortaleza que muchos de nosotros no tenemos. Pero estamos trabajando en ello...

Para empezar, la palabra perdón no es tan fácil de entender. Tal vez tenga algo que ver con ese viejo dicho: "Perdonar y olvidar". Creo que eso nos tiene a todos confundidos. Pero, perdonar no significa olvidar

El perdón no es amnesia. No significa que lo que sucedió no sucedió. No significa que no importó o que no importa, no es nada de eso. Es algo así como reconocer el potencial de cambio, el nuestro y el de los demás. Reconocer que aunque herimos o fuimos heridos…hoy otras aperturas.

 No es que alguien haya cambiado, no es que lo sepamos rigurosamente, pero siempre existe esa posibilidad.

También es reconocer que si alguien más nos ha lastimado le damos gran cantidad de nuestra energía a otra persona no perdonando. Sería más productivo recuperarla y sentirnos completos y no tan atados a la negatividad. 

 Hay una distinción muy interesante en la psicología entre lo que llamamos remordimiento y lo que llamamos culpa. Cuando actuamos de una manera que está fuera de armonía, nos duele, incluso si no sentimos el dolor en ese momento. Buda dijo que si realmente te amaras a ti mismo nunca harías daño a otro. Si realmente nos amamos a nosotros mismos, nunca dañamos a sabiendas a otra persona porque nos perjudica. Simplemente nos toca, nos afecta. Y sentimos eso cuando vamos a nuestro interior.

Pero hay una diferencia si reconocemos que hemos actuado fuera de armonía, sentimos el dolor , lo reconocemos, nos perdonamos, y seguimos adelante de una manera realmente energizada. No necesitamos entonces  sentirlo otra vez, ya hubo un aprendizaje. Así trabajamos con el remordimiento.

Hay una distinción entre eso y la culpa, donde simplemente repasamos una y otra vez lo que hicimos o lo que dijimos. No sirve a nadie, porque terminamos agotados, desanimados, desmoralizados. No nos queda energía para seguir adelante.

La idea de perdonar como algo obligatorio no es natural .

El perdón es un proceso realmente complejo y muy poderoso que no significa amnesia, no significa que pretendamos que no importa, es algo completamente distinto, es compasión por nosotros mismos y por los demás y se basa en la misericordia.

Misericordia, para mí, significa bondad amorosa, gracia, generosidad y perdón.  La gracia es esa energía divina y amorosa que nos rodea, nos habita. Y  misericordia es poner en acción la gracia, porque mostrar misericordia, mostrar perdón y bondad y generosidad, y recibirla, que es mucho más difícil, es más una acción, mientras que la gracia es la esencia misma espiritual abrazándonos aún sin acción. Si se pone en acción, es misericordia.

Es relativamente fácil extender la misericordia a casi todos, pero más difícil extenderla a nosotros mismos. Porque aunque  todo el mundo piense que somos tan buenos y generosos, por dentro nos reconocemos como profundamente humanos, y eso significa que criticamos, podemos esta de mal humor, o preocupados o con ira.

Entonces, también hay que abrirse a una aceptación del hecho de que uno puede enojarse, estar de mal humor, etc. Y aunque surjan reacciones negativas y emociones  conflictivas, allí aplicamos la tan promocionada aceptación total, provista porque sabemos que nuestra parte humana falla como parte del proceso experiencial.

 Para mí, el perdón es un acto espiritual. Un acto espiritual en que estamos abrazados, incluidos, todos.

El perdón auténtico libera al perdonador, ya sea que afecte o no reconociblemente al perdonado. En última instancia, aunque no lo perciba, el perdonado también es tocado y liberado.

El perdón auténtico surge del deseo de expresar bondad y compasión amorosas. 

No  es amoroso para con nosotros mismos exigirnos olvidar…sino simplemente extender la misericordia ilimitadamente.

 

¡Y las bendiciones fluyen!

Tahíta

 

miércoles, 16 de enero de 2019

Vulnerabilidad es Fortaleza


Soy un campo infinito de posibilidades, por donde suelen pasar y a veces anidarse  un sinnúmero de emociones y sentimiento que juegan a quedarse, pero siempre pasan y  solo dejan la energía intensa con que las acojo para permitirles Ser o una pesada brisa oscura que se disfraza pero resurge para recordarme que no las viví, que las esquivé, que las negué…

Solía habitualmente luchar con las ondas emocionales caprichosas que a todos nos inundan de vez en cuando, sin razón aparente.

