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miércoles, 24 de junio de 2020

La meditación y la Felicidad

 

La meditación es esencialmente una forma de entrenar nuestra atención para ser más conscientes de nosotros mismos, y de nuestro entorno.

Cada religión importante incluye algún tipo de ejercicio contemplativo, aunque hoy en día la meditación se practica fuera de cualquier sistema de creencias. Se puede hacer en silencio y quietud, usando la voz y el sonido, con la participación del cuerpo en el movimiento. Pero todas las formas de meditación enfatizan la atención…el aceptar estar atentos.

 Básicamente, la atención determina cómo experimentamos y navegamos el mundo. Mantener la atención es lo que nos permite desempeñar nuestro trabajo, aprender matemáticas, danzar, cocinar un pastel, observar una señal y embocar en un cesto, proteger a nuestros hijos, construir una casa, llevar a cabo una cirugía. Nos permite discernir en nuestras interacciones con el mundo, estar receptivos en nuestras relaciones y ser honestos al examinar nuestros propios sentimientos y motivos.

 La atención determina la profundidad de nuestras experiencias cotidianas y nuestro sentido de conexión con la vida. El contenido y la calidad de nuestras vidas dependen de nuestro nivel de conciencia, de lo que en ella alimentamos… un hecho del que a menudo no somos conscientes.

Pero eso es sólo una parte de la imagen. Es cierto que nutrimos aquello en lo que ponemos la atención, así que, si prestamos atención a lo negativo, puede abrumarnos por sobre lo positivo y lo significativo. Pero si hacemos lo contrario, negándonos a enfrentar o reconocer lo que difícil y doloroso, fingiendo que no existe, entonces lo que no consiga nuestra atención se potencia hasta que se la damos, o se pasa al inconsciente, desde donde sigue afectando nuestras vidas. La meditación nos enseña a abrir nuestra atención a toda la experiencia humana y a todas las partes de nosotros mismos.

Es equivalente, sicológica y emocionalmente, a un programa de entrenamiento físico: Si haces ejercicio regularmente, obtienes ciertos resultados: músculos más fuertes, huesos más densos, mayor resistencia. Si meditas regularmente, también obtienes ciertos resultados, incluyendo una mayor calma, mejor concentración y más conexión con los demás. Pero hay otros beneficios.

Me he permitido compartir algunos de ellos, que en mi caso surgieron de mínimos momentos de meditación y que seguramente les servirán.

Si meditas…

 

Te harás consciente las suposiciones innecesarias que hacemos y de cómo se interponen en el camino de la felicidad. Estas suposiciones sobre quiénes somos y la forma en que funciona el mundo — lo que merecemos, cuánto podemos manejar, dónde se encuentra la felicidad—pueden ser modificadas por la atención.

Las suposiciones bloquean la experiencia directa y nos impiden recibir información que nos permitiría tomar mejores decisiones.

Estas son algunas suposiciones que todos reconoceríamos: No tenemos nada en común. No podré hacerlo. No puedes razonar con una persona así. Mañana será exactamente como hoy. Si me esfuerzo lo suficiente, me las arreglaré para controlarlo. Lo he arruinado; Debería rendirme. La felicidad es para los demás, no para mí. Declaraciones como estas están motivadas por el miedo, el deseo, el aburrimiento o la ignorancia. Las suposiciones nos unen al pasado, oscurecen el presente, limitan nuestro sentido de lo que es posible, y desplazan la alegría. Detectarlas y examinarlas nos liberan.

 

Dejarás de limitarte ya que, al practicar la meditación, a menudo comenzamos a reconocer respuestas condicionadas, restricciones no detectadas que hemos impuesto a nuestras vidas. Nos damos cuenta de cómo saboteamos nuestro propio crecimiento y éxito porque hemos sido condicionados a contentarnos con resultados mínimos. La meditación nos permite ver que estos límites fueron aprendidos y pueden ser desaprendidos, pero no hasta que los reconozcamos. (Algunas ideas limitantes comunes: Ella logra más cosas porque es más bonita; el dinero es lo más importante; no tengo tiempo para meditar; las mujeres inteligentes se quedan solas;) Entrenar la atención a través de la meditación nos abre los ojos. Entonces podemos evaluar estas respuestas condicionadas, y si algunas de ellas contienen algo de verdad, podemos verlas claramente y modificarlas, si es necesario, y si descubrimos que son falsas, solo las dejamos ir, las soltamos alegremente, liberados de ese peso limitante.

