No hay ningún lugar donde no esté lo Divino.
Detente un minuto y realmente reconoce esta verdad, porque
la mente tiene una percepción muy
diferente. Si realmente la reconoces, esta verdad puede cambiar tu vida.
Todo lo que ves, toda
cosa y toda persona que existe, y todo lo que ocurre es una manifestación de lo
Divino.
Lo Divino no está simplemente detrás de lo que consideramos
bueno, sino también de lo que consideramos malo, que es lo que ocurre cuando el
‘yo’ que tu piensas que eres, se pierde en su propio miedo y en la ilusión de
estar separado.
Lo Divino es ambas cosas:
el que mata y la víctima, el que ama y el que odia.
Él juega todos los
papeles que ha habido porque no existe nadie más. Sólo existe la ilusión de
“otro”.
Piensen en ello--¡No existe nadie más!
La mente tiene tan
buena imaginación, pero tiene mucha dificultad en imaginarse la Unidad, porque
va en contra de su programación. Así que
cuando se percibe la Unidad, como ocurre momentáneamente muchas veces al día,
no se la reconoce.
A la Unidad se la ignora, pues la mente no la aprecia.
Peor que eso—a la Unidad la rechaza la mente egóica porque
reconocerle significaría el fin de su existencia.
El ego no existe en
la Unidad; sólo puede existir por separado.
Esta es la verdadera definición del ego. El ego y la Unidad son
opuestos, o así parece. Sin embargo, la Unidad diseñó que la vida sea de esta
manera, y es por eso que la Unidad no tiene problema con el ego, aunque el ego
sí tiene problema con la Unidad.
Dondequiera que ve, el ego ve separación.
Traduce a toda diferencia como una separación. El ego ve un
árbol, y ya que el árbol es diferente de la imagen del ego, él se ve como
separado del árbol. ¿Pero es eso cierto? ¿De dónde vino esta definición del
‘yo’, que a cualquier cosa diferente de sí mismo la considera separada de sí mismo?
Es la definición propia del ego la que crea la idea de
separación.
Diferencia significa separación en la definición del ego.
El ego ve a líneas divisorias entre cosas y la gente.
Incluso crea límites conceptualmente a través del idioma, del tiempo y al
arraigarse a ciertas creencias.
Es así como la mente
egóica digiere la vida. El ego ve virtualmente a todas estas diferencias como
peligrosas y problemáticas. Está siempre en defensa constante, tratando de
defenderse de todo que sea diferente de sí mismo. Su mundo está lleno de miedo,
ansiedad, celos, odio, ira y dolor. Esta manera de percibir y de estar
separado es la base de todo sufrimiento.
Pero la realidad no es como el ego la supone.
No existen líneas
divisorias.
No hay un ser separado que se opone al mundo.
Sólo existe la Divinidad que crea cada momento nuevo desde
sí mismo.
Todo es la Divinidad, expresándose a sí misma como un árbol,
un perro, una persona, como pensamiento, emoción, luz y sonido.
No hay límites.
No existe nadie.
Sólo Uno.
Sólo la Divinidad creando y percibiéndose a sí misma a
través de la vida.
Gracias. Gracias. Gracias.
No hay ningún lugar donde no esté lo Divino. Pero el corazón se tiene que llenar de amor para aceptar todo, lo bueno y lo malo. Eso no existe, es el ego que nos separa. Sólo existe la Divinidad creando y percibiéndose a sí misma a través de la vida. Hermoso y sabio mensaje, gracias Tahita
ResponderEliminar...No dos...
ResponderEliminarGracias Tahaita
Graciasss
ResponderEliminarExcelente mensaje y recordatorio. Gracias Tahita
ResponderEliminar"SOLO UNO"
ResponderEliminarGRACIASSS QUERIDA TAHITA!!!!!
Muchas gracias!!
ResponderEliminarGracias a ustedes!
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