La ira siempre ha sido una emoción difícil.
Cuando comienza, a menudo parece imparable, como si nunca fuéramos a volver a sentir calma o tranquilidad. Pero también es una de las emociones de la que más nos avergonzamos.
La ira puede ser dañina cuando permitimos que nos encienda y nos lleve a decir cosas que lastimarán a la persona que nos ha provocado. Sin embargo, la persona que es el receptor de ella no lo sabe, por lo que todo lo que siente es nuestro odio aparentemente vengativo.
Este tipo de ira desenfrenada y sus daños pueden ser irreparables.
Cada uno de nosotros experimenta la ira de manera diferente. Algunas personas se enojan fácilmente y reaccionan rápidamente, algunas son como ollas hirviendo a fuego lento que se mantienen en ebullición, y otras la desahogan lentamente.
Independientemente de cómo experimentemos la ira, debemos saber que no hay nada de qué avergonzarse.
Es una emoción que todos tenemos.
Lo diré de nuevo: no hay vergüenza en la ira.
Escribí este artículo con una intención: ayudar a lidiar con el enojo de una manera saludable para que cause la menor devastación posible.
Primero, hay que profundizar sobre la ira.
La ira, como todas las emociones, entra y sale como la marea. Vienen enormes olas de ira que causan devastación. Tras su paso hay un silencio inquietante mientras se hunde de nuevo en el mar.
La ira es el guardaespaldas, entre otras cosas, de la tristeza…Detrás de cada sentimiento de ira, hay otro sentimiento: tristeza, pérdida, dolor, arrepentimiento, vergüenza, miedo, sentirse abrumado… lo que sea.
Para evitar sentir estos sentimientos, nos enojamos como protección. Es importante saber que mientras estamos enojados, en realidad estamos sintiendo tristeza o cualquier otra emoción precisa. Centrarse en el sentimiento subyacente es útil porque nos ayuda a recobrar el equilibrio.
Es más fácil estar enojado con alguien que decirle a alguien que estamos heridos.
Ser herido duele. Es mucho más evasivo enojarse y gritarle a los demás que mostrarse vulnerable. A veces necesitamos algo de espacio para dejar que la situación se diluya y poder regresar de un lugar de vulnerabilidad y calma.
Gritar no nos lleva a ninguna parte…Enfadarnos en realidad no nos da las cosas que queremos. A menudo, tan pronto como aumenta la energía y comienzan los gritos, la gente deja de escuchar. La ira nos vuelve sordos. Si estamos en una discusión acalorada, cada parte se siente atacada y ambas sienten la necesidad de defenderse. Así que nos ofuscamos y nos negamos a mostrar compasión.
Según los estudios psicológicos profundos, la ira pasa por siete etapas que funcionan de manera muy similar al proceso de duelo hasta que alcanzamos la aceptación. Y como en el duelo, algunas personas no pasan por todas…pero leerlas nos ayudará a discernir y reconocerlas.
>> Rabia: pura rabia repentina e incontrolada.
>> Represalias: Queremos lastimas como nos lastimaron.
>> Resentimiento: nos molesta que nos hayan lastimado.
>> Renuncia: Ha sucedido, no hay nada que podamos hacer al respecto.
>> Realismo: Perspectiva, nos damos cuenta de que no fue la debacle devastadora que pensábamos que era.
>> Resolución: encontramos una manera de aceptar la forma en que hemos sido lastimados y comenzamos a salir adelante.
>> Liberación: Dejamos ir esos sentimientos de enojo hacia alguien.
Finalmente, comprendamos que…la compasión es lo opuesto a la ira.
Practicar la empatía e intuir cómo se siente la otra persona nos ayuda a no sentirnos tan atacados. Nos da la capacidad de comprender que no somos los únicos heridos en una situación. Otras personas también están sufriendo y, al practicar la compasión, calmamos nuestra ira y llegamos a una solución.
Bien. Habiendo clarificado esos puntos… ¿Cómo nos aseguramos de manejarla de una manera consciente?
Hay algunas cosas que podemos hacer cuando estamos enojados:
Alejarnos…Si sentimos que la ira se nos sube a la boca y está a punto de estallar en nuestro rostro, abandonemos la situación, la conversación o el lugar. Alejémonos de quién o lo que sea que nos esté haciendo enojar y encontremos un lugar seguro para respirar y calmarnos.
Una vez que nos sintamos a salvo, hay muchas cosas que podemos hacer para calmarnos. Normalmente, la meditación o la respiración consciente funcionan para muchos. Otros prefieren trabajar en el jardín, caminar por la naturaleza o hacer ejercicios o yoga.
“Resolvamos” cuál es el sentimiento que subyace detrás de la ira.
¿Es tristeza? ¿Es un golpe para nuestro orgullo? ¿Pérdida? ¿Dolor? ¿Vergüenza? ¿Lástima? Descubramos lo que se esconde tras nuestra ira. Lugo de descubrirlo, sintamos la tristeza, vergüenza, pérdida o dolor, y respiremos, lloremos, expresemos de la manera que salga y enfrentémoslo amorosamente.
Es importante no culpar a otras personas; asumir la responsabilidad. Es nuestro trabajo calmarnos, arreglar lo que se ha quebrado dentro para sanarlo haciéndolo consciente una y otra vez que aparezca, y de la forma que aparezca.
Una vez que nos sintamos más tranquilos, podemos hablar con un amigo o un ser amado, porque eso nos abrirá energéticamente y podemos sacarnos la carga de la culpa de encima si la sentimos, desde el amor.
Si la ira sale al ruedo…señal de que oculta, como un guardián, la tristeza, la pérdida o cualquier sentimiento que nos lastima, avergüenza o atemoriza. La paciencia y el amor para con nosotros mismos y luego los demás harán que esa defensa sea innecesaria, porque, aunque nunca dejaremos de ser vulnerables, aceptarlo y verlo como una bendición, hace caer el miedo.
Luego pensemos… ¿qué nos ha enseñado sobre nosotros mismos la experiencia?
¿Descubrimos un nuevo sentimiento, desencadenante o patrón de reacción?
¿Descubrimos que tenemos una relación poco saludable con alguien?
Por cada vez que estemos enojados, aprendamos algo nuevo sobre nosotros mismos y nuestra vida.
Y, sobre todo, sepamos que no se trata de que alguien nos ataque o agreda para encolerizarnos personalmente. Una energía turbulenta pasa…y nos encuentra en la línea de fuego. Permitamos que pase sin oponer resistencia y observemos desde un espacio lo más calmado posible esa ola que nos moviliza para empoderarnos internamente.
Y si no podemos y nos subimos a la ira…observemos también, en cuanto podamos, sin juicio, pues cuanta más conciencia ponemos en el campo de energías, más pronto pasa lo que está buscando nuestra atención y cuidado.
Gracias. Gracias. Gracias-
Tahíta
No hay comentarios:
Publicar un comentario