Zapatero…a tus Zapatos

10 de enero de 2021

En mis caminatas cotidianas con Lola y Lila pasamos por un predio enorme cubierto de cactus, flores, cascada artificial…y una enorme estatua de Buda en el parque. El sitio se llama “Rancho Gita” aludiendo al clásico espiritual...Bhagavad gita.

El mismo predio se extiende, por lo visto, a ambos costados del camino público que tomo, ya que, por ambas laderas entre la hermosa vegetación autóctona, piedras y cielo inconmensurable, los que se dicen dueños del lugar han plantado las últimas semanas varios carteles de PROHBIDO ESTACIONAR…no en su parque cercado sino en medio de la naturaleza, en sitios en los que a veces necesariamente los que circulan en automóvil podían dar la vuelta para volver, ya que el camino es algo estrecho.

Eso disgusto a Lili, mi personaje, ya que mi mente que se cree separada comenzó a decirse “no comprenden la esencia del Buda si se creen propietarios de algo y prohíben a sus semejantes siquiera estacionar o dar vuelta” “mucho buda y Gita en los carteles, pero la esencia la pierden con tanta creencia en que algo les pertenece en exclusiva”, bla bla bla.

Por lo visto, mi mente pequeña tampoco comprende lo esencial de no juzgar.

En una de las caminatas, como suele hacerlo, me acompañaba mi hijo. Cuando mi mente empezó a soltar las mismas cosas, me hizo reflexionar y considerar lo mismo que siempre le aconsejo a él “Ponerse en lugar del otro” …o sea caminar en sus zapatos, situarse en el personaje de quien pone los carteles.

Cuando llega la temporada, los turistas que suben se estacionan con la música de los parlantes que tanto están de moda en sus automóviles e inundan los montes, y la casa de estas personas seguramente, de ondas sonoras estridentes que harían saltar al más meditativo, o no, no sé. Además, sea temporada turística o no, muchos jóvenes, escapan del control de sus padres y llenan autos de alcohol, droga y demasiada energía desbordante…y así se aparcan en lugares como esos a escuchar música a todo volumen, pero también a ponerse en estados de conciencia alterada y no es agradable escuchar ni ver dichos sucesos. Todo eso me lo hizo recordar mi hijo…que para algo el Espíritu, Conciencia Infinita, Dios, nos espeja en otras formas en ésta dualidad: para tener otras perspectivas más consideradas y amorosas.

Hoy cuando volví a pasar sola, con Lila y Lola, recableé mi cerebro y mi mente a otras áreas más útiles, no solo poniéndome en los zapatos de los demás sino preguntándome. ¿para qué me molesta que alguien crea y señale algo como privado, como de su propiedad dejando fuera a los demás y su Bien?

Entonces recordé que unas semanas atrás “privaticé” la sección “Biblioteca” de InterSer, porque un miembro había tomado los libros de la misma y los había subido a un sitio suyo y además había creado un grupo en Facebook donde linqueaba los libros de “nuestra” biblioteca, No dirigiendo a las personas a InterSer, sino a donde él los subía.

También unas semanas antes mi mente pequeña “se disgustó” porque otro miembro estaba copiando todo el material de InterSer y lo había convertido en una revista. “Ese trabajo es tuyo”, decía mi mente egoica, “no lo permitas”, “no tiene derecho”. Cuando la Voz verdadera que tenemos que saber diferenciar decía, aunque seguramente más profundo “todo es de todos, porque somos Uno y aunque no crean los demás esto, no hay barreras para el conocimiento”, “la difusión beneficia, sin que se trate de algo tuyo o de otro”, “eso no es esencial”, “ama, comparte, suelta”.

Recuerdo, asimismo, que hace muchos años quité el perfil de un miembro de “Comunidad Conciencia” porque tomaba “mis” escritos los ponía en varios grupos con su firma, o sea como si hubieran sido fruto de su inspiración.

Las tontas luchas del ego, las derriba el Amor.

Por supuesto después de unos días de “privatizar” La biblioteca la dejé libre para todos, porque me di cuenta de esas trampas del ego para hacernos creer que algo es privado, que somos dueños de algo, que poseemos cosas que son intocables para los demás…y además comenzaron a inscribirse como miembros cientos de personas para acceder a los libros…dándome cuenta del servicio que la biblioteca cumple estando abierta A TODOS.

No me siento culpable de nada de lo que mi personaje humano hace, piensa o diga, aunque si amerita me disculpo, y me alegra, aunque sea la misma mente chiquita la que lo expresa, darme cuenta de lo atento, vigilante y despierto que tiene cada uno de nosotros que estar para que el conocimiento que tenemos se refleje en nuestra vida cotidiana. Si no, no sirve de nada, más que ocupar ese espacio que la Conciencia Infinita llenaría con guía segura, confiable y amorosa, acerca de cómo vivir cada instante.

Gracias a cierto poder inconmensurable…esa Conciencia obra, aun con nuestra mente de mono en funcionamiento, y traspasa la charlatanería del ego que grita y reclama “eso es mío, mío, mío”

 

Gracias. Gracias. Gracias