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Te transformará. La meditación nos enseña formas de abrirnos a toda la gama de experiencias —dolorosas, placenteras y neutras— para que podamos aprender amigarnos con nosotros mismos en los buenos y en los malos momentos. En la meditación practicamos estar con emociones y pensamientos difíciles, incluso aterradores o intensos, de una manera abierta y con aceptación, sin añadir autocrítica a algo que ya duele. Nos hacemos amigos con los sentimientos que una vez nos aterrorizaron. Entonces podemos valorar que hemos logrado sentarnos, enfrentar algunos de nuestros pensamientos más desesperados sin juzgarlos.

 

Redescubrirás un sentido más profundo de lo que es realmente importante. Una vez que mires debajo de las distracciones y las reacciones condicionadas, tendrás una visión más clara de tus metas y valores más profundos y duraderos.

 

Tendrás un recurso móvil de emergencia. La meditación se puede utilizar en cualquier lugar, en cualquier momento, discretamente. Es probable que te encuentres en situaciones como tener una discusión acalorada en el trabajo, por ejemplo, o soportar el berrinche estruendoso de uno de tus hijos, y no puedes desahogarte caminando por la manzana, golpeando una bolsa en el gimnasio o tomando un baño. Pero siempre puedes seguir conscientemente tu respiración.

 

Estarás más en contacto con las mejores partes de ti mismo. La práctica de meditación cultiva cualidades como la bondad, la confianza y la sabiduría que puedes pensar que faltan en tu equipaje, pero en realidad no están desarrolladas o son oscurecidas por el estrés y las distracciones. Podemos localizar estas cualidades para acceder a ellas con mayor facilidad y frecuencia.

 

Recuperarás la energía que has estado desperdiciando tratando de controlar lo incontrolable. Hace muchas décadas di una charla al aire libre en un campo de meditación y se desató una tormenta. Estaba todo tan empapado que pensé en que nadie disfrutaría de la disertación.  Me sentí mal por los participantes; de hecho, me sentía responsable. Durante unos días quise disculparme con todo el mundo por la lluvia hasta que un pensamiento surgió: Esta no es mi responsabilidad, sino del clima. El clima no está bajo mi control…ni el de nadie. Todos hemos tenido momentos en los que nos hemos sentido responsables del bienestar de todos. Es nuestra responsabilidad, pensamos, controlar que todo salga bien,la temperatura y la humedad, o a las personas que nos rodean (si sólo pudiéramos conseguir que nuestro compañero deje de fumar, siga una dieta, etc.). Incluso pensamos que somos capaces de controlar totalmente nuestras propias emociones: nunca debería sentir envidia, resentimiento o rencor. Aunque podemos afectar nuestras experiencias físicas y emocionales, en última instancia no podemos determinarlas; no podemos decidir qué emociones surgirán dentro de nosotros. Pero podemos aprender a través de la meditación a cambiar nuestras respuestas a ellas. De esa manera nos evitamos mucho sufrimiento. Reconocer lo que no podemos controlar (los sentimientos que surgen dentro de nosotros; a otras personas; al clima) nos ayuda a tener límites más saludables y no tratar más de reformar a todos todo el tiempo. Nos ayuda también a dejar de culparnos por tener emociones perfectamente humanas.

