DONACIÓN AMOROSA

 

DONACIÓN AMOROSA

 

GRACIAS

GRACIASSSS...Por todo vuestro amoroso apoyo tanto presencial como financiero, los que han podido, a través de tantos años. Porque ayuda el que dona dinero...pero ayuda inconmensurablemente quien expande su amor y su Presencia en el Infinito Campo de Conciencia en el que estamos entrelazados♥

Buscar este blog

jueves, 30 de julio de 2020

Felicidad, miedo, control, rendición

 

La felicidad y la tristeza son los dos extremos de un mismo palo.

Si hubiera un palo con un solo extremo, podríamos tal vez tener solo felicidad en nuestras vidas, pero no es así. Imaginemos que en la vida solo hubiese felicidad, entonces no habría nada con qué contrastarla y con el tiempo, la tristeza emergería.

Eso es lo que significa el símbolo del yin y el yang. En cada cosa está la semilla de su opuesto. Podemos separar los dos contrastes, pero con el tiempo se volverá a completar a sí mismo en la totalidad, que contiene ambos elementos.

En la dualidad, la vida es un péndulo con un movimiento siempre oscilante entre dos polos opuestos, y lo que queda es tratar de mantener cierto equilibrio, mas ese equilibrio lo logramos moviéndonos constantemente entre esos dos polos, porque lo único constante aquí es el cambio. El péndulo se detiene solo en lo que llamamos muerte. La vida dual es el movimiento entre los dos polos opuestos.

La fantasía de los buscadores espirituales y los artífices del pensamiento positivo es quedarse todo el tiempo en lo más alto de ese movimiento pendular, sin embargo, ya que no existe un estado fijo en la dualidad, eso es imposible.  Para la mayoría, lo más acertado es permitirnos movernos en esa oscilación, sin sufrimiento, con aceptación y viviendo de a un momento por vez.

Para los más realizados, el despertar es la disolución del personaje que sube y baja, pero mientras nos experimentamos como personajes separados, seguiremos en esa oscilación.

Sin embargo, ya consideramos que el efecto de ese movimiento es distinto si nos consideramos autores de todo lo que ocurre, desde la mente pequeña, o solo instrumentos. Si podemos vernos como instrumentos, se atenúan los efectos dolorosos.

Algunos efectos dolorosos son el miedo y la necesidad de control.

Solo existe una fuerza vital que se expresa a través de diferentes instrumentos. Esos instrumentos están afinados para crear diferentes sonidos: uno de ellos es el miedo.

El miedo principal del ego es dejar ir, porque teme ser arrojado a la deriva en el Presente, en el cual el ego no existe, porque se proyecta en el pasado y el futuro…y paradojalmente, cuando somos arrojados al presente, en ese Presente no existe el miedo, porque el ego no se manifiesta en tiempo presente. Es iluminador darnos cuenta de que el miedo es solo de ese fragmento manifestado que es el ego.

Una de las ilusiones que el ego fabrica para no sentir miedo es el control.

Para la parte biológica de un ser despierto, el deseo de control es puramente funcional, necesita manejarse, aprender cómo se hacen las cosas, para a su vez, funcionar mejor.

La personalidad humana de un individuo identificado con su ego, en cambio, quiere controlar no solo por cuestiones funcionales, sino por el sentimiento egoico de poder y seguridad. Tiene la idea de que: “Si consigo más control seré más completo. Cuanto más pueda controlar, más seguro estaré” Es el ego diciéndose “Si consigo más control, este sentimiento de inseguridad, este sentimiento de impotencia que se mueve dentro de mí y me hace sentir incómodo, desaparecerá” Así que inicia una búsqueda de poder económico, social, físico o político, y después de conseguido, el sentimiento de inseguridad, el miedo y la incompletitud continúan.

Entonces recurre al poder espiritual, a los poderes ocultos, o a cualquier tipo de poder que cree espiritual para llenar ese vacío. Para el sabio no hay vacío, no hay nada que llenar…pero el buscador, aún no ha llegado a ser sabio.

Al buscador, cuando cree que no está en control, le acompaña un sentimiento de impotencia, un sentimiento de que, si no tiene control, no tiene nada. Aunque intelectualmente se diga que la Fuente está al control, persiste un sentimiento de inquietud, y hasta de desesperación.

La inquietud no proviene de la falta de control, sino de no tener suficiente poder.

 Solo en la Unidad hay verdadero poder completitud, y el ego se cree separado de la fuente de todo poder.

En realidad, no lo está, porque es parte del Todo, del Uno, pero no lo sabe…si lo supiera se disolvería en él, y dejaría de ser, se convertiría en la Fuete del Poder.

Solo en la rendición, en la aceptación total de la falta de poder del ego, hay libertad total.

 

No hay nada en lo que convertirse. Todos ya somos Eso. Todos somos Conciencia. Eso es lo que todo el mundo es: el Uno. No hay nada más o menos que el uno.

 

Con esta frase comenzaremos la siguiente reflexión.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario