¿Cómo contemplar la Inteligencia Sagrada, la Presencia Divina, si no sabemos lo que es, si miramos dentro y no la encontramos?
Pensamos… ¿cómo contemplar aquello que no conozco?
Pero es que lo conocemos, solo que es imperceptible para los sentidos, para la mente, y encerrados entre el cuerpo, las emociones y los sentimientos…es como si no existiera, como si Dios, la Consciencia Infinita, no existiera. Vivir solo desde las limitaciones humanas hace que perdamos la Infinitud de lo Divino en la vida diaria.
¿Qué hacer?
Darnos cuenta de esas limitaciones irreales, soltar las interpretaciones mentales y creencias atravesándoles hasta percibir la Luz.
Siempre hay una rendija, una intuición mínima a través de la cual llegar a la Luz de la Verdad. La intuición desaloja las creencias y abre paso a la Luz.
Lo esencial es escuchar “la llamada interna” y sentir que ya no podemos desoírla.
Así comienza la vida contemplativa. Para contemplar no necesitamos nada externo, solo escuchar la voz del alma. Cuando lo hacemos, nos ponemos en Presencia de Dios, el Campo de Consciencia Infinita, y ante ella caen todas las creencias, las teorías, las doctrinas, los sistemas, y las prácticas que creíamos necesitar.
Eso no quiere decir que ya no necesitemos nada, que no tengamos nada que hacer. Muchos proponen que como todo es ilusorio, no hagamos nada. Sin embargo, la Vida es movimiento. No sirve cuestionarnos qué hacer, sino mantenernos abiertos a la intuición como para sentir qué hacer y qué no hacer. La verdad surge de acuerdo a la pureza que hay e mi mente y el amor a la Verdad. Desde ellas, actuaremos de acuerdo a cómo se muevan determinadas energías impulsadas por la Luz que somos.
Las energías se mueven al ritmo de nuestra comprensión que les da sentido.
No hay nada ni nadie a quien seguir para liberarnos, solo entrar en el silencio de la propia consciencia y descubrir que Soy esa Inteligencia, más allá de todos los pensamientos, creencias, opiniones. Eso es libertad, aún bajo las limitaciones humanas.
Como dijo el maestro Eckart…Para ver la Verdad hay que mirarla con los ojos de Dios.
Pero “No soy Dios”, podemos pesar. ¿Puede haber algo que no sea Dios?
Contemplemos lo que Es, no lo que parece.
Si lo intuimos, y lo amamos, podremos contemplarlo. La intuición nos lleva al Amor.
Entonces, el Amor al Espíritu se convierte en lo esencial en nuestra vida y contemplarlo fluirá como fluye nuestra respiración.
Contemplar la Consciencia es “serla” …y reconocerla, aunque se bifurque, se refleje, parezca cambiar o moverse…permaneciendo en su inmutable Ser.
Gracias. Gracias. Gracias.
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