 

Entenderás cómo relacionarte mejor con el cambio, aceptar que es inevitable y creer que es posible. La mayoría de nosotros tenemos una actitud mixta hacia el cambio. No creemos que el cambio sea posible… creemos que estamos atrapados para siempre haciendo las cosas como siempre las hemos hecho, pero al mismo tiempo, lo tememos. Nos gustaría que las dificultades fueran fugaces y lo reconfortante permanente. Tratar de evitar el cambio es agotador y estresante. Todo es impermanente: felicidad, tristeza, una rica comida, una gran afluencia de dinero, lo que estamos sintiendo, la gente que nos rodea, nosotros mismos. La meditación nos ayuda a comprender este principio esencial de la vida humana: la impermanencianos ayuda a aceptar que todo cambia todo el tiempo.

 

Meditar ofrece la oportunidad de percibir el flujo. Seguir nuestra respiración mientras observamos cómo los pensamientos continuamente fluyen nos ayuda a comprender que todos los elementos de nuestra experiencia están en constante flujo. A veces aprovechamos un manantial de paz. Otras veces sentimos oleadas de somnolencia, aburrimiento, ansiedad, ira o tristeza. Aprendemos así que, una emoción dolorosa o una situación difícil, puede cambiar; no es tan sólida ni in modificable como podría haber parecido. Incluso mientras se desarrolla una situación difícil, está cambiando de un momento a otro, variada, viva. No estamos atrapados… tenemos opciones.

 Esto no quiere decir que todo estará bien, que todo saldrá según nuestros deseos. Más bien, nos da la comprensión de que mientras estemos vivos, toda posibilidad está viva.

No podemos controlar qué pensamientos y emociones surgen dentro de nosotros, ni podemos controlar la verdad de que todo cambia. Pero podemos aprender a hacer una pausa y descansar en lo que está sucediendo.

No desperdiciemos estos bellos regalos que aun cortos momentos de meditación nos ofrecen.

Gracias. Gracias. Gracias

Tahíta

La Vida… ¿es sueño?

 

Algo que nos intriga, nos preocupa, nos tira abajo el sueño del ego…pero no hay nunca que tomar enseñanzas sin reflexionar lo que aportan a nuestro mayor bien…si no…mejor dejarlas de lado.

Muchas se personas se inquietan cuando se les dice que esta vida es un sueño…tal vez se debiera diferenciar entre vida y Vida…o sea la vida temporal, pero no poco importante, de esta personalidad humana, y la Vidala Vida Una y eterna en la que siempre existimos fluctuando entre estar encarnados o nutrirnos en la no forma del Espíritu.

Las enseñanzas de no dualidad que dice que la manifestación de este universo no es más real que un sueño, es una de las más malinterpretadas. La enseñanza original, como los más entendidos maestros advaita señalan, apunta a que, en este universo temporal, cada objeto parece estar separado y ser independiente, y esa independencia entre los objetos es lo que es como un sueño…la apariencia de ser entidades separadas e independientes. Todo es Conciencia, por lo tanto, cada cosa que aparenta estar separada, en este mundo dual, es en realidad un aspecto dela Conciencia Una y nunca independiente de la misma.

Así que no significa literalmente que el mundo es una ilusión, sino que no es lo que parece. Significa que nuestra visión del mundo no es completa ni objetiva, que hay realmente más de lo que vemos superficialmente.

Si miras alrededor, un pájaro aparenta ser diferente de una mesa, un ordenador aparenta ser diferente de una flor o un árbol: cada uno es un objeto independiente. Todo aparenta estar separado y ser independiente, pero es solo una apariencia, como en sueño en donde creemos que eso que aparece es real, pero nada puede existir independiente del soñador, ya que su mente lo sueña…por eso, la naturaleza de la ilusión en la que creemos que todo está separado, es como la del sueño.

La verdadera realidad que subyace por debajo de las formas, es que TODO ES UNO.

Sin embargo,nuestro sistema nervioso está configurado para percibir las cosas separadas…esta forma de percibir es parte de la manifestación. No es un error nuestro, sino que, en nuestro aspecto temporal y humano, necesitamos la separación aparente para, por ejemplo, distinguir un alimento de un veneno, una planta medicinal de una roca…o sea, es un sistema organizativo, ya que sería muy confuso que todo fuera una mezcolanza. El cerebro y la mente individual, que también es temporal, alinea, separa y clasifica, en el Todo, para movernos en la dualidad. Esta es la forma en que nos manejamos en el mundo. Si no podemos distinguir entre las diferentes cualidades de los diferentes objetos, no podemos funcionar.

