Como ES- Tahíta

 

En nuestra búsqueda de seguridad y control, buscamos desesperadamente explicaciones y respuestas, algo a lo que aferrarnos, alguna "Realidad definitiva" que trascienda el desorden y la vulnerabilidad de la vida humana.

Tal vez anhelamos algún maestro completamente iluminado que nos pueda dar la verdad más alta, una práctica suprema, la respuesta definitiva, o que tal vez nos puede enviar de una vez por todas a algún estado de iluminación o despertar totalmente seguro en el que permanecer para siempre.

Pero la seguridad y el control que parecieran encontrarse de esa forma nunca son confiables, porque inevitablemente están ensombrecidos por la duda y la incertidumbre. Cuando esos estados aparecen, si no fueron logrados por la propia indagación o un “darnos cuenta”, luchamos por apartar nuestras dudas, por creer en las respuestas que hemos encontrado o encontrar nuevas y mejores respuestas, o un nuevo y mejor maestro.

Pero, en mi experiencia, es esencial no aferrarnos a nada en absoluto que vaya en contra de nuestra intuición, aunque percibamos alguna medida de paz, libertad y facilidad, ya que la paz real, el desobstruir del Ser y la libertad duraderas surgen de nuestra propia seidad.

Esta no es la libertad de hacer lo que queramos, ni es la paz que imaginamos que podría llegar si tan solo el mundo se comportase como creemos que debería. Más bien, esta es la libertad para que todo sea tal como es, y la paz surge de no discutir eso que ES. Ninguna es producto de un maestro, aunque uno puedo guiarnos, ni de prácticas complicadas emanadas de un deseo espiritual espurio.

Simplemente está lo que es, siendo, ocurriendo—y reconozcamos que sin embargo tratamos de capturarlo con palabras y conceptos, aunque no podemos meterlo en una caja conceptual. ¡Y el gran descubrimiento liberador es que no tenemos que tratar de hacerlo!

 Es un alivio increíble finalmente no saber cómo funciona todo, o qué debería pasar después.

Existe la sencillez de estar aquí, como somos, haciendo lo que sea que la vida nos mueva a hacer en cada momento, sin necesitar que sea más o mejor o diferente de exactamente como es.

 

Gracias. Gracias. Gracias.

Somos Vida - Tahíta

 

 

La mente individual, socia del ego, se inquieta y se altera continuamente por su pretensión de que se haga su voluntad, de que se cumplan todas sus expectativas, deseos, esperanzas…de que todo sea como ella quiere, no como ES.

Se mueve entre el apego a lo deseable, y el rechazo a lo que no desea, a lo que considera inconveniente, doloroso, “malo” …y por supuesto, no habiendo aprendido el arte de soltar y aceptar, se aferra a lo agradable y empuja a la sombra, de la que siempre resurgirá produciendo sufrimiento, lo que rechaza.

De ahí que siempre se afirma que el ego ama decir “no” a la vida tal como surge, que “no” es su palabra preferida, mientras la contraparte más profunda ama el “sí”.

Esta resistencia es fuente de todo sufrimiento, y para acabar con él, solo nos queda el camino de: decir “Sí” a todo lo que viene.

Aceptar que nuestra voluntad debe ceder y dar paso a la voluntad del Uno…como decía Jesús…: “Que no sea lo que yo quiero, sino lo que la Vida quiere”. Esto dicho de manera moderna, y a la antigua “Padre, que se haga tu voluntad, no la mía”.

Es un camino de profunda aceptación el que hemos de aprender, asimilar y poner en práctica, tras desaprender la lucha, el rechazo, la confrontación con lo que es, que debilita y es inútil.

Transitar el camino de la aceptación es sabiduría. Un camino que lleva al silencio mental, a soltar el yo individual, a la paz, a la comprensión de la unicidad, a la ecuanimidad, a dejar de tratar de apropiarnos de lo que la Vida hace, como si fuéramos autores de la vida, de lo que ES.

Como personajes, es posible que la intención modifique la forma en que gestionamos lo que llega, pero desde ese acto paliativo dentro del escenario humano, y sumamente aceptable, a pensar que somos los autores de LO QUE ES…hay una diferencia. Modificamos la actitud ante lo que pasa, no LO QUE PASA…y por supuesto todo se suaviza según la cadena de pensamientos que fluye mejor con menos tensión, pretensión y resistencias vanas.

