Es posible y muy amplio no seguir ningún camino pensado por nadie. Ninguno de los caminos trillados de los pensamientos. Lo que nos conduce al mundo, las noticias, las presuntas injusticias comentadas, los dramas amplificados por el miedo.
Mientras me sigo identificando con el pensamiento, sigo dormido, sin conocer la Realidad.
Si no me permito esa lucidez, en el sueño siempre habrá discusiones y dudas acerca de quién o qué bando tiene razón.
Me apego a un pensamiento porque lo he leído, visto y no salgo de la ilusión en la que sufro o hago sufrir.
El sufrimiento es falta de “Luz-lucidez”.
Cuando comenzamos a despertar descubrimos que nada es como creíamos, que no somos como creíamos ser, ni quienes nos dijeron que éramos.
Este despertar NUNCA es consecuencia de seguir determinadas prácticas psicológicas ni de terapias. Todo eso puede aliviar al personaje, pero se trabaja desde la mente individual ilusoria y solo nos hace creer que la solución puede o tiene que venir desde “fuera”. Lógicamente, en momentos críticos, cuando las energías personales están bloqueadas, podemos necesitar el apoyo psicológico o médico, pero hay que cuidarse de no comenzar a depender de esas ayudas y descuidar la capacidad de acceder a soluciones internas para equilibrarnos.
La dependencia a la ayuda externa, opaca, disminuye y minimiza a luz que somos.
Sucederá si, enredados en esa red, seguimos teorías, caminos que otros siguen, pensando y pensando, atrapados en ese pensar, en lugar de actuar según nuestra Luz que se manifiesta como Intuición, como inspiración interna.
En un mundo dual-temporal, todas las llamadas “verdades” son provisorias y transitorias. Sin embargo, se crean con ellas estructuras religiosas, políticas, científicas, y hasta espirituales, claro.
Esas estructuras son como el “carcelero” y nos mantienen en el sueño, sin poder despertar. Creer en ellas, nos mantienen dormidos. Si nos damos cuenta, podemos liberarnos. Podemos abrir nuestra visión interna y no dejarnos arrastrar por lo que los demás piensan, dice, creen o hacen.
El peor hábito en el que individualmente caemos es el de repetir patrones de pensamientos que nos hacen sufrir, y no podemos cortar.
Desde la Luz que somos, parece imposible estar tan dormidos. Pero no hay culpables, solo inconscientes.
Despertar es encender una lámpara por dentro.
No para culpar o culparnos, sino para ver lo maravilloso que es Ser.
Culpar o culparme, impide el despertar.
Si notamos que estamos echando la culpa a otros, es hora de hacer un “stop” interno. De parar. De dejar la mente en silencio.
No podemos estar despiertos y a la vez sentirnos preocupados, angustiados, quejosos, deprimidos.
La vida se despliega ante mí perfecta, como reflejo…y como la veo fuera es dentro.
Cuando veo fuera algo desarmónico, mi visión está distorsionada por un campo irreal de pensamientos tejidos que le quitan la belleza y la perfección a todo.
El sufrimiento pertenece al sueño. La alegría, al despertar.
Todo es cuestión de percepción y de Conciencia. No hay nada fuera de la Conciencia.
Los sentidos, el cerebro y la mente sin instrumentos limitados. No otorguemos entonces “realidad”, a lo que nos llega por tales medios.
Estamos inmersos en la belleza infinita de la TOTALIDAD. Amor, alegría, armonía y Unidad.
Salirnos del pensamiento corriente, o de la corriente de pensamientos…es ENCENDER LA LUZ.
23 de septiembre de 2020
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