 Reflexionemos… universo es espíritu, y por lo tanto el universo, aunque temporal,  es verdaderamente real .  La enseñanza del advaita no está diciendo literalmente que el universo es irreal, sólo que no tiene una realidad independiente. Depende del Espíritu para su existencia; está impregnado de Espíritu, y no puede existir sin él.

Por supuesto, si en cambio tomamos las enseñanzas de Un Curso de Milagros, en que se considera que Real significa eterno, no lo es, pero eso ya forma parte de cómo tomemos el término...REAL.

El mundo no es irreal en sí mismo. Lo que es irreal es creer que todo funciona independientemente cuando lo sabio es estar conscientes del Espíritu subyacente tras esa aparente separatividad.

En sí mismo el mundo es inseparable del espíritu. Es una manifestación del espíritu.

El mundo tal como lo vemos normalmente puede que sea una realidad parcial, pero se infunde con el espíritu. En el despertar, nos damos cuenta de que no hay dualidad, ni materia ni espíritu, ni materia ni mente. Nos damos cuenta de que el mundo físico y el mundo espiritual son uno, sin distinción. El mundo está gloriosamente infundido con espíritu y es gloriosamente real…como tan bien lo expresa Steve Taylor.

Sin embargo, la idea de que el mundo es una ilusión es conveniente para muchas personas, ya que ofrece una forma de eludir los problemas.  Si no queremos enfrentarlos, es muy conveniente decirnos: "Bueno, todo es sólo una ilusión ". En otras palabras, ofrece un medio de evasión espiritual, es decir, usamos las creencias espirituales como una forma de escapar de los problemas que necesitan abordarse.

Lo mismo hacemos con el cuerpo…total, si es una ilusión, podemos llenarlo de chatarra, mal usarlo, u olvidarlo, sin reconocer que es manifestación del Espíritu, y, por tanto, parte del Uno, aunque temporal, y digna de ser considerada y cuidada.

El cuerpo está infundido con espíritu y es uno con el espíritu. Y es maravilloso.

La diferencia entre una persona corriente y un sabio, o despierto, es que el sabio se maneja muy bien este mundo, aun reconociendo que TODO ES UNO, O SEA DA MÁS TRASCENDENCIA AL ESPIRITU QUE SUBYACE TRAS LAS FORMAS.

 

Gracias. Gracias. Gracias 

 

Sufrimiento y Aceptación en Advaita

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Muchas enseñanzas de la no dualidad comienzan con el concepto de que “tú eres eso” …tú eres dios, tú eres la fuente.

Me resulta más fácil ir de lo manifestado, aunque sea temporal, o sea donde nos encontramos como seres separados, para ir luego en dirección a la fuente. Otros dicen, comenzar a descartar lo que esencialmente no somos, Para llegar a vislumbrar lo que sí somos.

Finalmente volvemos a “lo que es” …pero hay una apariencia de separación en la que percibimos a los organismos interactuando entre sí como si se tratara de entidades independientes, lo que crea un drama extraordinario. Ese es el drama de la vida personal que diariamente experimentamos.

Hay momentos en la vida en lo que todo parece ser una porquería, y otros de alegría o felicidad. Lo doloroso y lo placentero forman un círculo y se presentan alternativamente. No están separados: son diferentes puntos de un mismo círculo. Por cierto, podemos diferenciar una caricia de un golpe, porque hay diferencias entre el placer y el dolor en términos de experiencia.

 Aunque decimos que son lo mismo, obviamente, no son experimentados de la misma forma, pero significa que tienen la misma raíz. Son aspectos de la experiencia dual.

Nada en el mundo es capaz de brindarte felicidad y satisfacción verdaderas y duraderas. Nada.

