Hace unos días, visitando la página Beltaine Cottage, de mi amiga irlandesa Colette, que vive en una finca de permacultura que heredó de sus ancestros en ruinas y convirtió en un paraíso, vi con dolor lo que el cambio climático ha hecho con sus frutales, huertos y demás recursos de la tierra…frutos putrefactos por dentro, plantas secas y otras modificadas que ya no producen o se llenan de pestes. Ella está desolada ya que hace veinte años decidió vivir de esa forma natural confiando en los frutos de la tierra…mas todo lo in-permanente cambia.
Otros experimentamos dolencias físicas que nos limitan o impiden hacer lo que amamos…algunos hemos atravesado o atravesaremos por el trance de dejar ir a un ser amado, o a un trabajo, un amor, un amigo, una fortuna, un animal o una planta que ha cumplido su ciclo, le guste a nuestro personaje humano o no…y eso nos acerca a la lección de la aceptación, no solo del concepto intelectual sino a la más cruda y real, la aceptación de todo lo que se presenta.
Muchas veces la aceptación no alcanza, o no podemos practicarla porque la impotencia de nuestro ego, disfrazando de amor el apego a las formas, nos ciega de ver la asombrosa perfección de la escena creada…nos parezca cruda o no, injusta o no, bella o dolorosa. Si vieran las posturas físicas que debo asumir muchas veces para escribir, sabrían que lo que les comparto, lo hago desde la experimentación de cuánto se resiste el yo a perder juventud, salud, posibilidades, etc.…y encima, debemos cargar con las apreciaciones poco compasivas de quienes creen saberlo todo que escriben artículos como…”si estás enfermo, algo estás haciendo mal”…o “el cuerpo refleja el alma” Nadie lo sabe…nadie puede saber sobre la misión de un alma. Ni qué decir de quienes pretenden que no vivamos un duelo cuando la forma física de un amado se desintegra, o cuando toda una cosecha se pierde. Sería mejor guardar un compasivo silencio…pues, aunque sepamos que todo es como tiene que ser y que no hay error en la trama, como humanos fragmentados la comprensión y el amor nos deberían llevar a no emitir juicios ni negativos, ni positivos, solo acompañar el momento, a corazón abierto y comenzando a transitar…LA ENTREGA. La nuestra y la de los procesos que vemos deshacerse a nuestro alrededor.
Entrega no es resignación…aunque si estás resignado, puedes entregarlo también. En la resignación nos sentimos abrumados y abatidos, en la entrega, nos abrimos con total fe a dejarlo todo en manos del Espíritu sabiendo que él o la Vida o como le llames, va a dirigirlo, como siempre lo hace, sin que tengamos que angustiarnos y recargar nuestra mente con tareas ciclópeas.
Hace mucho, en este tiempo lineal, que tendríamos que haber decidido soltar la carga en sus manos…aligerarnos…porque en realidad, la Vida es un misterio insondable para la mente, y nada sabemos, por más que lo supongamos o nos hayan programado con creencias, de qué se trata todo…tal vez por eso, escribo tan poco, y es que cuando más se transita, menos quiere uno sembrar en otras mentes individuales lo que solo es una creencia…lo único que no es creencia es lo que nos llega por experimentación, y aun así, la mente lo interpreta como puede.
Por eso, solo nos queda ante tanto aparente caos del clima, de las energías, de las emociones, pensamientos sensaciones, etc.…tomar el lugar del niño asombrado que nada sabe y entregarnos a la corriente eterna que por intuición percibimos como fuente de toda certeza. Esa entrega, nos puede conducir a abandonarnos a energías renovadoras que saben seguramente el propósito y destino de la existencia de cuanto percibimos y de lo que no percibimos.
La entrega necesita inexorablemente de FE y esa fe no siempre se basa en creencias, puede ser solo un soplo divino que nos roza el alma y nos apacigua, como los brazos maternos lo hacían al llegar a esta realidad. No digo que la entrega sea fácil…digo que en este ahora es la puerta que elijo más habitualmente trasponer, cuando puedo, para experimentar paz, alivio aún en la confusión y liviandad de cargas.
Todo depende de lo que concibas más allá de esta dualidad. Nadie puede entregarse por ti…nadie. Y aunque caminos como el advaita diga que en realidad no hay un yo para entregar, mientras experimentemos esta vida en cuerpos individuales, pasajeros sí, pero por el momento reales a nuestra experimentación, deberemos elegir una y otra vez si soltarnos a la corriente Una aún sin nada saber, o resistirnos a ella creándonos sufrimiento e impotencia.
Observemos cuan dulcemente todo en la naturaleza se entrega momento a momento a la disolución continua de lo que parece tan duradero…y hagamos la mejor elección que podamos.
Una de ellas, es entregarlo todo, sintiendo verdaderamente que es la opción presente que más nos unifica con la corriente en la que nos percibimos inmersos.
No se trata de entregarnos a “algo o alguien” …solo entregarnos a LO QUE ES…sea lo que sea.
Todo está relacionado…
SOLO EL AMOR ES REAL…
Y SI NO LO CREES O SIENTES…IGUAL PRUEBA ENTREGARLO
Tahíta
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