Creernos un yo separado nos hace olvidar que somos Vida, esa Vida que tememos, esa Vida contra la cual arremetemos por ese mismo miedo de no ser una identidad libre y con pequeño poder individual…y en ese temor vivimos arrastrándonos hasta el final de la encarnación, abrazando el sufrimiento, en guerra con la Vida con mayúsculas, que es la real. Mientras sigamos en guerra con ella, consciente o inconscientemente, el sufrimiento está asegurado.

El sufrimiento nos revela que estamos viviendo alejados de la vida, de nuestra verdadera identidad. No así el dolor, que puede llevarnos a ese estado de conciencia en el que, al aceptarlo y experimentarlo sin rechazo, sea precursor de mucha paz y liberación, y al fin quitarnos de encima el sufrimiento.

El sufrimiento nos dice que estamos situados en una consciencia de separatividad, identificados con el yo separado. Lo positivo es que es como una “alerta” para indagar y comprender que no somos ese yo individual sino la Vida expresándose temporalmente en una forma, floreciendo aun con aspecto humano como lo hace como árbol o animal o piedra.

Trascender la mente individual y llegar a esa comprensión nos hace posible reconocer que somos Vida y que absolutamente todo lo que sucede es manifestación de esa Vida…un proceso inteligente sobre el cual la manifestación temporal no tiene control.

Somos como administradores de lo que llega, gestionadores, filtros.

Esa comprensión rompe todos los esquemas, los conceptos mentales, las etiquetas y todas nuestras creencias acerca de tener el control de las situaciones que nos involucran y de poder explicar las causas de toda esta historia.

Ante esta revelación, soltar, desaferrarnos y no resistir nada aun manteniéndonos alerta y presentes, es un acto de amor que nos despega de las historias de sufrimiento, cual la hoja se desprende del árbol…pero sabiendo que, en realidad, nunca estamos separados de nada.

 

Gracias. Gracias. Gracias

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Solo rozamos la superficie de la Vida – Tahíta

 

“Dispones de lo que está en manos de la fortuna y abandonas lo que está en las tuyas. ¿Cuál es tu propósito? ¿Por qué te adelantas tanto? Todo porvenir es incierto: vive, pues, desde ahora”.

-Lucio Anneo Séneca (“De la brevedad de la vida”)-

 

 

Tal vez algunos de nosotros ya nos hemos dado cuenta de que vamos más y más rápido.

Todo es una carrera…como si la vida misma fuera una carrera para llegar ¿a dónde?

No hay a donde llegar, ni nada a experimentar sino lo que experimentamos…sin embargo, cada vez se pasa por la vida más rápidamente usando el presente solo como trampolín a algo que no existe. Nada sino lo que estamos viviendo existe, y lo despreciamos negando presencia a la belleza que nos rodea, sea como sea, a las personas, lo que es más lastimoso y a nosotros mismos.

Sí…a nosotros mismos porque colgados siempre al celular, el internet, o la mente charlatana…perdemos conexión con nosotros mismos además de “los otros”.

Lo observo cuando camino por las tranquilas calles del lugar en que vivo…antes la gente pasaba a tu lado, te miraba y te saludaba…ahora “hablan solos” siempre conectados a un aparato móvil de comunicación (¿o incomunicación? ...o ni te registran, metidos en su charla mental, a mucha distancia del presente. Otros casi vuelan en lugar de caminar o van arreglando cosas en sus bolsas o arreglándose el maquillaje, como si ya no pudiéramos disfrutar de “simplemente estar” sin dejar de mover manos, ojos o piernas.

Junto con la velocidad que viciosamente hemos adquirido, viaja la sensación de que no hay suficiente tiempo. Eso es solo una percepción. Pero es una percepción dañina de “no estar disponible” ya sea para otros como para nuestro Ser…y por añadidura, generalmente se acompaña de ansiedad.

Sentimos ansiedad porque el pensar que no tenemos tiempo nos lleva a racionalizaciones como…: “No estoy preparado aún para…” “No voy a poder resolver lo que me va a llegar,” “Voy a quedarme corto de tiempo,” “No voy a poder hacer algo como debiera.”

En realidad, nunca vamos a comprobar en presente el resultado, y es más no será muy bueno si por anticipado nos recargamos de duda y ansiedad.

