No chequeas más de dos o tres artículos en diversas páginas sin encontrarte con innumerables consejos acerca de cómo lograr el año entrante atraer todo lo que deseas…o cómo hacer una lista de resoluciones sobre lo que te propones.
Todo esto es ámbito del ego, agota y solo trata de meternos más adentro la creencia de que tenemos que tener lo que el ego desea, o que tenemos que proponernos metas distintas porque las del año pasado fallaron…atraer, cambiar de técnicas, hacer y rehacer.
Nadie aconseja, pues, en una real resolución interna, poner lo que llegue en manos de nuestra fuente trascendente, o dejar de esforzarse o tratar, y “no hacer”…o abandonarse y soltar todo plan para dejar fluir la Vida.
No siento terminar el año cargada de consejos, estrategias y listas de propósitos.
El Alma tiene un propósito y lo va a cumplir independientemente de nuestros planes. Solo juega el libre albedrío en la forma que podamos vivir el libreto.
Nada podemos atraer que no sea LO QUE SOMOS…o sea atraemos más de nuestra propia vibración.
Con eso ya lo vemos claro y breve…nuestro contrato álmico se cumple hasta el final por lo que solo podemos ir tratando ( o no) de comprenderlo y acompañarlo…y no estar deseando estar en otro tiempo y lugar con otras compañías…y es ridículo por otro lado pensar que si nos sentimos pobres, abandonados, lastimados, con ira, sufrientes…podamos atraer otra cosa que no sea más de lo mismo.
Independientemente de que nunca he conocido a nadie que cumpla con las tan famosas listas de resoluciones para el próximo año…es risible pensar que si no vamos poniendo las piezas de nuestro rompecabezas evolutivo en orden, a través de la observación, la atención, el darnos cuenta, etc…vayamos a poder nadar contracorriente de todas las cosas no resueltas, complejas, no sanadas, pendientes, ocultas en el incosciente…que boicotearán cualquier hermosa lista de deseos o resoluciones.
Esto marca la diferencia fundamental entre estar jugando el juego del ego que siempre nos distrae con nuevos espejitos de colores espirituales…o dejar que la Vida nos viva y a la vez posicionarnos como observadores…poder captar el maravilloso proceso consciencial, que no se vale ya de esas estratagemas que teje el ego, para que terminemos siempre distraídos sin ir a lo esencial que siempre llega detrás de la entrega, el aquietamiento, la aceptación y el silencio.
Sin pretensiones, sin prever el regalo antes de que llegue, sea que se vista de dicha o dolor, sin escapar o escondernos, que es lo que nuestra naturaleza biológica nos urge hacer.
Es simple…mas nos toma todo el llamado “tiempo” no solo darnos cuenta sino darle espacio.
¡Y las bendiciones fluyen!
Tahíta
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