Cuando recibimos conceptos, palabras…los archivamos en la memoria, pero no por ello creamos que accedemos a la verdad. La Verdad surge de un amplio espacio que trasciende las zonas conocidas de la mente. Si llegamos a ella, comenzamos a mirar con ojos nuevos aquello que, invisible, se encuentra detrás de las apariencias.
Para acceder a la Realidad, sinónimo de Verdad, tenemos que descubrir lo desconocido…nuestra realidad más íntima, que no puede ser pensada, programada ni repetida por la memoria…esa Verdad Última, es laque está abierta a lo infinito.
Las apariencias superficiales parecen controlar y moldear nuestras vidas, pero cuando desde la profundidad de la Conciencia que somos surge la intuición primero, y luego la evidencia o certeza de la Verdad, comenzamos a vivir en la Luz que algunos llaman Fe.
Aclaro que, cuando uso la palabra Conciencia me refiero a Conciencia infinita para distinguirla de los estados de conciencia comunes no absolutos y cuando escribo Verdad, también me refiero a la Verdad última no a las parciales verdades individuales.
Descubrir la Fe es contactar con el Espíritu, y no tiene nada que ver con religiones ni filosofías que suelen inundar superficialmente nuestras mentes.
Esta Fe es una Fe sin objeto, que no se apoya en nada. No es fe en las afirmaciones de un grupo, un maestro, una época…es una íntima certeza acompañada por una total confianza, una guía que da sentido a nuestra existencia, inexplicablemente. Y a medida que se instala y crece, se expresa como AMOR A TODO, A CADA SITUACIÓN, PERSONA Y COSA, y es inexplicable, salvo desde la infinitud que somos.
Solo abriendo mente y corazón y remontando la vía de la contemplación, para nada mental, entramos en contacto con la Verdad y vivimos en la Gracia de nuestro Ser Real.
Este camino, que no va a ninguna parte, pues descansa en lo Eterno, nos ha siso indicado por muchos, mas no lo comprendimos. Jesús lo expresó con claridad al decir “Lo que nace de la cerne es carne, y lo que viene del Espíritu es Espíritu” Pero no lo comprendimos en su totalidad porque él no alude simplemente al cuerpo físico, sino que usaba la palabra “carnal” para referirse al ámbito superficial, limitado de lo humano, lo temporal, lo separado. Lo que aparece en la temporalidad y en ella muere….tanto sea un cuerpo, como un pensamiento, una emoción o acción…eso es carnal, ilusorio, aparente.
Todos son diseños trazados por la Conciencia Sagrada.
Nuestra mirada humana y superficial es tan restringida que no deberíamos confiar tanto en ella, sino zambullirnos en la contemplación, guiados por la Fe, pues…de vez en cuando en esa aun limitada conciencia se abre una misteriosa puerta que nos permite un atisbo de la Verdad, y una vez allí…imposible no ansiar abrirse camino hacia lo eterno.
Estamos frente a una de esas puertas…siempre.
Gracias. Gracias. Gracias.
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