Sigue rompiendo tu corazón hasta que se abra. - Rumi
Siempre se nos dice que hay que ser lo suficientemente valientes como para abrir el corazón.
La palabra "abrir" evoca en mí espacios expansivos, amplios horizontes.
Lo que a menudo olvidamos es que, de manera hermosa, el mundo funciona por contrastes. Todo es cíclico, al igual que las mareas y las fases de la luna, entramos y salimos de la expansión y la contracción.
Así también, el corazón.
La apertura a menudo es provocada por una explosión, una presencia o una situación que nos desarma…o sea, nos deja vulnerables y aparentemente inermes.
Nos olvidamos del contraste. Rogamos por la luz. Aunque sabemos que todas las cosas son temporales.
En eso, el corazón es un gran maestro. Nos lleva a profundidades que no teníamos idea que existían hasta ahora dentro de nosotros, esas partes que pretendemos ignorar, y nos las agita en la cara.
Es importante recordar que nos estamos impactando todo el tiempo, en oleadas, en palabras e interacciones, en abrazos y maltratos no visuales, sino energéticos.
Aunque el amor es el combustible de gran parte de nuestra experiencia :conducidos por el ego llevamos la planificación a su punto más alto en búsqueda de esta vibración por la cual no es necesario trabajar intelectualmente.
Simplemente debemos rendirnos.
Pero nos encanta el desafío: desafiarnos a nosotros mismos, nuestras creencias, nuestros cuerpos. Lo que también puede significar que amamos la lucha y aún la elegimos, que amamos encarnar al guerrero.
Pero a menudo, ser un guerrero significa bajar los brazos y rendirse.
Para despertar el corazón debemos permitir que su intensidad y calor quemen todas las otras cosas que se interponen en el camino, como el deseo de lucha. No hay otra opción que rendirnos a su fuego.
Por supuesto, experimentaremos gran alegría y gran tristeza. Lo que llegue podrá arrollarnos y trastornarnos repentinamente. Y aunque aprendamos a encontrar quietud en nuestras meditaciones, con nuestra respiración, aun así, la experiencia de una mayor conciencia lo agudiza todo y una sensación de requiebre, de caos antes de la tormenta nos invadirá una y otra vez.
Siempre estará allí, como un recordatorio de que tenemos cuerpos, pero no somos solo cuerpos. De que estamos vibrantemente conectados, e interactuamos más que físicamente, de que Somos campos de fuerza ambulantes, pequeños rayos de todo lo imaginable, reducidos, condensados y empaquetados en hermosos vasos que se fusionan.
Diciendo "sí" a la apertura del corazón y la interacción, elegimos ser desafiados. Estamos asintiendo con la cabeza a ser lastimados y sorprendidos, así como abrazados y contenidos. Aun podemos aplaudir ante la oportunidad de enfrentar todo y levantarnos.
La rendición es la clave.
Sin importar hacia dónde dirigimos nuestra energía amorosa, hay que sostener la intención de permanecer abiertos, incluso cuando sentimos que hemos sido heridos, quebrantados. Hay una lección allí, en ese quebrantamiento.
Hay una lección en reconocer cada experiencia que tenemos es simultáneo con la de otros, o que experimentamos por todos los que nos rodean. Hay un aprendizaje en dejar que el corazón dirija el camino, en permitir que sea su luz la que guíe y conjure nuestras idas y venidas diarias, logros y fallas.
Cuando elegimos despertar nuestro corazón abierto, permitiéndole latir como opción primera, estamos de acuerdo con una vida expansiva. Estamos de acuerdo en pasar por alto lo que a menudo se nos dice que es aceptable. ..para explorarlo internamente sin creencias preconcebidas. Elegimos conscientemente desviarnos de lo mundano, lo restringido, lo oprimido y lo autocensurado.
Ser verdaderamente de corazón abierto es latir con el pulso de lo divino, en la luz y la oscuridad, en la alegría y en el dolor, en la aceptación y la agitación, rindiéndonos a lo que llegue.
La vida conscientemente vivida…no deja piedra sin remover, y el camino consciente comienza con el compromiso de expandir nuestra percepción cada día.
Eso, es vivir a Corazón abierto, pase lo que pase.
Gracias. Gracias. Gracias.
Tahíta
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