Es totalmente necesario que nos detengamos…que tomemos pausas y nos zambullamos en PRESENCIA…frecuentemente.

Algunos lo llaman “pausa sagrada”.

No es Vida plena la que llevamos corriendo por la superficie de las experiencias sin VIVIRLAS.

Siempre teniendo la sensación de estar en camino a otro lugar, como si este momento no fuera lo suficientemente importante. Y es terrible, pues no hay otra cosa por vivir. Solo lo que está aquí y ahora. Estamos tratando de llegar a un momento en el futuro en el cual al fin descansaremos… ¿de qué y cómo?

Paremos ahora, descansemos ahora, vivamos ahora.

Detengamos esta carrera perpetua que solo nos lleva al final de nuestra vida terrena presente. Vivimos en la superficie, incapaces de acceder a la profundidad que da todo el sentido a esta experiencia.

SOLO ROZAMOS LA SUPERFICIE DE LA VIDA

Thomas Merton describe el apuro y las presiones de la vida moderna como una forma de violencia contemporánea. Dice:

“Rendirse a demasiadas exigencias, a demasiadas preocupaciones, es sucumbir a la violencia.”

Cuando nos apresuramos, violamos nuestros propios ritmos naturales, lo que no nos permite ESCUCHARNOS…escucharnos verdaderamente interiormente…y tampoco ESCUCHAR A LOS OTROS…escuchar su alma, su resonancia. Nos volvemos tensos. Nos empequeñecemos.

Ya no nos permitimos detenernos ante un paisaje, una flor, un niño, una taza de café humeante, realmente regalándonos el espacio y la satisfacción de deleitarnos con lo que sea que percibamos. Nos negamos apreciar la belleza, celebrar, servir a otros desde el corazón, no rozando la superficie de la vida, andando como zombis, deambulando en la inconsciencia entre la prisa, la desatención, el uso excesivo de una tecnología sobrecargada de estímulos…PERDIÉNDONOS.

Necesitamos darnos la oportunidad de hacer una pausa y redescubrir ese espacio de PRESENCIA que tan fácilmente olvidamos en la prisa y la inconsciencia…la falta de atención plena y el desprecio al momento presente.

Cuando dejemos de apresurarnos para llegar a un futuro inexistente y nos abramos a lo que está aquí, vamos a ESTAR VIVOS.

El descanso, el gozo o la tristeza, la risa y el llanto, lo suave y lo áspero, la coherencia y la pasión, el Amor, la VIDA…están solo aquí y ahora.

Detente y VIVE.

 

Gracias. Gracias. Gracias

Sé Amor Ahora - Tahíta

 

Cientos, tal vez miles de nuevos libros espirituales se publican cada año. Por mucho que disfruto de los nuevos títulos, de vez en cuando, siento la necesidad de volver a los favoritos del pasado como “ Sé Amor Ahora”

Sé Amor ahora, El Camino del Corazón de Ram Dass es una memoria, una guía del camino espiritual y una celebración del misterio, la magia y el poder de los grandes maestros espirituales. Estos tres hilos se entrelazan a lo largo de este amoroso y expansivo trabajo.

A pesar de estar significativamente discapacitado por el accidente cerebrovascular, su amigo y coautor Rameshwar Das dice de Ram Dass:

“Su mente, su conciencia, permanecieron completamente intactas y expandidas. Su corazón, su sentido de la compasión, se convirtió en una joya resplandeciente más inmediata de pura presencia”.

Este es un hermoso testimonio de la idea de que nuestra verdadera conciencia existe más allá de las limitaciones del cuerpo y el cerebro.

Cualquiera que tenga curiosidad por seguir un camino espiritual seguramente apreciará y aprenderá de la sabiduría contenida en las páginas de “Sé Amor Ahora”. A quienes las religiones orientales le son desconocidas tal vez les cueste comprender deen primera instancia lo que se expresa, pero…después de todo, el amor es universal.

Como dice Ram Dass en “Sé Amor Ahora”:

“No es casualidad que este libro haya llegado a tus manos o que estés leyendo estas palabras en este momento”.

Ram Das fue un eminente profesor de psicología de Harvard con un gran interés en los estados de conciencia.

Continuando con su búsqueda para comprender la conciencia humana, Alpert viajó a la India, donde se encontró auspiciosamente con el experto indio Neem Karoli Baba, al que se hace referencia cariñosamente en todo el libro como "Maharaj-ji".

