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sábado, 31 de agosto de 2019

MEREZCO MÁS AMOR, NO MENOS

Cuando estoy triste, merezco más amor, no menos.

Cuando estoy enojada, merezco más amor, no menos.

Cuando estoy frustrada, merezco más amor, no menos.

Siempre que me siento herida, tengo el corazón roto, siento vergüenza o culpa…

merezco más amor, no menos.

Aun cuando me avergüenzan mis acciones o me enorgullezco demasiado  por ellas,

merezco más amor, no menos.

Me sienta como me sienta, merezco más amor, no menos.

A pesar de lo que piense, merezco más amor, no menos.

Sea cual sea el pasado al que he sobrevivido, merezco más amor, no menos.

Sea lo que sea lo que me aguarde en el camino, merezco más amor, no menos.

En mi peor día, merezco más amor, no menos.

Incluso cuando la vida me parece cruel o confusa, merezco más amor, no menos.

Cuando siento que nadie puede darme lo que necesito,

merezco más amor, no menos.

Aun cuando no recuerde para qué estoy en el mundo o como servir,

merezco más amor, no menos.

Sea lo que sea que no esté  pudiendo aceptar,

sea lo que sea o quien sea que no esté  pudiendo perdonar,

o sea lo que sea o quien sea que no estoy pudiendo amar,

por cualquier razón…MEREZCO MÁS AMOR…NO MENOS.

Y Así es!

Tahíta

 

 

 

 

 

viernes, 30 de agosto de 2019

El cambio climático, el miedo…la Conexión

Es difícil no sentirse preocupado y estresado por el cambio climático.

Y esta mañana leí sobre el colapso de la población de insectos, la destrucción de la productividad del suelo y leí una  publicación del académico Marc Doll sobre cuán lamentable es la consecuencia del cambio climático.

En algún lugar dentro de mí me rendí. Me resigné a la erradicación de gran parte de la vida en la Tierra. 

La razón por la que escribo es que siento que he llegado a un lugar diferente en todo esto, y quiero que sepan que las noticias que estamos compartiendo y los comportamientos que estamos alentando mutuamente están potencialmente en nuestra contra. Lo que quiero decir es que la ansiedad que estamos produciendo en nosotros mismos, aunque se sienta justificada, podría ser un síntoma de todo lo que hemos estado haciendo "mal" y está empeorando las cosas.

Y la alternativa no es la inacción, sino una acción más sabia.

Como yo hoy, muchos de nosotros estamos siendo bombardeados constantemente por hechos, cifras y noticias que nos dicen que nuestros días en la Tierra están contados, que es nuestra culpa y que también está fuera de nuestro control.

Es casi imposible para cualquier ser humano procesar todo esto y aun así mantener la calma. Las cosas que presentan una amenaza nos llevan a estresarnos .Cuando nos sentimos impotentes ante esa amenaza, todo empeora.

Cuando entramos en este estado, somos incapaces de pensar de manera creativa o compasiva. Buscamos soluciones rápidas, soluciones fáciles e incorrectas. También consumimos más, comemos por ansiedad, tratamos de llenar los vacíos que crean el miedo y la incertidumbre. En este estado, ninguno de nosotros está en condiciones de actuar sabiamente.

Estamos educados para trabajar, para ganar dinero, consumir, para crear empleos, etc. Para continuar con esto, se nos dice que si no consumimos los productos y servicios que se nos ofrecen seremos menos adorables, sexys y exitosos.

En otro contexto…la religión y la espiritualidad parecen no haber desempeñado un papel más activo en nuestras vidas y, ya que en el mejor de los casos, tendrían que habernos convencido de que "eres suficiente, eres amado, ten fe". El mensaje del consumismo es : no eres suficiente, no eres amado, no hay razón para tener fe pero, por suerte para ti, aquí hay algunas cosas que puedes comprar para sentirte mejor. Algunas de ellas no son lo mejor para nosotros: cigarrillos, alcohol, grasas, alimentos procesados. Otras, creemos que son inofensivas, pero aun así sirven para adormecernos: Netflix, gimnasios, teléfonos inteligentes. Y otras  se disfrazan de respuesta a la inseguridad, pero en realidad son solo parte del mismo sistema: pólizas de seguro, atención médica privada y una  industria multimillonaria para proporcionarnos  "bienestar”.