Me tomó varios años apreciar la inutilidad de tratar de obtener felicidad duradera e inmutable de experiencias, objetos, relaciones o cualquier cosa externa a mí. La razón de esto es que todo está en un estado de flujo constante. El objeto, evento o persona que te llena de alegría hoy es tan probable que mañana te traiga miseria. Es por eso que la dependencia emocional de factores externos siempre cambiantes, que siempre están fuera de nuestro control directo, es una receta para una vida de continua frustración y sufrimiento.

La danza de la creación es un movimiento impersonal. Ocurre independientemente de nuestros deseos y aversiones. Si bien podemos gestionar y elegir ciertos aspectos de nuestra vida, la realidad fenomenal se rige por su propio conjunto de leyes y una cadena insondable de causas y efectos interrelacionados sobre los cuales no tenemos el control.

Aun así, tener preferencias forma parte del vivir, y ciertamente preferimos el placer al dolor. No hay problemas en tener preferencias.

El sufrimiento surge, cuando a la vez surge el sentimiento de que el dolor “no debería” estar ahí, que lo feo o lo malo “no debería” existir… que la existencia es imperfecta, o que, de alguna manera, el Universo ha cometido un error.

 El sufrimiento no es causado porque no nos guste algo, el gustar o no gustar, es parte de “lo que es”

La fuente del sufrimiento es el sentimiento de que “lo que es” no debería ser. O sea, falta de aceptación.

Cuando hablamos de aceptación, tenemos que tener en cuenta que aceptación no quiere decir aprobación. Puede haber enfado, puede haber frustración, puede haber impaciencia, y, aun así, puede haber aceptación. La aceptación subyace bajo “lo que es”. El enfado que surge, es parte de “lo que es”. La frustración, cuando surge, es parte de “lo que es”. Y aun sin no somos capaces de aceptar algo, para nuestra paz, aceptemos ese no poder aceptar, aceptemos no aceptar ira, la frustración, o lo que sea. Es un gran alivio proponernos una aceptación radical, aun de lo que no podemos lograr.

La aceptación es total: es absoluta. Gustos y disgustos, aprobación y desaprobación, son parte de cada ser humano.  Surgen natural y espontáneamente de acuerdo con la naturaleza de cada persona.

En cambio, nuestras respuestas son el resultado de condicionamientos. Todo organismo funciona según condicionamientos.

Lo que sí hay que clarificar en nosotros es permitirnos momentos de una observación y una atención cada vez mayores para conectar con esa aceptación que podemos sentir cada vez más intensa y frecuentemente, dándonos cuenta de que lo que surge en la dualidad forma parte de un yo-ego que tanto se culpa por lo que surge y no le gusta, como se enorgullece por lo que considera bueno para sí mismo.

Lo que está ausente en un ser realizado es la culpabilidad y el orgullo, ya que, no aferrándose a un yo falso, no considera ser el actor tanto de lo bueno como de lo malo, sino solo un instrumento de la Conciencia una.

Esto no implica actuar de cualquier forma, ya que, al hacerlo, aun en la ilusión del ego, cosecharemos lo mismo que ponemos en escena. La trampa para muchos es no dar importancia a la manifestación dual de la vida con la excusa de que no es real. Pues temporalmente lo es, y para nuestra paz como humanos, sigue siendo importante cómo pensamos, cómo sentimos y cómo actuamos…con consciencia, mas sin culpa.

Podemos llegar a la conclusión cierta de que no somos los pensamientos que pasan por nuestra mente, por ejemplo, pero optar por mantenerlos en ella obsesivamente o dejarlos pasar, hace una diferencia en nuestra quietud o inquietud.

Siempre digo que somos como una leona de dos mundos…nuestro hogar primigenio está en la Unidad, sin embargo, actuamos en la dualidad, y tener consciencia de esa Unidad esencial nos facilita movernos sin culpa y también sin soberbia, sabiendo que, en última instancia, la Consciencia es la que vive y se mueve a través nuestro.

