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miércoles, 30 de junio de 2021

Instante Sagrado

 

No podemos pretender “estar constantemente conscientes”.

Cuando nos proponemos eso desde el pensamiento nos exigimos algo imposible, ya que constantemente significa todo el tiempo.

Sin duda seremos atrapados por la temporalidad muchas veces. No se requiere una continuidad cronológica. Ser conscientes significa salirnos del tiempo, aunque sea por un instante. Este instante. No durante todo el tiempo.

No podemos llevar esa carga.

La mente objetará acerca de los instantes futuros. Descartemos ese discurso. Vivamos solo en este instante…y veremos cómo comienza a llegar la Luz.

No hay nada fuera de esa Presencia de Luz que lo ilumina todo, lo unifica todo con Amor, paz y alegría interior.

Solo en se instante sin pensamiento se abre la puerta a la Luz, y accedemos a ser inspirados por ella. Nos ponemos “en manos de Dios, lo sagrado, lo divino”. Se lo entregamos todo. No puede ser de otra forma ya que somos instrumentos de la Inteligencia Divina.

Esa Inteligencia Sagrada es lo que somos.

Todo lo demás es lo que no somos., lo que imaginamos ser en el tiempo.

Quizás ya sea tiempo de reconocer que somos AQUELLO QUE ES ETERNO.

Es tiempo de darnos cuenta de que los pensamientos que creemos nuestros o ajenos nos arrastran. No es cuestión de echarnos culpa o ponerla en los pensamientos de los demás. Solo se trata de una ráfaga de pensamiento que está pasando y recogiendo energía dormida. No hay nadie culpable. Si permanecemos conscientes esas corrientes no podrán arrastrarnos, porque la Inteligencia infinita nos inspirará.

En este instante sagrado …todo es completo y perfecto. ¿Por qué entonces insistimos en un plan Divino que se realiza en el tiempo, en lo irreal? Cuando nos proponemos una meta espiritual, seguimos en ese error. Podemos observar demasiadas personas ansiando experiencias espirituales, con la ambición de querer conseguir algo y envidiando los logros de otros.

No hemos de tratar conseguir nada.

Lo que creo ser, no tiene que demostrar nada tan solo reconocerse en la Luz del eterno instante presente.

No hay que alcanzar la santidad, ni lograr la “liberación”.

Pero sí podemos sumergirnos en el silencio y descubrir que no somos eso inconsciente y confuso con lo que nos identificábamos.

En ese instante sagrado surgirá la Luz de la Verdad que ES.

 

Gracias. Gracias. Gracias

martes, 29 de junio de 2021

La Inteligencia Omniabarcante

 

¿Cómo contemplar la Inteligencia Sagrada, la Presencia Divina, si no sabemos lo que es, si miramos dentro y no la encontramos?

Pensamos… ¿cómo contemplar aquello que no conozco?

Pero es que lo conocemos, solo que es imperceptible para los sentidos, para la mente, y encerrados entre el cuerpo, las emociones y los sentimientos…es como si no existiera, como si Dios, la Consciencia Infinita, no existiera. Vivir solo desde las limitaciones humanas hace que perdamos la Infinitud de lo Divino en la vida diaria.

¿Qué hacer?

Darnos cuenta de esas limitaciones irreales, soltar las interpretaciones mentales y creencias atravesándoles hasta percibir la Luz.

Siempre hay una rendija, una intuición mínima a través de la cual llegar a la Luz de la Verdad. La intuición desaloja las creencias y abre paso a la Luz.

Lo esencial es escuchar “la llamada interna” y sentir que ya no podemos desoírla.

Así comienza la vida contemplativa. Para contemplar no necesitamos nada externo, solo escuchar la voz del alma. Cuando lo hacemos, nos ponemos en Presencia de Dios, el Campo de Consciencia Infinita, y ante ella caen todas las creencias, las teorías, las doctrinas, los sistemas, y las prácticas que creíamos necesitar.

Eso no quiere decir que ya no necesitemos nada, que no tengamos nada que hacer. Muchos proponen que como todo es ilusorio, no hagamos nada. Sin embargo, la Vida es movimiento. No sirve cuestionarnos qué hacer, sino mantenernos abiertos a la intuición como para sentir qué hacer y qué no hacer. La verdad surge de acuerdo a la pureza que hay e mi mente y el amor a la Verdad. Desde ellas, actuaremos de acuerdo a cómo se muevan determinadas energías impulsadas por la Luz que somos.

