La sociedad y las compañías de tarjetas de felicitación se encargan de que te sientas desanimado en el Día de San Valentín si no tienes un compañero o alguien con quien celebrar.
Sin embargo, no te dejes tomar de rehén por intereses comerciales que quieran limitar y definir este día dentro de una configuración muy específica que requiera la compra de flores, chocolates y frivolidades. Una verdadera celebración del amor puede ser mucho más que un intercambio obligatorio de corazones de chocolate, champán o cenas a la luz de las velas, y esta celebración del amor no requiere nada más que profundizar en la riqueza de nuestro propio corazón.
Permite que esta fiesta del Día de San Valentín te ayude a concentrarte en extender ese Amor expansivo e incondicional que va más allá de un compañero romántico. Solo imaginar la posibilidad de un amor cuántico, o sea, ilimitadamente expandido, es un paso para lograr una relación especial que se convierta en una relación santa, esa en la que nos comprometemos a descubrir la Unicidad por sobre los condicionamientos humanos.
Esencialmente somos Amor, por lo tanto, la llama del amor existe dentro de cada persona, y una vez que encuentres la corriente de amor dentro de ti, naturalmente mirarás este mundo a través de los ojos de ese Amor.
"Una persona debe buscar el amor adentro, no solo afuera. Mientras no encuentres amor adentro, no puedes encontrar amor ahí afuera, nunca, nunca".
- Baba Muktananda
Por supuesto, Muktananda se está refiriendo a un amor más alto que el enamoramiento habitual. Algunos métodos para lograr que ese Amor emerja son la meditación, el silencio, la interiorización, la entrega a la Mente única, Espíritu o como le llames simbólicamente.
Puedes celebrar la Presencia en lo profundo de ese Amor el Día de San Valentín y todos los días:
¡Ama tu vida! Pasa tiempo este Día de San Valentín disfrutando de la paz y el amor de tu propia compañía esencial. Da un paseo por la naturaleza, contempla tu vida y siente gratitud por las bendiciones de que disfrutas y los desafíos que has superado hasta ahora, y también por esos otros que esperan ser reconocidos, vivenciados y disueltos. Ámate a ti mismo tal como eres en este momento: defectos y todo. Enciende una vela dentro de ti y siéntate en el altar de tu Presencia en silencio, recordando lo que más amas y considerando cómo darte más bondad a ti mismo y a los demás.
¡Ama a todos! Pasa por este Día de San Valentín enfocándote en el sentimiento de Amor en tu corazón. Imagina que este es tu último día en la tierra y ve a cada persona que encuentres con ese infinito Amor que nos une más allá de la escena humana. Suelta las formalidades habituales, mira a los ojos de todas las personas con las que entras en contacto y llévalas a tu corazón abrazándolas en un íntimo reconocimiento. Así cada acto de tu día, será un acto de amor divino.
¡Ama algo cercano también! Lo que sea que ames naturalmente en tu vida. Una técnica antigua es sentir el amor por todo lo que amas, y luego mover tu enfoque del objeto de tu amor hacia el sentimiento de amor mismo. Esta práctica te ayuda a fortalecer tu conexión con la experiencia del amor, por lo que gotas de ese amor se expanden luego y se convierten en un océano de amor que permanece contigo todo el tiempo.
¡Ama tu Ser Esencial! Ya sea que te consideres una persona espiritual o religiosa, puedes amar a Dios, ya sea como una entidad o como la fuerza absoluta sin forma que crea y sostiene todo. Siente cómo tu corazón se conecta con el corazón universal. Ama lo divino y conviértete en divino: esta es una de las grandes alquimias secretas de la vida espiritual.
El poeta Hafiz dijo:
"Alguien dentro de nosotros besa la mano de Dios y comparte con nosotros ese contacto ".
En este Día de San Valentín y cada día que lo recordemos, concentremos nuestra atención en esa parte nuestra que besa la esencia del Amor…y se confunde en ella hasta que solo existe el Amor mismo que somos en Unicidad.
¡Y ese Amor Fluye!
Tahíta
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