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jueves, 15 de septiembre de 2022

Aspiración, búsqueda y una pregunta- Tahíta

 




 

Cuando experimentamos un anhelo de algo, cuando aspiramos a algo…la mente interpreta inmediatamente el anhelo como carencia, como que algo nos falta, y comienza la búsqueda de un objeto que satisfaga su deseo.

El anhelo no siempre significa carencia. Y la mayoría de nuestros deseos (los que no están vinculados con la supervivencia real) provienen de un anhelo de felicidad. Queremos fama, fortuna, una nueva casa, un coche, un trabajo o una pareja porque creemos que nos traerá felicidad.

 La mente siempre está buscando la próxima cosa que traerá un mejor momento que ahora. Pero aun cuando la búsqueda se detiene por un momento porque hemos "encontrado" nuestro objeto deseado, no pasará mucho tiempo antes de que nuestra relajación termine y la mente vaya tras la siguiente cosa. "Conseguir" algo en realidad no causa la momentánea "felicidad", sino más bien el hecho de que la mente ha detenido su búsqueda incesante. Eso es lo que trae la paz momentánea.

Lo mismo sucede con nuestro anhelo de felicidad, de amor, de verdad, de lo Divino.

Nuestro anhelo de Dios, del Sí mismo, de la verdad, del amor o del despertar es nuestro anhelo de lo que ya está aquí, ya despierto, ya completo, ya libre. El anhelo más profundo de nuestro corazón puede dirigirnos al Hogar cuando seguimos anhelándolo hasta su fuente. Sin embargo, es el acto de búsqueda de la mente lo que parece alejarnos de lo que está en este mismo momento.

Anhelamos lo que no creemos que ya somos; sin embargo, cuando la Verdad se revela a sí misma en su propia experiencia, nos damos cuenta de que el Misterio nunca ha estado ausente ni un solo momento o experiencia. Él mueve la vida.

Anhelar no es lo mismo que buscar. Anhelar se siente en el corazón; buscar es una actividad de la mente. Anhelar nos puede abrir totalmente; buscar simplemente nos agota.

Llegará un momento en que nuestro anhelo cesará ― no porque hayamos encontrado el objeto de nuestro deseo o porque la mente finalmente "lo haya conseguido", sino porque nuestro anhelo finalmente nos hace retornar al Hogar ― hogar en el que siempre hemos estado.

Hoy podría ser el día en que descubramos tanto el flujo como la estabilidad de nuestro propio ser, un cúmulo de silencio aquí mismo dentro de la forma siempre-cambiante de la vida. puede revelarse y profundizarse hoy.

Pero…

¿Estamos disponibles?

Hoy puede ser el día en que de repente, en algún momento cuando menos lo esperamos, todos los pensamientos de nuestra mente cesarán, aun por un instante, y descubriremos ahí mismo lo que somos.

Hoy podría ser el día en que el fondo de la cubeta simplemente desaparece, y no hay ya más contenedor o caja para ninguno de nuestros pensamientos, sentimientos, ideas, creencias o sueños.

Hoy algún profundo dolor que no ha sido satisfecho puede llamar a nuestra puerta para liberarse.

¿Estamos disponibles?

¿Estamos aquí para ESTE momento? No el que esperamos para mañana, o el que deseamos que no hubiera ocurrido ayer, sino para este momento, éste, éste ― el único que realmente existe.

¿Estamos aquí, disponibles?

Hoy puede ser el día en que decidamos quedarnos quietos y mirar dentro, aun de lo que no conocemos.

Hoy puede ser el día en que simplemente escuchemos, escuchemos los sonidos del mundo, cuando de repente los límites desaparecen y ¡sólo hay Esto!

Pero…

¿Estamos disponibles?

¿Estamos presentes para los dones de ESTE momento?

Tal vez hoy sea el día más largamente acariciado, cuando veamos a través de la creencia fundamental de quienes somos.

Quizás hoy es el día en que el fuego de la verdad quiere quemar otra ilusión.

Quizás hoy es el día en que el Amor quiere revelar que ha estado llamando a la puerta de nuestro corazón, esperando a salir.

Pero…

¿Estamos disponibles?

 

Gracias. Gracias. Gracias