Las energías se mueven al ritmo de nuestra comprensión que les da sentido.

No hay nada ni nadie a quien seguir para liberarnos, solo entrar en el silencio de la propia consciencia y descubrir que Soy esa Inteligencia, más allá de todos los pensamientos, creencias, opiniones. Eso es libertad, aún bajo las limitaciones humanas.

Como dijo el maestro Eckart…Para ver la Verdad hay que mirarla con los ojos de Dios.

Pero “No soy Dios”, podemos pesar. ¿Puede haber algo que no sea Dios?

Contemplemos lo que Es, no lo que parece.

Si lo intuimos, y lo amamos, podremos contemplarlo. La intuición nos lleva al Amor.

Entonces, el Amor al Espíritu se convierte en lo esencial en nuestra vida y contemplarlo fluirá como fluye nuestra respiración.

Contemplar la Consciencia es “serla” …y reconocerla, aunque se bifurque, se refleje, parezca cambiar o moverse…permaneciendo en su inmutable Ser.

 

Gracias. Gracias. Gracias.

viernes, 18 de junio de 2021

Inteligencia, Contemplación y Compasión

 

Si contemplamos directamente la Luz Que somos, no nos sorprenderán los constantes movimientos y las diversas formas en las que se expresa. Todas las formas cambian.

Esa Luz infinita cambia solo en la temporalidad. Los cambios…son hijos del tiempo. Y en él, todo está en movimiento constante. Así como cambian las escenas en una obra…así es nuestra vida. Tristeza, alegría, abundancia miseria, miedo, coraje…mas detrás de los decorados, existe un argumento vital, una Inteligencia trascendente. Solo que ese aspecto limitado nuestro, no la percibe, perdido en las variaciones y cambios escénicos.

Por ello es que hay que enseñar a nuestra mente a contemplar, a quedarse callada, a parar la rueda de pensamientos que se repiten y repiten desencadenando emociones también repetitivas.

¿Quién en nuestro interior nos enseña a hacer silencio y a contemplar?

Quien está detrás de escena (decimos quién y no “qué” para que quede claro que no es una cosa no inteligente) …es nuestra verdadera esencia, quien es perfectamente inteligente y comprende todos los giros y cambios de nuestra vida…quien SABE que Todo es Perfecto, aunque nuestra parte limitada cuestione esa perfección sacando a la luz aparentes dramas, catástrofes, muertes, actos crueles…que solo existen en la temporalidad de la escena humana cambiante.

Dios, la Conciencia…es inteligencia en expresión, mas solo la comprendemos desde esa misma inteligencia divina que somos, no desde la personalidad temporal.

Dios no es un personaje bondadoso ni uno vengativo que usa el castigo contra la desobediencia. Esas creencias son proyecciones personales que se hacen asumiendo que la Inteligencia Divina es una persona, algo limitado. En la Realidad…no existe limitación alguna.

Percibamos entonces lo sagrado, lo divino, la Vida única, la Conciencia total que es pura inteligencia, no la limitada capacidad de la mente humana.

Tratemos de no quedar atrapados en los instrumentos con que contamos para vivir la aventura temporal. Si eso ocurre, creamos un mundo limitado por el bien y el mal, por lo que conviene o no conviene, por lo deseable o indeseable, y todo ese mundillo de cálculos y análisis limitantes.

Al Ser más conscientes, en cambio, van soltándose todas las ataduras, lo que nos tenían obnubilados. Los deseos se sueltan solos, no es necesario desatarlos con disciplinas y trabajos porque al hacerlo así solo estaríamos cambiando unos deseos por otros…deseos de no tener deseos, deseos de ser espirituales, etc. Cada vez que trato de aplicar la voluntad para algo, hay un deseo detrás., y si lo quito solo pongo otros en un juego sin sentido.

Desde el silencio de la Conciencia, los deseos se van diluyendo.

Todos somos expresiones de la Inteligencia Divina…y si he contemplado esa Verdad sagrada, veré que todos los seres son manifestación de esa única Conciencia.

Basta contemplar esas expresiones múltiples de la Unidad para darme cuenta de que las limitaciones que observo me competen, y las proyecto para verlas y deshacerme de ellas.

De ahí que cuando adquirimos sabiduría…también desarrollamos compasión al mismo tiempo.

Pero no es lástima ni sentimentalismo.

Compasión significa…comprender con Amor.

Abrirnos a la inteligencia tiene unas implicancias y una expansión tan grandes…que no pueden concebirse, solo realizarlas, sentirlas.