Claro que somos parte de ella, pero como seres separados formamos parte de ese círculo de placer-dolor, amor-odio, bueno-malo en el que seguimos experimentando uno u otro punto de esas polaridades…conservando nuestra INOCENCIA.

Por eso soltemos la culpa, y el orgullo egoico de creernos especiales también.

 

La realidad de lo que ves es solo una ilusión,

Aunque sea una muy persistente

Albert Einstein

 

La Totalidad del Momento Presente

 

Este momento presente es “todo incluido”.

Cuando digo que es “todo incluido”, quiero decir que lo incluye absolutamente todo. Incluso las distracciones y los sentimientos de separación. Por supuesto, nos gustan más los momentos en que nos sentimos conectados, en presencia, mas la esencia del advaita es que ambos estados existen, y que son fenómenos alternos inevitables y dignos de ser aceptados.

En los momentos de auténtica meditación o en la presencia que a veces surge en las reuniones espirituales, somos conscientes del momento, porque todo está muy quieto. Después, cuando volvemos a la vida cotidiana, en el trabajo o las relaciones, nos involucramos en esas cosas y vuelve a surgir la sensación de separación. Y no hay que sentirse frustrado, porque esa alternancia fenoménica, que es parte de la conciencia Una, se produce en el flujo de esa conciencia y si lo hace, es para ser experimentada como su manifestación.

Los grandes sabios llegan a un estado muy elevado en el que creemos que todo es presencia, sin embargo, no es así…para el sabio, ninguno de esos dos estados alternos existe porque no experimenta el fenómeno de los opuestos. Experimenta un estado, si es que puede llamarse estado, de completa Unidad en que hay ausencia, tanto de presencia, como de ausencia, su opuesto. Lo que hace es dejar fluir los eventos del momento, la experiencia de lo que sea que esté ocurriendo: alegría, pena, felicidad, tristeza, frustración, satisfacción. Los experimenta todos porque su organismo vive en la dualidad…pero lo que está ausente en ese ser realizado es el implicarse, y la separatividad que son características que nosotros sumamos a “lo que es”.

Puede haber paz con “lo que es” o puede haber separatividad, un implicarse y antagonismo y hasta resistencia y lucha contra “lo que es” y esa variación entre estados es lo que la mayoría de la gente experimenta

Nosotros, por supuesto, seguimos prefiriendo sentirnos conectados o en presencia…para el ser realizado, no existen estos estados porque él es Unidad. No niega ni rebaja estos estados, los absorbe en la Unidad, mientras nosotros aun experimentamos los dos lados del movimiento dual, alternando. Estamos en presencia o conscientes, o nos involucramos en el día a día y nos distraemos de ese estado de presencia.

Sin embargo, ambos estados son parte del Todo, y si aparecen son honrados y experimentados cada vez con más paz y aceptación.

La conciencia da vida a los dos estados. Todo es provocado por fuerzas mayores a nuestro ser egoico.

La gracia lo conduce todo, y aun aquello que puede parecernos que es para nuestro mal, en realidad no puede ser juzgado como tal y tiene un motivo trascendente.

Empleo mucho el término gracia, y la utilizo cuando surge una bendición inesperada. Lo curioso es que muchas cosas que ocurren y sentimos como des-gracia, son en realidad una gracia.

Un conocido maestro de advaita cuenta que durante diecinueve años abusó del alcohol y las drogas, teniendo repercusiones de salud muy serias. Después de tres días seguidos de juerga, no pudiendo más se tiró en su cama y esa obsesión y compulsión por sustancias dañinas…simplemente lo abandonó.  La sintió irse, abandonándolo, y su reacción fue de terror. No quería eso, y era obvio que él no estaba teniendo nada que ver con el asunto. Supo en ese momento que se había transformado, pero su reacción inmediata fue pensar “Esto no está bien”. Dase cuenta de que no podía volver a beber ni drogarse le resultaba horrible. Ni siquiera le gustaban las personas que no bebían o se drogaban, y ahora…era una de ellas.

