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lunes, 30 de diciembre de 2019

Dejar de Juzgarnos

 "Quizás todo lo que nos asusta es, en su esencia más profunda, algo indefenso que pide  nuestro amor".

- Rainer Maria Rilke

 

La raíz de todo nuestro sufrimiento es el proceso mental de etiquetar algunas experiencias como "buenas" y otras como "malas".

En la cultura occidental se nos enseña desde una edad temprana a clasificar el mundo dentro de polaridades tales como "bueno" y "malo", "correcto" e "incorrecto".

Al ego le encanta esto, porque le encanta hacer que otras personas o situaciones sean "malas", para sentirse "bien" y superior.

El problema es que esto realmente no funciona.

Cuando Jesús dijo: "No juzguéis para que no seáis juzgados", estaba diciendo algo profundo.

No estaba diciendo: "No juzgues a los demás, o mi dios antropomórfico te castigará".

Más bien, estaba señalando a la profunda verdad psicoespiritual que el nivel de intolerancia que tenemos hacia los demás es el mismo nivel de intolerancia que tenemos hacia nosotros mismos.

En última instancia, no hay nada que podamos ver o juzgar en el mundo que no esté también dentro de nosotros.

Todos somos aspectos de la misma Unidad de Creación, expresiones de la misma Naturaleza, el mismo Ser.

Jung acuñó el término " sombra " para referirse a todo lo que rechazamos sobre nosotros mismos y reprimimos en el inconsciente.

Nuestro ego quiere hacer que los demás "estén equivocados" para poder nosotros “estar en lo cierto”, por lo que oculta, niega y reprime todo lo que considera "incorrecto" o "malo".

Luego proyectamos  todo este "error" en el mundo externo. Es decir, lo desplazamos hacia otras personas y situaciones, para verlos como "equivocados".

Lo que no nos damos cuenta es que todo lo que juzgamos u odiamos externamente, también lo juzgamos y odiamos en nosotros mismos.

"Como es arriba es abajo, como es adentro es afuera."

Entonces, el proceso de juzgarse a sí mismo es bastante sutil y complicado. La mayoría de nosotros nos juzgamos mucho más dura y constantemente de lo que nos damos cuenta.

Nuestra inseguridad subyacente y desvalorización es tan grande que cada vez más necesitamos hacer que todo y todos a nuestro alrededor estén equivocados. Esto sacia brevemente el ego al reforzar su frágil sentido de superioridad.

Cada vez que sentimos culpa, vergüenza u odio por nosotros mismos nos vamos haciendo conscientes de este proceso de auto-juicio. Empezamos a ver cuánto ha estado sucediendo esto en el trasfondo de nuestra vida.

Cuando se trata de sanar y disolver esta culpa, vergüenza y auto-juicio, "la única salida es a atravesarla".

No podemos resolver estos sentimientos alejándolos; hay que permitir que salgan a la luz de la conciencia.

"Lo que resistes, persiste".

Elijamos sentirlos completamente sin resistirnos a ellos o desear cambiarlos. Esta es la esencia de la poderosa técnica Dejar ir de David Hawkins .

La clave es comenzar a aprender cómo ser testigo  de estos sentimientos, en lugar de identificarse con ellos.

En última instancia, no son nuestros pensamientos o sentimientos o percepciones sensoriales. Somos el espacio en el que están ocurriendo todas estas cosas. Somos la Conciencia Pura que subyace a todos los fenómenos y estados mentales y emocionales. Todos lo somos.

Cuando comenzamos a conectarnos con esta Conciencia, nos damos cuenta de que siempre está ahí y siempre ha estado allí. Es lo único que ha sido constante toda nuestra vida.

Y a medida que vemos esto, comenzamos a ver que esta Conciencia carece de prejuicios. Desde el punto de vista de la Conciencia, todas las cosas son neutrales y, precisamente como deben ser, aspectos de la Armonía Divina de Todo lo que Es.

Hay diferentes maneras de comenzar a experimentar esta Conciencia, para alejarnos de la identificación con la mente:

1-Escuchar el silencio. Una recomendada por Eckhart Tolle, es practicar escuchar el silencio. Esto puede sonar paradójico, pero podemos intentar escuchar el sonido del silencio; incluso si hay ruido, trata de encontrar el silencio por debajo. La conciencia se siente como un silencio subyacente, quietud, un campo de energía invisible de paz imperturbable.

2-Sentir el Infinito campo de conciencia. Otro camino es cerrar los ojos e intentar sentir cómo la Conciencia se extiende más allá del cuerpo, infinitamente, en todas las direcciones, para abarcar Todo lo que es. Somos el campo, el espacio, no el contenido. O como dice Pema Chodron: “Tú eres el cielo. Todo lo demás, es solo el clima”.

3-Ser Conciencia sin elección. Otra es simplemente intentar convertirnos en la Presencia testigo. Es decir, simplemente intentar observar sin prejuicios todas las cosas que surgen y desaparecen dentro de la conciencia, sin aferrarnos a nada, sin alejar nada. Sin elegir una cosa por sobre otra. Esto también se llama practicar "conciencia sin elección".