De allí la grandeza de aprender a contemplar para multiplicar por mil todo lo que hoy consideramos compasión.

Cuando intentamos ser buenos, ponernos en lugar de los demás, dar…lo hacemos desde todo el bagaje de emociones y pensamientos, y lo hacemos por motivos humanos, no verdaderos.

Pero si descubrimos en contemplación “lo que somos”, no hay ningún “yo” reclamando algo: ni ser mejor ni peor, no hay nada “mío” …la Inteligencia lo es todo, y es nuestra verdadera identidad.

Hay distracciones que nos alejan de esa Inteligencia, de esa Verdad, de esa Compasión multiplicada…OLVIDARNOS DE LO QUE SOMOS TRAE CONSECUENCIAS NEFASTAS, porque nos sume en la ilusión, en las preocupaciones, en el sueño. Es único remedio es ser más conscientes…por eso, siempre reservemos una cuota de…silencio y contemplación para que la Conciencia nos instruya.

Nos situamos ante su Presencia…hasta que con el tiempo solo existe ella y se diluye el yo que nos separa de todo lo que consideramos externo o separado.

Olvidamos el “yo” de manera natural…dejando que se diluya silenciosamente…solo contemplando la Inteligencia Divina…que SOMOS.

Pero ¿Cómo?

La solución es sencilla: no pensar.

En realidad, no podemos dejar de pensar, me refiero a no hacer caso de las interpretaciones pensadas, de las historias, innecesarias, no guiarnos por las creencias de que esta es la realidad y eso es todo.

Cuando pensamos que no podemos encontrar y contemplar esa Inteligencia divina, esa Presencia para contemplarla, eso es solo un pensamiento, y detrás de esa creencia, si la atravesamos, está siempre la Luz.

Siempre hay una intuición, una rendija por la que se cuela la Luz, y esa intuición desaloja las creencias…y la Luz se cuela y se cuela más y más.

 Solo hay un camino directo: abrirse a la Luz.

 

Gracias. Gracias. Gracias.

jueves, 10 de junio de 2021

La verdadera Inteligencia

 

Estamos hechos de inteligencia. Somos inteligencia pura, y al no percibirlo, nos perdemos de lo que somos y también nos perdemos en la ilusión.

Así clasificamos a las personas, animales u otros seres, de inteligentes o poco inteligentes, y al mismo tiempo los dividimos entre animados e inanimados, lo que significa con alma o sin alma. Como si pudiera haber algo sin alma. Tras las apariencias hay ámbitos en donde habita el alma de todo. Ya sea del reino animal, vegetal, mineral, humano o angélico.

Innumerables entidades constantemente se están creando con la energía de la Consciencia infinita. La Mente Cósmica y todas las mentes, aparentemente individuales, en su movimiento, crean inteligentemente. La Inteligencia lo abarca todo ya que es la sustancia con la que todo se está creando en la dualidad o temporalidad.

Abrirse a la Conciencia siempre inteligente supone expandirse ilimitadamente…entregarse al infinito.

La Inteligencia incluye todos los planos, ya que la realidad es holística. La Conciencia crea todas las formas, todos los mundos en la Unidad, que está presente en cada punto del universo en el que ponemos la mirada y se expresa inteligentemente. Así, la inteligencia atraviesa todas las capas de la apariencia, siendo manifestación de lo absoluto.

No nos hemos dados cuenta de lo que implica el que todo esté en todo, pero supone ampliar la conciencia hasta que ardan en el fuego de la Inteligencia las percepciones de separación, ilusión, conceptos y estructuras mentales que lo fragmentan todo.

Se trata entonces de ascender hasta donde “solo Dios basta”, dicho místicamente.

Para ello, ya consideramos que hemos de purificar la mente, y lo único que la purifica es la Luz.

Nos basamos demasiado en la mente que calcula, analiza y fragmenta, y dejamos de lado la intuición que proviene de esa Luz que todos somos. Todo está hecho de Luz. Contemplando cada vez más sin interferencia de la mente, descubrimos lo sagrado de cada elemento de este universo.: un grano de arena, una hoja, una célula, un átomo.

Es la contemplación silenciosa la que nos lleva entonces a un estado interior de apertura total.

Si en lugar de expandir nuestra mirada la empequeñecemos con interpretaciones, doctrinas, creencias, u opiniones…sucede lo contrario, nos vamos separando de esa Unidad que lo contiene todo, y perderíamos la Inteligencia total, cayendo en apegarnos a las formas, en adorar lo aparente.