Todos nos clavamos en nuestras emociones tan estrechamente que rara vez podemos reconocerlas…interfieren tanto en nuestra vida que no logramos desapegarnos para verlas por lo que realmente son.

Y así, nos identificamos por el sentimiento en sí mismo: estoy triste, estoy estresado, estoy enojado, estoy deprimido, pero no tenemos ni idea de cuál es su fuente real. 

Presumo que la fuente es…no dejar que se manifiesten según llegan.

Se nos ha enseñado a proteger nuestras emociones y mantenerlas ocultas, por temor a que nos lastimen.

Pero al hacerlo, nos engañamos.

 Pensamos que si nos exponemos demasiado abiertamente, se aprovecharán; pensamos que es más fácil que nos traicionen cuando nuestra vulnerabilidad está expuesta.

Sin embargo, aquí tenemos el origen del tanto sufrimiento innecesario… Nuestra vulnerabilidad no es debilidad, es fortaleza.

Es lo que nos une, no lo que nos diferencia. Es lo que nos permite sentir compasión,  gratitud,  amor y  empatía. Es lo que abre nuestro corazón en el papel de humanos. Cuando cerramos el corazón nos separamos y nos volvemos narcisistas, rencorosos y llenos de avaricia egoísta. Nos perdemos en las nubes de nuestro propio sufrimiento.

Y así nos adornamos con máscaras de identidades que nos distraen disfrazadas de perfección. 

Al usar estas máscaras de perfección, nos distraemos de ver nuestro verdadero ser, nos perdemos en nuestras propias sombras y comenzamos a creer nuestras propias mentiras. Nos impedimos acceder a nuestra sabiduría interior y entender quiénes somos realmente, debajo de todas las distracciones.

La casa de cristal que hemos construido a nuestro alrededor se agrietará un día y caerá destrozada. Las piezas rotas quedarán esparcidas en el suelo y no sabremos cómo volverlas a juntar. 

 Podemos optar por no escondernos de las emociones que como mariposas  de verano cambian y pasan, vienen y van. 

Hay que sentirlas… necesitamos sumergirnos en ellas para comprenderlas o al menos no rechazarlas, pues nada llega porque sí. En lugar de esconderlas o ignorarlas, podemos explorarlas, sin juzgarlas, criticarlas y librarnos del sufrimiento que el miedo a sentir nos siembra.

Esto es lo que significa vivir auténticamente.

Cuando ya no nos escondemos de nuestra sombra humana, de esa dualidad que corta y besa, invitamos a la abundancia a nuestra vida. Así que me sienta como me sienta, estará bien.

No presionaré a la vida para que limpie de la pizarra lo molesto y deje solo lo bonito y conveniente…y esa disposición a abrirme y verme y que me vean…será mi fortaleza, el modo en que dejaré crecer lo mejor de un corazón compasivo que no desea disfrazarse sino mostrarse en su desnudez y potencial de SENTIR.

Si lo necesito…cerraré los ojos, respiraré con atención y sentiré lo que sea que sienta. 

No emplearé herramientas de distracción. Saldré a caminar  y dejaré a mi mente aquietarse. Me sentaré con mis emociones y llegaré a conocerlas.

 Les extenderé mi compasión y les daré la bienvenida sin nada que ocultar y con espacio y quietud para deambular libremente, mis emociones me mostrarán su verdad y me dejarán con una sensación de alivio y paz interior.

Todos necesitamos recordatorios regulares de quiénes somos realmente, debajo de las capas de nuestro conocimiento, opiniones, críticas e identidades del yo, que hemos creado y luchamos por mantener.

No…no somos las emociones que nos abruman ni las que nos besan…SOMOS UN CAMPO CÓSMICO E ILIMITADO DE SEIDAD…por donde las emociones trazan su curso sintente, solo para que las experimentemos y vibremos a su son, reconociendo que su carácter pasajero nos libra de identificarnos con ellas…pero a la vez nos muestran la flexibilidad con que podemos  avanzar en el cambio constante del panorama egoico…

Y como no son nuestras, sino del Campo infinito de posibilidades que también las crea y recrea…podemos permitirlas, honrarlas, dejarlas, pasar, amarlas.

