El mundo no es el mismo lugar que hace unos meses. La pandemia ha puesto en pausa las actividades humanas y ha llevado a que casi todos hagan cambios significativos en su estilo de vida. Estamos obligados a quedarnos en casa, trabajar desde nuestra sala de estar, tener la escuela en casa y enfrentar conflictos familiares que hemos estado escondiendo debajo de la alfombra por mucho tiempo. Sin olvidar los conflictos dentro de nuestra propia mente, con nosotros mismos. Hace poco tiempo, nadie imaginaba que algo de esto sucedería.
Cuando comenzó la pandemia, me pregunté "¿Qué bien podría salir de esto?" Ahora algunas respuestas son obvias. Por un lado, en muchos casos estamos presentes con nuestras familias en una nueva profundidad. Una amiga se sentó en su porche y disfrutó de una conversación significativa de dos horas con su hijo de 14 años, una interacción que nunca hubiera sucedido de otra manera. Leí que una mujer japonesa que tuvo una gran discusión con sus padres antes de irse de viaje ha vuelto a su casa, y ha hecho las paces con ellos como nunca antes. Una portuguesa a la que se le negó la entrada a Inglaterra para una visa de trabajo, descubrió a dos personas mayores muy vulnerables en su edificio de apartamentos, para quienes ahora está cocinando. Las personas se están conectando con viejos amigos y nuevos conocidos de lugares lejanos del mundo a través de Zoom. Estamos valorando a los seres queridos que teníamos olvidados y las tareas de las que alguna vez nos quejamos.
Replanteémonos esta situación no como una maldición, sino como una llamada de atención. Albert Einstein dijo: "En medio de cada crisis se oculta una oportunidad".
"¿Qué puedo hacer para mantener mi paz interior y ayudar a los demás?"
"¿Cómo puedo usar esta experiencia para mejorar la calidad de mi vida después de que se haya levantado el confinamiento?"
"¿Quién soy, ya que ahora reconozco que estoy unido con todos los seres?"
La respuesta es simple: Sé la luz en medio de la aparente oscuridad. Nuestra conciencia,alegría y gratitud sirven a la humanidad y al planeta mucho más que la ansiedad.
La miseria tiene suficientes colaboradores.
El mundo necesita personas cuyas mentes sean claras y estén conectadas al Poder Superior.
Ya meditamos, rezamos, practicamos yoga, nos sentamos a los pies de los gurús y alineamos nuestros chakras. Ahora es el momento de poner lo aprendido, reconocido e iluminado en acción. El entrenamiento ha terminado. Ahora hay que aplicar lo que sabemos y vivir las enseñanzas en lugar de solo hablar de ellas, esperar a que entidades no físicas nos salven o esperar que nuestras kundalinis se eleven. Es hora de Ser.
La pandemia pasará y la economía puede recuperarse. Pero lo significativo es que habremos experimentado un evento sin precedentes en la historia humana: la oportunidad de un reinicio planetario. Habremos priorizado nuevamente nuestros valores y reconocido la preciosidad de nuestras vidas y de las personas que amamos. Nos alegrará tener trabajos a los que ir, escuelas para educar a nuestros hijos, poder salir de nuestros hogares,caminar en la naturaleza y poder abrazarnos o tocarnos en sin impedimentos.
Las cosas que ahora damos por sentado o incluso aquellas de las que nos quejamos se revelarán para nosotros como bendiciones.
Permitámonos una apreciación más elevada y permanente del Bien en nuestras vidas.
Usemos nuestro tiempo y experiencia sabiamente para un reinicio hacia una humanidad más consciente y compasiva.
Gracias. Gracias. Gracias.
Tahíta
No hay comentarios:
Publicar un comentario