Mientras no captemos lo esencial, la Inteligencia de la que todo está surgiendo, la Luz que todo lo crea…no evolucionaremos hacia lo profundo de nosotros mismo, hacia la Presencia de lo Eterno.

No existen separaciones limitativas en la Luz. En la parte, está el Todo.

Indaga en tu interior hasta descubrir qué eres más allá de lo cambiante.

Atravesemos esa mente sensorial que se mueve en el espacio-tiempo, para encontrarnos con LO QUE ES: una realidad hecha de conciencia inteligente.

 No limitemos la inteligencia a la razón, pues, pondríamos murallas a la Inteligencia Infinita y sagrada.

La Luz se expresa en lo ilimitdo, en la infinitud...en infinitas manifestaciones, infinitos mundos y dimensiones en perpetuo movimiento, teniendo como eje un punto inmóvil: lo Absoluto o Dios.

 

Gracias. Gracias. Gracias

miércoles, 2 de junio de 2021

Adentrándonos en lo Desconocido- Tahíta

 

La verdad es independiente de toda causa y efecto. Lo que depende de causa y efecto, es relativo.

Ser ilusorio es lo mismo que ser relativo.

Nuestra aparente voluntad o libertad son relativas, pero la Verdad no lo es. La verdad no es relativa.

Los sentidos también son relativos. Todo lo que depende de algo más es relativo, porque se proyecta o produce desde la mente relativa, desde una manera limitada de percibir. No es de extrañar, por lo tanto, que toda la realidad que brota de ellos sea aparente, ilusoria. Pero podemos adentrarnos en el ámbito de la Verdad, que es el ámbito de lo desconocido.

Uno de los condicionamientos más nos limita es pensar que no somos capaces de descubrir la verdad, que nuestra mente es limitada, que nos faltan muchos datos. Todas esas creencias carecen de valor. Podemos contemplar la verdad sin haber estudiado y podemos llenarnos de conocimientos durante toda la vida y no llegar nunca a contemplar la Verdad.  

Solo los puros de corazón “verán a dios” dicen los cristianos. Y así es. Ver a Dios no es encontrarse frente a frente con un personaje súper poderoso. Ver a Dios es vivir sin limitaciones, en plenitud. Es un nivel de consciencia de completitud, donde nada falta.

Para llegar a ese nivel de consciencia, pasaremos antes por una purificación, no solo física, sino mental. Ella proviene de planos superiores, desde donde, cuando respondemos a la llamada interna con aspiración a la Verdad, va abriéndose la brecha por la cual llega el alimento del Espíritu, y esto, no proviene de conocimientos o estudio…solo de disposición y apertura.

Vivir recibiendo el alimento del espíritu equivale abrirnos a la vida verdadera.

Si no lo recibimos, es porque aun nos mantenemos en las zonas menos elevadas de lo conocido.

Hemos de estar en las alturas, allí de dónde proviene la vida pura directa. La vida que de Dios mana para todos los seres humanos y que nos va haciendo aprender todo lo que necesitemos al momento. Haremos lo que tengamos que hacer, descubriremos lo que tengamos que descubrir en cada momento y no lo que creemos necesitar saber.

 Digan lo que digan los medios de comunicación, me enteraré de lo que tenga que esperarme. No importa De qué forma. La Inteligencia Divina sabe cómo hacerlo. Y en cuanto a lo que no me incumbe no me enteraré.

En nuestra sociedad hay una tendencia generalizada a interesarse en la vida de los demás. Tenemos que tratar de darnos cuenta que eso no nos incumbe. El eje de mi existencia he de encontrarlo desde dentro, con inspiración.

Enterarme de lo que les pasa a los otros frena mi libertad, la libertad de lo que en verdad soy.

Es una evasión para no estar atento a mi propia vida, ya que mientras estoy mirando lo que otros hacen o no hacen, no atiendo a lo que yo tengo que estar haciendo.

Mientras estoy juzgando a los demás no me doy cuenta de lo que está sucediendo en mi propia mente.

Solamente con nuestra luz interna podemos disolver el cúmulo de las programaciones del pasado, eso que está adherido a nuestro y “yo”, lo que he asumido y pienso erróneamente que “soy yo” y que es una falsa identidad con la que vivo.

