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jueves, 22 de noviembre de 2018

Un tiempo para dejar ir


Es tiempo de dejar ir.  Todo en  la naturaleza nos recuerda la importancia de dejar ir, y nos guste o no, el proceso está sucediendo siempre, sea cual sea la estación del año, o de la vida.

Un árbol nunca dice "¡No me quites las hojas!" Ni una crisálida permanece encerrada negándose a volverse mariposa.

La naturaleza es nuestro mejor maestro y al igual que la naturaleza se libera y se transforma, nosotros también.
Últimamente he estado experimentando esto de múltiples maneras…y de hecho, sé que ustedes también, cada cual de forma única y a la vez colectiva.

Tratar de aferrarnos a algo que está saliendo de escena nunca es una acción útil y solo empeora las cosas.

Cuando las cosas deben irse, se van, y nuestro trabajo es estar presente con lo que nos está dejando y sentir el proceso que atravesamos. Este viaje es necesario para conocer nuestro próximo paso.

A veces dejamos un lugar amado, una relación, amigos, comodidades o todo lo anterior junto. Esto es  lo que llamo “una sacudida Divina” invitándonos a la renovación.

Necesitamos estar “dejando ir” para poder transformarnos.

La transformación nunca es un proceso fijo.

A veces, pasamos por un gran “dejar ir” y nos dura años mientras experimentemos la transformación. Otras veces, perdemos algo y experimentamos rápidamente una renovación de circunstancias.

Ya sea que estemos experimentando la pérdida de nuestros hijos que se van a la universidad, un amante , un puesto de trabajo, una relación, el cambio de ubicación o todo lo anterior simultáneamente, siempre  podemos hacer la transición más suave, más fácil.

Lo primero siempre es reconocer que el cambio es la constante que todos los humanos siempre experimentarán y la naturaleza nos recuerda cuán constante es.

Cuanto antes soltemos, cuanto antes abandonemos el intento de controlar lo que está sucediendo, más pronto entraremos en el estado de flujo. 

El flujo es el estado donde las cosas comienzan a suceder fácil ya alegremente. 

Rendirnos es la clave. No podemos forzar la rendición. A veces luchamos y nos resistimos hasta que el viento del agotamiento agita nuestras hojas y nos susurra…”Suelta”…entonces reconocemos la importancia de rendirnos…y todo se facilita.

Mientras tanto, seamos amables con nosotros mismos, con nuestros tiempos y procesos, manteniendo viva la comprensión, la compasión y la paciencia.

Algunas veces dejar  soltar es doloroso y es posible que nos encontremos con viejos hábitos. Podría ser comer, beber, enjuiciar…cualquier cosa que disminuye nuestra vibración y en la superficie se sienta bien pero al final, nos agota. En ocasiones necesitamos bajar la vibración hasta que duele, recordarnos parar y despertar para volver a emerger con más conciencia. Entonces, si nos pillamos cayendo en viejos hábitos, seamos compasivos usando esa compasión para alzarnos y levantarnos.

Una buena limpieza en un buen modo de acompañar ese soltar. Puede ser física, mental, emocional, espiritual o todo lo anterior. A menudo, comenzar con la casa y el cuerpo es el punto de partida  básico. Estamos en contacto con nosotros mismos a diario, así que cuando limpiamos nuestro entorno o cuerpo físico, empezamos a pensar de manera diferente, a sentirnos de manera diferente y más profundamente. Una limpieza corporal puede ser tan simple como eliminar el alcohol, el azúcar, los alimentos refinados y adherirse a un plan de alimentación natural de alimentos integrales con abundante agua y caminatas, por ejemplo…otros podríamos elegir una limpieza mental, permanecer en silencio o en la naturaleza, hacer un retiro, o tomarnos unos días fuera, mientras que para otras personalidades cuadra seguir normalmente con las actividad, sumando presencia y atención simplemente.

Mi amigo Elan me escribió su experiencia:

"En preparación para un próximo traslado a un apartamento más pequeño, comencé a limpiar los armarios, los cajones y los armarios de almacenamiento que están llenos de cosas que ya no necesito, pero por algún motivo me he mantenido durante todo este tiempo. Tan tedioso como es este proceso de limpiar y dejar de lado estas "cosas" ha sido, ha sido una experiencia muy positiva: tener menos desorden en mi hogar me ha dado nueva energía.

También me ha hecho darme cuenta de que, de la misma manera en que me aferré a todas estas cosas, también tendemos a aferrarnos a pensamientos negativos y recuerdos dolorosos que nos agobian y atiborran nuestro bienestar emocional. Posiblemente los hemos metido en el fondo de nuestra mente, pero todavía están allí y pueden evitar que sigamos adelante con nuestras vidas y nos impidan alcanzar nuestro máximo potencial.

Por supuesto, es más fácil permanecer en nuestra zona de confort: esos pensamientos y recuerdos nos son familiares, pero dejarlos ir puede darnos nueva energía. Incluso puede significar dejar de lado las relaciones que nos arrastran o nos frenan. Limpiar el desorden en nuestras vidas y dejarlo ir no es fácil. A veces lleva mucho tiempo lograrlo y puede que necesitemos ayuda, pero puede ser extremadamente gratificante. Puede liberar espacio para explorar nuevas experiencias y desafíos. Al dejar ir el equipaje emocional que llevamos con nosotros, podemos aligerar nuestra carga y comenzar el siguiente tramo de nuestro viaje con uno nuevo"- Elan

 

Es importante, cuando las cosas se están yendo de nuestra  vida, reconocer la bendición y agradecer. Es fácil quedar atrapados en todo lo que estamos perdiendo con nostalgia, tristeza, impotencia o rabia, por lo que es importante recordar todo lo que tenemos y tomarnos una  dosis de la medicina de la gratitud. ¿Recuerdan la práctica de no irnos a dormir sin agradecer al menos tres cosas de nuestra vida cada día? Pueden ser cosas simples como un techo sobre nuestra cabeza, ojos para ver, discernimiento, la comida con la que contamos, los amigos. 

Sea lo que sea, siempre hay algo que podemos ver y recordar: “Vaya, realmente soy muy afortunado. Aunque estoy perdiendo___________, estoy agradecido de tener _________”

Dejar ir es raramente fácil. A veces podremos sentirlo como un alivio bienvenido y otras transitaremos la senda del dolor.

 De cualquier manera, es una parte natural del flujo de las estaciones de la vida  y no solo es inevitable sino bendito, liberador, desintoxicante y un crash…en nuestras estructuradas vidas en las que nos ilusionamos con la seguridad y la permanencia de lo impermanente.

Y las bendiciones fluyen!

Tahíta

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