¿Qué sería nuestra experiencia humana desde un corazón cerrado?

La vulnerabilidad es la fortaleza de abrirnos sin miedo y el reconocimiento de ser trascendentes por encima de los vientos humanos que nos sacuden y acarician.

 

¡Y las bendiciones fluyen!

Tahita

 

viernes, 11 de enero de 2019

Permanecer tranquilos…un recordatorio


 

Todos podemos recordarnos la belleza y la paz de absorbernos verdaderamente en el momento presente, en las personas, los diálogos y los pequeños regalos invaluables que el presente atesora.

A veces, necesitamos que nos recuerden cómo es estar verdaderamente presente, aceptando y en paz.

Porque con demasiada frecuencia, en medio del drama y el caos de la vida, nos olvidamos.

Nos olvidamos de simplemente ser y respirar con quienes nos rodean.

Nos olvidamos de apreciar la belleza que poseen, a pesar de sus defectos.

La agresión más fundamental para nosotros mismos y para los demás, el mayor daño que podemos hacerle a la naturaleza humana en su totalidad a diario, es permanecer ignorantes al no tener la conciencia o el valor para mirarnos a nosotros mismos y a los demás con honestidad y amabilidad.

Muchos de nosotros nos enojamos con las personas y sus situaciones cuando no cumplen con nuestras expectativas, como si su realidad no fuera suficiente para nosotros y nunca lo será. Rechazamos a estas personas y sus "problemas" porque de alguna manera parecen diferentes a los nuestros. Sentimos que necesitamos algo mejor, algo más de ellos, y reclamamos o nos quejamos.

Dejamos que nuestras emociones y ansiedades nos roben lo mejor de nosotros. Y nos cegamos a la verdad...

La verdad es que cuando alguien nos disgusta, a menudo esto se debe a que no se están comportando de acuerdo con nuestra fantasía de cómo deben "comportarse". La frustración, entonces, no se debe a su comportamiento, sino a cómo su comportamiento difiere de nuestra fantasía. 

La calma encierra un gran poder.

Independientemente de la situación, la mayor prueba de nuestra sabiduría y fortaleza es cuán tranquilos permanecemos al enfrentar la situación.  La capacidad de no reaccionar de manera exagerada o de tomar las cosas personalmente mantiene nuestra mente clara y nuestro corazón en paz, lo que nos da la ventaja al instante.

Durante la última década he estado controlando mi tendencia a enojarme e irritarme con las personas cuando su comportamiento no coincide con mis expectativas. No lo he logrado aún del todo.

Como seres humanos, todos tenemos una idea en la cabeza acerca de cómo se supone que deben ser las cosas, y lamentablemente esto es lo que a menudo nos confunde más. Todos nos sentimos frustrados cuando las cosas no funcionan como esperamos, y las personas no se comportan como se supone que "deben". Esperamos que nuestros cónyuges e hijos actúen de cierta manera, que nuestros amigos sean amables y agradables, que los extraños sean menos difíciles, que la vida sea más fácil, y así sucesivamente.

Y cuando la realidad nos golpea, y todos y todo parece estar haciendo lo contrario de lo que queremos, sentimos presión en el interior y luego reaccionamos de manera exagerada: enojo, frustración, estrés, lágrimas, etc.

Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto?

Respiremos... y pensemos mejor.

No podemos controlar cómo se comportan los demás. No podemos controlar todo lo que nos sucede. Lo que podemos controlar es cómo respondemos a todo esto. 

En nuestra respuesta está nuestra  mayor oportunidad.

Cuando sintamos que estamos a punto de estallar, respiremos profundamente. La respiración profunda libera la tensión, calma nuestras reacciones de lucha o huida y nos permite calmarla tensión nerviosa, por lo que elegimos respuestas más consideradas y constructivas, sin importar la situación.

Así, por ejemplo, tratemos de inhalar y exhalar conscientemente la próxima vez que otro conductor nos detenga en el tráfico. En una encuesta reciente se ha dado como resultado que reaccionar de forma exagerada en el tráfico es  la razón más comúnmente citada para reaccionar de forma exagerada a diario. Imaginémonos si todos los conductores en la carretera respiraran profundamente antes de hacer gestos con las manos o gritar obscenidades a los demás. Llevemos eso a otras situaciones irritantes.

