Cuando descubrimos el camino directo vislumbramos la sagrada senda en la que todo es Luz.
Sin embargo, eso no basta, ya que en el camino surgirán miles de obstáculos y contratiempos.
Momentos de desánimo por creer que no podemos desapegarnos, que no somos capaces de permanecer conscientes, que nos distraemos con facilidad. Nos pasa a todos, y vemos la lucidez a lograr, como algo muy lejano. Cuando surgen estas dudas, démonos cuenta que un solo paso de acercamiento es ya un adelanto promisorio. Vivamos de instante en instante con toda la comprensión y atención posible, sabiendo que el estado de lucidez que proviene de lo que “soy más allá de lo temporal” se instalará al fin.
Cuando se pone en marcha la contemplación…no hay manera de pararla, y como lo que somos en lo atemporal ya está iluminado con Luz propia, ninguna condición aparente del personaje debe desalentarnos.
El tipo de vida que llevemos no tiene nada que ver con MANTENERME DESPIERTO EN ELLA. Ninguna de las situaciones en las que nos encontramos son relevantes.
Sin embargo, hay que vigilar la mente, porque ella repercute en la salud y a la vez en la atención, y desequilibra todos nuestros vehículos de manifestación. Si en mi familia hay problemas, tengo conflictos en el trabajo o estoy sin empleo, si me veo obligado a hacer lo que no me gusta, todos esos factores desorganizan mi energía y repercuten en mi salud, y si sumado a todo acallo mis emociones y no las expreso, saldrán a flote somatizadas, a través de un síntoma.
Desplazamos esas tensiones psicológicas al cuerpo físico, como una bolsa de basura hasta que estalla, y entonces nos decimos que no podemos contemplar e silencio porque estamos mal de salud…pero quizás llegamos a esa situación por no estar vigilantes, por no comprender lo que pasa, por estar en una especie de letargo en que la atención en la mente se ha perdido…las causas de la desarmonía son muchas, mientras la Armonía refleja la conexión con ese Uno que es muy ajeno a ellas.
Hay que retroceder y sin excusas examinarnos, y reconocer que, tras cada desarmonía, la que nos lleva a comer mucho o no comer, hacernos adictos a algo, relacionarnos con falta de amor, etc. hay una única causa: DESATENCIÓN. Ninguna medicina será eficaz si no asumo la responsabilidad de mi desatención.
Cuando no estoy internamente atento, todos los demás fracasos o barreras son LLAMADAS DE ATENCIÓN. Por ejemplo, cuando como y luego me siento mal, al surgir el malestar, en vez de huir o buscar paliativos externos, de lo que tengo que salir es de mi inconsciencia, y así estando alerta y despierto, sabré que alimentación es más adecuada para mí. Siempre es posible estar más lúcido o despierto, aunque la iluminación sea una fantasía.
Separar la llamada espiritualidad de la vida es ignorancia y acarrea un estancamiento, ya que lo que nos pasa en la vida nos muestra aquello que nos falta hacer consciente.
La falta de atención se acumula capa tras capa y nos impide “ver” lo real.
No tenemos una varita mágica para resolver problemas, pero el hacernos conscientes nos hace percibir lo que en desatención pasamos por alto y la lucidez se afianza más y más.
Nuestra vida fluirá de manera más natural y sencilla, a medida que permitimos que se abra paso la Luz, y se hace posible vislumbrar lo Real a través de toda apariencia.
Lamentablemente la mayoría de las personas están “vacías”: no hay presencia en ellas, no hay vigilancia alguna, no hay esa dignidad que se traduzca en respeto a las formas manifestadas (todas, aun las aparentemente inertes) …por lo tanto esa morada personal está abandonada.
El problema no es que padezca una enfermedad o esté estresado sino saber y comprender por qué he llegado a esa situación, porque así puedo desandar el camino, cambiar y redirigir las energías de otra manera. La misma desatención y poca comprensión que hay en mí está sucediendo en la sociedad, en el mundo.
En lugar de tratar de ver lo que pasa afuera, que me refleja, tengo que intentar encender una Luz dentro mío y ver qué está sucediendo en mi mente porque de eso que pasa en mi mente depende lo que suceda fuera, ya que todo lo que veo lo interpreto desde lo que pasa dentro mío.
Lo que veo fuera no es el origen de mi malestar o mi bienestar.
La Luz en mi interior me ayudará a darme cuenta de las falsedades que una mente en desatención impulsa, para regocijo del ego, hasta que se desvanezcan en la total lucidez del SER
Hoy los invito a la atención…tramo a tramo.
Gracias. Gracias. Gracias
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