Generalmente todos los que meditamos nos encontramos en la situación que, ya sea en grupo en un saon de meditación, o individualmente fuimos molestados o interrumpidos por un ruido, sirena, bocinazos, etc. Uno de los que asistí, estaba en la misma calle que una estación de bomberos; casi podía garantizarse que en algún momento durante la meditación pasaría un camión apresuradamente con las sirenas a todo volumen. No es de extrañar que después la gente se quejara: "¿Cómo podría meditar con todo eso?"
¿Con qué frecuencia sentimos algo similar?
Existe la suposición de que l meditación requiere ausencia de ruidos externos, o sea, silencio. Nos imaginamos como ideal, un bosque, una capilla o templo silencioso…pero eso es un ideal a veces inalcanzable o poco probable.
Pero si no podemos cambiar los ruidos que parecen interferir con la meditación, podemos adoptar una actitud distinta. Le sugerí al grupo que la próxima vez que saliera un camión de bomberos a toda velocidad fueran dentro y exploraran si el sonido era realmente perturbador. Después de la siguiente meditación, una participante informó que el ruido ya no parecía un problema; estaba allí, pero no la molestaba. Se dio cuenta de que la perturbación no provenía del propio sonido, sino del deseo de que no estuviera allí.
El malestar o descontento es una experiencia con la que todos nos podemos identificar. Cuando hay resistencia a lo que nos molesta, causa más fricción e incomodidad.Cuando aceptamos las cosas como son, cuando "fluimos con la corriente", hay bienestar. Este es nuestro estado natural ― dichoso y relajado. El descontento surge cuando nos resistimos a nuestra experiencia. Nuestro estado natural de bienestar es encubierto por un malestar auto-creado.
Por lo tanto, podemos regresar a un estado de mente más pacífico abandonando nuestros apegos de cómo debería ser nuestra experiencia y aceptarla tal como es.
Al escuchar esto, la gente suele preguntarse: ¿Significa esto que debo aceptar la injusticia y la crueldad, el hecho de que haya personas sin hogar durmiendo en las calles o la actitud recalcitrante de mi pareja? Por supuesto que no. Hay numerosas situaciones que no debemos tolerar, y en cada una, a nuestra manera, seremos llamados a hacer lo que podamos para mejorar el mundo.
"Aceptar nuestra experiencia tal como es" significa precisamente eso; aceptar nuestra experiencia en el momento. Si nos sentimos frustrados, enojados o indignados, aceptamos ese sentimiento. No nos resistimos a él, ni deseamos que no estuviera ahí; sino que le damos la bienvenida, nos interesamos en cómo sentirlo.
Aún más importante, podemos explorar la propia resistencia. Puede ser bastante sutil, y no fácilmente identificable en un principio.
Es muy útil simplemente hacer una pausa y preguntar: "¿Hay alguna sensación de resistencia que pudiera no estar notando?" Y espero tranquilamente. Entonces podría ser consciente de algún resentimiento hacia mi experiencia, deseando que fuera diferente, o quizás solo una sensación de tensión o contracción en mi ser. Por lo tanto, en lugar de enfocarme en eso que produce mi resistencia, vuelvo mi atención a la resistencia misma, abriéndome a este aspecto de "lo que es".
En lugar de dividir la experiencia en dos partes ―la experiencia en el momento, y los pensamientos y juicios sobre esa experiencia― cualquier resistencia se incluye ahora como parte del momento presente. Si no me resisto a la resistencia, el velo del malestar se disuelve, y regreso a un estado de mente más tranquilo y relajado.
Eso es lo que significa una mente silenciosa, aquietada.
No es una mente vacía.
Somos conscientes del mundo como antes. Somos conscientes de los sonidos, de las sensaciones, de los pensamientos y sentimientos. Simplemente estamos permitiendo que nuestra experiencia sea tal y como es.
No deseamos nada diferente, ni generamos un descontento o malestar innecesario.
Así que cuando nos encontremos con algo que parece perturbar nuestra tranquilidad interior, ya sea la conducta de algún amigo, algo que veamos en la televisión, o el paso de un camión de bomberos ― hagamos una pausa, y observemos lo que está sucediendo en el interior.
Veamos si hay algún sentido de resistencia hacia esa experiencia.
Si es así, abrámonos a la experiencia de la resistencia; seamos curiosos en cuanto a lo que está sucediendo y cómo se siente.
Acojamos en la conciencia esta parte del momento presente, y quizás descubrmos que podemos sentirnos a gusto en situaciones en las que antes hubiéramos sufrido.
La actitud, o la percepción lo es todo.
Retirarse a meditar años en el silencio de la montaña es buscar un “lugar de confort” que para nada nos prepara para afrontar la vida experiencial como es. Por eso, sea cual sea la resistencia que ponemos a lo que sucede, podemos optar por estar presentes y comenzar a rendirnos a ese presente soltando en lo posible el descontento, el enojo…porque la Vida no dejará de ser como es, pero nuestra percepción…sí♥
Gracias. Gracias. Gracias
"Aceptar nuestra experiencia tal como es", vivirla, observarla, gracias Tahita por tus mensajes, cariños
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