Dios está hablando en todas partes y en todo esta mañana.
Siempre lo está…Dios, la conciencia infinita, la mente Única, EL Espíritu.
Solo hay Espíritu, solo hay Dios, solo hay Vacío en toda su maravilla radiante.
Todo lo bueno y todo lo malo, lo mejor y lo peor, lo recto y lo torcido. Todas son manifestaciones perfectas del espíritu, tal cual son.
No hay nada más que Dios, Consciencia, Vida, Mente Infinita... en todas direcciones, y ni un grano de arena, ni una mota de polvo, es más o menos Espíritu que cualquier otro.
Esta comprensión deshace la búsqueda.
El yo separado es, en el fondo, simplemente una sensación de búsqueda.
Una sensación de agarrar, desear, querer, evitar, resistir—es una sensación de esfuerzo.
En su forma más alta, esta sensación de búsqueda toma la forma de la búsqueda del espíritu.
Deseamos pasar de nuestro estado no iluminado (dualidad) a un estado iluminado o más espiritual.
Deseamos llegar desde donde el Espíritu no está, hasta donde está el Espíritu.
Pero no hay lugar donde el Espíritu no esté.
Todo en el cosmos es igual y completamente Espíritu.
La gran búsqueda simplemente refuerza la suposición errónea de que hay algún lugar donde el Espíritu no está.
Pero…solo hay Espíritu.
Y la búsqueda del espíritu es simplemente el impulso final que impide la realización presente del espíritu, y lo hace por una simple razón: la búsqueda presume la pérdida de Dios.
La búsqueda refuerza la creencia equivocada de que Dios no está presente, y por lo tanto oscurece la realidad de la Presencia siempre presente de Dios.
La búsqueda, que pretende “asir” a Dios, es, de hecho, lo que nos aleja de él.
Un mecanismo que promete encontrar mañana lo que existe solo en el AHORA…eternamente
Gracias. Gracias. Gracias
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