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sábado, 1 de abril de 2017

Escuchando al dolor


1 de abril de 2017-

Sabemos que el dolor es una parte inseparable de la vida, por lo que todo el mundo lo experimenta en un grado u otro.

Sólo unos pocos, sin embargo, entienden lo que realmente es el dolor, la importancia que tiene como experiencia y cómo gestionar lo que sentimos cuando nos toca.

Tendemos a olvidar ciertas cosas sobre el dolor, que mal o bien he aprendido de las experiencias dolorosas que tuve que pasar a lo largo de mi vida y que me ayudaron a comprender mejor el dolor y experimentarlo mucho menos duramente…no totalmente feliz, pues así es la naturaleza humana, pero de una manera más consciente.

No podemos experimentar placer sin experimentar su opuesto, el dolor

La mayoría de nosotros tratamos de maximizar el placer y minimizar el dolor, sin darnos cuenta de que el dolor y el placer son en realidad dos caras de la misma moneda .No podemos tener uno sin el otro.

Pero ¿por qué?

Porque el placer, al igual que el dolor, es una sensación temporal, pasajera, no importa cuánto dure…cambiante. Como una ola que se levanta muy alta sobre la superficie del mar, pronto caerá y desaparecerá en las aguas, del mismo modo que el placer surge y luego se disuelve y desaparece. Ambos son una creación subjetiva de la mente individual.

El placer viene rápidamente, y se va tan rápidamente como viene, y aunque se sienta agradable mientras dura, después de que se va, su carencia puede ser muy dolorosa si estamos apegados solo al placer. La ausencia de placer, una vez que se ha ido, por lo general conduce al descontento emocional.

El placer y el dolor siempre van de la mano, de modo que cuanto más buscamos placer, más dolor atraemos en nuestras vidas, lo que a su vez nos vuelve sedientos de más placer aún, creando así un ciclo interminable de sufrimiento.

El dolor es necesario para el crecimiento

El dolor es, en cierto sentido, una llamada de atención que nos despierta al hecho de que hay algo mal con la forma en que vivimos y que en necesario tomar medidas para hacer correcciones.

Cuanto más elegimos dejar de lado el dolor, más dolor vamos a experimentar, hasta que llegue un momento en el que será insoportable y nos sentiremos obligados a hacer algo al respecto.

Como señal es incomparable…nos obliga a la corrección de nuestra perspectiva de vida.

Por lo tanto, no es “malo “como la mayoría de la gente cree. Puede ser muy útil, si le prestamos atención y aprendemos de él.De hecho, como dijo Carl Jung una vez, "no hay nacimiento de conciencia sin dolor".

Con el dolor viene la necesidad de mayor inteligencia emocional. El dolor nos está obligando a averiguar por qué está ahí, para que podamos encontrar maneras de sanar y cambiar la forma en que vivimos y asegurarnos no experimentarlo de esa forma en el futuro. Así que la próxima vez que sintamos dolor, preguntémonos: "¿Qué puedo aprender de él?"

El tratamiento de los síntomas del dolor no cura el dolor

Para deshacerse de un árbol, es necesario eliminarlo de sus raíces. De la misma manera, si deseamos sanar un dolor necesitamos abordar sus causas fundamentales.

Por desgracia, no es lo que solemos hacer, porque el miedo nos atrapa y el yo egoico al que damos lugar quiere evadirse.

¿Te sientes triste? No te preocupes, toma unas copas y pronto olvidarás tus preocupaciones. ¿Todavía te sientes triste? ¡Toma esta píldora milagrosa y toda tu tristeza desaparecerá en el aire!

Más o menos… es la forma en que se nos aconseja y muchas veces, diría es la manera en que la mayoría aceptamos tratar de salirnos de escena, con cualquier método o distracción. Adormilarnos. No sentirlo. Huir.

¿El resultado? Aún más dolor.

Escogiendo evitar sentir nuestro dolor, descuidamos tratarlo. Y aunque encontremos una "solución rápida" que nos alivia por un tiempo, eso de ninguna manera nos ayuda a deshacernos de él. Es como tomar un analgésico cuando una parte de nuestro cuerpo está sufriendo de una lesión - aunque nuestra conciencia no lo registre bajo la influencia de la droga, la herida todavía está allí. No sugiero que no tomemos un analgésico…tomémoslo, pero tratemos de sanar la causa. Indaguémonos. Si no sale a la superficie…aceptamos que cuando sea el momento lo hará, pero sigamos atentos a las señales que tarde o temprano nos develarán intuitivamente lo que está pasando.

Al pretender tratar el dolor solo a nivel de síntomas, no nos tomamos el tiempo para averiguar la causa de la raíz de donde todos los síntomas están brotando.

De esta manera, más y peores síntomas de dolor se manifestarán seguramente en el futuro hasta llamar nuestra atención, porque todo tiende a una resolución…no a mantenerse subyacentemente causando ciclos de conflictos sin resolver.

La vida puede ser muy dolorosa a veces, pero está en nuestras manos disminuir la cantidad de sufrimiento que estamos experimentando, prestando más atención a nuestro dolor, abrazándolo y aprendiendo las lecciones importantes que siempre tiene para enseñarnos.

Tenemos miedo del dolor, y estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo para evitar experimentar el dolor. Tratamos de escapar del dolor de cualquier manera que podamos, pero cuanto más lo hacemos, más lo encontramos frente a nuestra cara, mirándonos directamente a los ojos.

Nunca nos detenemos y nos preguntamos : ¿para qué experimentamos el dolor?

El dolor está ahí por una razón - para mostrarnos que hay algo disfuncional en la forma en que vivimos, y que tenemos que cambiarlo, y sólo cuando lo cambiamos, nuestro dolor cesará.

Es un mensajero, tratando de protegernos de más daño a nosotros mismos, pero hemos elegido evitar escucharlo, temiendo su presencia misma. Hemos encontrado una miríada de maneras de distraernos del dolor pasando horas y horas viendo la televisión ,en internet, medicándonos, consumiendo sin pensar… para que no haya un momento de silencio cuando podamos enfrentarlo.

Empujamos el dolor profundamente en nuestro inconsciente, y lo mantenemos allí, enterrado, pero bien vivo, y siempre tenemos miedo de que en cualquier momento estalle y lleguemos a experimentarlo.

Pero, ¿qué conseguimos al hacerlo?

Sólo conseguimos estar en un estado constante de miedo y estrés, que nunca se calmará a menos que enfrentemos y resolvamos los problemas de nuestra vida. Y nunca podremos resolverlos, a menos que nos tomemos el tiempo para escuchar nuestro dolor, y prestemos atención a las importantes lecciones que tiene que enseñarnos .

Porque… el dolor es nuestro mejor maestro.

Arthur Schopenhauer escribió…

"La naturaleza demuestra que con el crecimiento de la inteligencia viene una mayor capacidad para el dolor, y es sólo con el más alto grado de inteligencia que el sufrimiento alcanza su punto supremo."

Todo en el camino que estamos viviendo nos está llevando a exactamente lo que estamos tratando de evitar.

Así que no tengamos miedo del dolor. Aceptar el dolor y abrazarlo es posible y sanador. Esto, sin embargo, no significa que debamos ser masoquistas ni estar deseando el dolor en nuestra vida. Simplemente significa que cuando surja no huiremos de él ni buscaremos desesperadamente distraernos con otra cosa. Permitamos que el dolor nos muestre lo que tiene que mostrarnos.

No carguemos con nuestros errores. En su lugar, coloquémoslos debajo de nuestros pies y usémoslos como escalones para elevarnos por sobre ellos.

En Amor.

Tahíta

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