El significado de la vida no puede encerrarse
en un concepto.
Solo se nos revela a través de la existencia
en sus constantes movimientos.
Pero, enfocados frenéticamente en vivir
superficialmente, nos ausentamos de ella, nos olvidamos de Presenciar la
vida aquí y ahora.
Si al preguntarnos sobre el significado de la
vida no nos contentamos ya con las respuestas de la mente, repetitivas,
estrechas y limitadas para nuestro sentir “infinito”, tendremos que investigar,
pero fuera de sus fronteras y con otras herramientas, esa vida infinita, difícil
de definir con palabras, esa que libremente tiene su origen más allá de
métodos, libros, palabras y símbolos.
Es una indagación íntima en la que no hay que
conformarse con recuerdos o esquemas del pasado, residuos de experiencias no comprendidas,
ni con pautas y normas que nos hayan impuesto.
Desde las sombras, resurgirá entonces esa luz,
ese fuego interno que nada ni nadie sofocará. Un fuego invisible que despeja la
visión y nos lleva siempre a una pregunta que aunque la mente no puede
responder, moverá estructuras para que la lucidez acuda a la llamada…
¿Por qué vivo?
Como lo hace un río, nuestra vida puede
perderse identificándose con miles de paisajes en su recorrido. Por eso, nos es
necesario siempre recordar que la meta es unirnos con el océano al que en
esencia pertenecemos.
Y si por momentos nos arrastra el sueño de lo
temporal, de lo perecedero, haciéndonos saltar del pasado al futuro, sin “ser”
en el presente…esa lucidez que encendemos cada vez que somos
conscientes nos rescatará de las garras de una irreal identidad y nos abrazará
nuevamente en la Luz.
Si nos paramos a contemplar lo que la vida ES…poco
a poco los lazos se soltarán y nos moveremos cada vez con mayor libertad, con
más comprensión, con menos miedo.
No es solo aceptar la Vida…es contemplarla,
enamorados de su esencia, que es la nuestra, hasta fundirnos con ella.
Desde el rincón en que no solo existimos entre
las formas, sino que SOMOS, la Inteligencia que nos unifica, desde donde brota
la Vida, nos acoge y abraza en reconocimiento de ese anhelo interior por auto
descubrirnos, y se manifiesta en Luz, que desciende sutil y hace trascendente
todo lo que toca.
Es la Gracia.
Sin necesidad de recibir respuestas, la Vida
se revela.
En su danza infinita, nadie puede prever cómo
se expresará…y casi ni importa. Porque como es, ES, y a ella nos abrimos
unificados, comprendiendo que cada vislumbre se amplía más y más al contemplar.
Solo al
contemplar más allá de las fronteras de la mente.
Más allá de todo lo reconocido, inmersos en
una dimensión atemporal.
Entonces la Vida, es una vida vivida por
inspiración, íntima, no provocada por estímulos ni identificaciones temporales.
Esa inspiración incesante, creativa, ilimitada…es
La Luz del Ser.
Gracias. Gracias. Gracias.
Gracias!
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