Después de mucho tiempo recién reconoció que eso fue una gracia, una completa y total gracia. De hecho, fue el comienzo de su búsqueda espiritual porque quería saber qué demonios le había pasado ¿Qué poder en el Universo podía haber producido eso? Antes, creía que era el amo de su destino, y esta acción de la gracia era evidencia irrefutable de que la vida podía impactarle de diversas formas, sin él quererlo.

No estamos, como entidad humana al control de la Vida que fluye.

Sabiendo que lo que mueve las cosas es una consciencia mayor, y de que somos, como humanos, instrumentos de esa consciencia, el consejo es…si surge una pregunta haz lo que pienses que es mejor en ese momentono importa lo que surja más adelante, aunque sea conflictivo. Lo que sientas que hay que hacer, también es el fluir o manifestación de una Conciencia mayor...y aunque lleve a acontecimientos o situaciones que aparentemente puedan ser juzgadas como errados...NUNCA PODRÍA HABER SIDO DE OTRA MANERA. Porque el fluir de la conciencia es perfecto al fin, y en otro momento podemos rectificar o no la decisión, con otras implicancias...y otras aún más sutiles que la conciencia pone en juego.

Lo que está funcionando siempre es la Conciencia.

Todo forma parte del mecanismo de la Conciencia, porque Consciencia es todo lo que hay…y en esta enseñanza, la palabra Consciencia es usada para señalarlo y abarcarlo todo, la fuente y la sustancia de todo…un Todo que está disponible en la eternidad del momento presente.

Iniciando el proceso


No tengo ninguna técnica para vender, ningún plan, ninguna instrucción, ninguna promesa de que si hacen esto o aquello que les comente, obtendrán lo que están buscando.

Estas son simples directrices hacia “lo que es”…y las siembro como regalo.

Se trata solo de examinar y ver qué es lo que funciona en este mundo. La mayoría de las personas cree o siente que es la autora de su existencia, pensamientos, sentimientos y acciones. Si pueden cuestionarse esto honestamente, lograrán una profunda percepción.

En esto no hay doctrina. No hay nada para aprender o creer. Cada uno ha de cuestionarse, buscar y ver por sí mismo, en un proceso de inquirir qué fuerza le da vida a todo, incluyendo al cuerpo-mente que creemos ser.

No encontrarás aquí una doctrina que te diga “Lo que realmente eres es…”.Pero sí directrices, señales, o afirmaciones como…”Lo que realmente somos es consciencia. Lo que realmente somos es Dios. Lo que realmente somos es la fuente”…y ellas te invitan a que busques por ti mismo. Sin embargo no debes tomarte estas afirmaciones como la verdad, sino que tienes que examinarlas profundamente.

Estudié las enseñanzas de un maravilloso maestro que aunque era un aristócrata irlandés, era llamado Wei Wu Wei. Él empleaba el término “apercepción”…o sea, un saber más allá de cualquier individuo que percibiera, un saber, de la totalidad, no relativo de una sola persona. La Biblia se refiere a esta apercepción como “la paz que sobrepasa todo entendimiento”. En cuanto la entiendes, pasa a ser “la paz que ahora entiendes”. Sobrepasa todo lo relativo, por lo tanto puede coexistir con todo lo que ocurra en el mundo manifestado…o sea podemos conservarla, pase lo que pase. Podemos seguir teniendo preferencias, gustos, aversión…preferencias sobre cómo manejaríamos los asuntos si estuviéramos al mando. Pero esa paz total reconoce que no estamos dirigiendo ls cosas, sino que todo lo que existe en este momento se debe al perfecto funcionamiento del Universo, no a ningún logro o falla personal.

A lo que apunta esta enseñanza Advaita es a que la vida y la muerte ocurren, la salud y la enfermedad ocurren. Vienen y van, como parte del movimiento perfecto del Universo…son parte de la manifestación de la existencia.