Para despertar tendría que vaciarme de todo eso. El problema es que el “yo” que no puede salir del condicionamiento es de ese mismo material ilusorio, así que hemos de pasar por una purificación y limpiarnos totalmente del pasado. Desnudos, la entrega ha de ser total, estar completamente entregados a esa agua que proviene de las alturas y que va limpiándonos de lo falso.

 Aquí utilizamos la metáfora que se ha utilizado siempre en las tradiciones religiosas. El manantial, el origen de donde brota la vida pura y luego se va ensuciando conforme pasa por los distintos lugares. El agua siempre es pura, pero al caer y atravesar distintos lugares pierde la alegría, la paz y la Libertad que porta.

Esa suciedad se produce por errores humanos (falsas percepciones), experiencias que nos separan de la pureza que somos. Y el error supone falta de visión, de modo que no busquemos jamás el agua pura en esos charcos contaminados. No busquemos en ellos (lo ya conocido) la solución a nuestra vida.

Abramos nuestra mente y corazón a los ámbitos desconocidos para el pensamiento. Contemplemos. Salgamos de ese reducto estancado y vivamos la vida divina.

Lo que se denomina vida espiritual no consiste en hacer determinadas prácticas ni en seguir algunas teorías. De hecho, depender de otros, imitar lo que hacen los demás, es síntoma de falta de vida interior profunda.

La Verdad, no la puedo repetir. Ha de ser nueva en cada instante.

Nunca la sé. No se la puedo dar a otro, ni la puedo difundir.

 La Verdad nace a cada instante. Es un estado interno de consciencia presente.

Aunque no nos parezca, resulta grave creer que lo conocido, los condicionamientos del pasado, son realidad. Y es grave porque cegados por tal creencia se nos está escapando la Realidad todo el tiempo.

 Sin embargo, tenemos en nuestro interior la capacidad de abrirnos a ella. Por tanto, hay que invertir el camino: creíamos que se trataba de avanzar hacia afuera y resulta que consiste en recogernos hacia el interior. Hablando metafóricamente, porque dentro y fuera son solo categorías de nuestra mente que usamos para separar la percepción externa a nuestro cuerpo.

 La verdad no se encuentra de la mente hacia abajo sino de la mente hacia arriba.

Para descubrir la verdad y la realidad, y ambas son lo mismo, no tenemos que aventurarnos de la mente hacía abajo, por muy potente que sea nuestro instrumento mental para manipular cosas, para calcular o acumular experiencias y luego repetirlas. Por muy hábil que sea, la mente pensante resulta inútil para descubrir la Verdad, para llegar a Dios. El sendero se expande de la mente hacia arriba.

 Por eso mismo, el camino del corazón por sí solo no llega a Dios, aunque resulta relativamente mejor si se trata de colaborar para que el sueño compartido sea más armonioso.

Porque en este sueño también tenemos que cuidar el cuerpo, limpiarla casa, movernos de un sitio a otro para trabajar, etcétera. Hagamos lo que hagamos en el exterior, sepamos siempre que lo esencial es cuidar nuestra vida interior. Es decir, simultáneamente a la vida física de este cuerpo en este planeta, cultivemos la vida del espíritu.

Hemos de abrir la puerta a lo desconocido y tener el arrojo de vivir desde allí.

Vivir desde lo desconocido es lo más bello que pueda concebir un ser humano.

Cuando vivo desde lo desconocido, cuando he encontrado la llave para abrir esa puerta y ya no me asusto (lo que puede llevar tiempo) sino que vivo desde ahí más y más, se despliega un camino infinito.

De momento, nosotros tenemos que recorrer la vía de la purificación de programas del pasado, dejando de lado el error (percepción) de querer ser alguien especial, de pretender perfeccionarnos, Así, la mente personal se angustia y no tiene la suficiente serenidad y paz para abrirse a horizontes más amplios.

Necesitamos una gran sed espiritual, una demanda interior de Luz, para traspasar los obstáculos del camino y despertar en una nueva morada, con el corazón y la mente vacíos, no atiborrados de pasado personal.

El rayo el Luz del discernimiento capta dónde está la verdad y donde no.

El discernimiento es una apertura a la inspiración, una apertura a la Luz.

Cuando me abro a la Verdad, me abro a lo Desconocido, a lo que no me llega de libros, títulos, experiencias ajenas, conocimientos…sino de Dios, del Campo de Consciencia infinito que es Luz, es Presencia, es Espíritu inalcanzable para la mente que trabaja en lo conocido y temporal.

 

Gracias. Gracias. Gracias.