No hay duda de que nos puede volver locos cuando no obtenemos lo que esperamos de las personas, especialmente cuando son groseros y difíciles. Pero tratar de cambiar lo que no cambia, querer que otros sean exactamente como queremos que sean, simplemente no funciona. Sin embargo, la alternativa es impensable para la mayoría de nosotros: respirar, dejar ir, liderar con el ejemplo y aceptar a las personas incluso cuando nos irritan.

Esto es lo que he estado cultivando y defendiendo:

  • Estar verdaderamente presente.
  • Respirar profundamente, y con frecuencia.
  • Recordarnos a nosotros mismos que no podemos controlar a otras personas.
  • Recordarnos que otras personas pueden manejar sus vidas como lo deseen.
  • No tomar su comportamiento personalmente.
  • Ver lo bueno en ellos (incluso cuando es difícil).
  • Dejar de lado los ideales y expectativas que tenemos sobre los demás y la vida en general, que causan frustración innecesaria, drama y ataques de ira.
  • Recordar que cuando los demás son difíciles, a menudo pasan por un momento difícil del que no sabemos nada. Y darles empatía, amor y espacio.

Esto requiere práctica, pero vale la pena. Nos hace menos frustrados, nos ayuda a ser más conscientes, mejora nuestras relaciones, reduce nuestro estrés y nos permite hacer del mundo un lugar un poco más tranquilo para estar.

Te toca …

Sí, es tu turno.

Para inculcar un poco más de amor en este mundo.

Amar a todas las personas con las que estás, siempre que sea posible.

Menos arrebatos.

Menos drama.

Respiraciones más profundas, presencia y amor.

En última instancia, esta es la forma en que encontramos la calma, la paz y las nuevas oportunidades en la vida.

Practiquemos hoy, juntos.

 

¡Y las bendiciones fluyen!

Tahíta 

lunes, 7 de enero de 2019

Volviendo al cuerpo

"Tal vez estás buscando entre las ramas lo que solo aparece en las raíces".
~ Rumi

 

 

Amo fundirme en el momento presente. Aquí es donde siento todo profundamente.

Me integro al mundo a través de todos mis sentidos y saboreo lo que experimento. Y cuando estoy muy presente, sin dejarme llevar por pensamientos sobre el pasado o el futuro, siento  una profunda e innegable sensación de paz.

Pero no siempre ha sido así. Antes todo lo que hacía era pensar: pensar, pensar, pensar. Me preocupaba, analizaba, lo diseccionaba todo... trataba de  ver las cosas desde diferentes ángulos.

Imaginaba escenarios sobre lo que podría o no podría suceder y dudaba de todo. Evaluaba, comparaba y trataba sin fin de entender siempre el por qué. Parecía que nunca se detendría esa maquinaria mental que se sale de control y sigue en automático por su cuenta.

Al final, llegamos a convertirnos en una gran cabeza con apenas un cuerpo atado, que sufre por toda esa carga racional.

No sabía exactamente lo que no estaba funcionando, pero percibía mucho más tensa y ansiosa que ahora, en realidad, la mayor parte del tiempo. No estaba a gusto en mi vida, y eso no se sentía nada bien.

Era consciente de que estaba sufriendo, pero no estaba segura de qué hacer al respecto. Probé algunas terapias y técnicas, pero no llegué con ellas al centro del problema

Afortunadamente, no estaba condenada a sufrir por siempre…y nadie lo está.  Las cosas empezaron a cambiar cuando comencé a transitar distintos caminos espirituales, que aunque ahora no los seguiría, cumplen la función de expandir nuestra consciencia.

En esos caminos, en lugar de tratar de solucionar mis problemas y mi historia de vida, me indicaron que notara lo que estaba sucediendo en mi experiencia del momento presente. Y esto cambió todo.

Mirando hacia adentro, era fácil ver los pensamientos, ya que me inundaban la mayor parte del tiempo. Pero había algo más que me había perdido por completo.

Me sorprendió darme cuenta de lo asustada que estaba y de cuánto miedo estaba viviendo en mi cuerpo.

Aprendí que todas las emociones se componen de dos elementos: por un lado una historia que recorre nuestras mentes y se alimenta de sentimientos, y por el otro, las sensaciones físicas del cuerpo.

 Esa era la llave que había perdido

Estaba tan preocupada por el futuro y dudando de mí misma que no me di cuenta de cuanta tensión y contracción había en mi cuerpo.