Ninguna de estas cosas puede satisfacer nuestras necesidades insatisfechas de amor, conexión o confianza en el mundo, por lo que seguimos consumiendo y  arrojando más cosas al abismo interior, que no se llena claro, con trivialidades.

Intentamos disfrazarlo con las llamadas elecciones conscientes. Aparecen nuevas industrias para darnos lo que queremos pero sin que sintamos  culpa, que sea origen sostenible, vegano, comercio justo, pero incluso todo eso, todavía se basa en el mismo sistema. Un sistema basado en una desconexión de nuestras necesidades reales, que nunca nos dejará satisfechos con nuestra persona y el mundo que nos  rodea. Y es que hemos perdido la conexión con los reinos de la naturaleza, que son parte de lo Divino y cuya existencia en la dualidad está  indisolublemente unida a la nuestra.

Nos están haciendo creer que la sociedad que hemos construido tiene que "colapsar" si queremos salvar al mundo.

El mensaje es que todas las cosas en las confiamos para mantenernos a salvo o al menos distraernos: trabajos, bebidas alcohólicas, Netflix, cafés especiales, rollos de salchicha vegana, ya no estarán en un futuro. El sentido es que cuando estas cosas desaparezcan, la vida será insoportable. Uffff.

Cuanto más nos soltamos, cuanto más sinceros somos, más nos acercamos a la naturaleza, a la realidad, y a nuestra propia creatividad que hace posible un cambio. Quieren hacernos creer que nuestro estilo de vida actual es increíble y el futuro es una especie de vuelta atrás a las incomodidades…Y esa historia necesita ser cortada de raíz.

Estamos siendo alimentados, y alimentándonos unos a otros con una mentira de miedo y consumismo, dándole la espalda a la belleza de la Vida.

La mentira no es que no tendremos que cambiar radicalmente la forma en que vivimos. La mentira es que el futuro tiene que ser peor que el presente desde la perspectiva de la experiencia humana.

La mentira es que dejar nuestra actual forma de vida sería terrible. ¿Quién en la Tierra quiere que continúe esta forma de vida de desconexión?

Nuestro modelo actual de relacionarnos y cooperar se basa en un modelo de desconexión. Somos educados y obligados a desconectarnos de nuestras necesidades para  ser “consumidos” por una sociedad de consumo.

Y es esta desconexión de nosotros mismos lo que lleva a la desconexión con otros seres , a la desconexión con nuestro entorno.

Nos movemos desconectados de nuestras necesidades, viendo a los demás como amenazas o causa de conflicto. Caminando con opresión en el pecho porque sentimos que el mundo en el que crecen nuestros hijos está siendo destrozado.

Aceptamos los golpes de dopamina de las pantallas que nos sumergen en el letargo colectivo, y consumimos cosas que no necesitamos para sentirnos semi-satisfechos por  cinco minutos.

No.  Lo que satisface nuestras necesidades es la conexión.

Conexión con nosotros mismos, con los demás y con el mundo que nos rodea.

Sentirnos como en casa en nuestra propia piel, tener relaciones significativas y ser amorosos con nuestros vecinos. Crear cosas importantes, con personas de ideas afines. Estar en entornos naturales, cuidar a los todos los seres vivos.

Esto es  lo que nos ayuda a dormir en paz por la noche, lo que nos hace sentir completos.

Cuando satisfacemos estas necesidades de conexión, dejamos de arrojar un sinfín de productos, servicios y experiencias de consumo a ese  vacío que no se puede llenar.

Y cuando dejamos de hacer eso, comenzamos a crear un mundo diferente, juntos, lejos del estrés, en conexión.

Creo que la respuesta fundamental radica en la reconstrucción de nuestras vidas en torno a la conexión. Y esto tiene que comenzar con bajar de nuestro estrés.

Cuidar nuestra  salud mental, mantener la calma, ser sinceros… es el acto más subversivo de nuestro tiempo. Permanecer tranquilos, estar presentes, y no lastimar a ningún ser vivo.

Las personas están descubriendo lenta pero constantemente que sus necesidades reales se satisfacen de manera más consistente a través de la autoconciencia y las relaciones que en el consumo.

No todos podemos unirnos a una protesta de cinco días, y no estamos todos listos para sentarnos en un círculo y hablar sobre nuestros sentimientos, pero eso no es lo que se nos pide.

