Cada año, miles de personas elaboran listas interminables de lo que esperan lograr, mejorar o aprender.
Hacer listas es fácil; apegarse a ellas no.
Una vez que la alegría navideña se desvanece y volvemos a nuestra ajetreada rutina diaria, lentamente nos olvidamos de nuestras listas y volvemos a nuestros estados de falta de atención, letargo y agotamiento.
No hago listas de cosas que sé que no lograré. En cambio, elijo ser realista.
No tengo nada en contra de las listas, pero me doy cuenta de que hacerlas y no cumplirlas puede hacernos sentir abrumados y estresados.
Sogyal Rimpoché dice algo que puede hacernos reflexionar…
“Hágase estas dos preguntas: ¿Recuerdo en cada momento que estoy muriendo, y que todos y todo lo demás lo está, y así trato a todos los seres en todo momento con compasión? ¿Se ha vuelto tan aguda y urgente mi comprensión de la muerte y la impermanencia que estoy dedicando cada segundo a estar presente? Si puede responder 'sí' a ambas, entonces realmente entiende la impermanencia”.
El problema es que cuando hacemos resoluciones de Año Nuevo, pensamos (y seguramente esperamos) que durarán. Queremos que todo sea permanente: un trabajo permanente, una relación permanente, una amistad permanente, una casa permanente, etc.
Y es bueno porque ciertamente nos mantiene motivados. Sin embargo, en nuestra búsqueda de dar significado y propósito a nuestra vida, olvidamos que, como dijo Sogyal Rinpoche: “Estoy muriendo y todos y todo lo demás lo está”. Caminamos por la vida con una gruesa venda negra en los ojos que bloquea lo que realmente sucede a nuestro alrededor.
La impermanencia es lo que realmente sucede a nuestro alrededor. Pero no la tomamos en serio (y algunos de nosotros decidimos esconderla debajo de la alfombra).
No soy una pesimista que pasa el Año Nuevo pensando tristemente en la impermanencia de todo, sin embargo, puedo reconocer el bien en la misma y estar en paz. Como dijo Thich Nhat Hanh:
“Gracias a la impermanencia, todo es posible. La vida misma es posible. Si un grano de maíz no fuera impermanente, nunca podría transformarse en un tallo de maíz. Si el tallo no fuera impermanente, nunca podría proporcionarnos la mazorca de maíz que comemos”.
Comprender la impermanencia nos da la oportunidad de apreciar nuestro momento presente y las personas que lo habitan.
Nos motiva a practicar la bondad y la compasión con quienes se cruzan en nuestro camino.
Nos da la esperanza de que todo, sin importar lo mal que esté ahora mismo, se transformará en otra cosa.
Cuando hacemos propósitos de Año Nuevo este año... ¿Entendemos que el cambio es inevitable? ¿Sabemos que estamos cambiando, todos los días, momento a momento?
La vida se parece a un flujo de corriente permanente. Ni somos los mismos que ayer, ni sentimos lo de siempre. Ni pensamos igual, ni miramos de la misma manera. Absolutamente todo lo que sentimos pasará, tanto la tristeza que cala el alma como la felicidad que aparenta que se quedará. A un momento de dicha, le sigue otro de desdicha, a un momento de crisis le sigue otro de reconstrucción, en quien se anima a no quedarse eternamente “identificado” en una misma emoción o situación.
Esta es la única resolución de Año Nuevo que realmente quiero sostener:
Aceptar que nada permanece igual.
Cuando adoptamos esta mentalidad y la mantenemos como un recordatorio en el fondo de nuestra mente, nos sentimos menos frustrados con las cosas que no salen como queremos.
Aceptamos la realidad tal como es y entendemos que la vida es impredecible, y está fuera de nuestro control.
Antes de establecer metas o trabajar para mejorarnos a nosotros mismos, necesitamos respirar, hacer una pausa y mirar a nuestro alrededor.
La vida se parece a una armoniosa danza que deberíamos
aprender a bailar... no solo con el cuerpo, sino con la mente y con el alma.
Una mente que flexibiliza y abre posibilidades y un alma dispuesta a
crecer con cada acontecer. Así en el baile como en la vida, quien opone
resistencia desentona.
No podemos evitar la impermanencia, pero podemos encontrar oportunidades en ella.
“La impermanencia no conduce necesariamente al sufrimiento. Lo que nos hace sufrir es querer que las cosas sean permanentes cuando no lo son”. ~ Thich Nhat Hanh
Gracias. Gracias. Gracias
GRACIASSS infinitas Amada Tahita!!!
ResponderEliminarAbrazos infinitos!!!!!