Atardecer en Capilla del Monte tomada en una de mis caminatas.
Nuestra definición práctica de buena salud la describe como un estado de bienestar y flexibilidad, que se aplica a nuestro bienestar físico y mental, así como a nuestro yo-personaje espiritual. La mala salud es todo lo contrario. Dolor y rigidez. El movimiento duele. Nada fluye.
Lo que es particularmente interesante aquí es que podemos ser físicamente flexibles y sanos, pero estar sufriendo mental y espiritualmente. Igualmente, podemos ser espiritualmente fuertes y físicamente débiles.
En la filosofía taoísta, la auténtica buena salud es estar en armonía con el fluir benévolo del universo.
Entonces, nuestros cuerpos físicos pueden estar deteriorados, pero nuestra salud espiritual y mental puede ser fantástica.
Pero, ¿qué queremos decir con espiritualidad?
Cada uno puede dar a luz su propia definición de espiritualidad.
Este personaje, que ha excluido de esa noción el poseer muchos conocimientos, o estar iniciado en algún pseudo grupo espiritual, cantar mantras o responder a determinadas prácticas, (aunque me agrade cantar mantras) en este presente se inclina flexiblemente a esta postura:
Espiritualidad es la conexión natural de todos con la maravilla y la energía de la vida.
Y como corolario, readapté a esa noción la de salud espiritual, incluyendo en su base tres signos fundamentales: conexión, paz y cuidado compasivo.
Al evaluar en cualquier momento mi propia salud espiritual, estos son las preguntas cruciales. ¿Estoy conectada? ¿Siento paz? ¿Soy amorosa y compasiva?
Vale la pena repetirlo, ¿no? El primero de los elementos cruciales de la salud espiritual: ¿Estás conectado con la maravilla y la energía de la vida?
Cada uno puede descubrir cuál es la mejor manera de reestablecer esta conexión espiritual, que en realidad jamás perdemos, porque lo que somos es ELLO, pero a lo que jugamos temporalmente es a ser un personaje, que para recibir un flujo de Luz lo más plenamente posible, cuenta con herramientas recordatorias. La gente tiene tantas formas diferentes: meditación, yoga, arte, cocinar, leer…pero, sin duda, elijo: Silencio interior para no incluir a la mente parlanchina en nada que tenga que ver con LO QUE SOY…LO QUE ES.
Sea lo que sea lo que los reconecte, practiquen y vivan esa experiencia y disfrútenla plenamente.
En cuanto a la paz interior…no es apatía, ni un ejercicio de relajación, ni un estado de ondas cerebrales. Surge de una forma profunda y sabia de ver la vida, de una perspectiva que trasciende lo aparente. Esta sabia actitud nos guía a hacer pausas de reflexión periódicas, apartarnos de lo humano para reconectar y poder responder en lugar de reaccionar en cada tramo de la vida humana.
En estas pausas conscientes observamos y monitoreamos nuestras vidas con buen humor y compasión. Reconocemos que todas nuestras circunstancias y experiencias, buenas y malas, salud, enfermedad, éxito, fracaso, soledad, relaciones… son siempre oportunidades para desarrollar Amor y Conciencia. Este profundizar en el océano del amor y la conciencia es sin duda el verdadero propósito de nuestras vidas. Comprender esto nos aporta sentido y coherencia, una profunda calma.
El tercer fundamento de la salud espiritual es el cuidado compasivo o el amor en acción. Si no manifestamos y expandimos ese cause, bloqueamos su flujo armonioso y natural, causando congestión y bloqueos a los demás y a nosotros mismos , y haciendo más difícil que ese Amor compasivo nos abrace y envuelva. No somos un instrumento de su fluir, sino un escollo.
Enérgicamente, ser compasivo es un manantial de energía luminosa que fluye al estar conectados y tener paz interior.
Afortunadamente, el Uno gestiona todo con infinita inteligencia. Cuando damos cuidados amorosos nuestros sistemas endocrinos se estimulan de forma positiva y beneficiosa, relajando los tejidos. Ser bondadosos y amorosos, nos hace bien; nos sana, reconforta e ilumina.
Lo maravilloso de la salud espiritual es que no dependemos de nadie más para obtener nuestra "medicina". También siempre tenemos acceso a un médico maravilloso que nos conoce mejor que nadie, nuestra propia Conciencia.
Entonces…tomemos en cuenta
Permanecer el mayor tiempo posible Conectados, propiciando la paz interior y poniendo en acción el Amor Compasivo hacia todos y todo, incluyéndonos.
Gracias. Gracias. Gracias
Tahíta
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