Hubo un momento en el que me detenía cada vez que sentía miedo, cerraba los ojos, ignoraba los pensamientos y simplemente sentía las sensaciones. Muchas veces durante el día, me sentaba en mi sofá sintiendo la tensión física, la  contracción de los músculos del pecho y la mandíbula, y la respiración superficial. Sintiéndolas, permitiéndolas.

No tenía el objetivo de deshacerme de estas sensaciones ni de cambiarlas; simplemente dejé espacio para que estuvieran presentes. A veces disminuían, y otras no, pero no importaba.

Es un alivio llegar finalmente al núcleo de estos sentimientos incómodos y dejar que las sensaciones sean

Después de rechazar mi cuerpo durante tanto tiempo, sentí que estaba siendo  amorosa conmigo misma.

Y no era solo miedo lo que sentía. Había una gran variedad de emociones que todos sentimos: enojo, tristeza, decepción, frustración. 

Cada vez que se activaban, me detenía y daba la bienvenida a las sensaciones que aparecían en el cuerpo. Así comencé a tomar en cuenta lo que mi cuerpo sentía.

Y empecé a darme cuenta también de algo milagroso. Cuando no prestaba atención a las historias que mi mente me estaba contando, los problemas prácticamente desaparecían. Me sentía sorprendentemente en paz cuando simplemente estaba presente con las sensaciones como son, así que  ¿por qué entrar en todo el drama de nuevo? Me volví totalmente desinteresada del drama que la mente teje.

No fue algo  inmediato, pero con el tiempo me fui sintiendo menos estresada. No me preocupaba  tanto por tomar la decisión correcta o por intentar resolverlo todo. Era más ligera, más feliz, más presente y más amorosa hacia los demás.

En ciertas mañanas me despertaba  dándome cuenta  de que hacía bastante tiempo que no me sentía ansiosa.

Ahora, años después, tengo una relación amorosa con lo que aparece en mi cuerpo, y esta relación me ha servido bien.

Con esto no quiero decir que mi temperamento ansioso haya desaparecido, sino que cuando surge, no trato de deshacerme de él sino que acepto sentir lo que la marea trae y lo vivencio hasta que se va…porque, duren lo que duren, las emociones son siempre pasajeras.

El cuerpo contiene el residuo de todo nuestro aprendizaje: todas las experiencias, traumas, temores y condicionamientos. Es como la papelera de nuestra computadora o el tachito de basura de nuestro escritorio.

Mientras que nuestras mentes trabajan horas extras evitando y  tratando de explicarlo todo, nuestros cuerpos son simples: reaccionan a los estímulos que nos rodean. Han estado presentes toda nuestra vida absorbiendo los efectos de nuestras experiencias.

En su estado natural, nuestros cuerpos son vasos abiertos sin tensión. Es por eso que los bebés se mueven con tanta libertad y flexibilidad.

El estrés pasa factura a medida que experimentamos demandas físicas, mentales y emocionales en la vida. Nos asustamos y desconfiamos, y el cuerpo comienza a cerrarse. Estas contracciones corporales son como un escudo defensivo, que nos blinda a medida que enfrentamos los desafíos del mundo.

Llevar nuestra atención al cuerpo llega a la raíz del problema. Aquí es donde nos conectamos con nosotros mismos, sanamos la separación y descubrimos nuestra totalidad esencial. Esto es lo que está aquí y disponible cuando dirigimos nuestra atención hacia adentro.

¿Cómo nos damos cuenta de lo que está sucediendo en nuestros cuerpos? 

Una de las maravillas de la vida en este cuerpo humano es la regularidad de nuestra respiración. Y podemos usar la respiración como una herramienta en cualquier momento para enfocar nuestra atención hacia adentro y alejarnos de nuestras mentes ocupadas.

Podemos notar que nos swntimos más relajados cuando prestamos atención a la respiración, y la respiración misma puede cambiar de alguna manera, o no. Simplemente tenemos que seguir  siendo conscientes de todas las sensaciones. Casi de inmediato, naturalmente respiraremos más lenta y profundamente, lo que calmará el sistema nervioso.

Una respiración consciente  es gratis, y está disponible para nosotros cada vez que nos sintamos estresados o estancados. Es un reinicio, una llamada de atención y una puerta de entrada para estar en paz.