“Cuando llegué a la India por primera vez, aborrecía la idea de los gurús. Me atraía el budismo, que atraía al psicólogo que había en mí. ¿Cómo terminé sentado frente a un gurú hindú? Cuando lo conocí, apenas sabía lo que estaba haciendo allí.

Pero cuando Maharaj-ji me sumergió en su amor incondicional, alteró el curso de mi vida. Mi visión de mí mismo cambió por completo. Ese encuentro me abrió el corazón. En ese momento me abrí al gurú, no solo al anciano que se sentaba en la manta frente a mí, sino a un lugar dentro de él que reflejaba mi verdadero Ser. Ese Ser es la fuente del amor incondicional.”

Paralizado, Ram Dass abandonó espontáneamente sus planes de viaje y pasó seis fríos meses en una pequeña habitación del ashram (templo). Pasó largas horas solo con solo una visita ocasional de su gurú. En la primavera, Majaraj-ji lo envió de regreso a Estados Unidos y le dijo que no regresara por dos años.

Ram Dass se convirtió en un maestro espiritual que tocó los corazones de miles. Durante décadas, hasta su accidente cerebrovascular, viajó con frecuencia, dando charlas públicas y dirigiendo retiros como el "portavoz" de su gurú. Después de su accidente cerebrovascular, vivió en Maui y continuó realizando retiros y transmisiones web en vivo hasta su muerte en 2019.

“Sé Amor Ahora” es un rico tapiz de principios espirituales y una guía útil. Nada de lo que escribo podría hacerle justicia. Sin embargo, en esencia, aborda dos temas principales: el camino del amor y el arte de trabajar con un gurú.

¿Cómo explicas el camino del corazón?

Ram Dass habla del amor desde todos los ángulos posibles desde el primer capítulo. Él nos pide:

“Imagina sentir más amor de alguien del que jamás hayas conocido. Estás siendo amado incluso más de lo que tu madre te amó cuando eras un bebé, más de lo que jamás te amó tu padre, tu hijo o tu amante más íntimo, cualquiera. Este amante no quiere nada de ti, no busca gratificación personal, solo quiere tu completa realización”.

Este es el camino del "Bhakti Yoga", como se le llama en la India, "encontrar la unión definitiva a través del amor, una tradición que se remonta a muchos siglos".

El amor del que habla no es nuestro amor habitual basado en el ego.

Ram Dass distingue claramente entre el corazón emocional y el corazón espiritual: son diferentes niveles de conciencia. Nos advierte que no los confundamos. Nuestra verdadera esencia, o "corazón-mente", como él la llama por un momento, va mucho más allá del ego. De hecho, conectarse con el corazón espiritual es el camino para disolver el poder del ego.

“Cualquiera que sea la metáfora que uses… ya sea sucumbiendo a la suavidad del romance supremo, siendo sumergido en un maremoto de amor, o siendo arrastrado al campo gravitatorio de una estrella, una vez que hayas experimentado el amor incondicional, no tienes adónde ir. Puedes correr, pero no puedes esconderte. La semilla está plantada y crecerá a su debido tiempo. Solo puedes convertirte en lo que realmente eres”.

El amor incondicional es el camino. El gurú, en esta tradición, ejemplifica y te muestra el poder del corazón.

“Majaraj-ji me instruyó a amar a todos, y eso ha repercutido en mí durante años. Poco a poco, he comenzado a darme cuenta de que amo a todos y a todas, no necesariamente a sus personalidades, sino a su ser esencial, porque ese es también mi ser esencial”.

“Si apagas el amor, entonces te sumerges en el mar del amor. No apagas el amor para recuperar el amor. No es una transacción. Simplemente te conviertes en un faro de amor para quienes te rodean. Eso es lo que es Maharaj-ji. Entonces, desde el momento en que te despiertas hasta el momento en que te vas a dormir, y tal vez también en los sueños, estás en un ambiente amoroso”.

Al final del primer capítulo, Ram Dass comparte una práctica centrada en el corazón usando la frase:

“Soy Conciencia Amorosa”

Usar este “mantra” nos ayuda a identificarnos tanto con nuestra conciencia esencial como con nuestro corazón espiritual, lo que significa amor, en lugar de la interminable cadena de pensamientos y emociones transitorios que tiende a dominar nuestras vidas.

