Cuando el infinito se mueve en el corazón y lo reconocemos, experimentamos amor, compasión, unidad y gratitud. Y surgen espontáneamente si no nos separamos de la verdad de nuestro ser o del momento.
Un corazón abierto está abierto tanto al sufrimiento como a la alegría. La vida incluye miedo, injusticia, desesperación, ira, dolor y muerte de la forma.
Sin embargo, no se cierra en su percepción a nada. Se mueve con compasión en respuesta al sufrimiento, reconociendo que, con frecuencia, es el sufrimiento el que nos lleva a trascender los límites.
Una presencia silenciosa, despierta al momento presente, es totalmente una con cada experiencia en nuestra vida diaria.
Nadie la posee, nadie la crea, nadie puede destruirla. No tiene palabras, pero es consciente de las palabras; no tiene forma, pero es una con la forma.
No emite juicios, no tiene opiniones, no reclama identidad y no tiene nombre, aunque no rechaza ningún nombre que se le pueda dar. Algunos de esos nombres incluyen: la Verdadera Naturaleza, el Ser, la Conciencia no-dual, la Naturaleza de Búdica o Crística, lo Divino.
Sin embargo, las palabras nunca definirán esta verdad de LO QUE SIMPLEMENTE ES.
A medida que la presencia infinita se revela a través de la mente, experimentamos momentos de claridad, sabiduría e intuición que no surgen de lo que se aprende, sino de nuestra naturaleza esencial. Quien sea o lo que sea que esté frente a nosotros, o dentro de nosotros, es una manifestación del SER que somos ― a veces moviéndose a través de velos de condicionamiento que limitan nuestra visión, pero que en última instancia surgen del núcleo de la conciencia que es nuestra verdadera naturaleza.
En palabras de Ramana Maharshi:
El Ser es solo uno. Si es limitado es el ego,
Si es ilimitado, es Infinito y es la Realidad.
Lo que imaginamos como una persona con una fecha de nacimiento y una fecha de muerte futura es NADA a los ojos de la verdad profunda.
Somos espíritu, potencial infinito, libres más allá del nacimiento o la muerte.
Mientras que lo sin forma toma formas infinitas momento a momento, las experiencias simplemente suceden.
Vivimos, respiramos, comemos, dormimos, dudamos, lloramos, reímos, amamos en un océano de conciencia y de SER que es la vida misma. Este océano está totalmente quieto y silencioso en sus profundidades, pero lleno de vida, fluidez e impermanencia en su superficie. La presencia no es personal; el tiempo no nos lleva a lo intemporal; un yo separado no produce amor o verdad; solo podemos estar despiertos ahora.
Desde esa totalidad indivisible, el verdadero "ojo" interno ve la unidad y las diferencias simultáneamente.
Nuestra vida cotidiana, que consideramos ordinaria, muestra lo extraordinario en los momentos más simples de nuestras vidas. Un pájaro, un abrazo, la leche que acaba de derramarse, una risa, un haz de luz que atraviesa una grieta en la pared, una taza de té humeante, la apertura de nuestro corazón compasivo frente al dolor, el sonido del viento entre los árboles, o la respiración.
Todas esas son manifestaciones del Espíritu, Ser Infinito, Dios, …cantadas en el silencio de una mente desbaratadora de posibilidades ilimitadas. Impulsadas a la percepción por un amor que es UNO Y ETERNO, un misterio sin forma que sin embargo se disfraza de todo cuanto podamos concebir…tal vez para expandirse y ser experimentado sin obstáculo alguno.
Gracias. Gracias. Gracias.
"SOLO PODEMOS ESTAR DESPIERTOS AHORA"... GRACIASSS Tahita por este bello aporte!!!!
ResponderEliminarAbrazos infinitos!!!!
Solo "AHORA"...Graciasss
EliminarVaciarnos de todo y sentir a Dios dentro nuestro ahora, en todo momento y ante cada circunstancia. Aceptar, amar y agradecer.la Vida. Gracias querida Tahita
ResponderEliminarGracias Infinitas
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