Además de la respiración, es importante darle la bienvenida a todas las sensaciones…

Cuando recibimos las sensaciones, nos detenemos y simplemente notamos las sensaciones que están presentes y las dejamos estar. Encontramos cualquier sensación con una actitud de aceptación, curiosidad y amor, sin historia, sin comentarios y sin necesidad de resolver nada.

En lugar de entrar en pánico o entrar en una historia sobre lo difícil que es sentirla, simplemente somos consciente de ella.

Suelo repetirme...Eres la presencia acogedora que invita a las sensaciones a la luz de la conciencia consciente... y todavía lo hago a menudo durante el día.

Sentados  aquí, respirando y permitiendo que las cosas sean como son, es probable que sintamos una extraña sensación de facilidad.

Las prácticas de movimiento también nos enseñan a estar presentes en la vida diaria. Pasar a una postura de yoga no es, en última instancia, diferente de lavar platos, doblar la ropa o pasear por la naturaleza.

Cuando estamos completamente en nuestras cabezas, estamos metidos en el drama de nuestros problemas. Nos sentimos fragmentados, ansiosos y alienados.

Así viví muchos años sin darme cuenta. Y tal vez así es como estás viviendo.

Al alejarnos de los pensamientos y ser conscientes de lo que aparece en el cuerpo, comenzamos a volver a casa con nosotros mismos. 

Aquí descubrimos amplitud, conexión a tierra y conexión con toda la vida.

Volver a casa siempre es un estado de Consciencia…un estado en el que aceptamos todo lo que se abre paso en nuestro cuerpo-mente…sin resistencia, sino abrazando cada proceso y abriéndonos a lo que es.

Y las bendiciones fluyen!

Tahíta

domingo, 6 de enero de 2019

Mente y corazón generosos


 

"Necesitas una mente generosa, no solo una mente amplia. Una mente llena de espacio, sino también un corazón que da sin pensamiento, sin un motivo, y que no busca ninguna recompensa a cambio. Dar lo que sea pequeño tiene o por mucho que uno tenga, esa cualidad de espontaneidad de saliente, sin ninguna restricción, sin ningún tipo de retención, es necesaria. No puede haber meditación sin generosidad, sin bondad, que es estar libre de orgullo, nunca subir la escalera de éxito, nunca sabiendo lo que es ser famoso, que es morir a lo que se haya logrado, cada minuto del día. Es solo en un terreno tan fértil que la bondad puede crecer. Y la meditación es el florecimiento de la bondad ". - J. Krishnamurti 

 

A pesar de lo muy provechoso que es contar con una gran inteligencia, tanto práctica como abstracta para abarcar no solo los desafíos de la vida común sino para captar lo conocimientos  de la vida más allá de las formas…cuánto más necesario nos es, especialmente en éstos tiempos marcados por la tecnología y un ego súper exigente…tener una mente generosa, acompañada de un corazón generoso y abierto.

Una mente que permita todo tipo de pensamientos pasar, pero que alimente y anide solo los más benevolentes, los más amorosos y sanos. Pensamos siempre que la generosidad surge solo del corazón, pero no es así. La mente tiene la semilla y la receptividad de lo que pasado al ámbito del corazón, puede creer y expandirse como amor compasivo, comprensión, paciencia, empatía, generosidad, apertura, unidad.

Y podemos ir más allá…si pensamos que la capacidad de amar y ser generosos está limitada a la mente y el corazón…también nos quedamos cortos.

En el Campo de información y energía en el que nos movemos y tenemos el Ser, llamémoslo Espíritu, Dios, Infinito, Lo que Es o simplemente Campo… permanecen en estado latente todas las virtudes, sentimientos, pensamientos, obras, opciones infinitas, de las que por atracción tomamos y hacemos crecer cuanta cosa vivenciamos…Atención, que a eso se debe que atraigamos LO QUE SOMOS…no lo que pensamos, programamos, etc. Lo que somos es aquello con lo que vibramos, lo que hemos consciente o inconscientemente elegido del Campo…y que podemos reelegir de día e día, si nos damos cuenta de ello.