“Tengo una práctica en la que me digo a mí mismo, soy conciencia amorosa. Para empezar, enfoco mi atención en el centro de mi pecho, en el corazón-mente. Puedo tomar algunas respiraciones profundas en mi diafragma para ayudarme a identificarme con él. Respiro amor y exhalo amor. Observo todos los pensamientos que crean la materia de mi mente, y amo todo, amo todo de lo que puedo ser consciente. Solo amo, solo amo, solo amo”.

"Es simple. Comienzo con el hecho de que soy consciente, y luego amo todo. Pero todo eso está en la mente, eso es un pensamiento, y la conciencia amorosa no es un pensamiento. O si es un pensamiento, está apuntando a un lugar que no es un pensamiento. Está apuntando a un estado de ser de la misma manera que el concepto de vacío apunta al vacío, que en realidad es plenitud”.

Repitamos esta frase cuando estemos sentados en silencio o cuando estemos haciendo nuestra actividad diaria. Sin duda nos ayudará a tomar conciencia de los patrones habituales de pensamientos y emociones, dejar de identificarnos con ellos y, en cambio, ser amor ahora.

“Los pensamientos son terriblemente seductores, pero no tienes que identificarte con ellos. No te identificas con los pensamientos sino con la conciencia de los pensamientos. Llevar la conciencia amorosa a todo aquello en lo que diriges tu conciencia es ser amor”.

Uno de los aspectos más maravillosos del libro es la luz que Ram Dass arroja sobre lo que significa seguir a un gurú.

Comparte generosamente sus propias experiencias personales, innumerables historias sinceras y su amor ardiente por su maestro. Al hacerlo, nos da una vista panorámica del “gurú”: quién es él o ella, quién no es y cómo opera.

En su tradición, "Gurú significa literalmente 'eliminador de la oscuridad', alguien que puede iluminarte". Este no es alguien que acaba de escribir un libro popular sobre espiritualidad.

Ram Dass explica,

“Un verdadero gurú es diferente de un maestro. Si piensas en el camino espiritual como el camino de regreso a tu verdadero Ser, un maestro es alguien que está a tu lado señalando y dando instrucciones, mientras que el gurú está en el camino que tienes por delante, llamándote desde tu destino. Él o ella es alguien que ya ha hecho el viaje y conoce la disposición del terreno”.

El gurú es alguien que puede mostrarte la posibilidad de la iluminación y llevarte directamente allí. Eso es muy diferente de alguien que puede darte un consejo espiritual amistoso. Encontrar un gurú verdadero no le ocurre a todos.

“Encontrar un gurú es realmente un oxímoron. No importa si conoces a tu gurú. Tu gurú te conoce. No hay forma de que puedas determinar a través de tu intelecto quién es tu gurú. No eliges al gurú; el gurú te elige a ti. La relación entre el gurú y el devoto no es igual a otras relaciones humanas”.

¿Te gustaría conocer a tu gurú espiritual?

Si es así, aspira a ello profundamente y cuando sea el momento adecuado, lo harás. Ram Dass dice que todos tienen un gurú, pero solo algunos tienen un gurú en forma física.

“Algunas personas se ponen en contacto con Maharaj-ji leyendo Milagro de amor, cantando con Krishna Das o asistiendo a mis charlas, desarrollan una conexión de corazón con Maharaji-ji que muchos de nosotros que estuvimos con él en el cuerpo no tenemos. …Aquellos que conocen a Maharaj-ji en libros, charlas o meditación lo tienen tan plenamente en sus vidas como aquellos que lo vieron en persona”.

Los grandes maestros trabajan de maneras misteriosas. Ram Dass te invita a trabajar intensamente con las fotos de cualquier maestro con el que quieras interiormente conectar dentro del campo de Conciencia Infinita… a “abrirte a recibir una transmisión de un ser que se ha dado cuenta del verdadero Ser”.

Ram Dass comparte recuerdos, historias y enseñanzas que iluminan vívidamente cómo expandir tu amor para incluir a todos. 

El amor es un elemento esencial para despertar cualquiera sea el camino que sigas.

 Pero puedes elegir hacer del amor tu camino principal.

Una forma de comenzar es repetir:

“Soy una conciencia amorosa”, y dejar que los pensamientos y las emociones fluyan.

 

Gracias. Gracias. Gracias