Supongamos que estamos tristes. ¿Qué solemos hacer?
Con frecuencia nos perdemos en la tristeza, nos identificamos con la tristeza. Podemos caer en la autocompasión por la tristeza, o podemos caer en la irritación por la tristeza, amplificando su poder. Esta es nuestra reacción habitual. Creamos "tristeza impura". Estar cargados de capas de reacción, miedo y aversión; no es pura tristeza.
Generalmente nos movemos entre invertir gran energía en tratar de deshacernos de la tristeza y, por otro lado, entregarnos a la tristeza: no querer deshacernos de ella.
Otras tendencias son: la no aceptación total de la tristeza; también podríamos hablar de aversión a la tristeza.
Nos cuesta simplemente SENTIRLA, ATRAVESARLA…y mucho más contarla como valiosa para nuestro camino.
Consideremos…
En este mundo de las formas…todo es impermanente.
Esto puede sumirnos en la tristeza, o puede hacernos más conscientes, aun sintiendo esa tristeza que no tendríamos que esquivar, sino permitir y hasta profundizar.
La tristeza que nos embarga cuando comprendemos la impermanencia de todos los fenómenos nos abre al mundo que nos rodea.
Ante la tristeza, no así siempre ante los momentos plácidos, abrimos nuestros corazones y comenzamos a notar a nuestros semejantes. Vemos cómo todos enfrentamos las mismas dificultades en la vida, entendemos lo fugaz de nuestras alegrías, y nos damos cuenta de cuánta preocupación, dolor y sufrimiento atravesamos todos. De esta manera, al darnos cuenta de que todos compartimos experiencias dolorosas similares, de hacernos conscientes de que todos pasamos y sentimos lo mismo, penetramos en la empatía y la simpatía con los demás seres sintientes.
De este proceso surge también el impulso de ayudar y proteger…surge el Amor, y cuanto más abrimos los ojos al sufrimiento y la ilusión de los demás, más fuerte se vuelve nuestro amor. El amor limpia la mente de muchos conflictos. Así, nos abrimos también, porque el abrirse es dejar entrar luz, a un mayor despertar. Podemos ver el mundo tal como es, completamente transitorio y nuestra tristeza se vuelve cada vez más profunda. Sin embargo, nuestra tristeza ahora está acompañada de amor y afecto genuinos y un profundo sentido de responsabilidad provocado por la certeza de que, si simplemente nos mantenemos en Amor, podremos marcar una diferencia verdadera y duradera dondequiera que vayamos.
Reflexionar sobre la impermanencia no nos hace más infelices.
Cuando nos damos cuenta de la impermanencia del mundo comenzamos a entrenarnos para soltar.
Gradualmente, somos capaces de dejar ir todas las cosas que solíamos perseguir ciegamente, todas las cosas que solían atarnos y controlarnos. Desarrollamos esa habilidad a través de un discernimiento que normalmente no poseemos. Instintivamente, empezamos a dejar ir, porque ahora sabemos. Nos guste o no, tarde o temprano nos veremos obligados a dejarlo todo, así que cuando sabemos esto, tiene perfecto sentido disminuir nuestro apego ahora
A menos que tengamos en cuenta la impermanencia, seguiremos aferrándonos a las cosas, lo que al final solo nos traerá dolor y privará de sentido a nuestras vidas. Por otro lado, si realmente hemos entendido que nada dura, entonces soltar es un poco más fácil. En realidad, sucede por sí mismo sin esfuerzo.
Reflexionar sobre la naturaleza transitoria e ilusoria de todas las cosas es una práctica muy poderosa, cambia dramáticamente, casi mágicamente, nuestra experiencia del mundo.
Nos hace capaces de acciones que antes eran imposibles. Comenzamos a mirar nuestro mundo y a nosotros mismos desde una perspectiva completamente nueva. De hecho, podemos medir nuestro progreso espiritual por la frecuencia con la que recordamos que todos los fenómenos en la dualidad, son impermanentes.
Empezamos a despertar, pensando: me estoy engañando a mí mismo. La forma en que experimento el mundo ya los que me rodean, la forma en que experimento mis emociones ya mí mismo es irreal. Todas las cosas por las que me preocupo, las cosas que debo tener, las cosas que no puedo soportar perder y las cosas que trato de evitar, todo me mantiene atrapado. Cuando veo las cosas de esa manera confusa, no tiene nada que ver con cómo son en realidad. Además, dado que me estoy haciendo esto a mí mismo, solo estoy causando mi propio sufrimiento.
Entonces nos comprometemos a liberarnos de esta perspectiva: De ahora en adelante, quiero ver las cosas como realmente son. Ya no seré esclavo de mis propias ilusiones. Sé que mi percepción del mundo está completamente desconectada de la realidad. Todos mis sueños y fantasías, todas mis preocupaciones y miedos, ¡todos son triviales y sin sentido!
Mientras pensamos de esta manera, nuestro deseo de ser libres se hace más fuerte. El poder de ese deseo se transforma entonces en una llave que abre el vasto tesoro de la interiorización, el silencio, la presencia en atención plena.
Así es como el amor y la compasión se vuelven sinceros. No importa cuántas alabanzas cantemos al amor y la compasión, tales cualidades no despertarán ni florecerán a menos que reconozcamos la impermanencia.
La clave está en comprender que las cosas son transitorias e irreales.
La tristeza, por supuesto, no es un fin en sí mismo. Pero un profundo dolor viene al darnos cuenta de que todo lo que antes considerábamos duradero y real, en realidad está a punto de desaparecer.
Tal tristeza y desilusión tienen un efecto maravilloso.
El dolor nos hace soltar.
A medida que dejamos de perseguir objetivos fútiles y, en última instancia, dolorosos, nos embarcamos en el camino espiritual de lo genuino, y aumentan nuestra fuerza y nuestra resiliencia.
Gracias. Gracias. Gracias
GRACIASSS Amada Tahita ...valioso aporte...para reflexionar y actuar..
ResponderEliminarBendiciones Infinitas!!!!!!
Valioso mensaje, aprendamos a soltar, gracias Tahita por recordarlo y así ayudarnos en nuestro camino espiritual, cariños
ResponderEliminarGracias querida Tahita por esta reflexión tan valiosa...muy importante tenerla presente en el día a día.
ResponderEliminarGracias Tahita porque es justo el estado en que me encuentro por la partida de mí máscota que me acompañaba, dejarlo partir es lo que estoy haciendo justo ahora y agradecerle por todo el amor que me brindo, gracias nuevamente
ResponderEliminarTodo es Anicca, surge y desaparece 🙏🏽🕯️
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