Por lo tanto…cuando leo acerca de la necesidad de tener una mente y un corazón generosos, puedo agregar que toda nuestra aura, o sea campo energético tiene que ser amoroso, generoso, en última instancia para atraer y multiplicar más de lo mismo…y no solo es mente, y no solo es corazón o intención…es un estado de alerta y vigilancia para no responder a todos los programas que llevamos adheridos y no nos permiten estar abiertos y generosos. Si somos altamente vigilantes y permanecemos alertas intuitivamente, sin forzar, solo observando…podemos reconstruir la memoria de cada célula de nuestros cuerpos físicos, emocionales y mentales…entonces la energía de generosidad y amor compasivo crece, se expande y atrae más de lo mismo.

No olvidemos que tenemos más de un cerebro…y que aún los millones de organismos de nuestra microbiota y de todo nuestro cuerpo, tienen inteligencia… ¿cómo se supone que evoluciona la inteligencia de esos, nuestros socios y huéspedes?…pues toman de su Campo…QUE ES NUESTRO CUERPO MENTE…la información. Si nuestro cuerpo mente tiene información amorosa, generosa, compasiva y sana…esa información es la que ellos disponen para expandir y redunda no solo en su evolución sino en nuestra salud.

Cuando decimos que TODOS SOMOS UNO o  TODOS ESTAMOS RELACIONADOS…esa verdad profunda no solo se refiere a lo que tomamos como “externo” a nosotros sino a los fragmentos de vida que viven en nuestro interior como nosotros vivimos en el Campo de la Mente Única, Dios, Espíritu. Como es afuera es adentro…nosotros como formas humanas somos  millones en el campo de la FUENTE o Mente única al igual que millones de bacterias y otros microorganismos son millones dentro de nosotros. Porque nuestra Fuente tiene la información que tiene nosotros evolucionamos…por la información que nosotros portamos, nuestros huéspedes  evolucionan…por eso en lugar de combatirlos…seamos un Campo amoroso para que solo queden aquellos que vibran al unísono con el Amor…y avancemos a más salud.

Cuando más nos abrimos la inconmensurable expansión de las leyes de Vida, más ampliamos los conceptos y enseñanzas recibidas…y pasan a ser inspiradores pero limitados.

El cambio es maravillosamente instantáneo y no deja de dar vuelta piedra tras piedra de las viejas enseñanzas que aún sirven pero a las que vamos paso a paso actualizando para acceder a las ilimitadas posibilidades de Ser.

Y las Bendiciones fluyen!

Tahíta

Mi palabra del año



Es una de esas palabras cuyo significado está incluso en su vibración. Escuchar es una palabra tranquila, que se prolonga en un siseo suave, sin letras radicales ni agresivas. Desafía las palabras clamorosas, las palabras que han definido este año, los gritos y los rugidos, el estallido y la fanfarronada. Escuchar es difícil cuando los sonidos que nos rodean se vuelven violentos, duros y desagradables. 

Y la escucha tiene un valor especial en los tiempos de división y de banalidades fútiles.


"El valor no se trata solo de defender lo que uno cree", Doug Elmendorf les dice a sus estudiantes en Harvard. "A veces el coraje se trata de sentarse y escuchar lo que inicialmente no crees o aceptas".

Lo que no quiere decir que si todos escuchamos más, nuestras heridas sanarán y nuestros conflictos terminarán. Tampoco significa abandonar nuestros valores. Es un recordatorio estratégico del valor de la humildad. "Siempre es prudente buscar la verdad en el error de nuestros oponentes pero principalmente en el error en nuestra propia verdad", dijo el teólogo Reinhold Niebuhr. Escuchar, de cerca y con valor. Una visión opuesta profundiza nuestra visión y agudiza nuestros argumentos.

Hace mucho tiempo que calmamos nuestros espíritus animales, o al menos tendríamos que haber podido suavizar ese instinto de contrataque. Nuestras feroces batallas no solo personales sino públicas, las luchas políticas que han infectado nuestras amistades y familiares, han degradado nuestro discurso, desfigurado las instituciones, perturbado nuestra paz. Desde niña  descubrí, y ahora debo recordar, porque a veces lo pierdo en innecesarias verborragias, que no podemos escuchar la voz suave y sana que hay dentro de nosotros si estamos hablando todo el tiempo, y menos, si estamos gritando. 

En su lugar, vamos a escuchar.

 Invitar la sutileza. Y rendirnos al silencio de vez en cuando.

 

Y las bendiciones fluyen!!!

Tahíta