Este es un camino hacia la liberación. Se han escrito bibliotecas sobre meditación; Recomiendo comenzar con El Poder del Ahora de Eckhart Tolle y  Dejar Ir de David Hawkins. (Ambos están en nuestra Biblioteca)

Una vez que logramos distanciarnos de la mente y bañarnos en el Océano indiferenciado de la Conciencia Pura, obtenemos más espacio para Ser, de un modo que antes no podíamos.

Los sentimientos, las emociones, los recuerdos y los aspectos nuestros que antes heran  demasiado dolorosos como para observarlos, y por lo tanto fueron rechazados y reprimidos, ahora comenzarán a salir a la superficie.

Cuando simplemente estamos siendo la Conciencia, el espacio en el que surge todo esto, simplemente dejamos que todo sea. Observamos todo lo que surge con compasión y sin prejuicios.

Es mejor comenzar de a poco y avanzar. No hay que esperar tener espacio para procesar los traumas más profundos desde el primer día. Esto viene después.

Comencemos trabajando con otras cosas menores, como la sensación de irritación con el empleado de la tienda de comestibles o la punzada de culpa por no responder a un mensaje de un amigo.

El " cuerpo del dolor " es un término útil acuñado por Eckhart Tolle para referirse a la masa de dolor, miedo y otras emociones desafiantes que todos llevamos.

A medida que aprendemos a aprovechar la Conciencia, el cuerpo de dolor comenzará a emerger. 

El cuerpo del dolor está estrechamente conectado con la sombra, ya que a menudo contiene gran parte de lo que hemos rechazado en nosotros mismos y reprimido en el inconsciente.

Las partes nuestras que no queremos ver son las que más necesitan nuestro amor incondicional.

A medida que el cuerpo del dolor comienza a emerger, démosle espacio. Seamos la Presencia testigo, la Conciencia sin prejuicios. Si podemos mantenernos en contacto con la Conciencia, tendremos un espacio de Amor incondicional, en el que todas las cosas se ven como correctas, inseparables de la Divinidad.

Si somos capaces de mantener espacio para nosotros mismos, surgirá más y más del cuerpo de dolor. Será  difícil, claro. Es uno de los trabajos más difíciles pero beneficiosos que uno puede hacer.

Hay una razón por la que reprimimos todo esto: no queríamos verlo o reconocerlo. Todo nuestro miedo, dolor, pena, culpa, ira, celos, rencor, agresión,soledad, depresión y resentimiento están allí, en nuestro cuerpo de dolor.

A medida que surjan estas cosas, es posible que tengamos dificultades para mantener el espacio de la compasión y la aceptación incondicionales. Hagamos lo mejor que podamos, deteniéndonos cuando sea necesario.

Es posible que surjan recuerdos difíciles que habíamos olvidado. Veremos aspectos propios  que son extremadamente difíciles de reconocer. Podemos sentirnos tentados a juzgarnos, a esconder todo esto. Intentemos permanecer lo más imparciales que podamos. Recordemos que todo esto está completamente bien. De esto se trata ser humano.

Poco a poco comenzaremos a ver que todos los "demonios internos" a los que tanto temíamos son en realidad como niños heridos, piezas que rechazamos y que simplemente anhelaban desesperadamente amor y aceptación incondicionales.

A medida que permitimos que estas piezas de nosotros mismos salgan a la luz de la conciencia, algo mágico comenzará a suceder.

Cuando nos permitimos sentir completamente estos sentimientos difíciles, los sentimientos que nunca nos habíamos permitido sentir porque eran demasiado dolorosos, comenzamos a sanarlos y transmutarlos.

En una especie de proceso alquímico, estas energías difíciles se disuelven y transforman. En términos junguianos, esto se conoce como " integrar la sombra".

Una vez integrados en la conciencia, los "demonios" se pueden transmutar en nuevos poderes. La agresión puede convertirse en asertividad, la ira en pasión de vida, la lujuria en ternura amorosa, el juicio en discernimiento, el engaño en inteligencia emocional, el miedo en coraje, el dolor en compasión y el sufrimiento en sabiduría.

 Muchas personas espirituales apenas han comenzado a integrar la sombra.

Quieren solo la mitad  de su humano íntegro, solo la luz, no la sombra.

Se necesita valor y honestidad para profundizar en la profundidad de la sombra, para ver que las potencialidades más oscuras de la humanidad residen dentro nuestro.

Sin embargo, hasta que hagamos esto, inconscientemente juzgaremos y condenaremos la mitad de nuestra naturaleza y nos aislaremos de la fuente de poder personal.

No podemos sanarnos, liberarnos y redescubrir nuestra totalidad primordial si negamos la mitad de nuestra naturaleza.

Al abrazar e integrar la totalidad, podemos ver cada vez más la esencia divina de todo lo que es, dejar de juzgarlo y descubrir una paz profunda.

Podemos trascender la dualidad, encarnando cada vez más la Conciencia de Unidad que se necesita para restaurar la armonía en la Tierra.

Podemos unirnos totalmente a la danza de la Vida, abrazar a Todos, amar a Todos.

 

¡Y las bendiciones fluyen!

Tahíta

 

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