La invitación es comenzar a construir una  nueva sociedad desde dentro de cada uno de nosotros.

Resistiendo el impulso de distracción y consumo, desoyendo  las voces (de dentro y  fuera) que nos dividen, y limitando tanta información que nos estresa.

En cambio, abrirnos a cada conversación con la familia, los vecinos y la comunidad con una voluntad genuina de participar en algo diferente, sabiendo que  uno de los caminos más ciertos hacia un futuro mejor es: …convertirnos en  un ser humano tranquilo y amoroso, criar hijos tranquilos y amorosos (si los tenemos) y fomentar una sociedad tranquila y amorosa.

Incluso si eso significa perder algunas cosas en el proceso.

 

¡Y las bendiciones Fluyen!

Tahíta

La Alquimia del Dolor

El desasosiego y el sufrimiento pueden hacer florecer la transformación espiritual.

Imagina que llegas a un punto en que te sientes hecho pedazos, reducido a nada…en esos momentos puedes apretar esos minúsculos fragmentos contra tu pecho o  soltarlos al viento para que la Vida los maneje a su antojo.

Imagínate de pie, desnudo frente al dolor, la pérdida o la muerte. Ya ni siquiera te atreves a sentir.

Pero de repente tiene lugar un cambio, un giro. Algo cede. El viento reacomoda los pedazos, pero no como antes. Ahora hay una sensación de ligereza y libertad. Los lazos se cortan. Los pesos se sueltan. Puedes recomenzar  desde un lugar de armonía y de belleza. El pasado y el futuro dejan de tener importancia y las preocupaciones que habitaban tu mente se mudan, dejándola vacía.

Solo vives el presente, y lo más grandioso es que ese cambio no es temporal. La intensidad inicial se desvanece en unos días, pero no vuelves nunca a ser el mismo. Repleto de una nueva sensación de bienestar, te inunda un inexplicable amor a la vida, y tomas conciencia de su valor, del valor de tu familia, de tus amigos, de la belleza del mundo, de tu salud y libertad.

No te esfuerzas más para que las cosas sucedan. En su lugar te relajas y las dejas ser.

Libre de preocupaciones y de angustias, deportas el ansia de correr tras el éxito, la posición y la riqueza, y recuperas tiempo para la reconexión espiritual y el conectarte con los otros seres.

Estábamos imaginando, pero tengamos en cuenta que para la mayoría de las personas, el dolor, el desasosiego y el sufrimiento no toman ese giro de milagro, sino que les ata a una situación que desean eliminar, sacar de sus vidas lo más rápido posible.

Para que el desasosiego y el dolor propicien una alquimia espiritual que transforme el sufrimiento básico en oro, hay que dejar que el ego toque fondo y se suelte en una danza desconocida de despego que lo rinda al Ser.

Esas experiencias de despertar en las que el dolor impulsa a un giro total que nos jala en su espiral ascendente, son  más comunes de lo que creemos.

El dolor, no es una barrera para la transformación, pudiendo ser un aliado.

Por mucho que nos sumerjamos en el sufrimiento y la desdicha. Por muchas dificultades que nos salgan al encuentro…no solo somos capaces de hacerles frente, sino que somos capaces de trascenderlas. En los momentos de sufrimiento, en nuestro interior se libera un agente alquímico asombroso que trasmuta el trauma y las dificultades en alegría y serenidad…la lucha en aceptación y entrega, y la tragedia en despertar.

Incluso las experiencias más traumáticas son benéficas. Bajo su temible y dolorosa superficie existe un depósito inmenso de potencial espiritual.

El saber que ese giro, esa alquimia a la que muchos llaman iluminación está latente en todos nosotros, puede cambiar nuestra perspectiva y abrirnos a concebir un mundo en el que todos recuperemos la esencia de la belleza, el Amor, la armonía, la alegría y la paz.

La llave de esa alquimia está en nuestra consciencia, y a la puerta se llega con la determinación de atravesar todo dolor sin negación, lucha ni huida. Pasar a través de ella nos ahorra mayores sufrimientos y nos prepara para experimentar plenamente lo que llega y para desenredar los hilos con que hemos tejidos historias humanas  plausibles de ser destejidas y recreadas…para un  Bien Mayor.

 

¡Y las bendiciones fluyen!

Tahíta