Con la aceptación de que todo forma parte de un funcionamiento  perfecto, la resistencia ante lo que ocurre se suaviza o cae y dejamos de estar a la defensiva, disminuyendo el sufrimiento.
Sin embargo, seguiremos teniendo que enfrentar los  sucesos de la vida, y teniendo que solucionar problemas, pero sin la sensación de que se trata de una falla nuestra o de los demás o de la vida misma…y esto produce un alivio importante y un ahorro de energías que  tendremos disponibles para enfrentar lo que sea que la vida traiga consigo.

Muchas veces, lo que la vida te traiga no será placentero, a veces será muy doloroso, pero solo se transformará en sufrimiento si crees que "lo que está ocurriendo no debería ocurrir”. No quiere decir que tenga que gustarte lo que está ocurriendo, ni que dejes de hacer algo para cambiarlo…solo quieres decir que aceptas que está ocurriendo, que existe, tal como es ahora, como parte de la manifestación de una Totalidad…y si cambia, también lo hace, no como mérito individual, sino como parte de ese flujo y reflujo del universo que ocurre aunque sigamos teniendo preferencias. Lo importante es no creer que debería ser de otra manera, pues eso solo nos acarrea sufrimiento adicional.

Todo lo que el mundo hace es siempre el funcionamiento de la conciencia. La Conciencia lo es TODO…y somos parte de ese TODO.

Un discípulo de Ramesh Balsekar cuenta que después de recibir esta enseñanza de su maestro fue a su casa y encontrando a su hijo de cinco años haciendo algo que repetidas veces le había ordenado que no hiciera, le gritó furioso y le hizo encerrarse en su cuarto castigado. Luego se quedó con un malestar terrible pensando “Acabo de aprender que todo lo que pasa, incluso lo que hizo mi hijo es parte del funcionamiento de la conciencia, y lo que hago es castigarle y reforzar en él la creencia de que es culpable de algo. Al otro día le relató compungido a su maestro  lo que consideraba su mayor acción egoica y este le dijo sonriendo… “El que gritaras a tu hijo, también es parte de la misma Totalidad…y aunque esto no quiere decir que no deba observarse, no es fuente de culpa, ni de orgullo, claro”.

Siempre creemos estar implicados, y el percibir la acción de la Totalidad esa percepción corta el sentimiento de estar implicados, corta la acción del ego. Así comienza el fin del sufrimiento, pues este surge de la implicación del ego en todo. El sufrimiento no surge del ahora…surge cuando las acciones y reacciones de un momento se prolongan en el tiempo y son proyectadas más allá del momento presente. Surge de pensar “No debería haber…”…y todas las implicancias de ese no debería.

Por supuesto, incluso el sufrimiento, si surge, es divino.

En el maravilloso tapiz de la existencia, todo es perfecto. Llegar a un momento del proceso en el que comprendemos y sentimos esto, es  liberador.

Este Advaita del que hablo no se aferra a ningún principio…abarca una serie de directrices y conceptos y aclara que ninguno de ellos es verdadero en el sentido absoluto…solo nuestra propia indagación tiene que llevarnos a declarar algo como valedero.  Más que una verdad, es un proceso.
La herramienta primordial del  Advaita es que todo es conciencia, que  todo es Uno.
Advaita significa “no dos”…y esto no es una verdad sino una directriz que podemos utilizar para averiguar qué es válido, para indagar dentro nuestro y descubrir nuestra propia naturaleza. Ese proceso es parte del  fluir de la vida.

El Advaita es como un deshacerse de los juguetes que ya no proporcionan alegría. Sin embargo, para algunos es como una pérdida. Si le quitas a un niño de dos años un cuchillo para que no se dañe, él  chillará porque se estaba divirtiendo con él. Quitárselo es un acto de compasión, sin embargo él no lo ve así.

El Advaita puede quitarte todos los juguetes mentales, ponerte incómodo, hacer que te plantees preguntas difíciles…sin embargo sembrar les semillas del Advaita  es un acto compasivo, ya que al fin ayuda a disolver el sufrimiento de aferrarnos a un yo que no es nuestra esencia.