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domingo, 19 de mayo de 2019

Detenerse, reconectar, Integrar...para seguir adelante

Pisamos el acelerador. Vamos a cien por hora. Nos apresuramos

Entonces, el agotamiento se cuela. Y con el agotamiento, la imposibilidad de seguir conectados a la fuente mayor de energía, por lo que nos estresamos más y más.

Comienza sutilmente con un toque de fatiga y un poco de irritación.

No le prestamos atención. Seguimos adelante. 

 Con el tiempo, si no disminuimos la velocidad, el estrés se extiende a otras áreas de nuestra vida. La salud sufre. Las relaciones se desgastan. 

Nos desconectamos.

Para empeorar las cosas, sabemos que somos seres espirituales con un cuerpo humano. Sabemos que no somos nuestra mente pequeña y separada del flujo. Comenzamos a cuestionar el camino, nuestros hábitos y aspiraciones. Surge la culpa. 

Si esto te suena familiar, no estás solo. La mayoría de nosotros lo hemos sentido

Independientemente de nuestro género y orientación sexual, cada uno de nosotros es la unión de las energías femeninas y masculinas. Lo femenino gobierna la intuición, mientras que lo masculino gobierna sobre la lógica y la acción.

Nuestro nivel más alto de creatividad y productividad proviene del despertar  y la incorporación  tanto los aspectos femeninos como los masculinos.

Viviendo en un mundo basado en la energía masculina en la que hemos sido condicionados para competir, apresurarnos y trabajar duro para lograr grandes resultados, la energía masculina gobernó la forma en que trabajamos. Eso nos agota.

A pesar de una práctica diaria de meditación, probablemente terminamos con problemas de salud o en un estado de estrés y ansiedad.

Hasta que nos damos cuenta de que, viviendo en un universo de polaridad de yin y yang, energía y materia, ser y hacer, este viaje no se trata de rechazar ninguna parte de lo que somos.

La solución es, y siempre será, la unión y la integridad restaurada en nuestro interior.

Si estamos luchando entre la ambición y la espiritualidad, el ajetreo y la rendición, la mente y el corazón, sí o sí nos daremos cuenta de que hay que detenernos y tratar de integrar las energías dentro.

Parte de jugar el juego de la vida consiste en trascender la ilusión de separación y restaurar la totalidad y la soberanía interna, en otras palabras, significa liberarnos de la vergüenza y la culpa de quiénes debemos ser y abrazar cada parte de lo que somos.

Como especie, tenemos ideas ridículas de quiénes deberíamos ser, lo que resulta en toneladas de personas infelices en la tierra que viven con baja autoestima y dudas. Según algunas expectativas sociales derivadas de creencias limitantes que están profundamente arraigadas en la psique colectiva, deberíamos ser más ricos, más pobres, más gordos, más delgados, más productivos, más desapegados, etc.

Solía ​​rechazar partes de mí con el fin de cumplir con una cierta imagen de lo que creía que debería haber sido. Sentía incomodidad por el dinero por temor a ser juzgada. Rechazaba mis aspiraciones creyendo que no era espiritual tenerlas. Pasaba por alto la ira porque pensaba que no era espiritual sentir ira y había que combatirla.

Finalmente, el dolor de vivir como una versión no auténtica de mí misma fue demasiado para soportarlo. Cuando finalmente me di cuenta de que el secreto de la vida es integrar, celebrar y expresar todas las partes de nosotros, la belleza y la rabia, la luz y la sombra, pude expresar y dejar manifestarse y salir todo lo que sentía sin vergüenza de ser juzgada ni culpa.

Al final, nuestra mayor realización no proviene del auto-rechazo, la privación y la negación. Viene de nuestra totalidad, de la expresión de nuestra esencia única y de la expansión.

Todo en nosotros es sagrado. Esto incluye nuestra ambición, obtención de dinero, placer, la aspiración de conexión espiritual, e incluso nuestros miedos y sombras. 

Todo es sagrado.

 Esta existencia es sagrada.

Es hora de que aceptemos e integremos todos los aspectos de quiénes somos y nos permitamos esta expresión única Divina desde una visión más elevada. Sin rechazar nada.

Si estamos luchando por el equilibrio, observemos honestamente lo que estamos rechazando. ¿Es tiempo de conectarnos más con nuestro cuerpo? ¿Tiempo de honrar los deseos de nuestro corazón, sin importar cuán ilógicos nos parezcan?

Nuestra vida se eleva si integramos cuerpo, mente y espíritu

Somos seres de energía rodeados de energía, de esta sustancia creadora infinita de todo lo que hay. Cuando nuestra energía, intencional o involuntariamente, está mayormente comprometida con lo que tenemos delante (problemas, tareas, presión límite, etc.), en realidad estamos transmitiendo una energía de estrés y lucha hacia el universo.

Esta es la explicación simple del fenómeno común llamado estrés que crea más estrés. Esto también responde a la famosa cita de Einstein que es,

“No podemos resolver problemas usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando los creamos ".

Para poder resolver un problema en particular, primero hay que tomar conciencia de cambiar intencionalmente la frecuencia energética para llegar a la solución. 

Para mí, significa comprometerme a conectarme con algo sagrado todos los días.

Podemos estar en casa en multitud de tareas, o en el trabajo o en el tráfico…y aún así podemos detenernos y observar una flor, aunque sea en un vaso, o un pájaro, o una imagen inspiradora que nos reconecte.

Encuentro que reconectarme con la naturaleza es conectarme con lo sagrado, incluso si la naturaleza está en una pequeña maceta. La naturaleza no lucha, pero siempre florece en su máxima expresión.

Para otros lo sagrado puede percibirse de manera completamente diferente.

Sea lo que sea, permitámonos, incluso por un momento, salir del Hacer, y relajarnos en el Ser.

Conectemos con nuestro Ser todos los días y permitamos que la energía de la reconexión nos brinde nueva fuerza y poder para seguir adelante.

En mi caso era la reina de la multitarea hasta que llegué al punto de agotarme seriamente por hacer una y mil cosas, a la vez y perfectamente, claro.

La multitarea no funciona. Peor aún, nos abruma.

A la larga, nos quedamos sin reservas. Nos desconectamos. 

 El antídoto es recordar el secreto de la co-creación con nuestro ser superior.

Aquí está el secreto: nunca estamos solos en lo que hacemos, por lo que paso a paso podemos sin agotarnos tomarnos las tareas con calma sabiendo que somos asistidos.

Todo lo que hemos creado ha sido una co-creación con lo divino, y lo divino no está fuera nuestro, claro. La clave para crear con nuestro poder más alto radica en tomar conciencia de ello, aprender a activar el interruptor para sintonizar con este poder e interpretar su voz, sus señales y toques…a lo que llamamos intuición

Vivimos en un mundo que se enfoca demasiado en hacer, y no lo suficiente en rendirse porque la mayoría de las personas no entienden el verdadero significado de rendirse.

La rendición no es un estado pasivo. Es la gracia de estar profundamente conectado con nuestra naturaleza multidimensional, nuestra guía superior y nuestra fuente de poder.

Esto va más allá del trabajo mental.

 Como co-creadores somos siempre invitados a participar de una danza de rendición activa, flujo intencional, integración de todos nuestros aspectos y acción coherente.

Flujo, Integridad y Poder Creativo Infinito.

 

¡Y las bendiciones fluyen!

Tahíta

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