Puedes usar estos artículos como una iniciación a un nuevo modo de ver, al reconocimiento de que hay otra posibilidad que lo transforma todo. Cuando dejamos de lado toda creencia y rumor, y averiguamos por nosotros mismos, podemos saborear esta esencia que no precisa ni de lo religioso, ni de lo filosófico.
No tenemos que hacernos especiales ni espirituales para revelar este secreto abierto: todo el mundo está invitado a venir a Casa. Y escribo Casa con mayúscula, para resaltar su cualidad infinita e impersonal, no para sugerir que es algo sagrado o exclusivo. La liberación hacia la que apunto no es solo para los santos y os afortunados: está al alcance de todos nosotros. Nadie está excluido: la esencia del mensaje está aquí mismo, a tu disposición y también a la mía.
Si piensas que eres un buscador espiritual que trata de encontrar la verdad omniabarcante, te invito a examinar más de cerca tu búsqueda espiritual. Te preguntaré donde crees que vas. También te invitaré a comprobar si verdaderamente hay un buscador. Y la aclaración de todo este asunto, por ejemplo, la desaparición definitiva de tus conceptos sobre una iluminación futura, puede hacer estallar tu mente.
No obstante, o puedo garantizarte que la lectura de estos artículos vaya a aportarte nuevas comprensiones espirituales ni que vaya a resolver tus problemas. No te prometo experiencias místicas ni logros personales en el camino espiritual. Si recibes la gracia de tener experiencias trascendentales en tu vida, disfrútalas mientras parecen ocurrir, pero olvídalas en cuanto puedas. Reivindicar sucesos trascendentales para uno mismo es una trampa sutil. Cuando se reduce lo Impersonal a algo personal, la Gracia se con vierte en maldición. Y lo mismo ocurre cuando lees acerca de las experiencias místicas de algunos maestros espirituales. Si te comparas con ellos, vuelves a estar atrapado. Todas esas aventuras personales a las que se refieren los “héroes espirituales” no son relevantes: son alimento para la mente pensante y un modo muy inteligente que tiene el ego de posponer su propio desenmascaramiento. Cuando haces eso, solo te estás engañando a ti mismo. Lo que somos, no puede ser personalizado. Sin embargo, si verdaderamente se abandona el hábito de “personalizarlo”, de proyectarlo en el futuro, es posible reconocer la Conciencia que está siendo testigo de todo eso.
Entonces tu búsqueda espiritual puede llegar a su fin.
No puedes reivindicar nada, nada has conseguido. Todo ocurre más allá de tu control. En cualquier caso, hay Libertad, porque ahora la simple vida diaria es suficiente. Y no hay ninguna necesidad de potenciarla con “material” religioso y espiritual. De algún modo…vuelves al punto de partida.
Entonces, ¿Qué sentido tiene todo esto? En realidad, no tiene ningún sentido, excepto que abandones la tensión de perseguir un ideal. Comprendes el sinsentido de intentar mejorarte a ti mismo, porque “tal como eres” es la expresión divina. No hay necesidad de ceremonias religiosas ni de ejercicios espirituales. Quemar incienso es tan divino como esperar el autobús o pasear por el parque. Ahora entiendes que no es necesario estar continuamente en un estado sin ego expresando el amor divino. Te das cuenta de que no hay necesidad de conseguir poderes superiores ni de abrir el tercer ojo. Y es una liberación comprender que nada puede ser excluido: ahorra los momentos normales son iguales a los momentos de dicha. La esperanza de “iluminarse algún día” desaparece completamente porque la vida –tal como se te presenta ahora mismo- ya es. Sentarte aquí y leer esto es tu manera de expresar el Infinito. ¡No tienes que hacerte sagrado!
Y así vuelves al juego de la vida cotidiana, dándote cuenta de que no puedes ir a ninguna parte para encontrarlo. Todos tus antiguos esfuerzos por alcanzar la libertad espiritual parecen ahora un gran chiste. ¿Cómo puede otra persona enseñarte a ser lo que eres? ¿Quién puede enseñarte el camino de vuelta a casa si ya estás en Casa? Y si estás buscando lo omniabarcante, ¿dónde vas a ir si ya está por todas partes?
Simplemente no hay escape. Si el Infinito es intemporal, ¿por qué sigues buscando? Y si finalmente se reconoce que no hay buscador, ¿Quién hará la búsqueda? ¿Ves? No es que tú tengas que ir a casa, sino que es la Conciencia la que se redescubre a Sí misma.
De modo que no hay nadie yendo a Casa: la Conciencia ya está en Casa
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