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domingo, 3 de marzo de 2019

El poder de la humildad en un mundo presuntuoso

“Fue el orgullo lo que convirtió a los ángeles en demonios; es la humildad la que hace a los hombres como los  ángeles ". - San Agustín

¿Por qué cuanto más acumulamos y más logramos, menos humildes somos y más permitimos que el orgullo se apodere de nosotros? ¿Y por qué tantas personas asocian la humildad con la pobreza, cuando en realidad la humildad no tiene nada que ver con nuestras posesiones materiales?

Si me preguntas, la humildad es una de las joyas más preciosas de la vida, y aquellos que poseen esta joya son luminosos.

La humildad es lo que nos da poder.

Humildad, no el orgullo.

Y aquellos que viven alineados con su núcleo y conectados con la Fuente de todas las cosas, saben que esto es verdad. El resto asume que la humildad es para los débiles y para los pobres.

Parece que no sabemos mucho sobre el poder de la humildad, y el efecto que la humildad puede tener sobre nosotros. Pero por lo que he experimentado puedo decir honestamente que al abrazar la humildad y al convertirnos en UNO con ella, abrimos nuestros corazones para dar la bienvenida a todas las cosas y todos los seres. Y una vez que hacemos esto, la ilusión de la separación que una vez gobernó nuestras mentes, nuestros corazones y nuestras vidas, se disuelve.

La humildad nos ayuda a regresar a la Fuente de todo, recordándonos nuestra belleza, pureza y perfecciones, y nos ayuda a conectarnos con la verdad de quiénes somos, de quiénes son todos los demás, y la verdad de quién es Dios, el Campo, el Espíritu.

Nunca me percibí como una persona orgullosa y jactanciosa. De hecho, siempre me he considerado alguien que era bastante humilde. Pero a través de las muchas experiencias intensas e interacciones dolorosas que la vida me envió, me di cuenta de que había mucho orgullo y vanidad en mí y que esto me hacía daño, me consumía y me hacía distanciarme de mi propia Alma y del mundo que me rodeaba.

Tuve que pasar por mi propia noche oscura del alma. Y mientras la transitaba, fui capaz de sentir y percibir lo doloroso que es para nosotros aferrarnos a orgullo, poniendo la humildad a un lado, y pensando que somos más valiosos y más especiales que otros seres humanos. En esos momentos en que la oscuridad te acorrala para que pongas en alto las prioridades, solo quieres despojarte y deshacerte de todo lo que te separa de los demás…para unificar tus energías con las de ellos y así salir a la Luz.

El orgullo nos separa unos de otros. Nos hace pensar que somos mejores. Y cuando eso sucede, menospreciamos a la gente. Acabamos al fin dándonos cuenta de que lo que hacemos a uno, se lo hacemos a todos, incluyéndonos.

Parece que no entendemos cuánto nos estamos lastimando al aferrarnos al orgullo, y cuánto nos estamos distanciando de nuestra propia Verdad y Esencia Divina al tratar de demostrar nuestra "especialidad", y ser mejores que los que nos rodean.

Con acierto se ha dicho que el orgullo es el cáncer espiritual: consume el amor, la satisfacción e incluso el sentido común.

Pero después de mucho transitar y escribir, me doy cuenta de que las palabras solas no enseñan, las experiencias sí. Y siento que podría escribir muchísimo sobre el poder de la humildad pero si no te haces uno con humildad, y si no la abrazas y permites que se convierta en parte de ti, nunca experimentarás su belleza y su poder.

La humildad, como el agua, es vida, y es poder. Pero no por el nombre que lleva, sino por su esencia. Y para experimentar su poder, tienes que fusionarte con ella, y permitir que te muestre el camino de regreso a ti mismo, de regreso a la Luz y a la Vida.

La cultura en la que vivimos nos ha hecho creer que tenemos que competir entre nosotros y que tenemos que trabajar duro para demostrar nuestro valor. Que tenemos que ser el número 1 en todo, brillar más que los que están a nuestro lado y asegurarnos de que los demás lo sepan. Pero me pregunto si alguna vez nos detenemos a pensar si esto es cierto. Me pregunto si alguna vez nos detenemos a pensar si vale la pena gastar tanto tiempo y energía tratando de mostrarle al mundo que somos “especiales” e importantes.

El que trata de brillar atenúa su propia luz, nos recuerda Lao Tze

Lo creas o no, no necesitamos demostrar nuestra valía al mundo. Solo necesitamos abrazar todo lo que somos. Al hacerlo nuestra Luz brillará más que nunca. Y ahí es cuando nos damos cuenta del poder de la Humildad

Si  nos hemos dando cuenta de nuestra interrelación absoluta, sabemos que nos influenciamos unos a otros a través de nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestra energía, nuestras acciones y nuestras vidas. Y podemos influir en el mundo a través de nuestra gracia, amor, compasión y humildad.

Sinceramente, espero que lo hagas. Espero que dejes de hacer lo que todos los demás piensan que es correcto, y comiences a hacer lo que tu corazón te dicte, en voz baja, con humildad

¡Y las bendiciones fluyen!

Tahíta 

 

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