Entonces (recordando la definición de la palabra "sufrir") hasta que nos entregamos y soportamos el sufrimiento de la vida, sin oponemos a él, sino que lo absorbemos y dejamos que siga siendo, no podemos ver claramente lo que ocurre en nuestra vida. Esto de ninguna manera implica pasividad o no acción, sino acción desde un estado de aceptación completa. Incluso la "aceptación" no es del todo precisa, simplemente es permitir que el sufrimiento sea y permanecer con él…como podamos. Sin protegernos a nosotros mismos con ningún escapismo, distracción o técnica.
La apertura completa, la vulnerabilidad completa es la única forma satisfactoria de vivir nuestra vida. No creando una burbuja de protección ni nada parecido, lo que suele ser un método metafísico, indeseable. Tales escudos, burbujas o lo que sea, son signo de temor, no de vulnerabilidad, y en lugar de ayudarnos a madurar y evolucionar solo sirven de “escondrijo” a nuestra sombra.
Nuestra práctica a lo largo de toda nuestra vida es simplemente esto: en un momento dado tenemos un punto de vista rígido o una postura acerca de la vida: Incluye algunas cosas, excluye otras. Podemos mantenerlo durante mucho tiempo, pero si estamos abriéndonos a lo que es, sacudiremos ese punto de vista y lo cambiaremos, porque solo el cambio es evolutivo. No podemos mantenerlo.
A medida que comenzamos a cuestionar nuestro punto de vista, podemos sentirnos en lucha, en conflicto, molestos, tratando de llegar a un acuerdo con esta nueva visión de nuestra vida, con lo que se hace espacio con nuestro permiso y nos lleva a establecer nuevas formas de reequilibrarnos. Eso es parte de la práctica.
Finalmente, estamos dispuestos a experimentarlo todo, incluso sufrimiento, en lugar de luchar contra él. Cuando lo hacemos, nuestro punto de vista, nuestra visión de la vida, cambia bruscamente, y de nuevo nos reequilibramos.
Cada vez que hacemos esto, cada vez que entramos en el sufrimiento y lo dejamos ser, nuestra visión de la vida se expande maravillosamente
Es como escalar una montaña. En cada punto que ascendemos vemos más y eso se hace más amplio con cada ciclo de escalada.
Y cuanto más vemos, más amplia es nuestra visión, más sabemos qué hacer, qué medidas tomar.
Por eso se dice frecuentemente que el sufrimiento es el mejor maestro…y esto, mal entendido, es objeto de crítica entre los fanáticos de pretendidas nuevas formas de espiritualidad.
Por eso aclaramos que el modo no es ir buscando sufrimiento para que este nos aporte un esclarecimiento y expansión, sino que la Vida, es lo suficientemente sabia como para colocárnoslo enfrente como herramienta de expansión.
Por supuesto, queda en nosotros dejarlo de lado, ponernos a cantar mantras, distraernos, eludirlo de mil maneras…o sabiamente ponernos frente a él, entrar en él, a consciencia, y permitir que la alquimia se realice.
No es estoicismo ni ponernos como carne de cañón…es simplemente abrirnos a la vida y aceptar nuestra vulnerabilidad como uno de los regalo evolutivos.
Hablaremos de la vulnerabilidad, seguidamente.
Mientras, seamos lo suficientemente maduros como para darnos cuenta de que nada llega sin un propósito, y que escondiendo el bulto a lo que llega…perdemos la máximas posibilidades y potencialidades de la experiencia como humanos.
¡Y las bendiciones fluyen!
Tahíta
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